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jueves, 11 de junio de 2020

RESEÑA: Mi hermana, asesina en serie.

MI HERMANA, ASESINA EN SERIE

Título: Mi hermana, asesina en serie. 

Autora: Oyinkan Braithwaite (Lagos, Nigeria 1988) nacida en una de las ciudades portuarias más importantes de Nigeria, pronto se trasladó a Gran Bretaña para estudiar en las universidades de Kingston y Surrey, donde se formó en Escritura Creativa y Derecho. Trabajó durante un tiempo en el sector editorial y en el periodismo, y publicó primer libro de relatos, The Driver (2010. Mi hermana, asesina en serie (2018) es su primera novela, siendo merecedora del Premio Anthony a mejor debut, quedando en segundo lugar en la categoría "Thriller" de los Choice Awards 2019 de Goodreads y se encontraba entre los seleccionados al Premio The Best 2019 en la librería La Central en la categoría de Literatura en castellano. En 2012 regresó a Nigeria, donde sigue residiendo en la actualidad. 



Editorial: Alpha Decay. 

Idioma: inglés. 

Traductora: Montse Meneses Vilar. 

Sinopsis: Ayoola tiene un serio problema con sus novios: cuando se cansa de ellos, cuando le decepcionan, o a veces sin motivo aparente, los mata. Ya lleva tres, lo cual la convierte, en cierta manera, en una asesina en serie. La única que lo sabe es su hermana Korede, que movida por un amor fraternal cara vez más en el alambre, ha ayudado a Ayoola a eliminar pistas, cubrir sus pasos y, en definitiva, evitar que se descubra que aquellas misteriosas desapariciones de hombres jóvenes que se están produciendo en Lagos llevan su marca letal. Por si la situación no fuera suficientemente complicada, Korede contempla horrorizada cómo su hermana empieza a salir con el hombre de sus sueños - el médico del hospital en el que trabaja como enfermera -, por lo que deberá replantearse su rol de cómplice, si no quiere que este triangulo amoroso termine en un baño de sangre. 

Su lectura me ha parecido: adictiva, trepidante, rápida, original hasta decir basta, con unos personajes femeninos muy potentes, con un humor negro absolutamente delicioso, oportunamente deslocalizada a nivel espacial, inquietante, fascinante, un cambio entre tanto thriller corriente y moliente... Como ya he dicho en más de una ocasión, no soy una persona a la que le atraigan - al menos por ahora - las historias encerradas dentro de lo estrictamente policial/thriller. Si bien éste último si que me interesa desde un punto de vista didáctico - no sabéis lo mucho que aprendes del thriller a la hora de confeccionar la psicología de los personajes negativos o de saber estructurar una trama para que jamás pierda el interés - desde hace unos años lo policial no me interesa para nada. Os hablo desde la experiencia, desde mi primer flechazo con esta explosiva unión en plena adolescencia gracias a las cotidianas y frías novelas de Camilla Läckberg, pasando por ese subidón que me produjo leer por primera vez a Joel Dicker y descubrir que había vida más allá de los crímenes acontecidos en tierras nórdicas. Luego regresé a los helados paisajes de Noruega y Suecia especialmente. Después me alejé, rápidamente, tomé un tren para no volver a esas manidas formas y personajes arquetípicos para centrarme en otro tipo de literatura. Quería sacar temporalmente de mi cabeza el mal sabor de boca que me dejaron aquellas últimas lecturas de las cuales, sinceramente, no guardo un buen recuerdo. Años más tarde, el regreso se produjo a lo grande de la mano de un francés, de Emmanuel Cárrere, uno de esos autores que todo el mundo dice que debes leer. Una servidora, desconfiada por naturaleza, no se fiaba de todas esas buenas palabras y halagos que rozaban la exageración. Pero ¿qué queréis que os diga? El señor Carrére y su adversario - el A sangre fría francés - me demostraron como a veces, y sólo a veces, la masa anónima tiene razón. Aquí no había una investigación policial al uso, ni un detective chapado a la antigua, ni una escritura con homenajes a las grandes novelas policíacas inglesas (las únicas que de vez en cuando tolero y consiguen sacarme alguna sonrisa); aquí Carrére enfrentaba al lector contra Jean-Claude Romand, un asesino real cuyo crimen a día de hoy - y por mucho que el autor desgranase las causas - seguimos sin comprender. Tras él vino la novela que hoy tengo el inmenso placer de reseñar, un libro de trama social con cuerpo de thriller, algo gore, que engancha desde el minuto uno y que se acabó convirtiendo en mi segunda mejor lectura del pasado 2019. Año en el que vivíamos completamente ajenos al terremoto que acaecería justo al inicio de una nueva década. Mi hermana, asesina en serie: la influencia de la violencia patriarcal en la Nigeria de principios de siglo XXI. 


La novela de Oyinkan Braithwaite - una escritora nigeriana de treinta y dos años - ha caído como una bomba dentro de la industria editorial. Y es que, a mi juicio, son varios los motivos por los que todo el mundo debería leerla, más allá de su calidad narrativa, de su ritmo endiablado o de sus casi icónicos personajes. En primer lugar, lo que llama la atención es que, ya de entrada, por fin abrimos horizontes geográficos. Me explico. El lector amante del policiaco o el thriller ha crecido al amparo de los clásicos - como sucede en otros géneros literarios - y sobre todo gracias a unas y unos autores cuya mayoría proceden del ámbito europeo y sobre todo norteamericano. Y claro está, las tramas y las formas son muy británicas, francesas, suecas, alemanas, españolas, italianas o americanas por citar algunos ejemplos de países en los que estos géneros tienen mucho tirón; hasta el punto de haber creado escuela propia. Pero ¿qué pasa con los japoneses? ¿Y los chinos? ¿Y los argentinos? ¿Y los argelinos? ¿Y los sudafricanos? ¿Y los tailandeses? ¿Y los iraníes?... ¿Qué pasa? ¿Que en esos países no hay buenas y buenos escritores de novela negra? ¿O es que nuestro eurocentrismo crónico nos impide concebirlo en nuestra cabeza plagada de enseñanzas que no exploran más allá de los Urales o de nuestro adorado Mediterráneo? ¿Qué nos impide adentrarnos en ellos? 

Hasta hace unos años era impensable encontrar literatura actual escrita por autoras y autores situados geográficamente fuera de lo estrictamente norteamericano o europeo (exceptuando a movimientos como el "realismo mágico" procedente de Sudamérica o a autores como Murakami, Kahdara, Mishima, Pamuk, Mernisi, Cohelo entre otros muchos). Por fortuna, es cada vez más habitual toparse con estantes o escaparates en los que podemos encontrar no sólo una inmensa variedad de convergencias entre géneros literarios, sino que además éstos están escritos por gentes procedentes de todos los países del globo terráqueo. El ejemplo más claro es el del libro que hoy ocupa toda nuestra atención. Mi hermana, asesina en serie es un thriller, con toques policiales - sin que ésta tenga una presencia abrumadora en la trama - ambientado en Lagos y escrito por una autora nacida en dicha ciudad. Dicho así parece que carezca de importancia, pero a nivel canon es importante, ya que el lector va a tener el privilegio de salirse de las encorsetadas formas a las que está habituado para adentrarse en algo distinto y en una ambientación realmente original. Imagino que para Braithwaite escribir una novela ambientada en su Nigeria natal es lo más normal del mundo - como Carmen Martín-Gaite respecto a Madrid o Paul Auster respecto a Nueva York - y eso no debería sorprendernos. Sin embargo, como hemos estado tan parapetados dentro de una concha, alejados de otras realidades literarias, pues en cierto modo veo hasta lógica tanta fascinación. Lejos de quedarse en las meras descripciones de una de las ciudades más bulliciosas y populares en de Nigeria, Braithwaite lo adereza con toques de contexto histórico. El de una ciudad a principios de siglo XXI, una urbe tan dinámica como peligrosa enmarcada en una coyuntura de cambios económicos y demográficos que, por supuesto, reflejarán el problema de desigualdad y la problemática convivencia de la tradición y la modernidad existente en la actual sociedad africana. No es Londres, ni Estocolmo, ni París, ni un pequeño pueblo perdido en el Medio Oeste americano; pero Lagos y su geografía urbana son igual de atractivas y fascinantes. 


A esta amplitud de miras desde un punto de vista literario se le suma una trama que significa un soplo de aire fresco - por no decir "huracán" - en un género como el thriller. Para empezar, la propia estructura de la novela y el estilo que la autora emplea son muy acertados. A partir de una prosa rápida, pero no exenta de profundidad narrativa, en la que no se anda por las ramas y no se recrea en nimiedades que no vienen al cuento (como esas odiosas e innecesarias descripciones que a veces inundan páginas y páginas de novela sin ningún sentido más allá de complacer la vanidad del propio autor) y potenciando aquellos momentos o escenas que de verdad lo merecen - y que en muchas ocasiones esconden una reflexión muy pertinente entorno al patriarcado o las relaciones fraternales -. Todo ello aglutinado en capítulos extraordinariamente cortos, no sólo consigue que el lector se lea el libro de una sentada, sino que tenga la sensación de haber asistido a una clase magistral respecto a la cómo se escribe una buena novela de suspense con grandes dosis de crítica social y desde una perspectiva marcadamente feminista. Otro de los grandes aciertos del libro, por no decir el mayor, es la construcción de sus dos protagonistas femeninas. Por un lado tenemos a Ayoola - guapa, seductora, que parece no tener más ambición que el divertirse y trabajar ocasionalmente en su marca de ropa - y por el otro tenemos a Korede - una pulcra enfermera acostumbrada al trabajo duro, a las ordenes y a vivir a la sombra de su hermana Ayoola -. Mientras la primera ha sido toda su vida una insubordinada y rebelde, la segunda ha asumido una responsabilidad y un saber estar casi perfectos, como si quisiera compensar la actitud de su hermana, como si esto le hiciera, en cierto modo, mejor persona. Sin embargo, Ayoola tiene un defecto de los gordos, y es que tiene un serio problema con sus novios, a los cuales asesina cuando se cansa de ellos, la decepcionan o a veces sin motivo aparente. Cada vez que esto sucede, Ayoola siempre recurre a Korede para que la ayude a limpiar la escena del crimen y a deshacerse de los cadáveres aprovechándose de sus conocimientos en desinfección e higiene. Ante esta situación, la lealtad de Korede hacia su hermana siempre se mantiene en la cuerda floja - de hecho, llega a desconfiar de la versión que Ayoola le da de los hechos, sosteniendo la posibilidad de que el asesinato fuese algo consciente y premeditado y no un simple arrebato como Ayoola asegura - pero el amor que, a pesar de todo, le profesa y un irremediable sentimiento de protección son más fuertes y acaba por no delatarla a la policía. Dos caras de una misma moneda pero concebidas en la mente de su autora como el Ying y el Yang, la noche y el día, el calor y el frío. Dos polos opuestos que, irremediablemente, acaban necesitándose. Cada nuevo asesinato fortuito es una gota más que llena el vaso, quebrando un poco más la paciencia de Korede. La cosa se complica cuando, de la noche a la mañana Tade, el médico del que Korede está secretamente enamorada, comienza a interesarse sentimentalmente por Ayoola. Es a partir de ese momento cuando Korede ve su mundo tambalearse bajo sus pies. Por un lado no quiere hacer daño a su hermana apartándola de Tade, pero por otro lado no quiere que el amor de su vida acabe muerto sobre un charco de sangre. Sin duda, una trama que, partiendo de lo manido, su autora consigue retorcerlo hasta convertirlo en algo nuevo e inquietantemente atractivo para quien se adentre en ella. Con un humor negrísimo - muy similar al de la fantástica serie Killing Eve - escenas rozando lo gore y los continuos giros de la trama, convierten a Mi hermana, asesina en serie en una novela a tener en cuenta si como escritora/or pretendes adentrarte en el tortuoso y apasionante mundo del thriller sin caer en los estereotipos de turno. Y si tu ambición en la vida no es llegar a publicar una novela, Mi hermana, asesina en serie te entretendrá a lo grande durante unas cuantas semanas.  


Una vez abordado aspectos más centrados en el estilo y la trama, toca en última instancia referirse a lo más importante y crucial para entender la grandeza de este thriller racializado. Y es que de su lectura se desprenden acertadísimas y muy oportunas reflexiones entorno a los grandes temas que hoy preocupan a la sociedad contemporánea. Por un lado, la crítica feminista y la construcción de personajes femeninos fuertes pero no infalibles. Una de las grandes virtudes de esta novela es precisamente el haber conseguido crear de la nada a Korede y Ayoola. Dos mujeres, hermanas, unidas por la violencia patriarcal que vehicula prácticamente toda la novela y que marca sus distintas personalidades. Capaces de subvertir y pervertir, en última instancia, con los dos principales roles de género que se asocian tradicionalmente a las mujeres. Mientras Korede representa a ese modelo de mujer buena, amable y extremadamente paciente, Ayoola encarnaría el ideal de mujer bella capaz de encandilar fácilmente a los hombres. Mientras la primera lleva por bandera el esfuerzo, la resignación, el control y el respeto por las normas, la segunda es anárquica, visceral, irresponsable y libre. Si bien la primera su papel de matriarca tradicional la lleva a convertirse en cómplice de asesinato, el poder de seducción de la segunda va acompañado de una navaja con la que arrebata la vida de aquellos hombres que se sienten poderosos en su privilegiada posición dentro del patriarcado, ya sea por temor o crueldad. Roles que, como bien podremos comprobar, y a pesar de ser en teoría asumidos, nunca serán del todo perfectos para los ojos de la gente. Y es que a las mujeres siempre se nos ha criticado por todo. Si estás gorda, adelgaza. Si estas delgada, come más. Si no te apetece tener relaciones sexuales, es sinónimo de estrecha. O si por el contrario eres tú la que toma la iniciativa, entonces eres una puta. Ejemplos, miles de millones, tantos que nos faltarían hojas para poder apuntarlos todos. Otra de los aspectos que Mi hermana, asesina en serie pretende demostrar es una obviedad que, hasta en los tiempos que corren, deberíamos saber ya, sobre todo en lo que respecta a la causa feminista. La unión hace la fuerza, tan simple como eso, y si hay desunión, pues difícilmente se podrá llevar cualquier empresa a buen puerto. La unión que existe entre Ayoola y Korede va más allá de la fraternal, sus experiencias convergen en el trauma compartido, en el odio a la figura de su padre, cuyos ataques y vicios marcaron la infancia de ambas. Un hombre que no dudaba en mostrar su fuerza y cuya navaja, que acabará empuñando Ayoola, acabará en el pescuezo de quienes como él ejercen la violencia más cruel contra las mujeres, independientemente de si son unas completas desconocidas o sus propias hijas. A lo largo de la historia los hombres siempre han querido sepáranos, generar discordia entre grupos de mujeres, alentando la falsa creencia de que "nos pones verdes entre nosotras" o "criticamos a la que no está". ¿Por qué? ¿Qué necesidad? ¿Por qué no abogar por una convivencia, incluso con el sexo masculino, más sana y sin atisbos de toxicidad? La novela de Braithwaite es un claro ejemplo de reflexión entorno a ello. Y por último, ya para acabar, en tiempos del Black Lives Matter, creo que es un buen momento, no sólo para visibilizar el racismo que sigue teniendo lugar en Estados Unidos - y ya de paso en el resto del mundo - también para reivindicar y visibilizar lo máximo que podamos todas esas obras, independientemente del género al que se adscriban, escritas por autoras y autores negros. Le haremos un gran favor a la humanidad, a la sociedad y por supuesto a nosotras/os mismos. 

Mi hermana, asesina en serie: una historia de perversión, sangre, feminismo, asesinatos, dos hermanas tan opuestas como unidas entre sí, amor no correspondido, violencia patriarcal, reversión... Una novela que devoraréis de principio a fin. 

Frases o párrafos favoritos: 

"Ayoola me convoca con estas palabras: Korede, lo he matado. Yo esperaba no volver a oírlas nunca más."

¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Alpha Decay 

5 comentarios:

  1. Una reseña muy interesante de una novela que parece muy divertida.

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  2. Hola! No conocía este libro pero esta vez no me convence pese a que parece original así que voy a dejarlo pasar. Magnífica reseña como siempre!

    Un saludo!

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  3. Otro libro y autora que me descubres. Y desde luego me dejas con muchas ganas de devorarla. Bien apuntada que me la llevo.
    Besotes!!!

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  4. Estoy con ella ahora mismo. Ya te contaré.
    Un abrazo.

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  5. Muy buena tu reseña, pero a mí no me ha gustado el libro, me dejó con sabor a poco. No le he encontrado linda prosa y vocabulario siquiera...

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