HOTEL TRANSICIÓN
Título: Hotel Transición.
Autor: Jesús Ruiz Mantilla (Santander ), periodista y escritor, ha cultivado a lo largo de su obra la narrativa y el ensayo. Es autor de las novelas: Los ojos no ven, Preludio, Yo Farinelli el capón, Gordo (con la que ganó el premio Sent Soví 2005), Ahogada en Llamas y La Máscara amarga. Dentro de otros géneros ha escrito Placer contra Placer y la obra Cantar la Música, que refleja su trayectoria como cronista musical a lo largo de dos décadas en el diario El País. En este periódico es donde ha desarrollado parte de su carrera dentro de las secciones de Cultura, así como en los suplementos de Babelia y El País Semanal. También ha colaborado con el programa La Ventana de Cadena Ser, cuando lo dirigía Gemma Nierga. Con Hotel Transición ha ganado el XVII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones.
Editorial: Alianza Editorial.
Idioma: castellano.
Sinopsis: Chucho, un niño locuaz y curioso, vive en el hotel que dirige su madre Rocío. Allí se alojan personajes estrambóticos, solitarios y misteriosos que hacen un alto en mitad de la convulsión de un país que despide a la dictadura franquista para despertar a la democracia y las libertades entre nubes en el horizonte y una esperanza cautelosa. Recién muerta su abuela Carmen, el ser que más quería, Chucho queda a expensas de las tensiones y conflictos paternos y familiares. En medio de un hábitat con personajes que se resisten a entregar sus privilegios de vencedores franquistas, mientras otros luchan, desde la tristeza de derrotas muy presentes, por la reconciliación.
Su lectura me ha parecido: interesante, reflexiva, fresca, natural, adecuada, prometedora, pertinente, personal, necesaria...Queridos lectores y lectoras, tratándose del libro que hoy vuelvo a tener entre mis manos, me siento en la necesidad de permitirme el lujo de, por primera vez, reflexionar en la introducción sobre lo que significa "ser necesario", lo que en este caso relacionaríamos inevitablemente con el mundo de la literatura. Un libro es necesario siempre, eso hay que dejarlo bien claro, pero también lo es cuando existen una serie de factores que lo demandan, a saber: un libro es necesario cuando el contexto es propicio para la creación literaria, un libro es necesario cuando existe una urgencia social inmediata, un libro es necesario cuando se olvida o se menosprecia a por ejemplo un sector de la población o cuando la situación es tan rica en temas a tratar que resultan imprescindibles para incluirlos en una futura novela. En definitiva, el devenir histórico provoca que exista una demanda de un tipo de literatura, la cual, aborde temas de interés trascendental tales como la corrupción política, la miseria de los más desfavorecidos, el pacifismo o la crítica a los grandes poderes entre otros. Ésto ha pasado desde que el mundo es mundo, con claros repuntes de intensidad en acontecimientos como La Revolución Francesa o la Primera Guerra Mundial entre otros, y no sólo con las grandes obras maestras de la literatura, sino con infinidad de libros de los cuales seguramente desconoceremos su existencia o se habrán perdido para siempre. Por todo ello, una servidora piensa que el libro que hoy tengo el placer de presentaros es necesario, necesario en su contexto, pero también en su contenido, pues el mito en el que se trasformó ese proceso histórico teñido por perturbadores claroscuros, no ha muerto, sino que regresa con fuerza desde el pasado. Y sin enrrollarme más de lo necesario, lectores y lectoras, os presento Hotel Transición: un acierto que demuestra los contrastes de una época inolvidable.
La historia de como este libro, Hotel Transición, llegó a mis manos, es bien fácil. Reconozco, ya de primeras, que no había oído hablar de éste título hasta que lo vi entre las novedades de la página web de Alianza Editorial, y de hecho, recuerdo que me llamó la atención desde el primer momento. Supongo que se juntaron una serie de factores para que una servidora terminase por pedir el libro a la editorial, los cuales todavía recuerdo. Lo primero que me llamó la atención, sin duda fue la portada, su diseño, el cual inevitablemente, y de seguro que a muchos os ha pasado, recuerda mucho a Cuéntame ¿o no? Dos sillones a ambos lados en los que apreciamos a lo que podría ser una madre y un padre (éste último con pipa en mano), en el centro, un niño de espaldas, sentado en el suelo, que fácilmente podría recordarnos a Carlos Alcántara y en el centro, el invento más importante del siglo XX, la televisión. Todo ello aderezado con un fondo que se asemeja al papel de pared, algo que hoy en día nos parecería bastante cutre, y unas letras cuya tipografía se asemeja al letrero de un anuncio publicitario de la época. En segundo lugar, la autoría de la novela, el descubrir quién andaba detrás de ella y cómo había sido premiada en un certamen de cierta relevancia nacional. En tercer y último lugar, sin duda, la sinopsis, la cual, logró cautivarme desde el minuto uno, incluso antes de iniciar su lectura con gran ansia. Todo ello, en su conjunto, fueron los factores determinantes para que una servidora se decidiese pedir el libro a la editorial y posteriormente leerlo con curiosidad y conciencia. El resultado: una novela muy peculiar y expositiva en muchos sentidos.
Centrándonos en este punto de la reseña en abordar la crítica a la novela, comenzaremos diciendo que Hotel Transición presenta una estructura clara y muy marcada, eso es importante, con un estilo directo, apabullante, seco en ocasiones, pero que invita inevitablemente a la reflexión y a que el lector trate de desentrañar su interior, dicho de otra forma, tratar de abrir el libro en canal para averiguar la opinión del autor al respecto. Además, el doble uso de la narración, en tercera persona por un lado y en primera por otro, ofrece una visión más extensa y completa de un periodo histórico inolvidable en la historia de España pero que también tuvo sus debilidades. La primera más fresca e imbuida inevitablemente por los acontecimientos y las novedades de la época y la segunda más adulta y con la influencia de la globalización, la cual ya posee la capacidad no sólo de recordar sino de reflexionar sobre aquellos días. Por otro lado, se nota, y eso lo pude confirmar en la entrevista que en su momento le hice al autor, la influencia de Camilo José Cela, es más, su estilo y forma se palpa por todos los poros de la novela, en cada página, en cada capítulo. Con todo esto, aunque si bien resulta algo descarado, no molesta para nada, al contrario que otras novelas que si que estorban las infuencias externas, en Hotel Transición no sucede ésto porque la historia y el momento en el que el autor ha decidido narrar los hechos es propicio para que una historia con la influencia de Cela acoplase. Al igual que el genial escritor hizo con respecto a la posguerra en su obra más influyente, La Colmena, Ruiz Mantilla nos traslada a época de la y nos expone, cual museo, una serie de personajes, cada uno representante de un sector de la sociedad del momento. Finalmente, y aunque en este libro se aborden acontecimientos que subjetivamente para el autor fueron importantes, y que no todos tienen que ver con los que toda una generación tiene gravados en su retina, Hotel Transición al fin y al cabo no deja de ser una una historia de aprendizaje, de superación y de madurez; un viaje que el protagonista emprende y que a lo largo de su ardua andadura, aprenderá, atesorará, pero sobretodo, a en un futuro no muy lejano, apreciar lo que estuvo bien y lo que estuvo mal de aquellos años en los que parecía que todo era posible sin dejar de lado la cautela de quienes han sufrido una terrible dictadura.
Finalmente y centrándonos en la conclusión pertinente, debemos pararnos a pensar, en relación con lo mencionado durante la reseña, en lo siguiente: ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué los valores de la transición han vuelto? o lo que es más importante ¿Qué contexto ha propiciado que un libro como Hotel Transición haya visto la luz? Para empezar, comenzaremos diciendo que, aunque nos parezca lejano y algo desfasado, lo cierto es que La Transición, pero sobretodo, el "mito" de La Transición ha vuelto a ocupar la primera plana en los discursos de nuestros políticos actuales, desde el más conservador hasta el más liberal. Todo por el simple hecho de que el contexto de nuevo, ha provocado una situación de parálisis, en la que los españoles no han optado por las mayorías absolutas, por lo que de nuevo, sólo cabe la posibilidad de dialogar y de ponerse de acuerdo unos y otros. Por todo ello, durante la pasada campaña electoral y los posteriores pre acuerdos, los cuales quedaron en agua de borrajas, incluyeron discursos ya pronunciados en el pasado e incluso hacer uso de la imaginería de la época, como el afamado cuadro que os he adjuntado arriba. Por todo ello, era inevitable no pensar en aquellos años, en los que se acababa de salir de una dictadura y en los que tuvieron, algunos a la fuerza, que ponerse de acuerdo para construir un proyecto democrático duradero. No obstante, dicho proceso tuvo sus luces y sus sombras, pues, entre otras cuestiones, tal vez la más sonada, fue el hecho de que se "echase al olvido" las cuestiones relacionadas con la guerra civil, entre ellas, las que tuviesen que ver con la merecida compensación al bando perdedor de la contienda, un hecho que trató de olvidarse, pero irremediablemente, con el paso del tiempo se ha demostrado que esas heridas todavía siguen abiertas y que no se ha hecho justicia alguna con los familiares, los cuales, siguen peleando por, entre otras cosas, desenterrar a sus antepasados, o simplemente, saber dónde están enterrados. Retomando lo dicho antes, en resumen podríamos decir que el devenir histórico ha propiciado que hoy por hoy se vuelva a usar la jerga de la transición, adaptada a los nuevos tiempos, una transición que nos la han vendido como modélica cuando en realidad no lo fue, un contexto en el que además volvemos a hablar de pactos, alianzas y de ceder, un contexto rico en ese sentido y que, como no podía ser de otra forma, ha propiciado que novelas como Hotel Transición ocupen un hueco en los escaparates de las librerías, y de seguro que no serán los únicos. En definitiva, desde aquí lectores y lectoras, me gustaría lanzaros la siguiente pregunta que en su momento ya le formulé a Jesús Ruiz Mantilla ¿Estamos ante una nueva transición o no hemos salido de ella en cierto sentido? Hotel Transición: una historia de aprendizaje, hostilidad, humor, drama, crítica, representación, recuerdo...Una novela imprescindible para todos aquellos que deseen conocer mejor lo que fuimos y lo que somos actualmente.
Frases o párrafos favoritos:
"Aquel niño que apilaba su curiosidad y construía en su mente una idea, una sensibilidad para que explotara en su juventud, ¿se revela hoy un hombre maduro consciente de sus derrotas, de sus fracasos, de su balbuciente amargura? Lo eres si te resignas a ello, pero quizás estás a tiempo de revelarte aún."
Película/Canción: como podía ser de otra forma, y a falta de noticias de una posible adaptación, he decidido adjuntaros uno de aquellos himnos de la Transición que de seguro alguno ha escuchado más de una vez. Una canción a la que, si os fijáis, podemos extraerle un doble sentido.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya)
Finalmente y centrándonos en la conclusión pertinente, debemos pararnos a pensar, en relación con lo mencionado durante la reseña, en lo siguiente: ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué los valores de la transición han vuelto? o lo que es más importante ¿Qué contexto ha propiciado que un libro como Hotel Transición haya visto la luz? Para empezar, comenzaremos diciendo que, aunque nos parezca lejano y algo desfasado, lo cierto es que La Transición, pero sobretodo, el "mito" de La Transición ha vuelto a ocupar la primera plana en los discursos de nuestros políticos actuales, desde el más conservador hasta el más liberal. Todo por el simple hecho de que el contexto de nuevo, ha provocado una situación de parálisis, en la que los españoles no han optado por las mayorías absolutas, por lo que de nuevo, sólo cabe la posibilidad de dialogar y de ponerse de acuerdo unos y otros. Por todo ello, durante la pasada campaña electoral y los posteriores pre acuerdos, los cuales quedaron en agua de borrajas, incluyeron discursos ya pronunciados en el pasado e incluso hacer uso de la imaginería de la época, como el afamado cuadro que os he adjuntado arriba. Por todo ello, era inevitable no pensar en aquellos años, en los que se acababa de salir de una dictadura y en los que tuvieron, algunos a la fuerza, que ponerse de acuerdo para construir un proyecto democrático duradero. No obstante, dicho proceso tuvo sus luces y sus sombras, pues, entre otras cuestiones, tal vez la más sonada, fue el hecho de que se "echase al olvido" las cuestiones relacionadas con la guerra civil, entre ellas, las que tuviesen que ver con la merecida compensación al bando perdedor de la contienda, un hecho que trató de olvidarse, pero irremediablemente, con el paso del tiempo se ha demostrado que esas heridas todavía siguen abiertas y que no se ha hecho justicia alguna con los familiares, los cuales, siguen peleando por, entre otras cosas, desenterrar a sus antepasados, o simplemente, saber dónde están enterrados. Retomando lo dicho antes, en resumen podríamos decir que el devenir histórico ha propiciado que hoy por hoy se vuelva a usar la jerga de la transición, adaptada a los nuevos tiempos, una transición que nos la han vendido como modélica cuando en realidad no lo fue, un contexto en el que además volvemos a hablar de pactos, alianzas y de ceder, un contexto rico en ese sentido y que, como no podía ser de otra forma, ha propiciado que novelas como Hotel Transición ocupen un hueco en los escaparates de las librerías, y de seguro que no serán los únicos. En definitiva, desde aquí lectores y lectoras, me gustaría lanzaros la siguiente pregunta que en su momento ya le formulé a Jesús Ruiz Mantilla ¿Estamos ante una nueva transición o no hemos salido de ella en cierto sentido? Hotel Transición: una historia de aprendizaje, hostilidad, humor, drama, crítica, representación, recuerdo...Una novela imprescindible para todos aquellos que deseen conocer mejor lo que fuimos y lo que somos actualmente.
Frases o párrafos favoritos:
"Aquel niño que apilaba su curiosidad y construía en su mente una idea, una sensibilidad para que explotara en su juventud, ¿se revela hoy un hombre maduro consciente de sus derrotas, de sus fracasos, de su balbuciente amargura? Lo eres si te resignas a ello, pero quizás estás a tiempo de revelarte aún."
Película/Canción: como podía ser de otra forma, y a falta de noticias de una posible adaptación, he decidido adjuntaros uno de aquellos himnos de la Transición que de seguro alguno ha escuchado más de una vez. Una canción a la que, si os fijáis, podemos extraerle un doble sentido.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya)