lunes, 30 de mayo de 2016

RESEÑA: Hotel Transición

HOTEL TRANSICIÓN 

Título: Hotel Transición. 

Autor: Jesús Ruiz Mantilla (Santander ), periodista y escritor, ha cultivado a lo largo de su obra la narrativa y el ensayo. Es autor de las novelas: Los ojos no ven, Preludio, Yo Farinelli el capón, Gordo (con la que ganó el premio Sent Soví 2005), Ahogada en Llamas y La Máscara amarga. Dentro de otros géneros ha escrito Placer contra Placer y la obra Cantar la Música, que refleja su trayectoria como cronista musical a lo largo de dos décadas en el diario El País. En este periódico es donde ha desarrollado parte de su carrera dentro de las secciones de Cultura, así como en los suplementos de Babelia y El País Semanal. También ha colaborado con el programa La Ventana de Cadena Ser, cuando lo dirigía Gemma Nierga. Con Hotel Transición ha ganado el XVII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones. 


Editorial: Alianza Editorial. 

Idioma: castellano. 

Sinopsis: Chucho, un niño locuaz y curioso, vive en el hotel que dirige su madre Rocío. Allí se alojan personajes estrambóticos, solitarios y misteriosos que hacen un alto en mitad de la convulsión de un país que despide a la dictadura franquista para despertar a la democracia y las libertades entre nubes en el horizonte y una esperanza cautelosa. Recién muerta su abuela Carmen, el ser que más quería, Chucho queda a expensas de las tensiones y conflictos paternos y familiares. En medio de un hábitat con personajes que se resisten a entregar sus privilegios de vencedores franquistas, mientras otros luchan, desde la tristeza de derrotas muy presentes, por la reconciliación. 

Su lectura me ha parecido: interesante, reflexiva, fresca, natural, adecuada, prometedora, pertinente, personal, necesaria...Queridos lectores y lectoras, tratándose del libro que hoy vuelvo a tener entre mis manos, me siento en la necesidad de permitirme el lujo de, por primera vez, reflexionar en la introducción sobre lo que significa "ser necesario", lo que en este caso relacionaríamos inevitablemente con el mundo de la literatura. Un libro es necesario siempre, eso hay que dejarlo bien claro, pero también lo es cuando existen una serie de factores que lo demandan, a saber: un libro es necesario cuando el contexto es propicio para la creación literaria, un libro es necesario cuando existe una urgencia social inmediata, un libro es necesario cuando se olvida o se menosprecia a por ejemplo un sector de la población o cuando la situación es tan rica en temas a tratar que resultan imprescindibles para incluirlos en una futura novela. En definitiva, el devenir histórico provoca que exista una demanda de un tipo de literatura, la cual, aborde temas de interés trascendental tales como la corrupción política, la miseria de los más desfavorecidos, el pacifismo o la crítica a los grandes poderes entre otros. Ésto ha pasado desde que el mundo es mundo, con claros repuntes de intensidad en acontecimientos como La Revolución Francesa o la Primera Guerra Mundial entre otros, y no sólo con las grandes obras maestras de la literatura, sino con infinidad de libros de los cuales seguramente desconoceremos su existencia o se habrán perdido para siempre. Por todo ello, una servidora piensa que el libro que hoy tengo el placer de presentaros es necesario, necesario en su contexto, pero también en su contenido, pues el mito en el que se trasformó ese proceso histórico teñido por perturbadores claroscuros, no ha muerto, sino que regresa con fuerza desde el pasado. Y sin enrrollarme más de lo necesario, lectores y lectoras, os presento Hotel Transición: un acierto que demuestra los contrastes de una época inolvidable. 


La historia de como este libro, Hotel Transición, llegó a mis manos, es bien fácil. Reconozco, ya de primeras, que no había oído hablar de éste título hasta que lo vi entre las novedades de la página web de Alianza Editorial, y de hecho, recuerdo que me llamó la atención desde el primer momento. Supongo que se juntaron una serie de factores para que una servidora terminase por pedir el libro a la editorial, los cuales todavía recuerdo. Lo primero que me llamó la atención, sin duda fue la portada, su diseño, el cual inevitablemente, y de seguro que a muchos os ha pasado, recuerda mucho a Cuéntame ¿o no? Dos sillones a ambos lados en los que apreciamos a lo que podría ser una madre y un padre (éste último con pipa en mano), en el centro, un niño de espaldas, sentado en el suelo, que fácilmente podría recordarnos a Carlos Alcántara y en el centro, el invento más importante del siglo XX, la televisión. Todo ello aderezado con un fondo que se asemeja al papel de pared, algo que hoy en día nos parecería bastante cutre, y unas letras cuya tipografía se asemeja al letrero de un anuncio publicitario de la época. En segundo lugar, la autoría de la novela, el descubrir quién andaba detrás de ella y cómo había sido premiada en un certamen de cierta relevancia nacional. En tercer y último lugar, sin duda, la sinopsis, la cual, logró cautivarme desde el minuto uno, incluso antes de iniciar su lectura con gran ansia. Todo ello, en su conjunto, fueron los factores determinantes para que una servidora se decidiese pedir el libro a la editorial y posteriormente leerlo con curiosidad y conciencia. El resultado: una novela muy peculiar y expositiva en muchos sentidos. 


Centrándonos en este punto de la reseña en abordar la crítica a la novela, comenzaremos diciendo que Hotel Transición presenta una estructura clara y muy marcada, eso es importante, con un estilo directo, apabullante, seco en ocasiones, pero que invita inevitablemente a la reflexión y a que el lector trate de desentrañar su interior, dicho de otra forma, tratar de abrir el libro en canal para averiguar la opinión del autor al respecto. Además, el doble uso de la narración, en tercera persona por un lado y en primera por otro, ofrece una visión más extensa y completa de un periodo histórico inolvidable en la historia de España pero que también tuvo sus debilidades. La primera más fresca e imbuida inevitablemente por los acontecimientos y las novedades de la época y la segunda más adulta y con la influencia de la globalización, la cual ya posee la capacidad no sólo de recordar sino de reflexionar sobre aquellos días. Por otro lado, se nota, y eso lo pude confirmar en la entrevista que en su momento le hice al autor, la influencia de Camilo José Cela, es más, su estilo y forma se palpa por todos los poros de la novela, en cada página, en cada capítulo. Con todo esto, aunque si bien resulta algo descarado, no molesta para nada, al contrario que otras novelas que si que estorban las infuencias externas, en Hotel Transición no sucede ésto porque la historia y el momento en el que el autor ha decidido narrar los hechos es propicio para que una historia con la influencia de Cela acoplase. Al igual que el genial escritor hizo con respecto a la posguerra en su obra más influyente, La Colmena,  Ruiz Mantilla nos traslada a época de la  y nos expone, cual museo, una serie de personajes, cada uno representante de un sector de la sociedad del momento. Finalmente, y aunque en este libro se aborden acontecimientos que subjetivamente para el autor fueron importantes, y que no todos tienen que ver con los que toda una generación tiene gravados en su retina, Hotel Transición al fin y al cabo no deja de ser una una historia de aprendizaje, de superación y de madurez; un viaje que el protagonista emprende y que a lo largo de su ardua andadura, aprenderá, atesorará, pero sobretodo, a en un futuro no muy lejano, apreciar lo que estuvo bien y lo que estuvo mal de aquellos años en los que parecía que todo era posible sin dejar de lado la cautela de quienes han sufrido una terrible dictadura.

Finalmente y centrándonos en la conclusión pertinente, debemos pararnos a pensar, en relación con lo mencionado durante la reseña, en lo siguiente: ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué los valores de la transición han vuelto? o lo que es más importante ¿Qué contexto ha propiciado que un libro como Hotel Transición haya visto la luz? Para empezar, comenzaremos diciendo que, aunque nos parezca lejano y algo desfasado, lo cierto es que La Transición, pero sobretodo, el "mito" de La Transición ha vuelto a ocupar la primera plana en los discursos de nuestros políticos actuales, desde el más conservador hasta el más liberal. Todo por el simple hecho de que el contexto de nuevo, ha provocado una situación de parálisis, en la que los españoles no han optado por las mayorías absolutas, por lo que de nuevo, sólo cabe la posibilidad de dialogar y de ponerse de acuerdo unos y otros. Por todo ello, durante la pasada campaña electoral y los posteriores pre acuerdos, los cuales quedaron en agua de borrajas, incluyeron discursos ya pronunciados en el pasado e incluso hacer uso de la imaginería de la época, como el afamado cuadro que os he adjuntado arriba. Por todo ello, era inevitable no pensar en aquellos años, en los que se acababa de salir de una dictadura y en los que tuvieron, algunos a la fuerza, que ponerse de acuerdo para construir un proyecto democrático duradero. No obstante, dicho proceso tuvo sus luces y sus sombras, pues, entre otras cuestiones, tal vez la más sonada, fue el hecho de que se "echase al olvido" las cuestiones relacionadas con la guerra civil, entre ellas, las que tuviesen que ver con la merecida compensación al bando perdedor de la contienda, un hecho que trató de olvidarse, pero irremediablemente, con el paso del tiempo se ha demostrado que esas heridas todavía siguen abiertas y que no se ha hecho justicia alguna con los familiares, los cuales, siguen peleando por, entre otras cosas, desenterrar a sus antepasados, o simplemente, saber dónde están enterrados. Retomando lo dicho antes, en resumen podríamos decir que el devenir histórico ha propiciado que hoy por hoy se vuelva a usar la jerga de la transición, adaptada a los nuevos tiempos, una transición que nos la han vendido como modélica cuando en realidad no lo fue, un contexto en el que además volvemos a hablar de pactos, alianzas y de ceder, un contexto rico en ese sentido y que, como no podía ser de otra forma, ha propiciado que novelas como Hotel Transición ocupen un hueco en los escaparates de las librerías, y de seguro que no serán los únicos. En definitiva, desde aquí lectores y lectoras, me gustaría lanzaros la siguiente pregunta que en su momento ya le formulé a Jesús Ruiz Mantilla ¿Estamos ante una nueva transición o no hemos salido de ella en cierto sentido? Hotel Transición: una historia de aprendizaje, hostilidad, humor, drama, crítica, representación, recuerdo...Una novela imprescindible para todos aquellos que deseen conocer mejor lo que fuimos y lo que somos actualmente.

Frases o párrafos favoritos: 

"Aquel niño que apilaba su curiosidad y construía en su mente una idea, una sensibilidad para que explotara en su juventud, ¿se revela hoy un hombre maduro consciente de sus derrotas, de sus fracasos, de su balbuciente amargura? Lo eres si te resignas a ello, pero quizás estás a tiempo de revelarte aún."

Película/Canción: como podía ser de otra forma, y a falta de noticias de una posible adaptación, he decidido adjuntaros uno de aquellos himnos de la Transición que de seguro alguno ha escuchado más de una vez. Una canción a la que, si os fijáis, podemos extraerle un doble sentido.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya)

jueves, 26 de mayo de 2016

ENTREVISTA: Jesús Ruiz Mantilla

ENTREVISTA A JESÚS RUIZ MANTILLA

¡Buenos días lectores/as! Hoy en Jimena de la Almena tenemos el honor, no sólo de retomar nuestra sección de entrevistas, sino también de hacerlo por la puerta grande de la mano de Jesús Ruiz Mantilla, autor de Hotel Transición, novela galardonada con el XVII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, libro que próximamente reseñaremos en este espacio. El escritor, periodista y crítico musical cántabro se ha prestado a responder a nuestras preguntas sobre su última novela, además de otras cuestiones relacionadas con temas tan variados como la música, la universalidad de Cervantes o la política actual. Una novela que nos habla de una época trascendental en la historia de España y que, en las circunstancias en las que nos hayamos, resulta un texto de lo más pertinente, pues como dijo una vez el gran George Bernard Saw: "el hombre que escribe sobre si mismo y su tiempo es el único hombre que escribe sobre todas las personas y sobre todo el tiempo."


¿Cómo nace Hotel Transición?

Nace de un consejo y una provocación de Juan José Millás. De viaje por no sé dónde en que me preguntó: Y tú, ¿cómo habiendo vivido en un hotel no has escrito ya una novela? A los pocos días ya se me había ocurrido la estructura y los personajes. Lo clavó.

¿Cuánto te costó escribirlo?

Lo más duro fue volver a meterse en los ojos de un niño que tenía mucho que ver conmigo. Lo escribí más o menos rápido, en 10 meses o así, pero suelo dejar las novelas que reposen y corregirlas mucho: en total más de dos años dura ese proceso.

Muchos escritores tienen sus trucos y manías que los acompañan durante el proceso creativo ¿tienes alguna en especial?

Escribir por las mañanas y con música si puede ser.

Hotel Transición resultó merecedora del XVII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones, por lo que los parámetros en los que te has tenido que desenvolver han sido limitados. Sin embargo, ¿eres de los que se pone límites a la hora de escribir, o por el contrario, eres de los que no les importa el volumen de páginas de su creación?

El único límite es el respeto o el traje de la estructura que yo mismo decido, pero que suele ser un proceso muy libre y muy creativo en cuanto a su diseño, en cierto modo, otro reto a conseguir.

Centrándonos en la novela, me ha llamado mucho la atención la doble narración, la cual nos hace apreciar mejor las diferencias entre una época y otra ¿es difícil para un escritor transportarse de un momento a otro teniendo en cuenta las características de cada época? ¿Con qué narrador te identificas más?

Depende de los pasajes, en momentos con el adulto, que es más libre a la hora de dar rienda suelta a su cabeza, estómago, filias y fobias y en otros, aunque ya digo que fue lo que más me costó, con ese niño. Pero hay algo de mí en cada personaje, incluso en los femeninos, mucho.

Es obvio que el elemento autobiográfico es importante en el libro, sin embargo ¿dónde están los límites entre la realidad y la ficción en Hotel Transición? ¿Hasta qué punto el escritor se desnuda ante el lector?

Insisto, hay partes de mí en cada personaje, probablemente en los que menos imagina la gente. En cuanto a límites, no hay ninguno, ni en temáticas ni en maneras y formas de contar, precisamente escribo para romperlos.

Por el Hotel pasan infinidad de personajes, todos con sus diferentes características e ideologías ¿se trataría de, a semejanza de lo que Cela hizo en La Colmena, retratar los distintos espectros de la sociedad de los años 60 y 70? ¿Alguno de estos personajes está inspirado en alguien real?

La gran mayoría están inspirados en moldes reales que luego se desmandan y cobran nueva vida dentro de la ficción. Probablemente esta novela deba mucho a La colmena y a San Camilo, 1936, dos obras de Cela ante las que me descubro.

En la novela abordas algunos acontecimientos importantes desde la visión curiosa de Chucho ¿cuál, según tu opinión, marcó un antes y un después en el devenir de la historia más reciente de nuestro país?

La muerte de Franco y el Golpe de Estado, sin duda. Pero no he querido limitarme a los grandes episodios. En mi caso también fueron importantes la llegada de Cruyff, descubrir la música de The Beatles o Pink Floyd, quitarse los remilgos ante el sexo, los abusos de la Iglesia, la muerte de Mao, el cine, la ciencia ficción, el periodismo libre, las series de televisión, todo eso pulula por la novela.

En el libro las mujeres tienen un papel muy importante, y a través de ellas, podemos observar las dificultades a las que se tenían que enfrentar en aquella época ¿Crees que se ha avanzado suficiente en este aspecto?

No es que crea que se haya avanzado, creo que es otro mundo, en parte gracias a esas pioneras de los años sesenta y setenta que trabajaban en oficios y profesiones que no eran corrientes para una mujer y que marcaron el paso a la liberación que vino después. Mi madre, en eso fue un ejemplo admirable, que reeducó su propio ambiente de una manera muy igualitaria y enriquecedora. 

La música es un elemento imprescindible que acompaña a la trama y a los personajes. Como escritor, pero también como cronista musical me gustaría preguntarte ¿cuál ha sido el papel de ésta en la movilización social?

Absoluto, muy excitante, a través de la música tragábamos mejor la medicina de la represión o la falta de libertad, supuso todo un medicamento liberalizador. No sólo en lo global, también en lo local.

También, en Hotel Transición, las series de televisión también tienen su presencia, tanto las de antes como las de ahora. En relación con éste fenómeno ¿crees que éstas reflejan los comportamientos del ser humano? Con el boom que actualmente vivimos gracias a series como Mad Men o Breaking Bad, ¿hemos descubierto una nueva cultura audiovisual, hemos descubierto de alguna manera América?

No es que hayamos descubierto América, que es lo de menos, nos hemos descubierto mejor como especie, son un compendio parecido a la novela decimonónica, tratados de psicología y comportamiento humano profundos y enriquecedores. El gran arma de entretenimiento y cultura a lo grande del momento.

Hotel Transición al fin y al cabo narra la evolución de Chucho, que pasa de la infancia a la adolescencia, y de ahí, a la madurez de quién ingresa en la edad adulta ¿estamos ante una novela de iniciación en ese sentido? ¿Se produjo en aquella época una especie también de “transición” en lo que se entendía por ser niño, joven y adulto?

Estamos en una novela de iniciación y de revisión, de reflexión y duda ante lo que nos viene. Pero en forma nada apocalíptica, sino más bien esperanzada.

El libro comienza con una muerte, con la de Carmen, la abuela del protagonista, ¿éste hecho simboliza, de algún modo, la muerte de una generación importante?

Simboliza la pérdida de la inocencia y la llegada del dolor, del vacío, algo más íntimo, creo yo.

Hoy en día existen series como Cuéntame, en la cual, se nos ilustra la nostalgia de una época ¿crees que existe una necesidad de recordar? ¿Hotel Transición se insertaría dentro de esta tendencia?

Creo que tiene más que ver con Mad Men que con Cuéntame. La nostalgia no se utiliza de manera amable, sino cruda, satírica, salvaje, más bien.

Con el clima político en el que nos hayamos inmersos y en el que los símbolos y valores de la transición vuelven con fuerza ¿cuál es tu opinión? ¿Crees que nos hayamos ante una nueva transición, o no la hemos abandonado en cierto sentido?

Creo que vivimos una profunda reforma generacional, pero no una nueva transición. En cuestión de audacia política, aquellos referentes con todos sus defectos daban mil vueltas a los presentes. No había tantos límites y se jugaba con sangre. Si en ese contexto, Carrillo y Suárez pactaron, ¿cómo es posible que Rivera, Sánchez e Iglesias no lo hayan conseguido? No me jodas… 

¿Crees que el consenso y el diálogo, a todos los niveles, es bueno?

Absolutamente, el camino más sano y el más recomendable, sentarse a resolver los problemas y no levantarse de la mesa hasta firmar un papel.

Sinceramente, ¿crees que la transición fue modélica?

En muchos aspectos, sí. En otros que son los que ahora debemos revisar, fue un desastre. Primero en la connivencia de sus líderes con la corrupción, después con la deuda pendiente de resarcimiento moral a los perdedores de la guerra. Dio mucho más el bando vencido que el vencedor y eso, hay que equilibrarlo.

A estas alturas de la entrevista, me gustaría preguntarte, ya no como escritor, sino como lector ¿con que lecturas llenas tu tiempo libre? ¿Alguna recomendación en especial?

¿Lectura? Compulsivamente, con todo lo que cae en mis manos. Ahora ahondo en la relación Shakespeare / Cervantes. Literaria, se entiende.

¿Qué opinas de que “La princesa del pueblo” sea una de las que más libros vende en España? ¿Crees que estamos ante un progresivo empobrecimiento de la cultura intelectual y literaria en nuestro país?

No son libros, son productos. Todo libro no es literatura, claramente. No entro ni a considerarlo, pero me preocupa que se relacione, obviamente. Es sencillamente otra cosa. 

Ya que nos hayamos ante el cuarto centenario de la muerte de Cervantes, me gustaría preguntarte lo siguiente ¿si Cervantes hubiese vivido en la época de la Transición, que les habría dicho a los políticos de por aquel entonces? ¿Y a los de ahora?

Si algo define a Cervantes es una tolerancia humanística de mucho calado, aparte de la invención novelesca de la ironía o lo paródico. No creo que se mostrara ajeno a las circunstancias. Fue un hombre adelantado a su tiempo, que lo vivió intensamente y en compromiso con su presente. Como actitud, resultaría digno de admiración.

Por último, antes de despedirnos, permíteme que te pregunte lo siguiente, ¿A la hora de escribir, que te ha aportado más, tu profesión como periodista o tu afición por la lectura? ¿Crees en la distinción entre las profesiones de escritor y periodista?

Para mí no hay distinción: una nutre a la otra. Cada vez que me preguntan eso digo que soy escritor y periodista, valga la redundancia. 

¿Tienes en mente algún proyecto nuevo?

Terminar mi proyecto musical con Galaxia Gutenberg, que empezó en 2015 con Contar la música, va a publicar mis novelas Yo, Farinelli, el capón y Preludio y seguirá con un libro sobre ópera y otros géneros titulado Divismo: de los castratti a Lady Gaga’. 

¿Qué les dirías a los lectores para que lean Hotel Transición?

Que relean todas las preguntas de arriba…




¡Un saludo y a seguir leyendo!

Agradecimientos a:  Laura Demaría y a Alianza Editorial (Grupo Anaya

lunes, 23 de mayo de 2016

RESEÑA: Otra vuelta de Tuerca

OTRA VUELTA DE TUERCA


Título: Otra vuelta de Tuerca. 

Autor: Henry James (1843-1916) escritor, dramaturgo, critico teatral, viajero incansable y una de las máximas figuras de la literatura en lengua inglesa. Además de Otra vuelta de Tuerca, entre sus obras más célebres encontramos títulos como El retrato de una Dama, Washington Square, Los papeles de Aspern, Las alas de la Paloma, El Americano o Los Embajadores entre otros. 


Editorial: Alianza Editorial. 

Idioma: inglés.

Traductor: José Luis López Muñoz. 

Sinopsis: Otra vuelta de Tuerca es una de las historias de fantasmas más célebres y leídas de la historia. Sin embargo, el motivo de este gran favor unánime y continuado reside no tanto en la anécdota que la sustenta, sino en la suprema habilidad con que en ella Henry James levanta de la nada un relato que va dejando al lector sin asideros y creando en él, el horror más inquietante: aquel que va dentro del ser humano y lo acompaña desde el origen de los tiempos. 

Su lectura me ha parecido: intensa, penetrante, fantástica, terrorífica, infinitamente reflexiva, impactante, amena, sencillamente magistral...Queridos lectores y lectoras, me gustaría, una vez más, y aunque se que ésto ya lo he dicho en más de una ocasión, recomendaros encarecidamente la lectura de autores clásicos. Ya se que muchos de vosotros, entre los que me incluyo, hemos tenido alguna experiencia bastante nefasta, por no decir traumática, con algún libro en cuestión que se incluye dentro de esta categoría, lo se muy bien. Sin embargo, y tras haber devorado ávidamente el libro que hoy tengo el inmenso placer de reseñar, me reafirmo en lo que he dicho antes, amigos y amigas, hay que leer más clásicos. No sólo porque a través de ellos podemos apreciar mejor el lenguaje, las ideologías o las costumbres de una época pasada, sino porque en ellos, hallaremos, en su infinita mayoría la esencia de lo que los ha hecho inmortales y que, a pesar de que por ellos pasen los años y los siglos, nunca pasen de moda. Esa piedra preciosa concreta no es otra cosa que los temas universales, tales como el amor, la tristeza, la avaricia, la envidia, la venganza, la felicidad, la solidaridad, la muerte, la mentira...La novela que hoy tengo entre mis manos, se inserta dentro de los inmortales de la literatura, y en ella, como cabía esperar se aborda uno de esos temas universales, tal vez el más interesante a la vez que el más inquietante de todos. Por todo ello y por lo que posteriormente comentaremos, que mejor manera de conmemorar el centenario de la muerte de Henry James que recordarlo a través de una de sus obras más importantes, Otra vuelta de Tuerca: el terror y la reflexión más pertinente en estado puro. 


La historia de como llegó Otra vuelta de Tuerca a mis manos es de lo más sencilla. Antes de iniciarme de pleno con ésta lectura, la cual, he de confesar que es la primera que le me leo de Henry James, desconocía por completo la existencia de dicho autor. Tanto en el colegio como posteriormente en el instituto, una servidora aprendió muchísimo sobre literatura española, desde la Edad Media hasta prácticamente nuestros días. Luego en segundo de Bachillerato, si que dimos a algunos autores más internacionales en aquella excepcional asignatura de Literatura Universal, sin embargo, sólo entramos a analizar en profundidad a autores como Sófocles, Dante, Shakespeare, Flaubert, Baudelaire y Kafka; y aunque teníamos apuntes de otros autores para responder a una pregunta más generalista en el examen de selectividad, una servidora no recuerda haber leído el nombre de Henry James por ningún lado. Estando ya en la universidad, por fin, fue cuando escuché por primera vez nombrar a Henry James, desgraciadamente no os puedo detallar dónde ni cuando, sólo se que a los pocos días, merodeando por la biblioteca de humanidades en busca de un manual de historia contemporánea, me topé con una de sus novelas. En aquel momento, sinceramente, no me encontré con fuerzas para animarme con la lectura de un libro suyo, pero conforme pasaba el tiempo e iba descubriendo más obras suyas expuestas en las estanterías de las librerías más importantes de mi ciudad, poco a poco, la inquietud fue ganando terreno. Ésta curiosidad fue en aumento hasta que un día, ya encontrándome colaborando con el Gurpo Anaya, me topé de sopetón con Otra vuelta de Tuerca y pensé que ya estaba preparada y que no podía dejar pasar la oportunidad de adentrarme en una de sus novelas más célebres, tal y como rezaba la sinopsis. Como os podréis imaginar, tras cumplir con mis anteriores compromisos, pude por fin pedir el libro a la editorial, por lo que pude por fin adentrarme en las páginas de un libro que quedará en mi recuerdo para siempre. 


En lo que respecta a la crítica de esta novela, comenzaré apuntando que Otra vuelta de Tuerca presenta un estilo sorprendentemente ligero, ameno y entretenido; algo que me sorprendió encarecidamente. Como ya he apuntado al principio de la reseña, por regla general, cuando un lector se enfrenta a una lectura de estas características, pero sobretodo, enmarcada en un marco cronológico alejado en el tiempo, te esperas una lectura densa, barroca y que en ocasiones puede llegar a ser tediosa. Sin embargo, en el caso de Otra vuelta de Tuerca eso no sucede porque el estilo es totalmente diferente a lo que uno se espera, como si hubiese una intensión por parte del autor de llegar a más público y mejor con un lenguaje muy asequible que sorprende. Por otro lado, una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido la fantástica construcción de los personajes, todos y cada uno de ellos presentan rasgos interesantes que se centran más en el terreno psicológico que en el físico, algo que obviamente era de esperar conociendo la sinopsis del libro. Es más, me aventuraría a decir que los personajes de Otra vuelta de Tuerca parecen haber inspirado mil y un películas de terror que hoy todos y todas tenemos en mente. A mi por ejemplo, mientras me adentraba en sus páginas, tenía la sensación de que estuviese viendo a los personajes de Los Otros, esa maravillosa película de Alejandro Amenábar que incluye una soberbia interpretación de Nicole Kidman y que los entornos de dicha cinta no hacían más que remitirme a la estética y a la profundidad de Otra vuelta de Tuerca, por lo que sin duda este libro ha supuesto un gran referente para muchos cineastas. Seguidamente, y lo que me ha parecido todavía más impresionante de esta lectura es el hecho de que partiendo de algo tan pequeño, tan pequeño como puede ser una reunión de intelectuales en la que sale a la luz la historia de esta institutriz y su experiencia con una casa y con unos niños llamados Miles y Flora, salga algo tan grande y con tanta profundidad. Otra vuelta de Tuerca es el mejor ejemplo de novela evolutiva, en el sentido de que el lector parece subir unas escaleras poco a poco, a su justo ritmo, para llegar finalmente al tejado, desde el que poder observar un paisaje inquietante y lo suficientemente grande para englobar una de esas reflexiones que merecen la pena hacerse. Finalmente, y aunque otro de los puntos fuertes es esa impresionante reflexión, no la desvelaré, pues si lo hago, el spoiler sería tremendo, por lo que prefiero que vosotros, lectores y lectoras, lo descubráis a través de esta lectura.


En el apartado de la reflexión crítica, y aunque por una vez dejaremos de lado esa principal inquietud que su lectura suscita, eso no significa que Otra vuelta de Tuerca no presente más puntos desde los que partir para poder pensar e incitar el debate. Al contrario, este libro ofrece muchas posibilidades en ese sentido, más de las que podemos imaginar. Por ello, he decidido centrarme en este último párrafo en hablar sobre un tema recurrente, que sigue siendo un tabú y que incluso está muy asentado en la cultura popular, como son, los cuentos de fantasmas. Aunque encontramos claros antecedentes en otras grandes obras de la literatura universal, fue durante el siglo XIX cuando este género literario, proliferó de manera espectacular, pues, el romanticismo y ese interés por lo sobrenatural o el espiritismo estaban "de moda" por decirlo de alguna manera, y como no, la literatura del momento supo sacarle el partido que se le merecía. Sin embargo, y más allá del mayor o menor miedo que nos pueda causar leer una historia de fantasmas, debemos pararnos a pensar en qué pensamos cuando nos referimos a fantasma, qué nos mueve a pensar que éstos existen o no, pero lo más inquietante de todo, por qué nos atraen tanto todo lo que tenga que ver con el tema. ¿Tal vez por morbosidad?, no lo dudo, seguramente sean las historias con mejor contenido de ese estilo, ¿por fascinación?, tal vez, pues no deja de ser algo extraordinario con las connotaciones que uno mismo le quiera dar, ¿Por miedo?, puede ser, pues en el fondo, no somos más que seres humanos con instintos primitivos, los cuales, no han cambiado desde que el mundo es mundo. Sea como sea, lo que está claro es que en una sociedad en la que la religión ha dominado gran parte del espacio público y privado, creer en la presencia, ya no sólo de fantasmas, sino de que algo hay, y que está junto a nosotros, despierta toda clase de contradicciones, además de mostrar al ser humano en todo su esplendor, dejando a la vista tanto lo bueno como lo malo. Es en ese momento cuando nos desnudamos y somos nosotros mismos, ante el miedo, es la reacción más normal del mundo. Por ello, es importante este tipo de historias dentro de la literatura universal, capaces de con recursos como el uso de los fantasmas, el cual se mueve y actúa como un personaje más en un espacio propio, despertar al corderito temeroso o a la bestia indómita que todos, de alguna forma u otra, llevamos reprimida o escondida en nuestro interior. Otra vuelta de Tuerca: una historia de terror, fantasmas, visiones, corazonadas, peligro, pasado, oscuridad, maldad, inocencia...Un libro inolvidable escrito por un autor todavía más inolvidable.

Frases o párrafos favoritos: 

"Dicen cosas que, si las oyéramos, sencillamente nos espantarían."

Película/Canción: desde el año 1957, Otra vuelta de Tuerca ha sido adaptada en muchas ocasiones, desde seriales de radio, pasando por supuesto por el cine o la televisión, hasta una ópera se ha escrito sobre esta aclamada novela. Las adaptaciones más recientes datan de los años 2003, 2008 y 2009, sin embargo, la más conocida de todas fue estrenada en el año 1961 bajo el título The Innocents, (a España llegó con el inexplicable título de Posesión Satánica) dirigida por Jack Clayton y con la intensa interpretación de Deborah Kerr. Aquí os adjunto un fragmento de esta interesante adaptación que espero que os guste:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya

lunes, 16 de mayo de 2016

RESEÑA: Un lugar llamado Libertad.

UN LUGAR LLAMADO LIBERTAD


Título: Un lugar llamado Libertad. 

Autor: Ken Follett (Cadiff 1949, Reino Unido). Tras estudiar filosofía en la University College de Londres, trabajó como periodista en el South Wales Echo y en el Evening News. En 1978, con a penas veintisiete años, publicó su primera novela, El ojo de la aguja, que obtuvo gran éxito de inmediato y fue adaptada al cine. Tras este éxito editorial, comenzó a publicar novelas de género policíaco como La clave está en Rebeca o Triple, consolidándolo como escritor de éxito. Pero el verdadero reconocimiento no llegó hasta la publicación en 1989 con la publicación de su novela más famosa Los Pilares de la Tierra, una novela ambientada en la Edad Media que le valió estar entre los libros más leídos durante varios años. Follett también es el autor de Un mundo sin Fin, continuación de Los Pilares de la Tierra y de La Caída de los Gigantes y El Invierno del Mundo El Umbral de la Eternidad, las cuales, que componen la primera, segunda y tercera parte de la trilogía The Century,. Actualmente se encuentra inmerso en el trabajo de redacción y documentación de una novela ambientada en el siglo XVI, trabajo que le ha traído a algunas ciudades del sur de España el pasado otoño. Esta previsto su lanzamiento para el año 2017.


Editorial: Debolsillo.

Idioma: inglés.

Traductor: María Antonia Menini Pages.

Sinopsis: ser minero del carbón en la Escocia del siglo XVIII significa servidumbre y sufrimiento. Por eso Mack McAsh se enfrentó a su amo, lo que le obligó a huir. Para el joven comenzó una odisea, que le llevó a Londres y luego a las colonias de América del Norte, convertidas más que nunca en la esperanza de libertad.

Su lectura me ha parecido: ágil, intensa, ligera, activa, penetrante, nada original hasta cierto punto, condensada, levemente limitada, premonitoria...Queridos lectores y lectoras, en este punto, y sabiendo quién es el autor de la novela que hoy tengo el honor de presentaros y reseñar, creo conveniente abordar un tema del que ya versé en un artículo que elaboré cuando colaboraba con EmBLOGrium. Como muchos bien sabréis, la llamada Novela Histórica ha formado parte, desde el momento de su nacimiento y su difusión en el siglo XIX, de nuestro imaginario literario y de nuestras preferencias a la hora de escoger lectura. Sin embargo, y e aquí la paradoja, muchos se creen que todo lo que se narra en las novelas históricas es cierto, cuando en realidad, no es del todo cierto. Sólo una pequeña parte de éstas se puede considerar verídico, y siempre tiene que ver con el entorno que rodea a los personajes, es decir, el siglo en el que el autor ha decidido enmarcar la novela, aunque en ocasiones, ni eso se asemeja a lo que en realidad fue. Pero lo que de verdad me sorprende es que algunos lectores y lectoras, aficionados o no a la novela histórica, piensen que todo lo que concierne a los personajes: acciones, sentimientos e incluso el lenguaje provienen de una determinada época. Las novelas históricas, no sólo las actuales, también las del XIX, están escritas desde su siglo, pasando por el filtro del momento en el que el autor/a está viviendo. Por ello, las novelas históricas no son una herramienta fiable a la hora de analizar una época del pasado concreta, si acaso, lo cual resulta más interesante si cabe, sirven para analizar el presente del autor, pues, los personajes, aunque crezcan en la Baja Edad Media, se comportan y hablan como hombres y mujeres del XXI por ejemplo. Con esta pequeña introducción, me gustaría comenzar la reseña de una novela que a pesar de estar ambientada en el siglo XVIII, encontramos los cimientos de lo que en un futuro será y ofrece una apabullante reflexión de un asunto de plena actualidad. Un lugar llamado Libertad: la génesis de un estilo propio.


La historia de como Un lugar llamado Libertad llegó a mis manos y pasó por delante de mis ávidos ojos lectores es bastante simple, aunque tiene trasfondo. Como muchos sabréis, sobretodo los que os prodigáis más por este espacio, una servidora es una autentica, no fan, sino entusiasta más bien, de Ken Follett. Desde que lo descubrí durante aquel difícil y estresante segundo de bachiller, entre clases y clases de Historia del Arte, a través de Los Pilares de la Tierra, he devorado cada una de sus novelas históricas. Y aunque no todas me entusiasmaron o no llegaban a ese título tan mundialmente celebrado, es un autor que le tengo gran estima, no como historiadora obviamente, aunque de ellas se podrían extraer algunos aspectos relacionados con el siglo XX, sino como lectora. Pues bien, en lo que respecta a Un lugar llamado Libertad, se reveló ante mi como una gran sorpresa, pues, aunque sabía de sobra que antes de decantarse por la novela histórica Follett había dado sus primeros pasos en la novela policíaca, desconocía por completo este título. La primera vez que lo vi fue en una de mis visitas furtivas a la biblioteca de mi barrio y aunque la edición no era la mejor del mundo y aunque la solapa protectora se cae a pedazos, tenía entre mis manos una autentica novedad y que me hizo preguntarme si éste, al ser anterior a Los Pilares de la Tierra, evidenciaría algunas de las características en cuanto a estilo y forma, es decir, si en Un lugar llamado Libertad se encontraba parte de la esencia de aquella lectura imprescindible. Al finalizar su lectura, descubrí que mis sospechas eran ciertas, sin embargo, también me topé con alguna que otra sorpresa menos agradable.


Centrándonos en la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Un lugar llamado Libertad, como ya he avanzado antes, presenta una lectura ágil, trepidante y que oscila entre el retrato de una época, más propio de la novela histórica, y la acción propia del género de aventuras. Esta mezcla de los dos géneros proporciona al lector no sólo una peculiar visión de la Escocia, la Inglaterra y las 13 colonias del siglo XVIII, sino además un héroe, un individuo, un protagonista que guíe al lector a través de una trama rápida y que fácilmente puede enganchar al lector. Por otro lado,y ésto si que me resulto algo decepcionante, me encontré como contrapartida con un argumento demasiado flojo, demasiado visto, demasiado explotado para ser claros. Si es cierto que estamos acostumbrados a leer obras en las que se nos retratan las condiciones y la vida de los inmigrantes que llegan a América durante el siglo XIX, sobretodo destaca por encima de todos ellos, el caso de los irlandeses, el caso tal vez más paradigmático, recurrente y con mayor visibilidad. Ese intento de Follett por mostrarnos una cara diferente de lo que viene a ser lo mismo, pero desde el siglo XVIII, cuando América del Norte tenía mayores perspectivas, podría haber resultado un éxito. Sin embargo, y como muchas veces suele ocurrir en su literatura, esa ambición desmedida, la cual ya empieza a percibirse en Un lugar llamado Libertad, lo que hace es contraproducente, y al final, acaba haciendo lo mismo que ya otros antes que él lo hicieron, es decir, hablar de lo mismo, en un contexto diferente, lo que en otras palabras quiere decir trasladar los mismos conflictos y estereotipos de la típica literatura de este estilo. Sin duda, en este sentido me esperaba mucho más y no este tremendo batacazo. Seguidamente, cabe comentar que en Un lugar llamado Libertad encontramos ya personajes tipo, que se repetirán a lo largo de su literatura y que sin duda, le funcionarán bien, a saber: el héroe de origen humilde y que pasa las de Caín, la chica de pasado noble y con carácter adelantado a la época, el malo malísimo, el pretendiente abominable,  la secundaria de lujo...Con todo esto quiero decir, para finalizar el apartado crítico que, Un lugar llamado Libertad no es la mejor novela del mundo, no lo es en absoluto, sin embargo, en ella si que encontramos algo bueno, la base de un estilo propio que lo demostrará sin lugar a dudas en las novelas que a día de hoy todos y todas conocemos.

Como ya he mencionado antes, muchas novelas de este estilo, aunque estén ambientadas en otra época o nos parezcan distantes en el tiempo y el espacio, nos pueden proporcionar interesantes reflexiones que contribuyan al enriquecimiento de uno mismo, como lector pero también como persona. En el caso de Un lugar llamado Libertad, no iba a ser menos, pues lectores y lectoras, ¿qué es exactamente la libertad? Pero más concretamente ¿Todavía a día de hoy alguien cree que América del Norte, lo que hoy es Estados Unidos, es sinónimo de prosperidad,  oportunidad, pero sobretodo, de  libertad? La historia, como bien sabréis, ha demostrado todo lo contrario, que aquel lugar que proyectaba su imagen de "tierra prometida" al mundo  no hacía más que entrar, una y otra vez en la contradicción más grande. En la época en la que se ambienta la novela si que se trataría de ese lugar deseado donde poder labrarse un futuro próspero, pero ojo, ese objetivo sólo se alcanzaba si eras blanco, si no, no tenías derecho a ello. Luego está el tema de la esclavitud y de todos aquellos afroamericanos que tenían que ganarse la vida trabajando en la plantación de algodón de turno sin más aspiraciones que esas, tratados como animales y sometiéndolos a trabajos forzados. La victoria del norte en la guerra de secesión supuso la abolición de la esclavitud, sin embargo, y durante décadas la población negra no pudo prosperar, y los pocos que lo lograron, los cuales fueron una minoría, fue a base de muchísimo trabajo y sorteando las dificultades, las restricciones y a las privaciones que tras la guerra todavía siguieron vigentes o se fueron incrementando con el paso de los años. Por otro lado, durante el siglo XIX, Estados Unidos vivió una intensa recepción de inmigrantes, cuyas nacionalidades iban desde irlandeses, italianos, rusos, checos, alemanes hasta puerto riqueños o chinos entre otros. Pues bien, tampoco ellos lo tuvieron fácil a la hora de insertarse en el mercado laboral o de acceder a una serie de derechos básicos, es más, tuvieron que exigirlos, al igual que lo hicieron los afroamericanos en aquellas famosas marchas de los 60 con Luther King a la cabeza. Actualmente, salvo el caso de ciertas etnias o pueblos de procedencia, todavía persiste en algunas zonas el racismo contra la población negra, no hay más que echar la vista un año atrás para rememorar los sucesos y las protestas de Baltimore donde varios policías se vieron implicados. Y no hay más que pensar en lo que sucedería si Donald Trump ganase las elecciones, cuya medida estrella parece ser la construcción de un muro entre EEUU y México. Con todo ello, lectores y lectoras ¿Estados Unidos es un lugar llamado libertad? Un lugar llamado Libertad: una historia de aventuras, pasión, sueños, lucha, perseverancia, amor, deseos...Una historia que los amantes de la novela histórica, pero sobretodo de Ken Follett, no os debéis perder.

Frases o párrafos favoritos: 

"Minutos después mientras Lizzie y Jay permanecían de pie en la proa, el barco empezó a deslizarse río abajo. Una fresca brisa del anochecer azotaba las mejillas de Lizzie. Mientras la cúpula de San Pablo desaparecía bajo la línea del horizonte de los almacenes portuarios, ésta le dijo a su marido:
- No se si alguna vez volveremos a ver Londres."

Película/Canción: de Un lugar llamado Libertad todavía no hay programada ninguna adaptación cinematográfica o televisiva, como si se a hecho con otras novelas del autor. No obstante, aquí os adjunto una pieza evocadora que puede recordar al libro:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

jueves, 12 de mayo de 2016

RESEÑA: Voces de Chernóbil.

VOCES DE CHERNÓBIL


Título: Voces de Chernóbil. 

Autor: Svetlana Alexievich (Stanislav, Ucrania 1948) es una escritora y periodista bielorrusa de lengua rusa. Actual exponente del género literario "polifónico", fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura en el pasado 2015. Entre sus obras más importantes encontramos La Guerra no tiene rostro de Mujer, Los últimos testigos. Cien relatos nada infantiles, El fin del Homo Soviéticus, Los chicos del Cinc o Voces de Chernóbil


Editorial; Debolsillo. 

Idioma: ruso.

Traductor: Ricardo de San Vicente. 

Sinopsis: "en mitad de la noche oí un ruido. Miré por la ventana. Cierra las ventanas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Vendré pronto". El relato de la esposa de Vasia, un joven bombero, abre este impactante libro sobre las secuelas que la catástrofe de Chernóbil dejó en personas que lo vivieron y de la manipulación de la información por parte de las autoridades soviéticas. Este libro está planteado como si fuera una tragedia griega, con sus coros y unos protagonistas marcados por un destino fatal que hacen oír sus voces de monólogos. Pero a diferencia de una tragedia griega, en Chernóbil el orden no volverá a restablecerse: no hay catarsis posible. 

Su lectura me ha parecido: sorprendente, magnífica, magistral, impecable, didáctica, interesante, altamente reflexiva, crítica, fría, nada pretenciosa... Queridos lectores y lectoras, por primera vez en Jimena de la Almena, nos hayamos ante un libro diferente, el cual, se distancia, o no, depende de quién lo lea y las apreciaciones que haga, de lo que llevamos haciendo en este espacio desde el momento de su fundación. No estamos ante una novela, eso está claro, pero tampoco estamos ante un ensayo propiamente dicho, con las características que éste siempre manifiesta. Muchas veces, y sobretodo los que hemos estudiado carreras como historia, la cual no es tan fácil como muchos creen, sabemos que en cualquier investigación que nos propongamos tenemos que acudir a fuentes primarias, pues en ellas se encuentra el alma, y tal vez, el sustento de todo el trabajo que se pretende llevar a cabo, el cual requiere su tiempo y sus horas de dedicación. Pues bien, entre todas esa fuentes primarias, como no, encontramos las fuentes orales, esa indispensable herramienta sujeta a critica y al análisis que, sobretodo para los que se quieren especializar en Historia Contemporánea son de vital importancia, pues somos los únicos que podemos interrogar en persona a esos llamados "monumentos orales", esas personas que han vivido un contexto único y como tal, debería tenerse siempre en cuenta. Lamentablemente ya son pocas las personas, pues éstas van poco a poco desapareciendo, que nos pueden hablar sobre, por ejemplo, su experiencia en la I Guerra Mundial, el periodo entre guerras, la II Guerra Mundial, el Holocausto o incluso la Guerra Civil Española. Sin embargo, conforme pasan los años se van abriendo poco a poco nuevos campos de estudio en el terreno de la historia oral, tales como el Mayo del 68 francés, la Guerra de Vietnam, la Guerra de Irak, los movimientos feministas de segunda ola, la resistencia en la Alemania del este, o en el caso de España, la postguerra y la Transición entre otros. El libro que hoy tengo el inmenso placer de reseñar pretende, a semejanza de trabajos sobre acontecimientos ya citados, acercar al lector a un tema de vital importancia, el cual hace unas semanas cumplió 30 años, a través de testimonios únicos y que como tales, merecen todo nuestro respeto y atención, no sólo como lectores, también como seres humanos conscientes del pasado. Voces de Chernóbil: la historia oral fusionada con la critica ensayista y el periodismo de calidad.


La historia de como este libro llegó a mis manos es bien sencilla, y de hecho, de seguro que algunos ya habréis intuido por donde van los tiros. Como todos y todas sabréis, y si no seguir leyendo éstas líneas, Svetlana Alexievich, la autora de Voces de Chernóbil entre otros libros, fue galardonada el año pasado con el prestigioso premio Nobel de las Letras. Es más, según he podido leer, ha sido la primera escritora de no ficción galardonada con este importante reconocimiento en lo que llevamos de siglo XXI. Con todo esto os quiero decir, lectores y lectoras, que una servidora se leyó Voces de Chernóbil en parte por ser una Premio Nobel. Se que hay que leer premios nobeles, lo se, sin embargo, y os chocará un poco, nunca me he guiado en la elección de mi lectura por ese aspecto. Leer a premios nobeles es bueno, treméndamente bueno, sobretodo para descubrir escritores y escritoras de calidad y unas obras que sin duda, pasarán a ser universales por los siglos de los siglos. No obstante, y aunque he hecho grandes excepciones, fue la primera vez que sentí que debía leer algo de un premio nobel, pero no de cualquier premio nobel, sino de ésta premio nobel en concreto. Recuerdo que lo primero que me llamó la atención de su producción fueron los temas escogidos por un lado y esa interesante mezcla de oralidad con periodismo por otro, y cuando por primera vez escuché hablar de Voces de Chernóbil, el cual, tristemente había pasado totalmente desapercibido en las librerías hasta entonces, sentí la imperiosa necesidad de leerlo. Afortunadamente, pero también para mi grata sorpresa, la pequeña biblioteca de mi barrio decidió adquirirlo entre sus novedades, y gracias a ello, algo que les estaré eternamente agradecida, pude adentrarme en la lectura de un libro que ha superado todas mis expectativas como lectora pero también como amante de las nuevas formas de literatura.

En lo que respecta a la critica de Voces de Chernóbil, comenzaremos diciendo, más bien, clarificando, que no se trata ni de una novela ni de un ensayo puramente duro. Como ya comenté en la introducción nos hayamos ante un libro complejo, donde en este sentido, ambos géneros literarios se fusionan, pues su estructura nada convencional, se asemeja a la de un ensayo crítico, sin embargo, la forma y el estilo denotan algo más que lenguaje científico, es más, se hace ameno precisamente por eso, porque presenta una escritura ágil, voraz, atrayente, contundente, incluso lírica en ocasiones. Por todo ello no se le puede calificar ni como ensayo ni como novela, más bien como un trabajo de fusión muy bien resuelto y presentado. En lo que respecta a los testimonios, la parte sin duda más importante del libro, están muy bien escogidos, planeados y estructurados. En Voces de Chernóbil se da precisamente eso, voz a diferentes sectores de la sociedad que vivieron directamente o indirectamente el terrible accidente nuclear. En el libro liquidadores, historiadores, químicos, físicos, bomberos, mujeres, ecologistas, parientes de fallecidos, enfermeros, médicos, anticomunistas, afectados, trasladados, retornados, filósofos, biólogos, comunistas, hasta aquellos que en su día fueron niños durante la tragedia prestan su testimonio a la autora en un ejercicio pero también por la necesidad de contar una experiencia para unos traumática y para otros clave para abrir una inquietante puerta al conocimiento científico, filosófico, histórico e incluso político. Por otro lado, hay que señalar que éstos testimonios, conmovedores todos ellos, no están tratados desde el dramatismo, algo que en muchas ocasiones se tiende a evidenciar. Si bien los testimonios son desgarradores, no están destinados a producir llanto en el lector, aunque alguno bien podría provocarlo, sino para mostrar y exponer una experiencia al lector, creando de esta forma una unión didáctica entre el lector y el libro. Los testimonios no están en Voces de Chernóbil para compadecerse, sino para mostrarnos las distintas perspectivas de un acontecimiento, pero también de un momento concreto en la historia de la Unión Soviética, todo ello pasado magistralmente por el filtro crítico y una metodología periodística admirable y que mucha falta haría en algunos periodistas de mi país. Finalmente, destacamos un elemento importante y que hace de Voces de Chernóbil un escrito singular, como es esa estructura coral. Hasta el momento, una servidora, había apreciado esa estructura en determinadas novelas o en obras de teatro, sobretodo las de la Grecia Clásica. Sin embargo, no esperaba encontrarme un coro de distintas voces, los testimonios, deseosos de ser escuchados y dispuestos a abrirse, algunos en canal y otros no tanto, ante las preguntas de la autora. Esta sensación se crea gracias a un estilo que se aleja de lo puramente científico, muy habitual en ciertos ensayos, sobretodo de historia, y se acerca a una literatura que evoca tiempos pasados, formas de narrar familiares y que nos conducen por un canal de voces olvidadas por muchos, las cuales, nos sirven para enmarcar la historia, o en este caso, una tragedia que todavía nos llega a través de ecos ahogados.

Llegados a este punto, me gustaría, aprovechando la lectura que hoy reseñamos y que hace unas semanas se cumplieron nada más y nada menos que 30 años del desastre de Chernóbil, reflexionar precisamente sobre este tema. Como muchos bien sabréis, el sábado 26 de abril de 1986 se produjo el accidente nuclear más grave de la historia, provocando a su vez, uno de los mayores desastres medioambientales jamás visto. Aquel día, durante una prueba en la que se simulaba un corte de suministro eléctrico, un aumento súbito de potencia en el reactor 4 produjo un sobrecalentamiento del núcleo del reactor, lo que terminó provocando una explosión de hidrógeno acumulado en su interior. Ésto causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la URSS a la evacuación masiva y repentina de 116.000 personas provocando una alarma internacional al detectarse radiactividad en al menos 13 países de Europa central y oriental. Después del accidente, se inició un proceso masivo de descontaminación, contención y mitigación que desempeñaron unas 60.000 personas denominadas liquidadores en las zonas circundantes al lugar del accidente y se aisló por completo un área de unos 30 km al rededor de la central, la cual, a día de hoy, todavía sigue vigente. Una vez explicado lo que pasó, algo que podemos averiguar si tecleamos "accidente nuclear" o simplemente "Chernóbil", ahora toca de verdad plantearnos la siguiente pregunta ¿qué es lo que de verdad sabemos de la energía nuclear? O más concretamente ¿Chernóbil ha supuesto un golpe de "suerte" para la comunidad científica? Hace unas semanas, como conmemoración a la tragedia, algunas cadenas de televisión realizaron reportajes al respecto, pero también, se emitieron documentales, sobretodo de carácter científico, en los que se hablaba de como la energía nuclear ha contribuido en parte al desarrollo de una nueva fauna, pero también al restablecimiento del orden y el equilibrio entre animales en las zonas afectadas. En los bosques se ha creado un nuevo ecosistema, los animales parecen haberse adaptado y los carroñeros y los grandes depredadores como el lobo o el oso han vuelto a las zonas de las que antes habían sido expulsados por el hombre. Con todo esto, y aunque se que éstos documentales son puramente especulativos en su mayoría, evidencian una cosa, y es que, Chernóbil tiene dos caras: la de la tragedia y la del descubrimiento. El recuerdo y la frivolidad al mismo tiempo, contribuyendo a crear una imagen del lugar muy mediática y por la que pululan demasiadas leyendas urbanas las cuales, seguramente, nunca se demostrarán. Voces de Chernóbil: una historia de tragedia, rencor, solidaridad, necesidad, impotencia, reflexión...Un coro que entona su angustiosa canción desde los recovecos de un pasado y un hecho dificil de olvidar.

Frases o párrafos favoritos:

"Para mi el cielo esta vivo, cuando miro...Todos están allí."

Película/Canción: del accidente de Chernóbil se han producido infinidad de material audiovisual, sobretodo en el ámbito del género documental. Aquí os dejo un reportaje sobre Chernóbil 30 años después de la tragedia, emitido en el programa Informe Semanal, espero que lo veáis:


¡Un saludo y a seguir leyendo! 

miércoles, 4 de mayo de 2016

RESEÑA: Un susurro en la Oscuridad.

UN SUSURRO EN LA OSCURIDAD


Título: Un susurro en la Oscuridad. 

Autor: Louisa May Alcott (Germantown, Pensylvania 1832- Boston 1888) hija del reformista pedagogo Amos Bronston Alcott, su infancia y adolescencia transcurrió en los círculos trascendentalistas de Boston y de Concord (Massachusetts), siendo alumna de Emerson y de Thoreau, cuyas enseñanzas humanistas ejercieron una gran influencia en su pensamiento y en sus obras literarias. Tras el fracaso de su padre en la fundación de una comunidad utópica en Harvard, Louisa se vio obligada a impartir clases y a trabajar como costurera y asistenta. Sin, embargo, éstas circunstancias no le impidieron desarrollar una carrera literaria que abarca más de trescientas obras, entre las que destacan. Mujercitas es su obra más conocida, y la que le permitió saldar las deudas de la familia, pero también destacan Estado de Ánimo, Hombrecitos, Los muchachos de Jo, Un moderno Mistófeles, o Un susurro en la Oscuridad


Editorial: Hermida Editores. 

Idioma: inglés. 

Traductor: Óscar Mariscal. 

Sinopsis: en medio de una realidad desconcertante, producto de una relación amorosa con intereses enfrentados en la que intervienen más personas, la protagonista se encuentra encerrada en una habitación bajo el control médico y mental de un doctor.

Su lectura me ha parecido: interesante, frenética, absorbente, sorprendente, reflexiva, penetrante, desconcertante, mágica, profética...Queridos lectores y lectoras, en esta reseña toca sincerarme un poco, pues, sin duda, ha sido uno de esos descubrimientos importantes a nivel literario, pero también a nivel personal, pues, ésta lectura me ha liberado de algún que otro prejuicio. Me explico, como muchos sabréis, la autora de éste libro es también la autora del famoso Mujercitas, un libro en el que todavía no he tenido la oportunidad de leer, y no ha sido por falta de oportunidades, lo que pasaba es que estaba demasiado influenciada por aquella película de 1994 protagonizada entre otros por Winona Ryder. Una película que, a ojos de una servidora, le pareció de lo más cursi que había visto hasta la fecha, por lo que las ganas de atreverme con Mujercitas no fueron muchas la verdad. Sin embargo, toda esa negativa opinión y todos esos prejuicios infundados saltaron por los aires cuando me topé con la lectura que tengo el placer de reseñar. Fue entonces cuando se desvaneció todo, como por arte de magia, y esa edulcorada visión que tenía de la literatura de la autora desapareció de un plumazo. Por todo ello, os aconsejo, queridos lectores y lectoras, que no juzguéis una lectura antes de hora, se que es difícil, y más cuando hay muchos condicionantes en el terreno literario y cinematográfico, sin embargo, y os lo digo por experiencia, hay que darle el beneficio de la duda, pues, al igual que me ha sucedido con ésta lectura que hoy os presento, a lo mejor descubrís esa lectura sorprendente que tanto habéis estado esperando. Un susurro en la Oscuridad: la sorpresa literaria con mayúsculas. 


La historia de como Un susurro en la Oscuridad llegó a mis manos para convertirse, entre otras cosas, en el primer libro que inicia esa colección de novelas bien colocadas y ordenadas en mi adorada estantería, fue sencilla, sin ambargo, como ya he mencionado en la introducción, las cosas no fueron fáciles en un principio. Como os he comentado, una servidora, tenía una serie de prejuicios anteriores con respecto a la literatura de Louisa May Alcott, todo ello si haber leído nada, simplemente con el recuerdo de una adaptación cinematográfica, algo que no me perdonaré. No obstante, y tras esa primera reseña surgida con Hermida Editores, eché un vistazo al catálogo y de pronto, Un susurro en la Oscuridad se presentó ante mis narices. Lo primero que pensé, y la verdad, me arrepiento de ello, fue "¿Louisa May Alcott? Madre mía, ¿cómo tiene que ser ésto?", pero contra todo pronóstico y tras leer la sinopsis y algunas valoraciones por parte de otros compañeros de la blogsfera, me quedé impactada, pues, no era la trama que me esperaba encontrar, me sorprendió gratamente, tanto que al final, sin una servidora apenas creerselo, acabé pidiendo el libro a la editorial. Tardé un poco en iniciar ésta lectura, lo reconozco, sin embargo, desde que abrí la novela por la primera página, nadie me pudo parar. Si mi impresión antes de leer Un susurro en la Oscuridad fue, como ya he citado antes: "¿Louisa May Alcott? Madre mía, ¿cómo tiene que ser ésto?". En aquellos instantes fue más o menos así: "Que equivocada estaba" seguido de "¿Cómo tanto puede caber en tan poco? ¿Como esa tremenda historia es capaz de llenarte en tan sólo 75 páginas?"


Centrándonos en este tercer párrafo en ofrecer una opinión y crítica al libro, comenzaremos diciendo que Un susurro en la Oscuridad es una de esas lecturas bien estructuradas en todos los sentidos, pues, en ella no sólo se nota esa intención de que ésta tuviese el formato de historia corta-cuento, sino que en lo que respecta al estilo queda todo muy delimitado, muy medido. Esto hace que de éste libro se asemeje a una perfecta obra de ingeniería, en la que todo está en su lugar, en la que los personajes parecen moverse en unos parámetros muy determinados y en la que no sobra ni falta nada, en la que todo está, en definitiva, perfecto en su justa medida. Los personajes, por otro lado, son un pilar fundamental de la novela. Presenta una estructura pequeña en ese sentido, pues son tres los personajes importantes, con un cuarto en discordia y algunos que no existen materialmente pero sin duda, están muy presentes en el relato. Éstos son muy dispares entre ellos y presentan una psicología muy interesante y que marca como puntos de distancia entre unos y otros, un ejemplo de ello sería el carácter infantil, dulce y malcriado de Sybil, la protagonista de Un susurro en la Oscuridad, como choca con el carácter ambiguo y oscuro de su primo Guy o el de su tío. Ésta diferencia tan notable de caracteres sin duda es un recurso que la autora ha llevado hasta casi rozar el límite y que ha permitido trazar una historia interesante y profunda, dejando de este modo al lector, un margen de opinión y discusión muy oportuno. Muy importante, seguidamente es el tono empleado y la ambientación de la novela, Un susurro en la Oscuridad oscila entre una ambientación típicamente de finales del siglo XIX, en la que se insertan elementos góticos y tenebrosos en cierto sentido, y entre un ritmo sorprendentemente trepidante. Ésto, además de crear un entorno ya de por si bello pero a la vez hostil y susceptible a cualquier peligro, con el tono ágil consigue que el lector se meta de lleno en esa casa llena de secretos y que acompañe a Sybil, en un viaje tortuoso e impactante, hasta el final de la novela; algo que sin duda, es un punto a favor de su lectura. Por último y para acabar, solamente señalaré que, Un susurro en la Oscuridad, por los temas que en ella se abordan, representa un descubrimiento, pero también una novedad para la época en la que fue escrito, algo de lo que hablaremos más profundamente en el párrafo siguiente.


Antes de finalizar la redacción de esta reseña, todavía queda por abordar la reflexión final, la cual, tratándose del libro ante el que nos encontramos, será muy pertinente. A diferencia de como he hecho en anteriores ocasiones, esta vez, si los lectores y lectoras me lo permiten, me gustaría dirigir mi reflexión a partir del título del libro, desde Un susurro en la Oscuridad. Pues, amigos y amigas, ¿qué connotaciones puede tener "un susurro en la oscuridad"? Por un lado, alguien puede, y es cierto, susurrarnos en un entorno como bien dice oscuro, ya sea por las circunstancias que sean, ya sea para contarnos un secreto importante, para compartir alguna confidencia, para disimular ante el resto de personas que puedan estar en el mismo lugar, o susurrarnos algo por cualquier cosa, incluso por lo más insustancial del mundo. Pero los susurros en la oscuridad no tienen porque siempre ir acompañados de una buena intención, pues, no todo es amable en esta vida. Puede que nos susurren palabrotas, nos acusen de algo, nos amenacen sutilmente, nos cuenten los trapos sucios de alguien en cuestión, o tal vez, pueden incluso advertirnos del peligro más grande al que uno deba enfrentarse. Sin embargo, éstos susurros en la oscuridad, ya sean favorables o inocentes, perversos o malévolos, también, pueden no ser verdad, pueden no existir, pueden no haberse producido, pueden, en definitiva, ser mentira. Las fronteras o límites entre lo que se considera ficción y realidad han sido un debate muy intenso que ha ocupado las tertulias intelectuales durante muchos años, incluso siglos. Sin embargo, y he aquí la novedad, la aparición de nuevas formas de controlar la mente humana y el uso de sustancias para paliar las enfermedades mentales pueden tener efectos secundarios terribles, y en algunos casos irreversibles, por lo que es fácil que, bajo estos síntomas, podamos escuchar, desde lo más lejano, susurros en la oscuridad, pero ¿son de verdad? ¿o le interesa a alguien, un segundo o todo un sistema, que éstos sean ciertos, aunque sean producto de nuestra imaginación? ¿Es una forma de control social? Piénsenlo. Un susurro en la Oscuridad: una historia de secretos, mentiras, narcóticos, enfermedad, frivolidad, inocencia, pasado...Una novela capaz de tenerte en vilo hasta la última página.

Párrafos o frases favoritas: 

"A sus dieciocho años, Sybil está lista para casarse con su primo, según el pacto alcanzado entre mi hermano y yo, cuando ambos estaban en su infancia. Mi hijo se encuentra conmigo ahora, y me gustaría que estuvieran juntos durante los próximos meses; por consiguiente, mi sobrina dejarla antes de lo que en principio yo pretendía. Hágame el favor de prepararla para una separación inmediata y definitiva, pero deje para mi todas las revelaciones, pues prefiero que la niña permanezca, por el momento, ignorante de la cuestión"

Película/Canción: bajo mi más sincera opinión, debería adaptarse este libro, sobretodo por las posibilidades que éste ofrece. Sin embargo, y para amenizar la espera, os adjunto una pieza que le va como anillo al dedo a la trama, o al menos, eso a mi me ha sugerido:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Hermida Editores