Presentación

"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora." Proverbio hindú

"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca." Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

"Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer." Alfonso V el Magnánimo (1394-1458) Rey de Aragón.

En este blog encontraréis reseñas, relatos, además de otras secciones de opinión, crítica, entrevistas, cine, artículos... Espero que os guste al igual de todo lo que vaya subiendo.

lunes, 29 de agosto de 2016

RESEÑA: Nada crece a la luz de la Luna.

NADA CRECE A LA LUZ DE LA LUNA


Título: Nada crece a la luz de la Luna.

Autor: Torborg Nedreaas (1906-1987) feminista y comunista, fue llamada a menudo "la Simone de Beauvoir noruega", aunque es una novelista de mayor altura literaria, sin duda. Ante todo es una narradora aclamada por la crítica y por la profundidad y la finura de sus análisis psicológicos y por la gran calidad de su escritura, muy poética y de potentes imágenes, muy cercana a las emociones y a los pensamientos de los individuos. Fue profesora de música, debutó en 1945 con un libro de relatos breves, pero saltó a la fama dos años después con Nada crece a la luz de la Luna. En 1950 obtuvo el Premio de la Crítica de su país y en 1964 el Premio Dobloug. 


Editorial: Errata Naturae.

Idioma: noruego.

Traductor: Mariano González Campo.

Sinopsis: esta fascinante novela comienza de un modo tan sugerente como misterioso: en la estación de tren de una gran ciudad, un paseante, casi un voyeur, descubre a una mujer todavía joven que deambula solitaria ya de noche. La mujer sigue al hombre hasta la casa de éste, y allí le ofrece su cuerpo o su historia, como en los cuentos del lejano Oriente. El hombre elige conocer la vida de la mujer. Así, a lo largo de una noche sabremos quién fue ella, quién fue aquel profesor y amante al que veneró de jovencita, cuáles fueron sus deseos y sus esperanzas, sus ansias y sus frustraciones, cuál fue su amor tormentoso y clandestino. Café, alcohol, cigarrillos, los ruidos de la noche, unos pasos en el piso de arriba, un portazo que se oye en la casa de algún vecino, un tranvía que frena al final de la calle...son elementos que se acompasan con la voz desconocida.

Su lectura me ha parecido: penetrante, interesante, hipnótica, elegante, sutil, poética, desgarradora, muy feminista, tremenda, abrumadora, tremendamente necesaria... Actualmente, y como todos bien sabréis, vivimos en un mundo en el que el consumo es lo primero. Hace unos días tuve esta misma conversación con unos amigos, en los que se planteaba como la literatura ha perdido precisamente eso, literatura, para dar paso a un estilo facilón, de lectura rápida y que responda a las necesidades del público, o lo que es lo mismo, los clientes en potencia. Estamos tan imbuidos en una sociedad tan capitalista, tan sometida a los dictados del poder y que avanza cada vez más rápido que muchas veces no nos damos cuenta de que existe, en el terreno cultural, otro tipo de literatura totalmente recomendable y de imprescindible lectura. Algunas editoriales, como la que ha decidido traducir y editar el libro que hoy tengo el inmenso placer de reseñar, se han puesto las pilas, por llamarlo de alguna forma, en sacar a la luz verdaderas joyas de la literatura totalmente desconocidas para el público actual. El diseño de sus portadas es tal vez lo que más llame la atención de estas ediciones, sin embargo, el verdadero tesoro es lo que aguardan en su interior, resultando ser en la mayoría de veces sorprendente a la par que revelador. Algo así, aunque por otros cauces, me sucedió con el libro que toca reseñar, tal fue el impacto que este libro causó en mi como lectora y persona que al finalizar su lectura no pude evitar preguntarme ¿Cómo es posible que no haya leído este libro antes? ¿Dónde estabas Torborg Nedreaas? La respuesta a dichas cuestiones la conocía bien, Torborg Nedreaas estaba sepultada, ahogándose bajo el peso de los best sellers y el desconocimiento del gran público que no busca, aunque sea de vez en cuando, ejercitar el pensamiento con lecturas como Nada crece a la luz de la Luna: intensidad, denuncia y  elegancia en estado puro.


La historia de como Nada crece a la luz de la Luna llegó a mis manos es del todo sencilla. Como muchos sabréis, hace unos meses comencé a colaborar con la editorial Errata Naturae, lo cual me hizo especial ilusión, pues la editorial rescata obras poco conocidas, haciendo de este modo las delicias de los lectores. El caso es que como inicio a la colaboración, les pedí dos libros, uno fue Tú no eres como otras Madres de Angelika Schrobsdroff, del que di cuenta de él en su correspondiente reseña, y el otro fue Nada crece a la luz de la Luna de Torborg Nedreaas. La verdad es que en un primer momento sólo iba a pedir el primero de ellos, pues había causado tanto revuelo editorial y su historia era tan interesante que sería de tontos desaprovechar la oportunidad. No obstante, mis ojos se toparon en el catálogo con Nada crece a la luz de la Luna casi por casualidad, y sinceramente, no pude resistir la tentación de informarme sobre dicha lectura. Reconozco que la portada, tan misteriosa y gélida al mismo tiempo llamó poderosamente mi atención, pero al sumergirme en su breve sinopsis quedé de inmediato atrapada por un tipo de historia nueva y en la que no había tenido el privilegio de adentrarme. Por aquel entonces, algunas de mis investigaciones históricas dentro del máster giraban entorno al género y su representación, por lo que era lógico que acabase sucumbiendo y pidiéndole a la editorial un ejemplar. Tardé, por motivos de agenda universitaria, en adentrarme en su lectura, pero cuando por fin lo hice, una sensación de satisfacción y de comprensión.


En lo que respecta al apartado crítico dentro de la reseña, en primer lugar diremos que Nada crece a la luz de la Luna presenta una lectura ágil, amena pero llena de profunda belleza. La novela está impregnada de un marcado estilo que podría calificarse como sutil, directo, sin llegar a la brusquedad e impregnado de una elegancia que se encuentra en muy pocas novelas, llegando incluso a elevarse a un estilo altamente poético. Nedreaas nos cuenta una historia terrible, realmente terrible, pero en la que la belleza y la sensibilidad narrativas juegan un papel muy importante, prácticamente crucial. Seguidamente, encontramos una interesante y muy detallada construcción psicológica de los personajes, fríos, atormentados, incapaces de avanzar, anclados en un momento exacto. No obstante, uno de ellos, la joven protagonista, uno de los más complejos e interesantes, logra descargarse y vaciar su interior de esa historia que ha ido acumulando toda su vida como una pesada losa, aunque fuese delante de un completo desconocido. En ese sentido se produce un elemento de inflexión narrativa ya desde el mismo comienzo de la novela que da para más de una reflexión, pues mientras sus recuerdos y las personas que formaban parte de ellos se quedaban ancladas en el mismo lugar, es decir, en el pasado, ella ha logrado avanzar rememorando y no echando al olvido. Un ejercicio realmente terapéutico pero inevitablemente cargado de simbolismo y literatura. Por otro lado, es abrumador no reconocer una serie de influencias narrativas dentro de Nada crece a la luz de la Luna. Esto no quiere decir que la autora haya copiado a otros autores, sino que ha adaptado los mismos temas al tiempo que le tocó vivir. Es imposible no concebir a la protagonista como una Sehrezade contemporánea que narra su historia ante el completo desconocido, y por otro lado, en lo que respecta al contenido de ésta, una servidora vio de nuevo, pero en un contexto y un lugar completamente diferentes, a una Tess d´Uberfield condicionada por los prejuicios sociales del mundo rural, señalada y sujeta al escrutinio popular. Para finalizar, apuntaremos que Nada crece a la luz de la Luna, como ya he nombrado en la introducción, es una lectura profundamente feminista, aspecto en el que ahondaremos en el siguiente párrafo.


En lo que respecta a la reflexión personal, he de confesaros que aunque su lectura de lugar a mil y un debates enriquecedores, existe uno que está por encima de todos, el cual, es de necesario tratamiento en este espacio de literatura, crítica y opinión. Como he repetido en muchas ocasiones a lo largo de esta reseña, Nada crece bajo la luz de la Luna resulta una lectura imprescindible dentro de la llamada literatura feminista, y es que a lo largo de la novela aparecen muchos elementos que lo revelan. El libro es una clara denuncia a la terrible represión en el entorno rural, pues es en estos lugares donde las tradiciones más ancestrales perduran y donde las mujeres ven como consecuencia sus libertades recortadas. En él, también se habla de la institución eclesiástica en particular como baluarte de toda esa tradición impuesta ininterrumpidamente desde el principio de los tiempos y como garantes de su debido cumplimiento, y como todo el mundo sabemos, la iglesia peca de hipocresía, algo que se refleja muy visiblemente en la novela. También, Nada crece a la luz de la Luna se tratan temas como el aborto, representado como un derecho con consecuencias irreversibles para la mujer, y un exhaustivo análisis de la soledad y el sentimiento de desamparo al que las mujeres se ven sometidas cuando la sociedad las discrimina o peor aún, las ahoga. Pero tampoco debemos olvidarnos que en las grandes ciudades las mujeres no se libran, ni en esa época ni en la actual si apuramos, de ciertos tipos de machismo y de discriminación tan implantados y asumidos por la sociedad que muchas veces pasan desapercibidos y desgraciadamente naturalizados. Por ello, en un mundo en el que terriblemente el sistema se ha apoderado del feminismo para convertirlo en moda, despojándole de contenido, libros como Nada crece a la luz de la Luna son necesarios, sobretodo para entender el feminismo en todas sus manifestaciones y desde un estilo que, aunque embellecida, no oculta su sincero y explícito compromiso. El simple hecho que sea una mujer la narradora y el hombre el receptor, el que escucha, ya supone un desafío no sólo a los estándares de literatura universal, sino al orden y a los roles tradicionales, pues, todo el mundo desea ser escuchado, también las mujeres. Nada crece a la luz de la Luna: una historia de pasado, desahogo, confidencias, intimidad, tristeza, reivindicación, desesperanza, valentía...Un libro de recomendadísima lectura, y de necesario reconocimiento.

Párrafos o frases favoritas: 

"¿Sabes que me dijo un hombre una vez?(...)Me dijo: "Nada crece a la luz de la luna". Bueno, me desespero terriblemente porque no consigo expresar lo que quiero que entiendas ahora...Tenemos miedo a que nos de directamente la ardiente luz del sol. Anhelamos el sol, pero nos sentimos más seguros bajo la luz de la luna. Lo entiendes, ¿verdad? En fin, tal vez lo entiendas cuando esta noche haya acabado."

Película/Canción: de momento no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica, aunque sinceramente, sería un gran acierto que las hubiera. De todas formas os adjunto una pieza clásica que le va como anillo al dedo, por su delicadeza y sensibilidad, a la lectura de este libro:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Errata Naturae

jueves, 25 de agosto de 2016

RESEÑA: El Principito

EL PRINCIPITO


Título: El Principito.

Autor: Antonie de Saint-Exupéry (1900-1944) nace en Lyon en el seno de una antigua familia aristocrática. Tras recibir educación en diversos colegios religiosos, intenta entrar en la Escuela Naval, pero no aprueba los exámenes de ingreso. En 1920 cumple el servicio militar en la Fuerza Aérea, y a partir de entonces la aviación se convierte en la gran pasión de su vida. Su primer cuento ve la luz en 1926, año en que comienza su carrera de piloto en la compañía Latécoère. Poco después aparece su primera novela Correo del Sur (1928) y en 1931 publicará Vuelo Nocturno, merecedora del premio Fémina. A partir de 1935 trabaja como corresponsal de los periódicos Intransigeant y Paris Soir en Rusia y España, y con su avión Simoun participa en diversos raids. Todos estos recuerdos, acumulados en diez años de vida aventurera los vuelca en su novela Tierra de Hombres (1939). A pocos meses, desatada la Segunda Guerra Mundial, combate como piloto de reconocimiento y, tras la caída de Francia se instala en Nueva York. Es allí donde escribe Piloto de Guerra (1942) y  El Principito (1943) y tras reincorporarse al servicio activo en el Norte de África elabora un libro de reflexiones filosóficas titulado Ciudadela, publicado póstumamente. El 31 de Julio de 1944, Saint-Exupéry despega de un campo de aviación de Córcega para cumplir una misión de la que no regresaría jamás. 

Editorial: Salamandra. 

Idioma: francés. 

Traductor: Bonifacio del Carril.

Sinopsis: El Principito habita en un pequeñísimo asteroide, que comparte con una flor caprichosa y tres volcanes. Pero tiene problemas, pues empieza a experimentar la soledad. Por ello, decide abandonar el planeta en busca de un amigo, y en esa búsqueda de la amistad, recorre varios planetas, habitados por una serie de personajes variopintos que le proporcionarán su particular visión sobre el tema. 

Su lectura me ha parecido: interesante, maravillosa, tierna, perfecta, sorprendente, reflexiva, muy bien ejecutada, original, reveladora, imprescindible...Queridos lectores y lectoras, a lo largo de estos años hemos reseñado grandes clasicos de la literatura, algunos de los cuales han logrado traspasar las barreras del espacio-tiempo para introducirse dentro de la cultura popular de nuestro tiempo. Sin embargo, muy pocas veces en Jimena de la Almena nos hemos topado con libros de altura, esos que se nos aparecen envueltos en un aura casi mística, esos que han conseguido llegar a la categoría de "libros de culto", esos cuya lectura impone, tanto que a veces llega hasta intimidar. Muchos de vosotros de seguro que conocéis más de uno, y seguro que todavía no os habéis hecho el animo de atreveros con sus respectivas lecturas, tan abrumadoras al principio pero tan enriquecedoras al cabo de unas cuantas páginas. Por ello, y aunque una servidora intenta enmendar la situación expuesta, pues todavía no me siento capacitada para leer ciertos libros, os animo a que seáis valientes, que leáis esos textos tan imprescindibles y que ahondéis en ellos, a lo mejor un tesoro aguarda su descubrimiento. La novela, aunque más bien se trata de un excelente cuento, que hoy tengo el placer de reseñar, apareció en mi vida no hace mucho tiempo, en un momento bastante intenso a nivel académico y personal y que a pesar de su corta extensión, formaba parte de esos libros que todo el mundo debería leer antes de morir. Hoy, echando la vista atrás, considero que fue un gran acierto darle una oportunidad, y por ello, en Jimena de la Almena queremos iniciar esta nueva temporada de reseñas literarias con mucha ilusión y  pisando fuerte con El Principito: el cuento más famoso y atemporal de todos los tiempos 

La historia de como El Principito llegó a mis manos, y de paso a mi vida, aconteció hace más bien poco, durante el pasado mes de Junio, un mes lleno de acontecimientos y de nuevos sentimientos. Coincidiendo con el final de curso, y a la vista de la fugacidad del tiempo, una servidora en aquellos instantes no podía evitar pensar en el futuro, en un futuro muy incierto que se aparecía como un abismo del que no sabes si algún día saldrás de él. Fueron días de mucho trabajo, de preparación para una nueva experiencia, de entrega de trabajos, de dilemas internos, de ser consciente de que a pesar de los esfuerzos queda mucho por hacer. En fin, el final de curso de este año fue de todo menos relajado, y esto se prolongó durante el mes siguiente, del cual ya os hablaré llegado el momento oportuno. En definitiva, queridos lectores y lectoras, en medio de aquella vorágine de perspectivas y futuros profesionales en el aire, El Principito apareció ante mi como una auténtica revelación. Me avergüenza mucho confesaros esto, pero, he de decir que no había demostrado mucho interés en este libro. Si, parece mentira ¿verdad? Como todos los que nos encanta leer, pasé por una etapa muy selectiva, sobretodo durante mi adolescencia, en la que en muy pocas ocasiones me atreví a asomarme a la lectura de un clasico de la literatura. Por aquel entonces, ya sabía de la existencia de aquel cuento, es más, en más de una ocasión me lo recomendaron, tanto desde el colegio como desde mi propio núcleo familiar. Sin embargo, tonta de mi, obvié dichas sugerencias, concentrándome en otro tipo de lecturas que sin duda, en aquellos años, me iniciaron de alguna manera. Retornando a esos días de junio en los que creía que el mundo se me venía en cima, y tras haber atesorado un importante bagaje literario, la perspectiva de leerme un libro tan conocido y tan importante no me abrumó, ni siquiera me intimidó, sino que me pareció todo un privilegio. Además, no llegaba a las 100 páginas, por lo que en unos momentos en los que creía que la cabeza me iba a estallar, sentía que era el libro perfecto para mi ¡Y vaya si lo fue!

En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que El Principito es un relato que presenta una lectura muy ágil, penetrante y simple. Como bien sabemos, un cuento se puede escribir de muchas maneras, y no siempre suelen contar historias de un marcado carácter infantil, como muchos piensan. En el caso de El Principito, en su forma, es decir, por su sencillez, parece un relato destinado al público infantil. Pero sería muy ingenuo quedarnos solamente en ese nivel, pues El Principito lo supera con creces, llegando a un punto en el que el lector hace un gran descubrimiento, y es que la simpleza en la redacción no quiere decir que ésta carezca de profundidad, al contrario, el autor, escogiendo con sumo cuidado las palabras, logra que el lector quede atrapado en una reflexión constante que sólo cesa cuando se finaliza su lectura. Por otro lado, El Principito se nutre de una atmósfera única e irrepetible, un auténtico derroche de imaginación por parte de una mente tan abierta como la de Saint-Exupéry, haciendo viajar al lector por una serie de planetas y mundos que, en cierto modo, podrían reunirse bajo uno sólo. Seguidamente, destacar la genialidad de un autor único en su tiempo y de una novela que queda perfectamente adecuada en un contexto de gran agitación. Hay que tener en cuenta que en el año 1943, año en el que El Principito sale a la luz, el mundo se haya en guerra y que su autor, desde un retiro estadounidense tras la caída de su país en manos de los nazis, escribe sobre los valores universales más antiguos que el hombre ha conocido. Una pequeña luz en medio de un planeta sumido en el caos y en los desastres de la Segunda Guerra Mundial, una pequeña esperanza entre barbarie y destrucción. Por último, añadir, a raíz de lo comentado en relación al tiempo histórico, que El Principito esta impregnado de filosofía de carácter pedagógico, de este modo nos encontramos no sólo ante un libro que puede inducir a bellas discusiones, también ante una lectura profundamente didáctica y de iniciación a las decepciones del mundo que nos rodea.


En lo que respecta a la opinión personal, y aunque he de confesaros que me ha costado escribir este último párrafo, por razones puramente personales, he llegado a la conclusión de que en él no puedo reflexionar de otro tema que no sea el de las diferentes dimensiones de la amistad. Todos los que os hayáis leído este precioso e instructivo cuento lo sabréis perfectamente, aunque se presentan muchos temas en los que es interesarse detenerse, es inevitable que una servidora no haya caído rendida ante la tremenda importancia del tema en cuestión dentro de lo que es el libro. La amistad, esa palabra llena de significados y de simbolismo, es el elemento más preciado y que el hombre lucha por alcanzar desde el principio de los tiempos. No obstante, como bien demuestra El Principito, la búsqueda no es nada fácil. En su empeño por alcanzarlo, el ser humano puede llegar a recorrer el mundo, a escalar las más altas montañas, a surcar los grandes mares de la desesperanza, a pasar horas soportando el frío intenso del invierno. Todo ello con tal de convertirse en merecedor de una pizca de ese elixir tan imprescindible para la vida y para la satisfacción personal. Sin embargo, durante ese viaje, corremos el riesgo de caer en los prejuicios y en el abandono en nuestro afán por tratar de entregar nuestra amistad a quien en realidad no la merece. Si algo valioso nos enseña Saint-Exupéry en El Principito es que muchas veces, por no decir siempre, encontramos a los verdaderos amigos más cerca de lo que imaginamos y que son los que de verdad demuestran serlo. También, otra de las sabias reflexiones del relato nos incita a no desanimarnos, a seguir adelante, a perseguir nuestros sueños y a no rendirnos en el intento. El sueño del Principito es encontrar un amigo, pero también puede ser llegar a publicar un libro, acabar desempeñando el trabajo de tus sueños o triunfar y hacerse valer, aunque el precio sea hacerlo en tierras extranjeras. Soñar es gratis, pero lo que de verdad merece la pena es luchar por él con la mayor de las ilusiones. El Principito: una historia de amor, ternura, filosofía, decepción, cariño, comprensión, consejos, tenacidad...El clasico que todos deberíamos leer al menos una vez en la vida.

Frases o párrafos favoritos: 

"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo más importante".

Película/Canción: como es de esperar, El Principito ha servido de inspiración para la creación de operas, discos, series de televisión, obras de teatro y películas. No hay ningún medio audiovisual que no haya sucumbido ante las posibilidades y la brillantez de esta historia inmortal. En este año se estrena la enésima adaptación cinematográfica, dirigida por Mark Osborne y con las voces de James Franco, Rachel McAdams y Jeff Bridges dando vida a los principales personajes. Será la primera vez que se proyecte una versión de El Principito en formato animación en 3D.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

lunes, 22 de agosto de 2016

NUEVA TEMPORADA 2016-2017

NUEVA TEMPORADA DE RESEÑAS EN JIMENA DE LA ALMENA



¡Buenas tardes queridos lectores/as! Un año más y como no podía ser de otra forma, Jimena de la Almena, un espacio donde la critica, la reflexión, el debate, la sinceridad, la profesionalidad y la literatura convergen armoniosamente. Antes de nada, me gustaría agradecer a esos 1.329 seguidores que se han mantenido fieles a lo largo de ese mes, a todos ellos gracias, sin vosotros este lugar no sería lo que es ahora. Espero que próximamente seamos muchos más. En esta nueva temporada retomaremos con fuerza las entrevistas a blogueros, habrá más preguntas a debate y entrevistas a autores noveles (y esperemos que a alguno no tan novel). Seguiremos prestando especial atención a los clásicos de la literatura universal, esos que sustentan parte de nuestra cultura y que cuya importancia ha sobrepasado los limites del tiempo. Además, gracias a la colaboración de este blog con algunas editoriales de prestigio, lograremos fomentar más aún ese objetivo, acercar la literatura de calidad al público más exigente y hambriento de buenas historias. Para finalizar esta entrada y como ya va siendo tradición, os escribiré tres pistas del primer libro que reseñaremos en esta nueva temporada 2016-2017. Si el año pasado se trataba de Un mundo Feliz de Aldous Huxley, en esta ocasión, empezamos aún más fuerte. Aquí las tres pistas:

1. Clásico del siglo XX.
2. Su autor fue todo un aventurero.
3. "Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante". 

...Espero vuestras respuestas...

¡Un saludo y a seguir leyendo!