Presentación

"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora." Proverbio hindú

"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca." Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

"Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer." Alfonso V el Magnánimo (1394-1458) Rey de Aragón.

En este blog encontraréis reseñas, relatos, además de otras secciones de opinión, crítica, entrevistas, cine, artículos... Espero que os guste al igual de todo lo que vaya subiendo.

martes, 18 de julio de 2017

RESEÑA: El pueblo en la guerra, La revolución.

EL PUEBLO EN GUERRA
LA REVOLUCIÓN

Título: El pueblo en la guerra. La revolución.

Autor: Sofia Fedórchenko (1880-1957) nació en San Petersburgo. Su madre era una actriz gitana de origen francés que viajó mucho, pasando largas temporadas en París, donde Sofia vivió desde los siete años hasta los doce. Sofia se educó en la familia de su padrastro, que era ingeniero, al que acompañó en sus muchos viajes por toda Rusia, en los que se interesó por la cultura popular, el folklore y la etnografía. Después de graduarse en el colegio, estudió Derecho varios años en la universidad. En 1914 se alistó como enfermera y sirvió en el frente hasta finales de 1916. Como resultado de sus experiencias y su el contacto directo con soldados y heridos nació su primer libro, El pueblo en la guerra, publicado en 1917, que lleva el subtítulo de Apuntes hechos en el frente. Tuvo muy buena acogida de crítica y de los círculos literarios de Rusia, que animaron a la autora a seguir trabajando en la segunda parte del libro, dedicada a la época de la Revolución, y en la tercera, que cubre el período de la Guerra Civil (1918-1922). En la década de los años veinte. Sofia Fdórchenko publicó unos cien libros de literatura infantil y desempeñó un papel activo en la vida literaria de Rusia. Durante la Segunda Guerra Mundial permaneció en Moscú y escribió el poema heroico Iliá Múromets y un millón de héroes, así como guiones, obras teatrales y cuentos. En 1983 se publicó de manera póstuma la tercera parte de El pueblo en la guerra, y en 1900, la primera edición de la trilogía completa.

Editorial: Hermida Editores.

Idioma: ruso.

Traductor: Olga Korobenko.

Sinopsis: a través de las voces de los campesinos que asistieron a la revolución de 1917, Sofia Fedórchenko nos habla de Dios y el zar, de esos ídolos caídos, del inicio de una nueva era, de la vida moderna, europea, donde por fin la libertad campará a sus anchas. La perplejidad, la inocencia y la incertidumbre recorren los comentarios de estos hombres, resentidos con un pasado en el que estuvieron condenados a la esclavitud y absortos ante la inminente llegada del nuevo mundo. No se aprecia en ellos, sin embargo, atisbo alguno de miedo a lo desconocido, sino más bien resignación y tranquila espera, seguramente porque la Revolucion no fue para ellos peor que su vida prerrevolucionaria, llena de hambre, miseria y humillaciones.

Su lectura me ha parecido: condensada, interesante, concienzuda, bien estructurada, necesaria, importante, terriblemente breve...A veces, queridos lectores y lectoras, no somos conscientes de la importancia de nuestra existencia. Para muchos, la vida se resume en el siguiente esquema: nacemos, vivimos y morimos. Así de simple. Lo que sucede es que, dentro de del "vivimos" reside la excepcionalidad. No todos tenemos la misma vida, no todos nacemos el mismo año, no todos desarrollamos nuestras habilidades en el mismo contexto, no todos vemos el mundo a través del mismo cristal, no todos le prestamos atención a los mismos detalles. Cada ser humano es único y le toca vivir la vida acorde con su situación y demás factores externos que irán, a lo largo de ese arduo camino, poniendo trabas u ofreciendo oportunidades. Pero, y digo yo, ¿si la vida nos brinda la excepcionalidad de encontrarnos en el lugar y el momento más crucial? ¿si somos testigos directos de un acontecimiento? ¿si éste, por muy insignificante que parezca, puede arrojar luz y conocimiento a las generaciones venideras? La respuesta es fácil, hay que aprovecharlo, sea como sea. Nunca me cansaré de repetir que la historia la escriben los grandes nombres, pero también quienes viven en los márgenes, quienes desde el anonimato nos narran su experiencia, experiencia que merece ser recopilada. En el caso del libro que hoy tengo el placer de reseñar es bastante particular en lo que respecta a la veracidad de las fuentes. Sin embargo, no podemos negarle su calidad literaria y la influencia que su estilo tuvo en otros autores, especialmente en una reciente Premio Nobel. El pueblo en la guerra. La revolución: retrato y opinión en el centenario de la Revolución Rusa.


La historia de como este pequeño libro llegó a mis manos es sencilla. No obstante, y como sucede en la mayoría de ocasiones, debemos retroceder unos años, hasta mi etapa escolar en concreto. Aunque la primera vez que me enseñaron la Revolución Rusa fue en el instituto, lo cierto es que yo ya oído hablar del tema. Sin embargo mis referencias eran mas bien escasas: la existencia de un personaje bastante turbio llamado Rasputín, que le dio nombre a una de las canciones más famosas de Bonny M, la leyenda de Anastasia Romanov, recogida en una conocida película infantil que todos y todas habremos visto alguna vez, y Doctor Zivago, película que sólo conocía por su famosa banda sonora. Tras esas primeras clases, un mundo desconocido parecía abrirse ante mi, y yo, estaba deseosa de adentrarme en él. Lenin, el asesinato del Zar y su familia, El Domingo Sangriento de 1905, el asalto al Palacio de Invierno, Trotsky, La Guerra Civil, Stalin, Ramón Mercader, los planes quinquenales, las depuraciones, la URSS, la colectivización...Más y más personajes, conceptos y acontecimientos históricos se agolpaban en mi cabeza, todos ellos relacionados o que surgieron como consecuencia de la Revolución Rusa. Años más tarde ahondé por mi cuenta, aunque no de forma especialmente exhaustiva, la historia de la URSS durante la Guerra Fría y vi por fin Doctor Zivago entera, película que por cierto, es una de mis favoritas. No obstante, durante los primeros años de la universidad, un profesor logró que la aborreciese, y eso que la Revolución Rusa entra dentro de la época contemporánea, en la que finalmente me he especializado. Un tiempo después, y ya cursando el master, comencé a ver este acontecimiento histórico con otros ojos. Los conocimientos que había ido adquiriendo me habían proporcionado una visión menos concreta y más amplia, fijándome en como este acontecimiento marcó un antes y un después en la historia del mundo. Incluso me ha picado la curiosidad de ver Acorazado Potemkin a raíz de estudiar este fenómeno desde otras perspectivas como es la cultura de masas y como el poder influye en ella para lograr más control. Fue durante este año, pero sobre todo, tras descubrir a la Premio Nobel Svetlana Alexievich, cuando sentí curiosidad por Sofia Fedórchenko. No había oído hablar de ella hasta el momento en el que lo vi por primera vez en la pagina web de Hermida Editores, destacado entre sus novedades. El que abordase el tema de la Revolución Rusa en su entrega La revolución me cautivó, pero más aún que el libro fuese un compendio de testimonios. Tras recibirlo y leerlo con calma, me puse a investigar sobre la autora y sus otras obras, descubriendo para mi sorpresa y estupor que dichos testimonios no existieron nunca. Mi reacción fue la lógica, enfadarme por la oportunidad desaprovechada por parte de la autora. Sin embargo, pronto entendí porque a Sofia Fedórchenko, a pesar de su error, seguía siendo una autora muy apreciada en los círculos literarios rusos, incluso tras su muerte. ¿A qué se debe? La respuesta, en el siguiente párrafo.


Centrándonos en la crítica propiamente dicha, comenzaremos apuntando que la segunda entrega de la trilogía El pueblo en la guerra, dedicado a la Revolución Rusa, presenta una lectura amena, distendida, pero con  grandes dosis de reflexión y de empatía con el lector. No nos encontramos ante una novela corriente cuya lectura es lineal, este tipo de lecturas merecen una atención especial por parte del lector, sobre todo si lo que se nos narra se acerca más a la realidad que la ficción. Que contenga verdad no evita que el lector se sienta atraído hacia este tipo de historias impulsado por el morbo, pero, una vez te adentras en el libro, éste se disipa poco a poco. Hemos comentado que este volumen contiene testimonios, sin embargo, y como la misma autora confesó en unas declaraciones a raíz del éxito de su primera entrega, dedicada a los soldados rusos que lucharon en el frente durante la I Guerra Mundial, ésos son inventados a partir de lo que ella misma observó en primera persona. En otras palabras, que la autora se inspiró e imitó la forma de hablar de quienes escuchaba para dar forma a los libros que compondrían su obra. Dicho esto, lo que uno piensa es en la cara dura que tuvo Sofia Fedórchenko. Pero, seguidamente y una vez lees un poco de la autora y de su obra, entiendes que estos libros, a pesar de sus dudosas fuentes, transmite a la perfección el sentir y la opinión de una época. Tras esos testimonios, ya sean reales o no, se esconde una verdad indudable, la honestidad de una autora ante la incertidumbre y los cambios por los que atravesaba su país. A través de ellos, el lector puede apreciar cuales eran las impresiones de esas gentes, su opinión sobre ese nuevo mundo que se abría ante ellos, los desafíos a los que podrían enfrentarse, los temores, las dudas, las ambiciones personales, el pesimismo...Las palabras de personas que, aunque la autora se refiera a ellos como campesinos, representan en su conjunto a Rusia y su sector mayoritario, el mundo rural. Dentro de este aspecto, me ha llamado especialmente la atención las opiniones con respecto al Zar y Rasputín, concibiéndolos como ídolos inmortales que caen estrepitosamente por la fuerza del pueblo. También me ha parecido curiosa la forma a la que estas voces se enfrentan a lo que está por venir, con optimismo, pero sin ocultar su preocupación ante la incertidumbre. Por otro lado, hay que decir que este libro no sería lo mismo sin el arduo trabajo que hay detrás. Evidentemente nos referimos a la capacidad de la autora por clavar la jerga y el lenguaje de estos personajes, que no testimonios, atribuyéndoles un lenguaje muy pulido y de notable calidad literaria. En resumen, podríamos decir que la segunda entrega de El pueblo en la guerra, la revolución, se compone de intensidad, originalidad, un interesante manejo del estilo y lo más importante, el planteamiento de unas voces que desde 1917, hablan al lector del siglo XXI. Esto nos suena ¿verdad? Svetlana Alexievich confesó en una entrevista que la trilogía de  Fedórchenko le había servido de inspiración. La que habla es una Premio Nobel de los pies a la cabeza, cuyos libros han acercado a los lectores de todo el mundo una novedosa forma de escribir ensayo, con influencias del periodismo de primera división y prestado especial atención a los testimonios, a los cuales, Alexievich ha convertido en su sello de identidad como periodista y escritora. A diferencia de Fedórchenko, las fuentes de la escritora bielorrusa si son verídicos, pero, eso no quita que el lector, a partir de esa información, se quite el sombrero ante Fedórchenko. Si sus libros han servido de referencia para generaciones posteriores, entonces, es que algo tienen, algo que va más allá de lo convencional, algo que, incluso a día de hoy, en España, donde es la primera vez que el lector se adentra en sus libros, podría gestar nuevas formas de hacer literatura.


En lo que respecta a la reflexión final, como no podía ser de otra forma, una servidora no podía dejar pasar la oportunidad para hablar, aunque sea muy brevemente, del contexto que ha provocado que Sofia Fedórchenko escribiese el libro que hoy tengo de nuevo entre mis manos. Como todos y todas bien sabréis, este año se conmemoran los 100 años de la Revolución Rusa, un acontecimiento de grandes dimensiones y que a corto y largo plazo influenció decisivamente en el devenir de la historia. A partir de que el pueblo asaltase el Palacio de Invierno, el mundo ya no fue el mismo, como tampoco lo fue la propia Rusia, cuyos ciudadanos se asomaban a un futuro que marcaría un antes y un después en su forma de vida. La Revolución Rusa se convirtió en un acontecimiento inspirador, tanto fue así que algunos países como China, Cuba o la actual Corea del Norte imitaron ducha forma de gobierno, adaptándolo claro está, a las características propias de su país. Las gentes que participaron activamente en los acontecimientos de Octubre de 1917 también fueron testigos de como esos primeros ideales se truncaron debido a las ansias de poder de algunos integrantes del Partido Comunista, este es el caso de Stalin, quien convirtió a la Unión Soviética en una autentica dictadura donde las depuraciones estaban a la orden del día. Una dictadura que siguió en activo hasta las navidades de 1991, año en el que se produjo su desmantelamiento. La Revolución Rusa en si también infundió temor en numerosos países, todos conocemos el caso de Estados Unidos, donde significarse con la causa comunista te convertía en un paria social. Incluso quienes mostraban una actitud política más inclinada hacia la izquierda, era sinónimo también de comunismo. La famosa Caza de Brujas que Mccarthy es el ejemplo más paradigmático. Fue tal la presión que los sucesivos gobiernos ejercieron sobe la política internacional y la política interior de Estados Unidos que incluso a día de hoy no existe un partido influyente de izquierdas en Estados Unidos. Pero no sólo Estados Unidos se enfrentó al comunismo en plena Guerra Fría, sin ir más lejos, aquí en España el comunismo y todo lo que sonase subversivo fueron perseguidos y aniquilados durante los 40 años que duró la dictadura. Es más, aquí aconteció una Guerra Civil en parte porque existía un temor entre algunos sectores a que España pudiese seguir los pasos de Rusia con el Frente Popular ocupando el gobierno, guerra de la que por cierto, hoy se cumplen 81 años. Como hemos podido comprobar, el legado de la Revolución Rusa ha tenido una larga trayectoria a lo largo de la historia. No obstante, en los últimos tiempos se ha empezado a transmitir una visión de dicho acontecimiento que no corresponde con lo que sucedió en realidad y que cuya finalidad es el adoctrinamiento de la sociedad. Es cierto que la Revolución Rusa no es modélica y que su desarrollo no fue el que se esperaba, lo mismo sucedió con la Revolución Francesa y tantos y tantos acontecimientos similares. El poder corrompe, lo sabemos todos, pero eso no quita que la sociedad merezca conocer una parte de la historia sin manipulación alguna. Y por mucho que a algunos les pese, la Revolución Rusa cambió el mundo, hasta el punto de que hoy en día, a pesar de los años transcurridos, todavía sigue muy presente. El pueblo en la guerra. La Revolución: una historia de recuerdos, pensamientos, voces, inquietud, esperanza, temor, incertidumbre, expectación...Un libro lleno de voces que, verdaderas o no, siguen hablándonos desde hace 100 años.

Párrafos o frases favoritas:

"Y es que hemos llegado a comprenderlo todo no por los libros, sino por una vida de miseria."

Película/Canción: son infinidad las películas que han abordado el periodo de la Revolución Rusa. Sin embargo, y por ponerle un poco de color a esta reseña, os adjunto una de mis piezas favoritas y que descubrí hace unos años. Cierren los ojos y déjense llevar.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Hermida Editores

1 comentario:

  1. no conocía a esta autora ni su obra, pero aunque se invente parte de los testimonios no deja de ser interesante dada la gran trascendencia de loq eu habla, la Revolución Rusa es la ultima gran revolución que el mundo ha visto hasta el día de hoy. es triste que este importante acontecimiento nos sea tan desconocido, no sé en otros paises, pero aquí se enseña fatal. nadie es consciente de porque la revoluciuón acabó en una dictadura, de como el comite central aplastó a los soviets o de como la revolución, como había pasado en Francia, devoró a sus hijos. Una pena, hay que conocer la historia sin dejarse llevar por intereses banderizos.
    Una reseña muy interesante

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