EL CUENTO DE LA CRIADA
Título: El cuento de la criada.
Autor: Margaret Atwood (Ottawa 1939) es una de las escritoras canadienses de mayor renombre internacional. Autora prolífica, ha cultivado diversos géneros literarios y su obra ha sido traducida a más de cuarenta idiomas. Entre sus novelas destacan, además de Alias Grace, El cuento de la criada, Por último, el corazón y Ojo de gato, finalistas del premio Booker, un galardón que obtuvo con El asesino ciego, su décima novela. Ha recibido así mismo el Governor General´s Award, la Orden de las Artes y las Letras, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Montale, el Premio Giller, el National Arts Club Literary Award, el Premio Internacional Franz Kafka, el Premio de la Paz del Gremio de Libreros Alemanes y desde hace unos años su nombre suena con fuerza entre los candidatos al premio Nobel de Literatura. Gracias a las adaptaciones televisivas de El cuento de la criada y Alias Grace, Margaret Atwood ha vuelto a posicionarse entre las autoras más vendidas a nivel mundial. (Fuente: Salamandra).
Editorial: Salamandra.
Idioma: inglés.
Traductor: Elsa Mateo Blanco.
Sinopsis: amparándose en la coartada del turismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el poder, y como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. En esta nueve República, la de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal y como imponen las normas establecidas por la dictadura puritana que gobierna el país. Si Defred se rebela - o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir - le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a las Colonias en las que sucumbirá a la producción de residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria y hasta sus relaciones sexuales. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo. (Fuente: Salamandra).
Su lectura me ha parecido: importante, trascendental, atemporal, bien escrita, dura, seca, crítica, con un mensaje rabiosamente feminista, escalofriante, perturbadora, terrorífica...Queridos lectores y lectoras, ya quedan pocos días para que comamos las 12 uvas y demos la bienvenida al 2018 por todo lo alto. Son fechas señaladas, que duda cabe, en las que se da rienda suelta a la nostalgia y en las que proliferan listas de "lo mejor de 2017" procedentes de cada disciplina científica, artística, humanística...Por ello y porque desde Jimena de la Almena no quería quedarme atrás y he decidido dejar lo mejor del año para el final. Y no, no es una reseña de Patria de Fernando Aramburu. Es cierto que en un principio esa era la idea, terminar este año de reseñas con una crítica al libro que más éxito editorial ha tenido en España. Pero tras meditarlo detenidamente, he optado, y creo que acertadamente, por reseñar el presente texto. Todos habéis oído hablar de él, muchos de vosotros habéis visto la serie y habréis alucinado con lo que se muestra y se narra. Todo eso lo se. Pero lo que muy poca gente sabe es que este libro, tan actual y cuya sinopsis podría encontrarse perfectamente en cualquier novela publicada este año, se escribió en los años ochenta. Si, en los ochenta ya se criticaban muchas cosas, entre ellas, la falta de libertad de la que hoy en día no disfrutan muchas mujeres de este mundo. Esto demuestra dos cosas: primero, que no hace falta que un libro se publique en 2017 para que se convierta en el libro del año, y segundo, que si no lo habéis hecho ya, espero que estas navidades vayáis alguna librería y adquiráis este libro. Regalarlo si queréis, afortunado será quien en su biblioteca tenga un ejemplar de El cuento de la criada: la perfecta y más terrorífica heredera de 1984.
La historia de como este libro llegó a mis manos es bien sencilla. Sin embargo, debemos remontarnos a mis años de estudiante universitaria. Como muchos ya sabréis, una servidora realizó el conocido como Trabajo Final de Grado sobre el totalitarismo a través de una serie de novelas distópicas. Libros como Un mundo feliz, 1984, Farenheit 451 y La naranja mecánica fueron los seleccionados y a los que sometí un intenso análisis para demostrar como el totalitarismo adquiría formas similares y diferentes al mismo tiempo entre unas novelas y otras. Fue durante ese proceso de documentación e investigación cuando descubrí a Margaret Atwood y El cuento de la criada. La verdad es que tras leer la sinopsis el libro me cautivó de inmediato. Es más, si lo usaba para mi trabajo podía darle una perspectiva de género tan necesaria como interesante para el estudio del tema. Sin embargo, y por falta de tiempo y espacio, El cuento de la criada se tuvo que quedar fuera de mi Trabajo Final de Grado. Eso unido al hecho de que me había resultado misión imposible encontrar un ejemplar, hicieron que la lectura de la novela de Margaret Atwood quedase apartada. Durante los años posteriores, y aunque no lo había leído, no me cansé de hablar de este libro y de recomendar su lectura. Me arriesgaba mucho, pero, mi intuición me decía que aquella novela no era el best seller de turno, sino algo más grande e inquietante. Pasado un tiempo y ya imbuidos en la era Netflix o HBO, se estrenó una serie que adaptaba de forma bastante fiel el libro de Margaret Atwood. En ese momento, casi por inercia, supe que algo estaba cambiando en el panorama cultural, y no solo desde el ámbito seriefilo. Al poco conseguí, gracias a un golpe de suerte, poder adentrarme en El cuento de la criada. Su lectura duró en mis manos unos días, los suficientes como para que pudiese asimilar la historia y todo lo que esta transmitía en cada capítulo. Tras finalizarla pude por fin disfrutar de la serie protagonizada por Elizabeth Moss, la inolvidable Peggy Olson de Mad Men, y comprobar como en ocasiones la ficción, en el caso de El cuento de la criada, podría superar a la realidad.
En lo que respecta a la crítica propiamente dicha comenzaremos diciendo que El cuento de la criada presenta una lectura amena, rápida, adictiva, pero no por ello ausente de contenido. Como ya he dicho en el párrafo anterior, este no es un libro cualquiera, pues ha sentado un precedente muy importante en la literatura distópica que se publicó posteriormente. Para empezar, y aunque en estilo recuerda mucho al 1984 de George Orwell, esa narración en primera persona, ese tono tan dolorosamente nostálgico y esa constante reflexión interna por parte de la narradora consigue que el lector empatice de inmediato con Defred y el resto de mujeres cuya vida se ha visto truncada a medida que se sucedían los acontecimientos en la nueva república, la de Gilead. Y por otro lado, el que sea una mujer la protagonista de esta historia hace que la novela adquiera una dimensión nunca antes vista. En las más famosas distopías literarias siempre es un hombre el que disiente de las normas del sistema, el que experimenta una revolución interior, el que en ocasiones lidera la resistencia o el que incluso logra cambiar las cosas. La mujer en estas novelas siempre aparece como elemento secundario, dejándole todo el protagonista al hombre. En El cuento de la criada, Defred se alza como voz de esa terrible experiencia vivida, pero también, como esa luz tan necesaria en un mundo de oscuridad, una luz que no logra apagarse. Margaret Atwood eleva su fortaleza e inteligencia a la misma altura de los hombres, a pesar de que su situación como mujer en Gilead esté por los suelos y sujeta a la férrea normativa moral del país.
Centrándonos en la historia que se nos narra tenemos que comentar que esta no puede ser más terrorífica: un futuro inmediato, en donde tras un asalto al congreso por parte de unos terroristas se establece un gobierno teocrático basado en el puritanismo y en una interpretación extrema del Antiguo Testamento. Una sociedad en la que los derechos de las mujeres no existen y su actividad es controlada al milímetro. En este país las mujeres, además de verse privadas de sus libertades, son distribuidas en tres grupos: las esposas, las Criadas y las Marthas (amas de casa). De los tres, la función de las Criadas, compuesto por mujeres fértiles secuestradas, es la reproducción. Las Criadas son sometidas de forma violenta a una serie de humillantes actos que tienen que acatar, tales como ser las que provean de hijos a las familias de los oligarcas, sufrir cada mes la violación para poder quedar embarazadas, perder su identidad propia, ser testigo de las ejecuciones e incluso formar parte de ellas como obligados verdugos. Las que se revelan, las que no pueden tener hijos y las llamadas "intelectuales" son apartadas inmediatamente de la sociedad y mandadas a las Colonias, un lugar en donde sobrevivir es imposible. June, ahora Defred, pierde su trabajo, a su pareja, a su hija pequeña, a su mejor amiga, pero también su dignidad como ser humano, siendo tratada como una perpetua menor de edad y un objeto enfundado en un traje simbólicamente rojo. Además del de Defred, cuya construcción psicológica no puede ser más perfecta, nos encontramos con otros personajes igual de trascendentales. De entre todos ellos, yo destacaría el de Serena Joy y el de Tía Lidia. El primero por representar lo opuesto a Defred: sumisión, resignación, pero también autoridad. Al ser la esposa del comandante con mayor rango del sistema, se erige en su posición privilegiada. Sin embargo, en la novela también se muestra como al ejercer ese papel la propia Serena experimenta momentos de debilidad, sintiendo que, al igual que las Criadas, está viviendo una existencia que nunca se imaginó protagonizar, todo ello a pesar de sus fuertes y fanáticas convicciones religiosas. Y el segundo, el de Tía Lidia, no puede ser más malvado. Violencia, sadismo, mano de hierro, poder...Todos estos calificativos y más describirían perfectamente su carácter. Tía Lidia es una de las guardianas del conocido como Centro Rojo, un lugar donde preparan a las mujeres fértiles para convertirse en Criadas, un recinto donde la rebeldía se castiga con extrema violencia y en donde Tía Lidia ejerce un papel que oscila entre el de la madre protectora y el de la torturadora más peligrosa. El resto de personajes, tan inolvidables como escalofriantes, conforman esta atemporal historia. Por último, no podemos dejar pasar ese final tan atípico que desmonta los esquemas del lector más tradicional. Evidentemente no voy a desvelaros que es lo que sucede, pero si compartir con vosotros que éste es totalmente imprevisible y tan extraño que algunos críticos se han atrevido a opinar que Margaret Atwood ha dejado la novela inconclusa. Ni final abierto ni cerrado, simplemente ha hecho algo nunca antes visto y que sorprende por su brusquedad tal vez intencionada. Cierto o no lo que está claro es que el final de El cuento de la criada disgusta y fascina a partes iguales.
Muchos medios de comunicación de todo el mundo coinciden en definir al año 2017 como el año del feminismo, y la verdad razón no les falta. Por primera vez en muchos años, y gracias en parte a las Redes Sociales, el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres se ha convertido, por fin, en un tema de debate y discusión, llegando incluso al ámbito político. Conceptos como "micromachismo", "machirulo", "sociedad patriarcal" o "cultura de la violación" han tenido cabida en los medios de comunicación y en las discusiones académicas más importantes. Además, las campañas de visivilización de problemas tan grabes como la violación, el acoso sexual, la violencia machista o la discriminación en ámbitos como el laboral o el familiar han obtenido una impresionante acogida a nivel global. Algunas, como la del #MeToo (yo también) han logrado una repercusión planetaria sin precedentes. En un año en el que como mujeres hemos sido más conscientes de las injusticias cometidas contra nuestro sexo, en el que hemos aprendido a cuestionar los estereotipos de género y en el que hemos desarrollado una mirada más crítica hacia ciertos productos de consumo de masas; hay todavía quienes pretenden vivir como hace 50 años, por lo que no dudan en insultar y amenazar de muerte a quienes se posicionan en favor de una igualdad real entre mujeres y hombres. Por eso y para combatir toda esa injusticia vertida sobre el sexo femenino durante siglos, es importante el feminismo. En El cuento de la criada se reflexiona sobre muchos temas, algunos tan actuales que asustan, pero de lo que podemos estar seguros es que Margaret Atwood defiende la urgencia de una ideología feminista en cada página de la novela. La moraleja viene a ser la siguiente: sin feminismo, las mujeres pueden correr la misma suerte que Defred, sin feminismo, la sociedad patriarcal puede volverse tan fanática como la de la República de Gilead, sin feminismo, en última instancia, como mujeres perdemos todo, absolutamente todo, incluso la capacidad de decidir sobre nuestro propio destino. No debemos pasar por alto que en muchos países, algunos de gran peso e influencia, la mujer es tratada como un objeto, e incluso como en El cuento de la criada, es controlada hasta su forma de vestir, por no hablar de las relaciones sexuales o su opción sexual. Como tampoco olvidar que en los países más desarrollados del mundo la mujer esta viendo como sus derechos retroceden a paso de gigante, con la amenaza permanente de que la cosa puede ir a peor. El debate de la legalización de la gestación subrogada en España o el recorte de ayudas a la violencia doméstica en Rusia son ejemplos de como de mal está la situación. Por ello deberíamos hacer más caso a Margaret Atwood y defender nuestros derechos como mujeres, pues, si no hacemos nada, harán con nuestras vidas lo que quieran. El cuento de la criada: una historia de terror, reflexión, feminismo, realidad, ficción, lucha, rebeldía, amor...Un cuento que esperemos, por la cuenta que nos trae, que siga siendo eso, un cuento.
Frases o párrafos favoritos:
"La humanidad es muy adaptable decía mi madre. Es sorprendente la cantidad de cosas a las que llega a acostumbrarse la gente si existe alguna clase de compensación."
Película/Canción: en 1990 se estrenó la primera adaptación cinematográfica de la novela de Margaret Atwood, con las interpretaciones de Natasha Richardson, Faye Dunaway y Robert Duvall. Pero ha sido en el 2017 cuando se estrenó su adaptación más exitosa. Esta vez en formato televisivo y con las interpretaciones de Elizabeth Moss, Joseph Fiennes, Yvone Strahovski, Alexis Bledel, Ann Dow y Shamira Wiley entre otros. La serie ha sido premiada en los Emmy de este año en categorías tan importantes como Mejor serie Dramática, Mejor actriz protagonista, Mejor actriz secundaria y Mejor guion adaptado. En los próximos Globos de Oro compite en las categorías de Mejor Serie Dramática, Mejor actriz protagonista en una serie de televisión y Mejor actriz secundaria en una serie de televisión.
¡Un saludo, a seguir leyendo y feliz año nuevo!