II PREMIO RIPLEY
Título: II Premio Ripley.
Autoras:Beatriz
Esteban (primer premio), Ana Roux (segundo premio), Lorena Arce,
Almijara Barbero, Arantxa Rochet, Yaiza Carrasco, Asun Blanco Cobelo,
Marina Tena, Patricia Macías, Eva García Guerrero, Olga Tenorio,
Amparo Montejano. (Fuente: Triskel
Ediciones).
Editorial:
Triskel
Ediciones.
Idioma:
español.
Sinopsis:
Dicen
que un grito de terror no puede ser escuchado en mitad del espacio
plagado de estrellas. Pero, en cambio, puede ser descrito. Este
volumen está repleto de descripciones de lo que sólo se podría
considerar como imposible: familias que adoptan niños por tiempo
limitado, guionistas en Marte que deciden nuestro destino, viajes
espaciales donde el origen y el destino quedan desdibujados para
siempre, monstruos con cara de víctima de nuestros abusos diarios...
Y convendría estar atentos, porque también dicen que la ciencia
ficción y el terror tienen una cualidad que los diferencia de otros
géneros literarios: lo imaginado, con frecuencia, suele hacerse
realidad. (Fuente: Triskel
Ediciones).
Su lectura me ha parecido:
Amena, variada, mejor de lo que me esperaba, sorprendente, poderosamente reflexiva, muy pegada a la actualidad desde la originalidad de sus respectivos géneros, reivindicativa, con futuro... De todas y todos es bien sabido que las mujeres estamos muy presentes en la industria del libro. Desde las que con sus plumas o teclados de ordenador paren las historias que servirán de tema de conversación durante meses hasta las que lo hacen posible gracias al arduo trabajo de edición, traducción, maquetación, corrección, diseño, promoción o distribución entre otras muchos ámbitos del sector editorial. Por no hablar de las que venden dichas historias a la lectora o lector más entusiasta, las que desde un mostrador los prestan con un tiempo limitado, así como las que lupa en una mano y bibliografía en otra tratan de sacarles partido redactando sendas críticas literarias. Y sin olvidarnos, por supuesto, de la cantidad de lectoras que hay en todo el mundo, superando en número a los hombres en lo que a hábitos de lectura o pertenencia-asistencia a eventos relacionados con su promoción. Los estudios lo avalan, somos más mujeres que hombres trabajando en o para, directa o indirectamente para el bello y duro mundo del libro tal y como hoy lo entendemos. Sin embargo, sorprende y mucho toparnos con una realidad que aún escapa de nuestro entendimiento. Desde su creación en el año 1901 hasta el año 2017, el Premio Nobel de literatura sólo lo han ganado 14 mujeres frente a 100 hombres. El Cervantes - sin duda el premio más importante en lengua castellana - ha premiado a 4 mujeres y a un total de 38 hombres. Y el Planeta - tan reputado en el pasado y tan denostado en el presente - sólo agrega a su larga historia el nombre de 17 mujeres. Estos no son los únicos, pero si ejemplos más que suficientes de la tremenda brecha que existe entre escritoras y escritores, algo que, por supuesto, se extiende a los géneros literarios, siendo algunos de ellos copados en la mayoría por hombres. Por eso es importante la convocatoria de certámenes literarios - bastante habituales en los últimos años - en los que se potencie el talento femenino, algo que ayuda a que su presencia en ciertos géneros y subgéneros sea más notoria. Uno de ellos, el Premio Ripley, aunque en actual proceso de evolución y redefinición, busca premiar los mejores relatos de autoras españolas dentro de géneros como el terror o la ciencia ficción, géneros que, por desgracia, siguen siendo todavía muy masculinos desde el punto de vista de la creación literaria. Hoy me dispongo a reseñar su segunda entrega, y aunque sé que con retraso - ya que el volumen de la tercera edición está a punto de salir a la venta - nunca es tarde para hablar de distopías, viajes espaciales, terribles monstruos o perturbadoras familias entre otras criaturas. II Premio Ripley: en España la literatura de género tiene nombre de mujer.
Nada más abrir el libro nos topamos con las palabras de una pionera, por no decir de una de las más grandes y aclamadas escritoras de terror de nuestro país. Pilar Pedraza es una eminencia en el género, además de una bellísima persona - os lo digo yo que tuve el privilegio de charlar un rato con ella sobre historia del arte y sobre su relato incluido en la última antología de la editorial Amor de Madre - pero más allá de lo subjetivo de aquel encuentro, lo importante es destacar su oportuno prólogo. En él, esta escritora toledana de nacimiento y valenciana de adopción expone brevemente las principales características que componen la base de la literatura de género actual en relación con el contexto que nos rodea y señalando las líneas de inspiración y temáticas que abordan los relatos de la presente antología. A grandes rasgos, y coincidiendo plenamente con el análisis de Pedraza, tanto el relato ganador, como el finalista, así como el resto de textos seleccionados tienen una serie de denominadores comunes. Historias de astronautas más trasgresoras y alejadas de los referentes clásicos. Distopías de carácter transhumanístico - con un claro guiño a El Cuento de la Criada de Margaret Atwood - en las que se señalan los peligros del hipercapitalismo en su vertiente más perversa. Cuentos protagonizados por robots que sirven para concienciar sobre la pérdida de la individualidad y la esclavitud - desarrollando incluso una perspectiva de género al rededor del placer y su consiguiente objetivización -. Siguiendo en esta línea, también se aborda el conocimiento del cuerpo femenino en un intento por liberarse de la censura y la abyección. La nostalgia hacia un pasado aparentemente feliz pero que en realidad no deja de ser una traición más de nuestro subconsciente. Viajes superónicos de carácter exótico capaces de romper las reglas espacio temporales. Y por último un canibalismo de inspiración fantástica que, harto de los zombis, anima al lector a imaginar la posibilidad de llevarse a la boca nuevos alimentos de lo más gourmets.
De este modo, a continuación, el lector se abre paso entre una variedad que, como acabamos de señalar, denota talento e ingenio por parte de sus autoras. Niña caduca - relato ganador del certamen y escrito por la valenciana Beatriz Eseban - se revela como el más cercano al género distópico de inspiración atwoodiana además de provocar cierta angustia con su reflexión entorno a los limites de un hipotético capitalismo tecnificado, de un futuro en el que los niños no nacen, se fabrican. Seguidamente nos adentramos en Buen viaje - finalista y escrito por la salamantina Ana Roux - protagonizado por una anciana a las puertas de la muerte a la que todavía le queda un gran deseo por cumplir. Sin duda el más lacrimógeno de la antología. A continuación nos sumergimos en el resto de relatos que, aunque no hayan conseguido alzarse con los principales galardones, merecen con creces formar parte de este volumen.
El primero de ellos, Genlisea, escrito por Lorena Arce, es de los más oníricos y atrevidos en lo que a la ficción climática se refiere con una protagonista memorable y viaje espacial incluido. Seguidamente nos moriremos de la risa con la raruna y original propuesta de Almijara Barbero en Los guionistas. ¿Os imagináis que nuestras vidas fuesen el guion de una película o una serie de televisión, incluyendo las de personalidades tan importantes como la de la familia real? Un aspirante a guionista trata de construir el destino de Leonor de Gorbón y Potriz. ¿Le comprarán la idea? Y lo más importante ¿se la compraríamos nosotros como lectores? Ya te digo que después de leerla mi sí es rotundo. La rabia del siguiente relato - titulado Denominados y escrito por Arantxa Rochet - nos aplastará con esta historia en la que su autora se imagina un futuro en donde el agua, por desgracia, está al alcance de muy pocos. Escalofriante y satisfactorio en cuanto a su resolución. Sangre oscura - cuya autoría corresponde a Yaiza Carrasco - es el que más me ha gustado de toda la antología, ya que desde el terror más gore aprovecha para hablarnos de la regla. Porque se acabó eso de no mencionarla, de referirse a ella con eufemismos, de esconderla, de invisibilizarla. En el presente texto es la principal protagonista, ella y Aitana, quien a través de su regla asistiremos a una narración in creccendo y a uno de los giros en la trama más radicales. Asun Blanco Cobelo firma Ese preciso instante, tal vez el relato más clásico en cuanto a su trama - protagonizada por una astronauta en busca de ondas gravitacionales para alterar el espacio tiempo . y que demuestra, al mismo tiempo, como lo poético no está reñido con la ciencia ficción.
Y tras este viaje espacial cambiamos radicalmente de género de la mano de María Tena Tena y su Raíces, donde pone los pelos de punta con una historia protagonizada por una familia, una antigua casa de campo y una tierra constantemente amamantada por los secretos y las oscuras costumbres de sus miembros. Terror en estado puro. La cosificación del cuerpo femenino protagoniza mi segundo relato favorito de la antología - Explorando el futuro de Patricia Macías - que desde la perspectiva de un informe policial se nos desgrana los entresijos del Proyecto Cuerpos. Es mejor que lo leáis, ya que en este caso, si os cuento más, perdería todo el sentido. La segunda persona inunda Cuaderno de campo - de Eva García Guerrero - en el que un accidente de tráfico desencadenará una escalofriante revelación en un relato en el que el terror y la ciencia ficción forman la mezcla perfecta. El worldbuilding del penúltimo relato - Trascendencia de Olga Tenorio - se construye al rededor de un cuento cuya trama hemos leído muchas veces - y más los aficionados a la literatura de género - pero que sin embargo destaca por la personalidad de su protagonista y lo impactante de su final. Y por último, Amparo Montejano nos regala con El monstruo de las galletas el relato más original en cuanto a estilo - extraordinariamente azucarado - y del que estoy segura que los lectores no saldrán indemnes.
Esta claro que la ciencia ficción predomina sobre el terror, también en la presente antología (ocho frente a cuatro), algo que no deja de provocarme algunas preguntas relacionadas con la dificultad creativa. ¿Es más fácil escribir sobre, por ejemplo, viajes espaciales que, de nuevo otro ejemplo, sobre los miedos que inundan irracionalmente al ser humano? Creo que yo misma con la formulación de este interrogante me acabo de contestar, aunque también subrayo la dificultad de ambos géneros - por experiencia desde el campo de la escritura -. La que escribe estas líneas no se puede mostrar objetiva ante la existencia de este premio, dado que para la siguiente entrega traté de escribir un relato sin demasiado éxito y porque desde que leí 1984 me siento en deuda con la literatura de género. Ya no sólo por el hecho de que uno de mis sueños literarios es el de llegar a escribir una distopía - para lo cual aún me quedan años de práctica y maduración como autora - y saberme mover en el terror como pez en el agua - algo que aún sigo trabajando -, también porque gracias a ella he podido apreciar los problemas del mundo en el que vivo desde una perspectiva más reivindicativa si cabe. El imaginar futuros aterradores u excesivamente utópicos, viajes espaciales a otras dimensiones, civilizaciones de alienígenas con las que puedes perfectamente sentirte identificada/do, historias familiares con más secretos que verdades, las consecuencias de tener el rostro del terror delante de nuestras narices...¿No son entonces los perfectos canales de denuncia de los males de nuestra sociedad? ¿Acaso no denuncian lo mismo que una novela más realista? Y si es así, entonces ¿por qué todavía siguen despreciándose por una gran parte de la crítica y algunos lectores? Afortunadamente tenemos que agradecer - a modo de excepción - el hecho de que actualmente se hayan puesto de moda. Por lo que no debemos desaprovechar la oportunidad de abrazar esta realidad y potenciar estas historias entre un público más generalista. Sacarlas del ostracismo para que todas y todos puedan disfrutarlas y quien sabe si cultivar las próximas generaciones de escritoras/es de terror y ciencia ficción.
II Premio Ripley: doce historias de miedo, de aventuras espaciales, de ética aplicada a las tecnologías, de sistemas políticos inmorales... Doce relatos que demuestran que al Premio Ripley aún le queda mucho futuro por delante.
Frases o párrafos favoritos:
"Pasar tiempo con mis versiones robóticas me entristecía, sentía como si las estuviese enviando a la boca del lobo."
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Triskel Ediciones