LA COLMENA
Título: La Colmena.
Autor: Camilo José Cela (Padrón, A Coruña 1916 - Madrid 2002) autor español muy prolifero en sus facetas como novelista, periodista, ensayista, editor de revistas literarias, fundador de editoriales (Alfaguara), conferenciante...Fue miembro de la Real Academia Española durante 45 años y senador en las primeras Cortes generales de la transición democrática. de carácter peculiar y con grandes dotes para la oratoria, Camilo José Cela fue galardonado, entre otros, con premios como el Príncipe de Asturias de las Letras en 1987 el Cervantes del año 1995 y el Nobel de Literatura en el año 1989. Entre sus obras más representativas encontramos La Família de Pascual Duarte, La Colmena, San Camilo o Viaje a la Alcarria entre otros muchos.
Editorial: Alianza Editorial.
Idioma: castellano.
Sinopsis: publicada en Buenos Aires a causa de la censura, La Colmena irrumpió en 1951 en la anodina escena literaria española de la época, introduciendo en ella una decidida corriente de crítica y renovación. Como el propio autor afirma en una pequeña nota en la primera edición, esta novela "no es otra cosa que un trozo de vida narrado, paso a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre". Ambientada en Madrid en unos pocos días del mes de diciembre de 1943, la obra refleja la realidad intrahistórica de aquellos días de incertidumbre de la posguerra a través de unos personajes inmersos en una insignificancia que, llevada al extremo de la revelación, se erige uno de los elementos más poderosos de la novela.
Su lectura me ha parecido: densa, amplia, social, brusca, directa, coral, espontánea, profunda, crítica, reflexiva, intensa, impactante, representativa, necesaria...Queridos lectores y lectoras, hoy, como podréis comprobar, este espacio destinado al debate y la opinión, nos adentramos en uno de esos libros importantes, que de seguro habréis oído hablar, que estudiamos en su momento en la asignatura de lengua castellana, que aparece y reaparece en nuestras vidas sin a penas percatarnos y que algunos incluso os habréis adentrado en él porque en el instituto os lo mandaron leer. Todo esto que os comento, pero sobretodo, teniendo en cuenta el poder de la globalización en la que estamos inmersos, he llegado a la conclusión de que muchas veces, más de las que imagináis, nos percatamos de que conocemos, en lo que respecta a literatura, más a autores y novelas procedentes del extranjero que lo que tenemos en nuestra propia casa. Actualmente, en España, estamos inmersos en las conmemoraciones del cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, algo que no se puede reprochar y que debe hacerse, por el bien de revitalizar una cultura española cada vez más empobrecida. Sin embargo, parece que sea Miguel de Cervantes el único autor del que, como españoles, debemos sentirnos orgullosos, en este sentido, discrepo totalmente. Calderón, Lope de Vega, José Ortega y Gasset, Benito Pérez Galdós, José Zorrilla, Gustavo Adolfo Bécquer, Federico García Lorca, Jorge Manrrique, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Carmen Laforet, Fernando de Rojas....La lista es interminable, como de interminable es nuestra cultura, la cual, deberíamos valorar y conocer mejor. El autor del libro que hoy tengo en mis manos pertenece a esta ilustre lista, y como tal, en Jimena de la Almena, teníamos la obligación de reseñar su obra cumbre, La Colmena: una novela amarga escrita en una época todavía más amarga.
La historia de cómo La Colmena llegó a mis manos es sencilla, sin embargo, para contarlo bien, debemos remontarnos unos años atrás, hasta prácticamente mi etapa estudiantil. Como ya apuntaba en la introducción, muchos seguramente tuvieron que leerse La Colmena por obligación del profesor/a de lengua castellana en el instituto, la verdad, no fue ese mi caso, aunque si el de algún compañero de clase, es más, para seros sincera y aunque me duela decirlo, trataba de evitar a toda costa leer ese libro. No se exactamente lo que me llevó a evitar leer La Colmena, seguramente en la mente de una chica de 15-16 años, teniendo ante si las novedades de la literatura juvenil, no cabrían historias como la que se narra en este libro que hoy reseñamos. Años más tarde, ya cursando los estudios universitarios, me animé con su lectura, y la verdad, fue un acto totalmente inesperado, pues, no tenía en mente aquella tarde llevarme prestado de la biblioteca éste libro. Recuerdo que era una edición barata, de esas que de vez en cuando regala el periódico de turno y cuyo tamaño de letra disuadía a cualquiera. El resultado de aquel primer intento fracasó estrepitosamente, y no volví a pensar en La Colmena hasta que, colaborando ya con el Grupo Anaya, lo vi entre sus novedades. Por aquel entonces ya tenía una vision de la historia un poco más amplia y anímicamente sobretodo, me encontraba preparada para afrontar una lectura de estas características. Así que en cuanto tuve la oportunidad le pedí el libro a la editorial, y desde entonces, hasta ahora, se ha convertido en uno de mis imprescindibles.
Centrándonos en este párrafo en la crítica propiamente dicha, mencionaremos en primer lugar que La Colmena es una lectura densa, pero no excesivamente complicada si uno conoce más o menos la trama. A decir verdad, desde aquí recomiendo a todo aquel que quiera leerselo, que espero que seáis muchos de vosotros, que lo hagáis despacio, sin prisa. La Colmena es una lectura con muchos detalles, personajes y aspectos que merecen una atención extra del lector, la cual, en este caso es absolutamente necesaria. Por otro lado, hay que señalar en relación con la anterior que, en general, La Colmena presenta un tono y una narración directa, con golpes de efecto, cortante, lo cual puede resultar algo brusco a veces, sin embargo, de pronto, te encuentras con una literatura interesante, apasionada y lírica en cierto sentido. Es como si el escritor se moviese entre dos técnicas diferentes que en un principio podrían chocar, pero que magistralmente no lo hacen, lo que le da más valor si cabe al trabajo efectuado en la novela. Seguidamente, comentar que me ha encantado, es más, me ha impactado ese amplísimo abanico de personajes que el autor construye, cada uno con sus especificidades y características propias, únicos y diferentes entre ellos. Sin embargo, lo que más me ha impactado ha sido ese nexo de unión que aglutina a todos los personajes y que más adelante, en la reflexión abordaremos, creando dentro de él, de este nexo, pequeños pequeños universos en los que los personajes parecen escapar de las preocupaciones y de las dificultades del día a día. A mi en especial, me ha gustado mucho el grupo de intelectuales tertulianos que se reúnen en el café de Doña Rosa, para competir entre ellos con sus escritos, debatir sobre literatura y en el fondo, sobre la época que les ha tocado vivir. Como apunte final, resaltaré el hecho de que las descripciones que el autor ofrece no se hacen pesadas, al contrario, nos sirve a nosotros como lectores para apreciar el momento en el que esta magnífica obra fue escrita.
Seguramente, muchos de vosotros ya sabréis o habréis adivinado por donde van los tiros en lo que respecta la reflexión. Al respecto tengo que decir que a pesar de que la haya ido sugiriendo a lo largo de la reseña, lo cual he hecho muy pocas veces, creo que es, como todas las que proponemos en este espacio, necesaria siempre. Hablaremos, por tanto, en este tercer párrafo de ese nexo que antes señalaba, ese punto de unión de los muchos personajes que aparecen en la novela, y es que éste, es tan cohesionador que es imposible no dejar de pensar en ello una vez has finalizado la lectura de La Colmena. Esta realidad común es, para desgracia o fortuna de los protagonistas, la posguerra y todo lo que ello conlleva, unos la viven en la más absoluta de las pobrezas, otros la viven como pueden bajo el manto de la represión y la escasez de alimentos, unos la afrontan con cierto optimismo y otros se aprovechan de la situación para enriquecerse a costa de la desgracia ajena. Éste mundo de contrastes y de miserias humanas es la realidad de los personajes de la novela, la cruda realidad, pero también fue la realidad de toda una generación que se hace mayor, tiene nietos y afronta el irremediable ocaso de la vida. Hablamos de la generación de nuestros abuelos y abuelas, los cuales, tuvieron que soportar desde pequeños, en muchos casos, las penurias de la posguerra y el fuerte peso de una dictadura que empezaba a dar sus primeros pasos, los cuales, fueron los más duros y contundentes. Por todo ello, y desde mi más humilde opinión, la de una historiadora, os aconsejo, a vosotros, jóvenes, vosotros, que os pasáis horas frente al teléfono móvil, que os atreváis a preguntar, a hablar y a escuchar a estas personas, a vuestros abuelos y abuelas, los cuales, de seguro que estarán deseosos de contaros sus experiencias, en su mayoría duras, las experiencias que sin duda forjaron su carácter y su forma de pensar. Con esto, queridos lectores y lectoras, no sólo conoceremos mejor una época, sino que contribuiremos a que éstas enseñanzas y vivencias no se queden en el olvido, pues el pasado es importante, no sólo para el oficio de historiador, también para todo aquel con un mínimo de inteligencia y de sentido común, algo que por cierto, escasea en ciertas élites gobernantes de nuestro país. La Colmena: una historia de amistad, supervivencia, solidaridad, miseria, optimismo, oscuridad, pesimismo, realidad...Una novela que no debe pasar desapercibida, por el bien de la historia y la cultura en este país.
Frases o párrafos favoritos:
"Los clientes de los cafés son gente que creen que las cosas pasan porque si, que no merece la pena poner remedio."
"La cultura y la tradición no son ideológicas, siempre son instintivas."
Película/Canción: en el año 1982 se estrenó la gloriosa adaptación de La Colmena, dirigida por Mario Camus e interpretada por un elenco de actores españoles irrepetible: Victoria Abril, Francisco Algora, Ana Belén, Rafael Alonso, José Luís López Vázquez, José Sacristán, Emilio Gutiérrez Caba, Concha Velásco, Francisco Rabal, Charo López, Maria Luisa Ponte, Imanol Arias o Mary Carrillo entre otros. La película hoy por hoy se considera un clásico del cine español, la cual, llegó a merecer el Oso de oro en el Festival de Berlín. En ella además, podemos disfrutar de la interpretación y cameo del propio Camilo José Cela entre los tertulianos.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Alianza Editorial (Grupo Anaya)