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"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora." Proverbio hindú

"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca." Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

"Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer." Alfonso V el Magnánimo (1394-1458) Rey de Aragón.

En este blog encontraréis reseñas, relatos, además de otras secciones de opinión, crítica, entrevistas, cine, artículos... Espero que os guste al igual de todo lo que vaya subiendo.

viernes, 22 de marzo de 2019

RESEÑA: Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins.

MARY POPPINS
VUELVE MARY POPPINS

Título: Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins.

Autora: "P. L. Travers, preudónimo de Helen Lyndon Goff (1899-1996) nació en Australia, si bien en 1925 se trasladó a Inglaterra, donde adaptó su nuevo nombre y residió el resto de su vida. Admiradora de James M. Barrie - creador de Peter Pan -, fue una mujer de fuerte personalidad y temperamento independiente cuyo carácter vivo y curioso la llevó a viajar por buena parte del mundo. Además de ser la creadora de Mary Poppins, la niñera más famosa de la literatura, también fue actriz de teatro, periodista y autora de poemas que vieron la luz en revistas como The Bulletin o Traid. Así mismo, Travers participó en la famosa adaptación musical de Disney en calidad de asesora de producción." (Fuente: Alianza Editorial).


Editorial: Alianza Editorial.

Idioma: inglés.

Traductor: Borja María Bercero.

Sinopsis: "popularizados en todo el mundo por la versión cinematográfica que de ellas hiciera en 1964 Walt Disney, las aventuras de Mary Poppins son un clásico de la literatura infantil y juvenil. Con todo, a través de la singular institutriz, P.L. Travers dio vida a un personaje a caballo entre el hada buena de cuya protección y virtudes todos hemos deseado gozar, en nuestra fantasía, alguna vez, y un espíritu más misterioso que, por sus poderes, parece estar arraigado en el sustrato mismo de la Naturaleza. El presente volumen reúne las dos primeras novelas de la serie - Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins - junto con las ilustraciones que para la primera edición de la obra hizo Mary Shepard." (Fuente: Alianza Editorial).

Su lectura me ha parecido: mágica, original, bien estructurada en cuanto a su primera parte, algo más caótica en cuanto a la segunda, interesante, a ratos tierna, extraordinariamente diferente... ¿Quién todavía tiene vivo en su memoria el recuerdo de una mujer sobrevolando con un paraguas y un bolso de flores sobre el oscuro cielo de Londres? ¿Quién no ha deseado, en esos días de viento intenso, poder volar sobre las nubes? ¿Quién no ha buscado por los tejados a los saltimbanquis deshollinadores? ¿Quién no ha soñado con meterse, de un salto, en el interior de un dibujo pintado a tiza sobre el sucio suelo? ¿Quién no se ha sorprendido tarareando o directamente cantando alguna de sus pegadizas canciones? ¿Quién no es capaz de soltar de carrerilla "supercalifragilísticoespialidoso" sin fallar ni una sola palabra? ¿Quién no ha sentido rabia cuando el Señor Banks le obliga a su hijo, Michael Banks, a depositar un penique en el banco en lugar de dárselo a la mujer de las palomas? ¿Quién no se acuerda de la mujer de las palomas? ¿Quién no sabe que con un poco de azúcar la vida se ve de otra manera? ¿Quién no querría pasarse los días levitando como el Tío Albert? ¿Quién no habría deseado observar desde el catalejo del Almirante Boom la Calle del Cerezo? ¿Quién no se ha partido de risa con los momentos delirantes protagonizados por las criadas Ellen la Sra Brill? ¿Quién no ha sentido una punzada en el corazón con la escena de las cometas, justo en la que el inquebrantable Señor Banks, tan adulto y responsable, vuelve a ser niño por unos instantes? ¿Quién no ha sentido ternura por Jane y Michael Banks, especialmente cuando detallan a sus padres, punto por punto, las razones por las que deberían contratar una niñera? ¿Quién no ha querido ser alguna vez Bert? ¿Quién no se ha visto contagiada/do por su perenne vitalidad y sentido del humor? ¿Quién no ha deseado tener el poder de ordenar su cuarto con sólo chasquear los dedos? ¿Quién no ha deseado subir las escaleras sentado en la barandilla? Y la gran cuestión: que levante la mano quien haya visto esta película de la factoría Disney como mínimo unas diez veces, la mayoría de ellas durante la infancia. Si es que somos animales de costumbres, y con lo que nos gusta todavía más. Ahora bien, ¿qué pasaría si os dijera que la niñera más famosa de la literatura no es, sobre el papel, como vosotros os la imaginabais? ¿Y si Julia Andrews estaba interpretando una versión más edulcorada de ésta? ¿Y si el libro no se corresponde al 100% con nuestros recuerdos cinéfilos? Esta claro que no se puede tener todo en esta vida, y menos en lo que a nuestros tótems infantiles se refiere, pues corres el riesgo de decepcionarte o de ver, a partir del momento en el que descubres su verdadera esencia, ese personaje o esa película con otros ojos. Y esto último es justo lo que, a mi particularmente, me ha sucedido con ella, con la gran Mary Poppins. Una niñera mágica, sí, pero de su tiempo.


La primera vez que vi la película de Mary Poppins quedé completamente fascinada. Era incapaz de apartar la mirada del televisor. Recuerdo con especial cariño las escenas en las que las personas de carne y hueso interactuaban con auténticos dibujos animados o la de los deshollinadores saltando de tejado en tejado en un frenético y divertido baile. Para mi, una de las más memorables del film. Adoraba a Mary Poppins, pero creo que en su momento empatizaba más con Bert (¡grandioso Dick van Dick!), que era todo alegría, diversión, optimismo y jolgorio; el contrapunto perfecto en una historia en la que Julie Andrews, Mary Poppins, representaba una felicidad más contenida con un toque de responsabilidad debido a su trabajo. Alucinaba con las caras de sorpresa de Jane y Michael Banks, los niños a los que Poppins cuida (¡abrían tanto la boca!), me reía con las criadas (tan serias y a la vez tan desternillantes), con ese hilarante Tío Albert (todo un señor personaje), con  el Almirante Boom (cuyos cañonazos provocaban más de un terremoto en el número 17 de la Calle del Cerezo) y con la decrepitud de los banqueros (uno de ellos, el dueño del banco, era incapaz de tenerse en pie sin ayuda). Por no hablar del Señor Banks (el personaje que más odiaba de pequeña) y la Señora Banks (¡que era sufragista y yo sin saberlo a mis cinco años de edad!) cuyo papel en la película es meramente anecdótico. En definitiva, creo que todas y todos, o al menos una gran parte de mi generación, ha crecido con los clásicos infantiles de Disney, entre los que no podía faltar las aventuras de la niñera inglesa. De un tiempo a esta parte, y tras dedicarle un necesario visionado una vez tuve la madurez suficiente como para darme cuenta de que el Señor Banks es un personaje más profundo de lo que parece y de la escandalosa crítica a la figura de la sufragista personificada en la Señora Banks (sus movimientos mientras canta "Socia Sufragista" así como su actitud cómica y despreocupada respecto a sus hijos configuran una imagen peyorativa y ridícula de uno de los mayores movimientos sociales de la historia), he llegado a la conclusión de que Mary Poppins es una de las películas que más ha marcado mi infancia. Todavía a día de hoy me sorprendo canturreando o tarareando alguna de sus pegadizas y maravillosas canciones. Sin embargo, muy pocos de los que disfrutamos de ella, sabíamos que se trataba de una adaptación, y que por tanto, existía no sólo un libro, sino ocho en total. Toda una saga dedicada a aquella niñera que volaba y hablaba con los animales. A pesar de ello, nunca sentí la necesidad de aproximarme a ella a través de los libros de P. L. Travers (de nuevo, una autora condenada a esconderse tras un pseudónimo y unas siglas para poder publicar). Tenía a Mary Poppins en un pedestal y temía que los libros pudieran producir grietas en él. Pero entonces llegaron las navidades de 2018, y con ellas, una nueva película de la niñera mágica (película que por cierto aún no he visto). Algo que desde Alianza Editorial no quisieron dejar escapar, por lo que acabaron, coincidiendo con su estreno, reeditando y publicando un volumen con las dos primeras entregas de la saga: Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins (con las ilustraciones originales incluidas). Y en ese momento, como muchos ya habréis adivinado, no pude resistirme. Una vez en mis manos y en mi estantería, esperé al mejor momento para acercarme a él, justo después de una de esas lecturas que te rompen por dentro. Tardé más de lo que habría imaginado en leerlo, de hecho, lo dejé reposar entre parte y parte. Obteniendo como resultado, no sólo una experiencia más sosegada, sino una perspectiva más amplia y analítica sobre este clásico de la literatura juvenil.


Antes de adentrarme en la reseña propiamente dicha, me gustaría hacer una advertencia. Quien piense que el libro es igual que la película esta muy equivocada/do. No hay ni una sola adaptación cinematográfica fiel al producto original en el que ésta se inspira. Ni una. ¿Por qué? Muy fácil, porque el lenguaje literario y el cinematográfico son muy diferentes a pesar de sus puntos en común. Una película puede captar a la perfección el paisaje, la intención de la autora/or, el mensaje que el libro quiere transmitir, la psicología de los personajes e incluso saber reproducir con gran exactitud pasajes que podemos leer sobre el papel. Sin embargo, la mirada de la directora/or, así como la limitación del tiempo (¿os imagináis, por ejemplo, una adaptación cinematográfica de Los Pilares de la tierra fiel al libro? No, ¿verdad? Yo tampoco, y ya me cuesta creer que Rydley Scott lo consiguiese condensar en una miniserie de ocho episodios) son dos de los aspectos que provocan que una adaptación cinematográfica nunca sea a gusto de todos. Este es el caso de Mary Poppins, aunque para ser más sincera, la versión de Robert Stevenson dista mucho del libro, pero muchísimo. La verdad es que nunca he sido de las que ahonda en las diferencias entre X libro y la película, en el caso de que ésta exista por supuesto. Sin embargo, y teniendo en cuenta su magnitud (pues creo que estamos ante uno de los muchos ejemplos de cintas que devoran al libro) no lo puedo prometer. Para empezar, en cuanto a su lectura, diremos que ésta se hace amena, entretenida, aunque contiene una cierta dificultad. Y es aquí, en este punto precisamente, donde reside una de las mayores críticas que se le puede hacer a la novela de Travers. Tanto Mary Poppins como Vuelve Mary Poppins no son novelas al uso, sino un conjunto de pequeños relatos que la autora ha decidido juntar para construir lo que hoy podemos leer y tener en nuestras estanterías. De hecho, da la sensación de que éstos fueron escritos por separado, e incluso me atrevería a decir que en diferentes momentos. ¿Entonces es un libro de cuentos? No, pues a pesar de su independencia (pues Travers nos narra pequeñas aventuras que Mary Poppins vive sola,  junto a los hijos de los Banks o acompañada de otros personajes, cada cual más loca, surrealista y divertida) hay un hilo que los guía, lo que permite que evolucione al calificativo de novela, dotándola además de una coherencia argumental a pesar de esa explosión de fantasía. Esto es lo que sucede en Mary Poppins y que personalmente echo en falta en Vuelve Mary Poppins, en donde ese hilo, ese conducto, ese nexo es más invisible, y por tanto, las historias que se narran son un tanto inconexas. Si Mary Poppins es el orden dentro del caos, Vuelve Mary Poppins es la anarquía sin un sentido claro. En cuanto a lo que se nos narra, especialmente la primera parte, difiere bastante de la adaptación cinematográfica. Si bien hay escenas memorables que en aparecen en la novela (como la visita al Tío Albert o la importancia de la mujer de las palomas, aquí de los pájaros), la mayoría de historias se pasaron por alto. No obstante, si hay un detalle en particular que yo destacaría al respecto es la diferencia entre la Mary Poppins de Travers y la Mary Poppins de Julie Andrews (o de Disney). En el libro, Travers crea una protagonista menos entrañable, más seca, antipática y hasta estricta. En otras palabras, más pegada a la realidad de su época, en la que las institutrices inglesas respondían a esos estereotipos. De hecho, sólo hay un momento en todo el libro en el que creo que podríamos encontrar a esa Mary Poppins que tanto adoramos, y es en la escena en la que se encuentra con Bert. Ahí podemos casi observar un atisbo de sonrisa. Sin embargo, la riqueza de esta lectura reside en otros detalles que en la película pasaron completamente por alto, como son, por ejemplo, el origen de los poderes de la protagonista y la explicación a su forma de ser. Y la respuesta no puede ser más nostálgica y hermosa. ¿Es mejor el libro que la película entonces? No sabría que deciros. Personalmente ha supuesto una especie de shock, pero la novela no es ni mejor ni peor, es simplemente diferente, ni más ni menos. Creo que, en este caso en particular, se debería dar una oportunidad a su lectura, ya que son muchos los aspectos desconocidos para el gran público que merecerían conocerse respecto del personaje de Mary Poppins. Y por favor, olvidaos de la versión de Disney cuando lo leáis. Sé que es difícil, que el "supercalifragilísticoespialidoso" es un recuerdo muy poderoso, pero intentadlo, sólo así podréis disfrutar de esta lectura. Seguid mi consejo, por vosotros y por la verdadera Mary Poppins.


Es posible que La Cenicienta sea, con total seguridad, la película que mas veces he visto durante mi infancia, y curiosamente, de la que guardo menos recuerdos (salvo, obviamente, ese inolvidable "Bibidi, Babidi Bum que aún sigo tarareando a mis 26 años de edad). Aunque para películas imprescindibles, Lo que el viento se llevó, ese interminable pero maravilloso clasicazo del siglo XX que, habiéndolo visto muy pocas veces, consigo evocar en mi memoria sin demasiada dificultad. Como podéis comprobar, todas y todos tenemos productos culturales idealizados. Ya sea porque nos han acompañado durante la infancia, o porque han irrumpido en un momento clave de nuestras vidas. Sea como sea, el caso es que al nombrarlo, releerlo o visionarlo de nuevo, consiguen transportarnos directamente a esos instantes que, por un motivo u otro, quedan alojados en la memoria para siempre. Sin embargo, y pasado un tiempo, cuando la madurez llama a la puerta para asentarse en el sofá de la vida, la mirada que tenemos sobre dichos productos culturales puede cambiar o incluso mostrarse reticente a dichos cambios. Nadie ha dicho que fuera fácil asumir que, por ejemplo, la Cenicienta no tuviese más ambiciones que las de casarse para poder salir del infierno en el que su madrastra le tenía sumida. O que Bella, tan lectora e inteligente, acabase casándose con su captor. O que películas como Forest Gump o la saga Rambo fuesen una visión simplona y patriótica respectivamente de la Guerra de Vietnam. O que Grease, sí, esa película que muchas y muchos tenemos entre nuestras imprescindibles, tenga uno de los finales más machistas de la historia. O que El Rey León, además de ser una adaptación del inolvidable Hamlet de William Shakespeare, contuviese una escena (la de Scar con las hienas desfilando) cuya semejanza con algunas partes de El triunfo de la Voluntad de Leni Reifenstahl sea tan clamorosa. ¿Y qué me decís de Harry Potter? Esa saga de libros y de películas que ha marcado a toda una generación repleta de lagunas argumentales por culpa de una autora a la que no le importa saltarse el canon cada dos por tres en favor de la trama (algo que, en Animales fantásticos, adquiere proporciones realmente grotescas y escandalosas). ¿Y qué pensáis de mi idolatrada Lo que el viento se llevó? Repleta de racismo y clasismo. Esos mismos sentimientos encontrados los experimentarían, muy probablemente, los fans de Woody Allen (tras conocer su polémica vida películas como Annie Hall no se vuelven a ver de la misma forma), los de Shakespeare in love (cuyo productor no es otro que el malogrado Harvey Wenstein) o los del cantante Michael Jackson (a quien el controvertido documental Living in Neverland está perjudicando económicamente aún después de muerto). Son muy pocas y pocos los que aún les cuesta creer que, en el mundo de la literatura, Pablo Neruda violase a una camarera de piso, que Cortázar ocultase el talento literario de Aurora Bernárdez (la que fuese su compañera sentimental durante gran parte de su vida) o que Lewis Carroll tuviese una obsesión con Alice Liddell, la niña que inspiró Alicia en el país de las maravillas. Esos son sólo ejemplos ilustrativos de nuestros constantes debates internos respecto a algunos libros o películas que, con el paso del tiempo, no han conseguido sobrevivir a la crítica, totalmente justificada en muchos casos, que lanzamos desde el siglo XXI. Lejos de prohibir su lectura o visionado, lo que deberíamos hacer es aceptar que, nuestros héroes pueden ocultar un monstruoso secreto, que esa película que creíamos tan perfecta a lo mejor es más machista de lo que parece o que ese libro tan inolvidable tal vez contenga cantidades ingentes de racismo. La mirada crítica es importante, así como su aplicación. Si lo analizamos fríamente, la saga de Mary Poppins no deja de ser una reproducción de los roles de género tradicionales y, en su versión cinematográfica, una crítica encubierta al sufragismo. Pero... ¿Quién le dice que no a una tarde de palomitas a su lado? De nuevo, la contradicción humana está servida. Mary Poppins y Vuelve Mary Poppins: una historia de fantasía, infancia, locura, mundos mágicos, disciplina, imaginación, ternura... Una maravillosa locura literaria.

Frases o párrafos favoritos:

"Zarandeada y doblada por la fuerza del viento, la figura levantó el pasador de la verja, y entonces los niños vieron que se trataba de una mujer, que iba sujetándose el sombrero con una mano y agarrando una bolsa con la otra. Mientras la observaban, Jane y Michael vieron ocurrir algo verdaderamente chocante. En cuanto aquella figura estuvo dentro del jardín, el viento pareció levantarla por el aire y lanzarla contra la puerta de la casa. Era como si después de haberla arrojado a la verja, hubiera esperado a que la abriera para cogerla de nuevo en volandas y lanzarla, bolsa incluida, contra la puerta. Los niños, que no perdían detalle, oyeron un tremendo estruendo y, mientras la mujer aterrizaba, la casa se estremeció.

Película/Canción: hemos hablado de ella durante toda la reseña, así que la adaptación musical de 1964 por parte de la factoría Disney es posiblemente la más importante e influyente de todas las que se han hecho. Protagonizada por Julie Andrews (quien se llevó por esta película el Oscar a Mejor Actriz Protagonista) y Dick van Dick; la cinta no fue fácil de rodar, en parte debido a las continuas desavenencias entre P.L. Travers y el propio Walt Disney. Tal fue el enfado de ésta al comprobar que la película no reflejaba la verdadera esencia de su personaje que desautorizó la posibilidad de rodar una segunda parte. Además de la versión de 1964, la novela de Travers ha tenido otras adaptaciones (dos de ellas soviéticas), algunas para televisión y recientemente se ha estrenado la segunda parte (Vuelve Mary Poppins). Sin embargo, y a pesar de que ésta última está de moda, permitirme que me recree en aquella primera adaptación, la del "supercalifragilísticoespialidoso", la que nos enamoró tan sólo con un poco de azúcar.


Y aunque me es complicado escoger una sola canción de entre todas las que se cantan en la película, he decidido adjuntaros una de las menos conocidas y que a mi en particular me gusta bastante. A veces lo pequeño, lo que pasa desapercibido, lo que la gente suele ignorar, puede convertirse en algo grandioso.



¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Alianza Editorial

5 comentarios:

  1. A mí la película de Mary Poppins me encanta, es de mis favoritas de cuando era pequeña y la puedo ver una y otra vez. Yo sí que he visto la nueva película y aunque está bien, me quedo con la primera. A mí también me regalaron el libro estas Navidades, y coincido contigo, yo ya sabía que no tenía mucho que ver con la pelí, de hecho creo que la autora tuvo sus más y sus menos con Disney, pero también reconozco, que esperaba más, me gustó, pero no tanto como esperaba y sobre todo la segunda parte se me hizo algo pesada. Aun así recomiendo leerlo.
    Besos

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  2. Pues me encantaría leer el libro así que me lo apunto. Un beso

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  3. Me pica mucho la curiosidad por este libro, que no eres la primera que señala que son muchas las diferencias con respecto a la película. Tendré que animarme.
    Besotes!!!

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  4. Hola! He visto otra reseña de este libro pero la verdad es que no me atrae mucho pese a que Mary Poppins me gusta mucho así que no creo que me anime. Excelente reseña.

    Un saludo!

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  5. No se me había pasado por la cabeza leer la historia de Mary Poppins. Me alegro de que nos la hayas traido aquí y conocer el origen de esa estupenda película de la que tanto disfruté también en mi infancia. Aunque, paradójicamente, yo sí empecé leyéndola. Uno de aquellos libros de Disney que se llamaban "Peliculas": un regalo fantástico fue. Saludos.

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