martes, 29 de marzo de 2016

RESEÑA: Rosa Candida.

ROSA CÁNDIDA

Título: Rosa Candida. 

Autor: Adur Ava Ólafsdóttir (1958) escritora islandesa, profesora de Historia del Arte en la universidad de Rekiavik y directora del Museo de la Universidad de Islandia. Entre sus obras más conocidas encontramos Rosa Cándida, La mujer es una Isla La excepción; obras que le han valido importantes reconocimientos en el terreno literario, tales como el Premio Literario de la ciudad de Rekiavik o el Premio Page des Libraires. 


Editorial: Alfaguara. 

Idioma: islandés. 

Traductor: Enrique Bernádez. 

Sinopsis: el joven Arnljótur decide abandonar su cada, a su hermano gemelo autista, a su padre octogenario y los países crepusculares de montañas de lavas cubiertas de líquenes. Su madre acaba de tener un accidente y, al borde de la muerte, aún reúne fuerzas para llamar a su hijo y darle unos últimos consejos. Un fuerte lazo les une: el jardín y el invernadero donde ella cultivaba una extraña variedad de rosa: la rosa candida, de ocho pétalos. Es en ese mismo invernadero donde una noche, imprevisiblemente, Arnljótur había amado a Anna, una amiga de un amigo.

Su lectura me ha parecido: tierna, penetrante, adictiva, original, exótica, emocionante, transversal, contundente, inspiradora, maravillosa...Queridos lectores y lectoras, estamos ante un momento especial, pues, una servidora tenía muchas ganas de que por fin, llegase este ansiado momento. Muy pocas veces, por no decir que éstas se pueden contar con los dedos de las dos manos, me he encontrado ante lecturas únicas, intensas, que sepan acercarse al lector, con abrumador sigilo, para después, penetrar con brutalidad en su subconsciente, provocando una serie de reacciones físicas y químicas muy favorables para la estimulación de emociones y facultades que creíamos olvidadas. Tras una interminable lista de lecturas poco enriquecedoras para mi gusto, de pronto, éste libro se coló en mi vida de una forma totalmente inesperada, cuyo impacto fue tal que aún a día de hoy, recuerdo su el ancho de su forma, el áspero tacto de sus hojas, el armonioso sonido de sus palabras, la interesante introspección de sus personajes, de lugares por los que mi imaginación todavía no había tenido el placer de pasear tranquilamente...En definitiva, uno de esos libros que llegan a lo más profundo, una de esas lecturas que marcan de por vida . Rosa Candida: la belleza y el drama unidos en un paisaje inmejorable.


La historia de como Rosa Candida llegó a mis manos fue de lo más corriente, sin embargo, esa es una de tantas historias que no puedes olvidar. La primera vez que mis curiosos ojos oscuros se toparon con Rosa Candida fue en la pequeña biblioteca de mi barrio, como tantas y tantas veces me ha sucedido con otras lecturas, más afortunadas o menos, que han desfilado por las entradas de este espacio. Recuerdo, que como tantas otras veces, lo primero que llamó poderosamente mi atención fue el exquisito diseño de portada que éste título en cuestión presentaba. Cualquiera que me conozca un poco a fondo sabrá que me encantan los estampados florales, de hecho, no son pocas las prendas de ropa que atesoro con estos diseño, y como no, mis ojos parecen centellar cuando de pronto, una se topa con una portada con motivos florales, y encima, con un título realmente enigmático. Recuerdo que aquella primera vez, ojeé rápidamente la sinopsis del libro, sin embargo y no se por qué razón, no llegué a llevármelo finalmente a casa prestado. Ahora mismo lo pienso y la verdad, todavía no he logrado averiguar el por qué de dicha estupidez, pues, semanas más tarde, una servidora si que accedió a llevárselo a casa, para ser degustado críticamente cada noche, cada día, bajo la tenue luz de la lamparita o en los lugares más inhospitados que os podáis imaginar. Tras tan memorable experiencia, cada vez que me topo de nuevo con un ejemplar de Rosa Candida en cualquier librería de mi ciudad, sonrío, respiro hondo y las experiencias vividas vuelven de nuevo a mi cabeza en forma de un buen y valioso recuerdo.


En lo que respecta al comentario de la novela, comenzaremos diciendo que Rosa Candida presenta una estructura y un estilo narrativo muy concretos y certeros al mismo tiempo, una estructura tradicional en apariencia, pero acompañada de un estilo muy personal y logrado gracias a esa introspección sentimental y afectiva que la autora establece con todos y cada uno de los personajes, llegando incluso hasta el más pequeño de ellos, sin dejarse cabos sueltos. De este modo, el lector se puede poner en el lugar de todos, y lo que es mejor aún, llegar incluso a rozarles la piel y poder experimentar sus frustraciones, satisfacciones o desgarros emocionales que experimentan a lo largo de la novela. Seguidamente, es importante comentar que nos encontramos ante una especie de novela inicática, de autoaprendizaje y de valoración de las pequeñas cosas que proporcionan la felicidad. ésto se logra a través de un recurso súper explotado a lo largo de la literatura como es el de un viaje, un viaje hacia lo que uno desea en un principio pero que después se torna diferente, pero incluso más enriquecedor y satisfactorio para Arnljótur, protagonista de esta inolvidable novela. Este aspecto tan importante y que se constituye como el eje principal de la trama resulta bastante típico por un lado, pero al darle la vuelta, la autora consigue crear giros, que aunque no demasiado evidentes, si importantes para que el lector acabe sucumbiendo a la historia que se narra. Por otro lado, no debemos pasar por alto que Rosa Candida es una novela dramática, es más, la autora juega con ese dramatismo, suavizándolo en muchas ocasiones, para que no sea demasiado abrumador a ojos de lector, y elevándolo de tono en las ocasiones más acertadas, creando de este modo un equilibrio emocional muy intenso, representado por los dilemas de Arnljótur, por ese recuerdo de la madre fallecida inesperadamente y lo que poco a poco le va sucediendo en ese proceso de realización personal de carácter casi místico, rodeado de rosas candidas. Por último, comentar que Rosa Candida, y esto es sin duda lo que más me ha gustado, es un bello pero necesario canto a la paternidad, pero sobretodo, al descubrimiento y a la paulatina asimilación de la misma. De hecho, me imagino que de forma intencionada, los pasajes en los que se aborda este tema son los más interesantes y emotivos de todo el libro, supongo que esto es debido a una intención por parte de la autora de remover conciencias para la proliferación de nuevos valores en la literatura actual.


En este último párrafo, destinado a la tradicional reflexión de todas las semanas, me gustaría hablar de un tema que ya ha salido en más de una ocasión en este espacio dedicado a la critica y la opinión, pero que historias como Rosa Cándida nos recuerdan que es importante hablar de él. Tradicionalmente, o más bien la palabra más adecuada para comenzar sería "habitualmente", el lector de toda la vida, el de siempre, se siente atraído por una serie determinada de lecturas, dependiendo claro está de sus gustos literarios en este sentido. Sin embargo, y eso es lo más preocupante, el lector en general, está acostumbrado a leer literatura, buena o mala, procedente de una serie de países que casi siempre se repiten si le preguntas a otras persona por sus lecturas habituales. Estos países, son normalmente los de la órbita anglosajona (sobretodo Inglaterra y Estados Unidos), la órbita francesa, la sudamericana (y sólo leemos a los clásicos), la alemana, la italiana ocasionalmente y España en nuestro caso. Esto amigos y amigas, es debido a la gran tradición que ha habido a lo largo de la historia de la literatura por las novelas clásicas europeas, y después por el boom mediático que se les ha proporcionado a través de los medios de comunicación. Sin embargo, pienso que todos y todas debemos abrir un poco nuestro horizonte de lecturas y atrevernos a descubrir otras literaturas igual o mejor trabajadas en otros lugares del globo terráqueo. Para una servidora, es una alegría ver como hubo una breve pero intensa época en la que se puso de moda la novela negra nórdica, las novelas de Murakami, las de Petros Markáris o que actualmente la literatura procedente de países como Marruecos, Australia, Turquía, Ucrania o Finlandia entre otros está despertando notablemente, produciendo novelas increíbles y muy recomendables para el público. Con todo esto no quiero deciros que no os leáis la última novela de el último autor britanico-americano, sino que exploremos nuevas tierras, algunas tan lejanas que incluso puede resultar un buen ejercicio de cara a estimular nuestra imaginación. Rosa Cándida: una historia de amor, búsqueda, sacrificio, recuerdos imborrables, jardinería, reflexiones, dilemas....Una novela que me ha descubierto a una autora excepcional, cuyas novelas no pueden esperar eternamente para satisfacer a una lectora empedernida.

Frases o párrafos favoritos: 

"Uno no puede saber lo que siente sobre cualquier cosa cuando ésta no ha hecho más que producirse."

Película/Canción: como no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica, una servidora os adjunta el Primer Concierto de Brandemburgo de J. S Bach, una melodía que se me venía a la Cabeza cada vez que me adentraba en las páginas de Rosa Candida. Espero que lo disfrutéis:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

martes, 22 de marzo de 2016

RESEÑA: La noche de los Muertos Vivientes.

LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES


Título: La noche de los Muertos Vivientes. 

Autor: John Russo (1939) acreditado a veces como Jack Russo o John Russo, es guionista y director de cine estadounidense se hizo célebre a raíz de la película de terror de La noche de los Muertos Vivientes, que en 1968 dirigió George A. Romero  y en la que participó como guionista. Además de guionista de la película, ha dirigido otras tres cintas The Majorettes, Mignight y Santa Claws, éstas últimas siendo director. Ha realizado diversos papeles como actor, y además es a la vez escritor de varios libros publicados en inglés. 


Editorial: Hermida Editores. 

Idioma: inglés.

Traductor: Hernán Sabaté. 

Sinopsis: ésta novela basada en la película del mismo título, estrenada en 1968 y rodada en blanco y negro, originó uno de los fenómenos más impactantes de la moderna cultura popular: los zombies, muertos que se levantan de sus tumbas y atacan a los vivos. Su autor, John Russo, autor del guión de la película, relató magistralmente el clima de tensión que se inicia con la aparición del primer muerto viviente en un cementerio de Pensilvania, la atmósfera claustrofóbica y la sensación de catástrofe de proporciones casi cósmicas. 

Su lectura me ha parecido: tensa, apocalíptica, condensada, apoteósica, sangrienta, creciente, intensa, trepidante, demasiado trepidante, brutal...Actualmente, y lo digo muy a mi pesar, existe una cierta hipocresía en torno a lo que es considerado como "bueno, clásico, obra maestra" o "malo, absurdo, terrible". Y esta hipocresía disfrazada o escondida tras palabras como "marketing" o "moda" se torna más oscura cuando nos adentramos en la poderosa industria cinematográfica. Existió, y de vez en cuando todavía aparecen títulos, un género cinematográfico catalogado bajo el nombre de "Serie B". éste tipo de cine comercial se originó durante la edad de oro de Hollywood, allá por los años 20, 30, 40 y 50, y aunque paulatinamente éste género decayó en desuso, no dejaron de rodarse películas de este estilo, algo que puede prolongarse hasta nuestros días. Este género ha parido, entre otras, películas como Pirañaanaconda, La novia del monstruo, Tribupulpo, Sharknado, El ataque de los tomates asesinos o su continuación de 1988, El retorno de los tomates asesinos. Como veis, a priori, son títulos bastante divertidos y locos, los cuales al leerlos no puedes evitar soltar alguna risilla, a una servidora le ha sucedido. Y a esto hay que añadirle que ya presuponemos, y esto seguro que os ha sucedido, que estas películas son malas o directamente no merecen la pena verlas. Pues sinceramente, y sin ocultar la opinión de que muchos de esos títulos tengan argumentos y guiones deplorables, creo que no debemos menospreciar tanto a las cintas de serie B, sobretodo si descubrimos cosas como que Tarantino es el heredero de este tipo de hacer cine, que actores como Brad Pitt o George Cloney empezaron ahí o que The Rocky Horror Picture Show pertenece a este género. La película que inspiró el libro que hoy reseñamos, pertenece a esta categoría, la cual, debería estudiarse en relación a su contexto, sólo así se entenderían algunas cosas. La noche de los Muertos Vivientes: el sueño de The Walking Dead


La historia de cómo La noche de los Muertos Vivientes llegó a mis manos es bien sencilla, pero para poder contarla bien, debemos remontarnos unos meses en el tiempo. A una servidora, y os lo voy a confesar, nunca le han ido, y tras leer este libro nunca le irán, el tema de los muertos vivientes o como está de moda ahora llamarlos, los Zoombies. No obstante y a pesar de todo, durante estos años de carrera, sobretodo durante éstos últimos, algunas personas de mi círculo de amistades más cercano profesaban dos amores incondicionales: uno era al envolvente y ya cansino universo de Juego de Tronos y el otro el de los Zoombies, más concretamente el de los llamados Survivals Zoombies. Éste último gran amor, como esas modas arrolladoras, y aunque el fenómeno ya estaba latente gracias a la afamada serie The Walking Dead o películas como Guerra Mundial Z, irrumpió con fuerza el año pasado, lo cual propició que las librerías se llenasen de novelas juveniles de este estilo, que de pronto se celebrasen cabalgatas o quedadas en las que los participantes lucían maquillajes de lentillas blancas y desgarros ensangrentados con orgullo o que incluso se crease un día mundial del Zoombie entre otras muchas cosas. Fue por ésta fiebre, además de por mi reciente colaboración con Hermida Editores, por lo que me picó la curiosidad por leer La noche de los Muertos Vivientes, una lectura que me dejó interesantes aportaciones. 


En lo que respecta a la crítica propiamente dicha de la novela, lo primero, como ya he avanzado en la introducción, La noche de los Muertos Vivientes presenta una estructura trepidante, tal vez demasiado para mi gusto. Si el libro hubiese ido un pelín más despacio en ese sentido, se podrían apreciar mucho más detalles puramente descriptivos, que los hay, pero a mi juicio, le ha faltado más recreación y le sobra acción, la cual, es imprescindible para una historia de estas características, pero no tanta. Seguidamente, podemos decir que La noche de los Muertos Vivientes sorprende, por el contrario, en la construcción de sus personajes principales, lo cual, se agradece enormemente. Al igual que ocurre con otras novelas, como por ejemplo la afamada ¿Sueñan los androides con Ovejas Eléctricas?, éstos personajes a penas presentan descripción física, es más, y eso es lo interesante, el lector está obligado a ejercitar la imaginación para poder hacerse una idea del físico de los personajes. No obstante, John Russo, con bastante acierto y aprovechando ese ambiente de caos y de muerte, ofrece una descripción psicológica muy interesante, la cual, como ya hablaremos en la reflexión final, hace surgir muchas cuestiones importantes. Por otro lado, dentro de esta novela juega un papel muy importante la retórica, no ya los diálogos entre los diversos personajes, sino también la forma en la que se nos presenta el libro, una retórica procedente obviamente del ámbito literario, el cual, ofrece intensidad a cada uno de los capítulos, haciendo que en ocasiones los diálogos sean muy picados, en ocasiones parece incluso, atendiendo a la imaginación del lector, que los personajes hablen a la vez: a gritos, empujándose, entre lágrimas, nerviosos...El ritmo demasiado acelerado puede fallar en este sentido si tenemos en cuenta lo nombrado antes, sin embargo, ello hacía de esta novela perfecta para una adaptación cinematográfica. Por último, sólo me cabe decir que ni esta novela, ni la moda Zoombie han conseguido que caiga rendida ante un género en apariencia muy superficial, pero que como veremos, esconde muchas cuestiones que merecen ser abordadas. 


Finalmente, y adentrándonos en la parte que a una servidora personalmente más le gusta, en la cual abordaremos las principales reflexiones suscitadas de una lectura concreta, hablaremos en esta ocasión de un tema muy clásico, demasiado tal vez, pero del que sin duda, merece hablarse las veces que hagan falta, pues su importancia es capital. La mejor forma, creo, de abordar esta cuestión, queridos lectores y lectoras sería soltando la siguiente frase: "monta una guerra y conocerás a las personas". Al leer la frase, seguro que más de uno habrá asentido con la cabeza concienzudamente, pues, la verdad es que es del todo cierta. En todo conflicto, crisis, problema, no sólo bélico, se producen las condiciones necesarias para que del interior de cada ser humano salga, e incluso expulse, esa verdadera forma de ser, la cual, muchas veces escondemos, o bien por vergüenza o bien porque no nos interesa que ésta salga a la luz. Es entonces cuando aparece la solidaridad desbordada, el egoísmo, el instinto de supervivencia más narcisista, los ajustes de cuentas del pasado, los odios (sin ir más lejos en esta novela aparece incluso el tema del racismo) o que emociones como el miedo, el amor o la tristeza se vuelvan más evidentes. Como dijo el filósofo Thomas Hobbes en su momento "El hombre es un lobo para el hombre" o dicho de otra manera "El hombre es un peligro para el hombre". Después, de cada uno de estos conflictos deberíamos todos y cada uno de nosotros tomar nota para no repetir las barbaridades cometidas durante los mismos, sin embargo, y esta es la principal reflexión que deja La noche de los Muertos Vivientes, ¿qué haríamos si la situación se nos presentase tan al límite, tan desgarradora, tan terrible? ¿Qué haríamos? Nadie lo sabe, y para seros sincera, prefiero que siga siendo así. La noche de los Muertos Vivientes: una historia de terror, supervivencia, Zoombies, persecución, odios, muerte, alarma social...Una historia que para los amantes del género recomiendo encarecidamente, a los cuales aconsejo, no quedarse en lo anecdótico de la sangre, sino que vayan más allá de los convencionalismos y descubran lo que hay debajo, puede que os sorprendáis. 

Frases o párrafos preferidos: 

"Supongo que no llegaremos a conocer qué fue de él - contestó el comisario - pero hay tantas cosas sobre éste maldito asunto que nunca llegaremos a conocer..."

Película/Canción: como muchos seguramente sabréis, este libro sirvió de inspiración para la película estrenada con el mismo nombre en el año 1968, cuyo guión fue escrito por el mismo John Russo. A lo largo del tiempo se han producido remakes o películas inspiradas en la trama, sin embargo, y a pesar de que hoy en día se le considere una película de Serie B, La noche de los Muertos Vivientes sigue considerándose por muchos un clásico irrepetible del género, asentando escuela para posteriores producciones. Aquí os adjunto el enlace al trailer de la película: 


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Hermida Editores

martes, 15 de marzo de 2016

EL RINCÓN DEL LECTOR: Lecturas inacabadas.

 

¡Buenas tardes lectores/as! Lo primero que quería deciros es que debido a que una servidora tiene que adelantar trabajos de clase y que ahora mismo, mi ciudad está de fiesta, se retrasará la reseña de esta semana a la semana que viene, la cual, espero que os guste y os haga reflexionar. Por otro lado y para hacer más corta la espera en Jimena de la Almena os propongo en esta nueva entrega de "El Rincón del Lector", una pregunta a la que de seguro hayáis respuesta enseguida, pues, todo lector se ha encontrado ante una circunstancia así. Y sin más dilación, la pregunta es: 

¿Qué libro habéis dejado a mitad o no habéis podido finalizar su lectura?

 

¡Un saludo y a seguir leyendo!

jueves, 10 de marzo de 2016

RESEÑA: El Vagabundo de las Estrellas.

EL VAGABUNDO DE LAS ESTRELLAS


Título: El Vagabundo de las Estrellas. 

Autor: Jack London (1876-1916) fue un escritor, ensayista y periodista estadounidense. En su corta vida fue terrateniente, dueño de un rancho, socialista por convicción, apasionado por el boxeo y acusado en innumerables ocasiones de plagio por parte de sus compañeros de profesión. Como periodista, cubrió muchos de los hitos en la historia de los Estados Unidos de principios de siglo XX, como escritor, dejó a la literatura universal un legado imprescindible. Títulos como Colmillo Blanco, La llamada de la Selva, El Lobo de Mar, Talón de Hierro o El Vagabundo de las Estrellas se han convertido en relatos totalmente imprescindibles. 


Editorial: Alianza Editorial. 

Idioma: inglés. 

Traductor: Mari Luz Ponce Hernández. 

Sinopsis: novela publicada en 1915, El Vagabundo de las Estrellas deja entrever dentro de la obra de Jack London un cambio que su prematura muerte dejó en suspenso. La apuesta por la integridad moral del individuo frente a la moral convencional de la sociedad que impregna todas sus creaciones, deja espacio aquí a una nueva posibilidad para integrar este conflicto. Convicto de asesinato en la cárcel de San Quintín, Darrell Standing se ve sometido al castigo adicional de verse inmovilizado en una terrible camisa de fuerza. El tormento físico dará en su caso el acceso a otro plano de existencia en el cual puede recorrer sus vidas pasadas: "Únicamente la carne muere y se trasforma (...) el espíritu perdura y continúa construyéndose sobre si mismo a través de encarnaciones infinitas y sucesivas en su eterno ascenso a la luz".

Su lectura me ha parecido: severa, crítica, metafórica, absoluta, envolvente, psicológica, ilustrativa, social, fantástica, profunda, teméndamente profunda...En este mundo, dominado por las modas y la abrumadora influencia que ésta puede llegar a tener, hay un intenso debate sobre lo que se puede considerar o no Literatura. No sólo me estoy refiriendo a las discusiones que unos intelectuales entrados en años y en experiencia puedan tener en el ámbito académico de puertas para dentro. También, aunque no lo apreciemos o no nos demos cuenta, cualquier lector voraz elabora a su propio juicio lo que es bueno de lo que no, lo que es sublime de lo que es una simple novela de disfrute pero no de aprendizaje y sustanciosa en su lenguaje o en su trama. La experiencia, una vez más, gana la batalla en este sentido. Para una serviodora, puestos a opinar una vez más, la literatura, la buena literatura, es aquella que te hace pensar, cuestionarte planteamientos asentados en la sociedad, experimentar sentimientos, vivir emociones, que sea capaz de trasladarte a ese contexto o atmósfera determinada. En definitiva, Literatura en mayúsculas es la que te hace vibrar y cuyos valores no pasan nunca de moda. Por todo ello, y haciendo honor a la palabra, me siento orgullosa de calificar la novela que hoy reseñaremos de autentica y verdadera Literatura. El Vagabundo de las Estrellas: la introspección sutil y absoluta.


La historia de cómo El Vagabundo de las Estrellas se acabó ganando un lugar privilegiado en mi estantería, justo entre Bodas de Sangre y el último de Camilla Läckberg, es bien sencilla. La verdad es que ésta lectura apareció ante mis ojos casi por casualidad, en una de las tantas visitas a las librerías céntricas de mi ciudad. En esta ocasión, dicho hecho aconteció en una a la que no suelo ir muy a menudo, pero que sin embargo, en alguna que otra ocasión me ha proporcionado bastantes alegrías en las lecturas escogidas. Sucedió sin más, sin buscarlo, sin preverlo. Un título del que una servidora no había escuchado hablar se presentó ante mis ojos como una auténtica novedad en forma de portada maravillosamente diseñada y bajo el amparo de un autor del que, hasta la fecha, no había leído ninguna de sus creaciones. Había oído hablar de Jack London, eso por supuesto, y creo recordar haber visto una adaptación infantil de Colmillo Blanco cuando era pequeña, sin embargo, El Vagabundo de las Estrellas era un título que jamás había oído y cuya sinopsis me pareció realmente interesante. Cuando comencé a colaborar con el Grupo Anaya no dudé ni un segundo en solicitar dicho ejemplar, el cual llegó a mis manos, junto con otros libros, a la altura de las pasadas navidades si no recuerdo mal. Al principio de iniciar su lectura, me sentí un poco abrumada por la complejidad de la novela, tanto que llegué a decirme a mi misma: "dios mío, en que lío te has metido". Entre el máster y demás cosas mi cabeza no daba para mucho más, y menos para un libro de tal estilo, sin embargo, y haciendo un esfuerzo de voluntad lectora, poco a poco fui leyéndome el libro, sin prisas, tratando de entender bien el contenido, y cuando por fin, acabé de leer la última frase, supe al instante que hubiese sido un tremendo error privarme de la lectura de El Vagabundo de las Estrellas


En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaré diciendo que El Vagabundo de las Estrellas es definitivamente una lectura para lectores valientes, y no lo digo en broma, de hecho, es una de las novelas más complejas que me he leído. Es tal la introspección, los dilemas, el lenguaje y la trama en la que éstas características se introducen que hace muy difícil que en algunas ocasiones te resulte una trama entretenida, de hecho, para quien no esté acostumbrado a leer mucho, ésta novela puede resultar pesada e incluso aburrida. Si alguno de los que me está escuchando, tras haber leído la reseña, tiene ganas de leer El Vagabundo de las Estrellas, le aconsejaría que hiciese como una servidora hizo en su momento, que lo tomen y que lo lean poco a poco, sin prisa, sólo así no se caerá en la tentación de dejar a un lado una novela cuya lectura merece y mucho la pena. Seguidamente, tenemos que comentar que en El Vagabundo de las Estrellas Jack London, con la maestría que lo ha catapultado al podio de los escritores más recordados de la Literatura Universal, nos describe una atmósfera claustrofóbica plagada de horror, sufrimiento, tortura psicológica, tortura física y de una ausencia prácticamente absoluta de la ética y la moral. Y es más, el autor lo plasma tan bien que el lector no puede evitar encontrarse entre esas cuatro paredes de la celda, compartiendo con el protagonista, Darrell Standing, su padecimiento. Por otro lado, asistimos a algo que sin duda, me ha parecido lo mejor de la novela, como son esos viajes mentales extracorpóreos hacia épocas pasadas, en las que por supuesto, el protagonista nunca ha estado presente. En estas supuestas "vidas pasadas" la belleza de la pluma de London se desparrama a conciencia, envolviendo al lector en un universo que, aunque paralelo e irreal a priori, en el que muchos querríamos estar. De este modo tan original, el autor equilibra el papel de lo desquiciante y lo brutal con lo hermoso y pleno, dejando al lector paciente con un buen sabor de boca. Por último y para finalizar, me gustaría comentar que Jack London murió un año después de la publicación de El Vagabundo de las Estrellas, algo que debería hacernos preguntar ¿Qué Jack London futuro nos habríamos perdido? o mejor aún ¿Que nuevas sorpresas literarias nos tendría preparadas?


En este último párrafo, en el que a una servidora le complace plasmar las numerosas reflexiones que una lectura en cuestión le ha suscitado, y tratándose de El Vagabundo de las Estrellas, obra compleja como las haya, me gustaría abordar un tema bastante clásico en opiniones y pareceres y que, como es lógico, a lo largo de los siglos y siglos de la Literatura Universal se ha visto plasmado en más de una obra. En esta ocasión, lectores y lectoras, me gustaría hablar de la reclusión, un tema como ya he dicho muy machacado pero que considero necesario para entablar una especie discusión al respecto. Mientras leía El Vagabundo de las Estrellas, era inevitable no acordarse de novelas como por ejemplo Último día de un condenado a Muerte de Víctor Hugo o El Extranjero de Albert Camus, sin embargo, lo que Jack London imprime y que diferencia ligeramente de las otras es esa capacidad de introspección, esa habilidad para que Darrell Standing pueda trasportarse mentalmente a otros universos paralelos, a otras épocas históricas en las que da vida a numerosos personajes, tales como por ejemplo la vida de un conde Francés durante el Renacimiento o la de un naufrago del siglo XIX. Tal es su realidad y veracidad, que no sólo el lector, también el propio Standing parece tocar dichos paisajes con las yemas de los dedos. Estos viajes a tiempos remotos, o en ocasiones incluso imaginados no son producto de ninguna paranoia, al contrario, se presentan como mecanismo de autodefensa ante situaciones tan terribles como en el caso de El Vagabundo de las Estrellas, encontrarte atado a una camisa de fuerza sufriendo la tortura propia de una cárcel de principios de siglo XX. En este sentido, para encontrar el por qué de estos viajes de abstracción, tendríamos que adentrarnos en el terreno de la psicología, no obstante, no es arriesgado afirmar que todos y cada uno de nosotros se ha protegido viajando a lugares de ensueño o simplemente, se ha dejado llevar sin presión alguna a donde querríamos haber estado, la época que nos hubiese gustado vivir o el momento que deseamos rememorar. Eso no es estar loco, amigos y amigas, a eso se le llama ejercitar la imaginación y las emociones. El Vagabundo de las Estrellas: una historia de reclusión, tortura, psicología, abismo, soledad, belleza, metáfora, viajes mentales... el último Jack London en todo su esplendor.

Frases o párrafos favoritos: 

"El hombre es un ser incomprensible, siempre insaciable, siempre satisfecho, nunca en paz con Dios ni consigo mismo, sumido en permanente desazón y agotado por los años de inútiles esfuerzos.

Película/Canción: en el año 2005 se estrenó la película The Jacket, inspirada en El Vagabundo de las Estrellas y con las interpretaciones de Adrien Brody y Keira Knightley. No obstante tanto la recepción como la crítica a la misma no fueron del todo favorables, por lo que estamos a la espera de que se produzca una adaptación mucho más lograda.


¡Un saludo y a seguir leyendo Literatura!

Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya)

domingo, 6 de marzo de 2016

RESEÑA: Los Besos en el Pan.

LOS BESOS EN EL PAN


Título: Los Besos en el Pan. 

Autor: Almudena Grandes (Madrid 1960), tras estudiar Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid, comenzó a trabajar escribiendo textos para enciclopedias a la vez que interpretaba algún papel en el cine en películas como A contratiempo de Oscar Ladoire. Su primera novela publicada fue Las Edades de Lulú en el año 1989, obra erótica con la que ganó el XI Premio La Sonrisa Vertical, llevada al cine posteriormente por Bigas Luna al año siguiente. Además de este galardón, la autora también ha recibido el Premio Fundación José Manuel Lara, el Premio del Gremio de Libreros de Madrid así como una nominación a los Goya en la categoría de mejor guión adaptado. Almudena Grandes también es autora de novelas como Malena es un nombre de TangoAtlas de la Geografía HumanaLos Aires DifícilesEl Corazón HeladoInés y la Alegría o El Lector de Julio Verne o Las Tres bodas de Manolita entre otras novelas. Hace unos meses publicó su última novela Los Besos en el Pan, cuyo éxito entre los lectores y la crítica ha sido abrumador.


Editorial: Tusquets.

Idioma: castellano.

Sinopsis: ¿Qué puede llegar a ocurrirles a los vecinos de un barrio cualquiera en estos tiempos difíciles? ¿Cómo resisten, en pleno ojo del huracán, las parejas y personas solas, padres e hijos, jóvenes y ancianos, los embates de esta crisis? Los Besos en el Pan cuenta, de manera sutil y conmovedora, como trascurren varias vidas: la de una familia que vuelve de vacaciones decidida a que su rutina no cambie, la de un recién divorciado al que se oye sollozar tras el tabique, la de una abuela que pone el árbol de Navidad antes de tiempo para animar a los suyos, la de una mujer que decide reinventarse y volver al campo para vivir de las tierras que alimentaron a sus antepasados...En la peluquería, en el bar, en las oficinas o en el centro de salud, muchos vecinos, protagonistas de esta delicada novela coral, vivirán momentos agridulces de una solidaridad inesperada, de indignación y de rabia, pero también de ternura y tesón. Y aprenderán por qué sus abuelos les enseñaron, cuando eran niños, a besar el pan.

Su lectura me ha parecido: conmovedora, interesante, directa, valiente, rabiosamente actual, ambiciosa, ágil, envolvente, desgarradora, tremenda, absolutamente necesaria... Una de las cosas que aprendes, queridos lectores y lectoras, cuando te metes de lleno en esta ardua tarea de reseñar novelas, es cómo los autores/as, sean del color que sean o del estilo que sean, presentan en su mayoría una evolución en su producción literaria. Este viaje caracterizado por el paulatino cambio y la vertiginosa búsqueda de la originalidad pero sin perder de vista el estilo que les ha visto nacer, es necesario, en mi opinión, que todos los que se dedican a la narrativa deben experimentar. Si un autor o autora se queda anclado en una misma forma de narrar o de escribir, por muy bueno que sea, como es el caso de muchos de los autores que han desfilado por este espacio, al final, acaba por aborrecer al lector más exigente. Pues bien amigos y amigas, con la autora del libro que hoy tengo el placer, pero también la tremenda responsabilidad de reseñar, ha sido una de esas intelectuales que ha sabido evolucionar y a mejor. Si algunos de los que se pasean a menudo por aquí recuerdan, hace dos años creo recordar, reseñé su primera novela Las Edades de Lulú, que aunque la reflexión fue muy interesante, el libro era bastante infumable. Más tarde, el año pasado, traté con toda la ilusión del mundo leerme Los Aires Difíciles, pero desgraciadamente no pude, la abrumadora descripción de las situaciones podía conmigo. Y hoy, hoy tengo la sensación de reencontrarme con un buen recuerdo, con una lectura que dista mucho de las anteriormente mencionadas y me atrevo a decir, sin lugar a dudas, que supone la absoluta consagración de una autora magistral a la par que comprometida. Los Besos en el Pan: la necesidad y la urgencia social hechas novela.


La historia de como Los Besos en el Pan llegó a ocupar un lugar destacado en mi biblioteca-librería particular, seguramente, sea como la de la mayoría de los que acabaron atraídos por esta novela. La primera vez que vi el libro fue por casualidad, mientras iniciaba mi habitual recorrido por las librerías de mi ciudad, pero en aquella ocasión, me encontraba en una nueva, la cual, hacía poco que había descubierto junto a mi pareja. Ahí estaba, destacado, sobre el resto de novelas que apilaban el expositor de novedades, como si se tratase de la octava maravilla del mundo. Se que es Almudena Grandes, toda una señora escritora e historiadora, una de las mejores que ha dado este país, sin embargo, en aquel momento lo visualicé con cierta envidia y sorpresa al mismo tiempo. Poco tiempo después, Los Besos en el Pan se había convertido en todo un fenómeno que traspasó el terreno editorial, de hecho, durante aquellas semanas pudimos ver pasear a su autora por más de algún programa televisivo de gran audiencia para hablar de su última creación y respondiendo a las preguntas que más de un periodista sensacionalista le hacía. Algo que, queridos amigos y amigas, es muy poco habitual encontrarlo en este país con lo poco que se valora la cultura, por lo que fue una autentica proeza. Los Besos en el Pan permaneció en los primeros puestos de venta durante semanas y semanas, incluyendo las fiestas navideñas en su totalidad. Fue por aquellas fechas, aquellas navidades de 2015 cuando pude escoger este libro como regalo de navidad. Creo que en aquel momento no me lo pensé demasiado y fui directamente a por uno de los muchos ejemplares que se acumulaban en el estante de honor. Tras su reflexivo inicio y tras ponerle punto final a su lectura, respiré hondo, satisfecha de lo vivido y experimentado.


Adentrándonos en este punto en la crítica y la opinión, lo primero que tengo que decir al respecto es que Los Besos en el Pan es una novela que presenta un estilo sutil, directo, sincero, en otras palabras, sin pelos en la lengua, lo cual me sorprendió bastante y más teniendo en cuenta mi experiencia previa con otras novelas de Almudena Grandes. La autora, no se guarda ningún as en la manga, ni tiende a la metáfora, ni a la alegoría, todo lo contrario, atreviéndose de este modo a hablar por ejemplo de las Preferentes sin esconderse y señalando a cada uno de los responsables, al mismo tiempo que dignifica a las victimas de las mismas, poniéndoles en el lugar que les corresponde. Seguidamente, al ser una novela coral, la autora nos muestra todas y cada una de las caras de la crisis económica prácticamente sin dejarse nada, recogiendo todas esas miserias personales y pequeños logros para mostrarlos al lector, aunque en mi opinión, parece arrojarlos al ruedo, a ese entorno hostil, para que el propio lector pueda conocerlos mejor a cada uno de ellos, a cada uno de esos personajes en cuestión. Otra cosa importante que debemos destacar de Los Besos en el Pan, en relación con los personajes, es esa excelente construcción, dotándolos de humanidad, solidaridad, cercanía, pero también de maldad, remordimiento, orgullo o egoísmo; porque nadie es perfecto, y todos, sufren los mismos problemas y deben solventarlos de la mejor manera posible. Estas psicologías tan completas nos permiten, por ejemplo, no apreciar diferencia alguna entre por ejemplo Amalia, Sofía, Pascual o Raquel y los hombres y mujeres anónimos que se manifiestan en plazas y calles, que esperan en la cola de la oficina de empleo o que recortan de donde pueden para poder llegar a fin de mes. Finalmente, y para ir concluyendo este apartado, no debemos pasar por alto ese mensaje de denuncia que se palpa en cada uno de las páginas, pero también de fortaleza, la cual, surge cuando el ser humano se ve en dificultad y debe seguir adelante. En ese sentido, el prólogo inicial es un ejemplo de ello y un excelente ejercicio de memoria y autoconciencia.


Con toda la motivación del mundo, no es para menos, llegamos a mi parte favorita de cualquier reseña, y que ya se ha convertido irremediablemente en el sello de la casa, la pertinente reflexión. En esta ocasión, es necesario, absolutamente necesario, plasmar en este espacio una opinión, pero también recoger todas vuestras aportaciones al respecto, las cuales espero, y más tratándose de Los Besos en el Pan, sean lo más ricas e interesantes posibles. En esta ocasión, planteo desde aquí una doble reflexión, por un lado, es absolutamente necesario, y no me cansaré de repetirlo, que novelas de este calibre, es decir, que aborden temas tan delicados como los efectos de la propia crisis económica entre la población, se deberían, ya no sólo escribir, también promocionar, para que la gente pueda conocerlas y acceder a la crítica más mordaz y reflejo de la realidad más latente. Yo siempre he comparado este tipo de literatura que esta surgiendo con el realismo del XIX, novelas como Madame Bovary nos mostró la condición femenina, Los Episodios Nacionales nos enseñaron una interesante visión de la Historia de España y Los Miserables nos mostraron, entre otras cosas, como la miseria campaba a sus anchas entre las clases más desfavorecidas, y como además, unos jóvenes románticos se dejaron la piel, y algunos la vida, en defender un modelo de estado en la revolución de 1930 y que posteriormente retomarían en el 49, pero esa ya es otra historia. De esa peligrosa lucha en las barricadas a las marchas verde, blanca, la Primavera Valenciana o el mismo 15M les separa más de 180 años, pero el espíritu y el atrevimiento son los mismos, por lo que es absolutamente necesario que exista una literatura que recoja la realidad de un momento como el que vivimos, para dar constancia y mostrarlo a las generaciones posteriores. Por otro lado, la segunda parte de la reflexión tiene que ver con los escritores, pues, por experiencia propia he podido leer a lo largo de estos años novelas de autores noveles que en sus obras abordan algunos aspectos o temas de la crisis económica, los cuales son igual de buenos que los Besos del Pan. ¿Por qué estos autores no están teniendo el éxito que se merecen? Muy fácil, porque no son Almudena Grandes. No es por meterme con esta genial autora, a la cual admiro profundamente, pero tengo que reconocer que el ser Almudena Grandes no te salva de las criticas, pero si de poder escribir sobre lo que quieras, nombrar a las cosas por su nombre y meterse con el mismísimo sistema sin correr el riesgo de hundir tu carrera o de que ninguna editorial quiera promocionar tu novela. Entonces, queridos amigos y amigas, la pregunta sería ¿Por qué Almudena Grandes si y el resto no? Los Besos en el Pan: una historia de supervivencia, lucha, amistad, solidaridad, fortaleza, crítica...Un canto intencionado y todo un homenaje a todos aquellos héroes anónimos.

Frases o párrafos favoritos:

"Si nuestros abuelos nos vieran, se morirían primero de la risa, despues de pena. Porque para ellos esto no sería una crisis, sino un leve contratiempo. Pero los españoles, que durante muchos siglos supimos ser pobres con dignidad, nunca habíamos sabido ser dóciles. Nunca, hasta ahora."

Película/Canción: a la espera de que algún director se digne a llevar los Besos en el Pan a la gran pantalla, os dejo con una entrevista que le hicieron a Almudena Grandes en el excelente programa página 2 de la 2 de TVE.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

martes, 1 de marzo de 2016

RESEÑA: 84, Charing Cross Road.

84, CHARING CROSS ROAD

Título: 84, Charing Cross Road. 

Autor: Helene Hanff (Filadelfia 1918 - Nueva York 1997). De formación autodidacta, inició su carrera literaria escribiendo obras de teatro y, más adelante, guiones para la televisión, libros infantiles, ensayos históricos y políticos, y colaboraciones en el New Yorker y Harper´s. La fama le llegó después de publicar 84, Charing Cross Road


Editorial: Anagrama. 

Idioma: inglés.

Traductor: Javier Calzada. 

Sinopsis: en Octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, extravagante y, muchas veces sin un duro, Helene le reclama al librero Frank Doel volúmenes casi inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años después continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. 

Su lectura me ha parecido: deliciosa, intensa, divertida, apasionada, adictiva, evocadora, sincera, ágil, preciosa...Queridos amigos y amigas, hoy nos encontramos ante uno de esos momentos emotivos en la vida de cualquier lector/a, especialmente si éste es de esa especie en peligro de extinción, esa que desgraciadamente ya no se ve en muchos lugares públicos, esa que consiste en apreciar esos tesoros más allá de lo que son, los que en definitiva, los que consideran a los libros algo más que libros. Por ello, cuando un lector de este tipo, se topa con libros cuyo tema principal son precisamente eso, los libros, y ese canto a la belleza que en ellos puede habitar, ellos y entre los que se encuentra una servidora, no pueden evitar caer rendidos ante dichas lecturas. ¿Ejemplos? Miles, La Sombra del Viento, Corazón de Tinta o La Ladrona de Libros se podrían englobar dentro de esta categoría, pero os aseguro que hay libros de este estilo a montones, y de seguro, que seguirán escribiéndose. No obstante, es triste ver como poco a poco, el habito de la lectura se está perdiendo sin que nadie parezca ponerle remedio, convirtiendo paulatinamente a la población en una sociedad inculta, con falta de curiosidad y con nulo espíritu crítico. Por todo ello, la novela que hoy tengo el inmenso placer de reseñar, nos recuerda precisamente eso, el importante papel que los libros juegan en nuestra vida y como éstos pueden llegar a transmitirnos emociones o sentimientos en unos casos y el conocimiento que tanto ansiamos en otros casos. 84, Charing Cross Road: una bella joya de la literatura intimista.

La historia de como este libro llegó a ostentar un lugar privilegiado en la estantería, pero también en mi corazón, es bastante sorprendente y viene de lejos. Hace unos cuantos años, mi madre, escuchó hablar de 84, Charing Cross Road en un programa de radio, y desde entonces, siempre tuvo la curiosidad y la inquietud por leer algún día tal interesante novela sobre libros y cartas trasatlánticas. Años más tarde, una servidora escuchó aquella historia con gran interés, y sinceramente, por lo que escuchaba, también me entraron ganas de pasear mis ojos por sus páginas. Dicho acontecimiento coincidió con que la editorial Anagrama, oportunamente, decidió sacar al mercado una colección especial de algunos de sus títulos en una edición muy cuidada y con portadas que eran realmente para enmarcar y exponer. Y entre dichos libros, casualmente, se encontraba 84, Charing Cross Road, engalanado con una cubierta repleta de sellos antiguos, lo cual ya hacía intuir al lector cual sería el estilo de la misma. Una tarde, mientras paseaba por una de esas librerías del centro que habitualmente visito, me topé por sorpresa con éste libro, y para seros sinceros, sentí una especie de alegría, me acordé de mi madre y decidí, casi en el acto, que aquel iba a ser su regalo de cumpleaños. Recuerdo que me costó encontrarlo posteriormente y que para cuando estaba próxima tan señalada fecha, la edición de este libro escaseaba, sin embargo, logré al final hacerme con un ejemplar. Obviamente, 84, Charing Cross Road pasó primero por las manos de mi madre, posteriormente, y alentada al mismo tiempo, me llegó el turno y sinceramente, no me arrepiento de haberme adentrado en sus páginas.


Adentrándonos de lleno en la crítica propiamente dicha, lo primero que tengo que señalar es que es una novela ágil, tremendamente ágil, pero a la vez repleta de matices interesantes y que merecen toda nuestra atención. En esta novela no esperéis grandes reflexiones, ni debates trascendentales, ni siquiera monólogos profundos emocionalmente; pero si, y eso es un aspecto bastante positivo, un lenguaje rico, hábil, inteligente y oportuno.  Además, dentro de esta cuestión, se podría hablar de que en 84, Charing Cross Road existen varios lenguajes, cada uno de ellos proveniente de un personaje diferente que derrochan personalidad, psicología y formas de ver la realidad con matices entre unos y otros, algo que sin duda, permite una empatía plena del lector con los personajes, lo cual siempre es importante. En segundo lugar, no debemos pasar por alto que nos encontramos ante una novela epistolar, un género muy interesante en el que es muy fácil proveer al lector de grandes momentos dentro de una narración, en éste caso, la autora se permite, con mucha inteligencia y perspicacia, añadir un tono de humor muy fino pero del que cualquier lector puede disfrutar sin ningún problema. Seguramente, y esto ya es una opinión personal, si Helene Hanff se hubiese decantado por plasmar 84, Charing Cross Road en una novela convencional, seguramente el efecto de su lectura y esos toques personales hubiesen pasado tristemente desapercibidos. En tercer lugar, y muy importante, como pasa siempre con las buenas novelas, a través de este libro, no se si conscientemente o inconscientemente, aunque me inclino por la segunda, la autora nos muestra una realidad muy distinta de una misma época histórica: el Nueva York triunfante y en alza y el Londres de posguerra en el que escasean algunos productos cotidianos. Esto permite al lector educarse mejor en una mirada más global y especifica al mismo tiempo de un aspecto concreto del tiempo histórico. Si tuviera que ponerle una pega, sería su brevedad, pues el libro supera por poco las 100 páginas, me hubiese gustado leer más correspondencia entre Helene y Frank Doel o Entre Helene y Cecily etcétera.


Centrándonos en este último párrafo, destinado a la tradicional reflexión crítica a la que tengo acostumbrado a más de uno, ésta vez, y aprovechando que en ésta ocasión reseñamos 84, Cahring Cross Road, me gustaría más que plantear una cuestión sujeta a debate y opinión un llamamiento. Como ya apuntaba en el anterior párrafo, ésta novela presenta una estructura epistolar, un estilo que nos permite no sólo leer de forma diferente a cuando leemos una novela con una estructura clásica, sino que apreciamos mejor los detalles de la misma. Por ejemplo, en una novela epistolar, nos podemos encontrar con importantes diálogos escritos, con formas de expresarse distintas, con fórmulas de referirse de un interlocutor a otro, con personalidades muy marcadas, con riqueza psicológica, con giros inesperados y que de verdad impactan al lector, con la plasmación más viva de sentimientos, de ilusiones, de sueños, de ambiciones, de confesiones...Incluso las fechas en las que el autor, en un contexto ficticio o no, voluntariamente o no, ha decidido encuadrar la trama ya nos pueden indicar muchas cosas con respecto no sólo al contexto histórico, sino también revelar pretensiones que tienen que ver con la forma de pensar del propio autor o autora. Por todo ello, y sin ningún tipo de pudor, reivindico la novela epistolar como una excelente forma de transmitir conocimiento y literatura de calidad. A lo largo de la historia, la literatura universal ha parido grandes obras de sobra conocidas como Drácula, Las Cartas Marruecas o Las Amistades Peligrosas entre otras, las cuales, son un ejemplo magnífico del buen uso del género. Actualmente, con la invasión de las nuevas tecnologías, parece avanzarse ligeramente en el campo de la narrativa en ese aspecto, y desde aquí animo a que ésto vaya cada vez a más, pues, asistiremos a una reinvención o readaptación del género epistolar a los nuevos tiempos, en los que en vez de usar papel y boli, la pantalla y el dedo/teclado sean los medios de redacción y el tiempo de espera, que en las novelas clásicas podía durar meses o años, se haya reducido a la simple y repentina inmediatez. 84, Charing Cross Road: una historia de amor, libros, ternura, pasión, complicidad, cariño...Una novela totalmente recomendada a los amantes de la lectura y de la buena literatura.

Párrafos o frases favoritas: 

"Digamos que soy una pobre amante de los libros antiguos y que los que deseo son imposibles de encontrar aquí salvo en ediciones raras y carísimas, o bien en ejemplares de segunda mano en Bernes & Nobre que, además de mugrientos, suelen estar llenos de anotaciones escolares."

Película/Canción: en el terreno de la escena, 84, Charing Cross Road se ha representado sobre las tablas en innumerables ocasiones, algunas de ellas incluso llegando a tener un gran éxito de público. Pero no es hasta 1987 cuando encontramos la única adaptación cinematográfica estrenada, con las memorables interpretaciones de Anne Bancorft y Anthony Hopkins dando vida a Helene Hanff y a Frank Doel. Por otro lado, si alguna vez visitáis la capital británica, no olvidéis visitar el 84 de Charing Cross Road, donde encontraréis el emplazamiento original de la famosa librería Marks & Co. Actualmente y para desgracia, ya no existe dicha librería, sin embargo, en la fachada podréis encontrar una placa conmemorativa.


¡Un saludo y a seguir leyendo!