1984
Título: 1984.
Autor: George Orwell (Motihari, India 1903- Londres 1950) poseyó una de las voces más lúcidas y ricas en matices del siglo XX: estudiante de Eton, policía imperial británico en Birmania, lavaplatos en París, librero en Londres, miliciano del POUM, corresponsal de la BBC, editor literario y columnista. Vertió toda su experiencia en crónicas, ensayos y novelas de lectura imprescindible. Entre sus obras más importantes destacan La Hija del Clérigo, Homenaje a Cataluña, Rebelión en la Granja o 1984 entre otras.
Editorial: Debolsillo Contemporánea.
Idioma: inglés.
Traductor: Miguel Temprano García.
Sinopsis: en el año 1984 Londres es una ciudad lúgubre en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. Winston Smith es un peón de este engranaje perverso, su cometido es reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos...hasta que decide replantearse la verdad del sistema que los gobierna y somete.
Su lectura me ha parecido: terroríficamente magistral. Esa sería exactamente el calificativo con el que definiría la lectura de 1984, un libro que a pesar de haber sido escrito hace exactamente 65 años, rebosa de buena salud, de originalidad literaria y de una rabiosa atemporalidad que puede llegar a asustarnos. 1984, ese libro que actualmente se ha vuelto a reeditar y a vender con éxito, ese libro que tanto hace reflexionar, ese libro cuya trama nos transporta a una sociedad en la que no querríamos vivir, ese libro que sirvió de inspiración para crear el famoso reality Gran Hermano, ese libro capaz de escudriñar y sacar a luz todos los recovecos de la condición humana, ese libro que leeréis ávidos de curiosidad, ese libro que atrapa con solo conocer a sus personajes, ese libro que anticipa lo que hoy en día sucede.... En definitiva, un libro que aunque hayan pasado 65 años, sigue siendo uno de los mayores exponentes de ese genero literario post apocalíptico o de ficción distópica, que tanto se está volviendo a poner de moda, sobretodo entre los jóvenes, y del que muchos creen, erróneamente, una autentica novedad. Pero amigos y amigas, las modas vuelven, y el mundo de los libros no escapa a este fenómeno. Bueno, sin enrollarme más, os presento a 1984: la novela que todo el mundo debería leer.
Recuerdo como si fuese ayer cómo llegó 1984 a mis manos. Fue el año pasado, durante la feria del libro que se celebró en mi ciudad. Había ido a pasar la tarde con mi pareja a empaparme de ese placer que todo buen lector espera durante todo un año, y claro está, también iba buscando la novela que tendría el exclusivo privilegio de formar parte de mi biblioteca particular. Las horas se sucedían y tras haber paseado por las numerosas casetas y al contrario que mi pareja, que ya se había comprado un libro, todavía no me había decidido por un título en particular, estaba demasiado abrumada por la cantidad de historias que se me presentaban ante mis curiosos ojos. Sin embargo, no tardé mucho en encontrar el libro adecuado. Fue un impulso, una señal, una poderosa corazonada la que me impulsó a comprar 1984, pensando que aquella iba a ser una gran lectura, y vaya si lo fue, al final acabó siendo una de las mejores que he leído en años. A los pocos días de adquirirla y de que se acomodase a su sitio correspondiente en la estantería, decidí iniciar su lectura, desesperada, pues llevaba por aquel entonces una rachita de decepcionantes lecturas bastante considerable, necesitaba encontrar una lectura lo suficientemente estimulante como para no caer en una profunda depresión. El resultado, unas noches a la luz de la lamparita de noche llenas de sensaciones inimaginables, una experiencia única que os recomiendo a todos, acompañados, por supuesto, de la lectura de 1984.
Centrándonos ya en la opinión sincera y personal, os diré que uno de los puntos positivos que tiene esta novela es su agilidad, y no sólo me refiero con agilidad a la rapidez con la que te lees el libro, que también, pero más bien también se puede hablar de agilidad dramática, unida a la trama que 1984 narra. Resulta muy interesante apreciar como se conjugan ambos factores, porque la trama puede ser más densa pero la lectura es más rápida, y a la inversa, pero en 1984 ambos componentes son ágiles, lo cual no se puede apreciar en muchas novelas. En segundo lugar y, a pesar de esa agilidad de la que he hablado antes, la novela te obliga a detenerte en algunos puntos de su lectura para pensar, para meditar, para reflexionar sobre los temas fundamentales y que más polémica suscita. Los que hayáis leído mis reseñas, ya sabéis que me encanta que los autores plasmen temas con bastante contenido moral y reflexivo, que nos hagan cuestionarnos muchas cosas, y 1984 reúne todos esos requisitos. Por último, me gustaría extenderme un poco más en hablaros de Winston Smith, el protagonista de 1984, y me quiero extender porque creo que es bastante interesante comentar el valor y la carga argumental que este personaje soporta sobre sus hombros. Winston Smith es un personaje fabuloso, nacido de una genial imaginación que es capaz de trasladarnos al horror del día a día en esa sociedad futurista, a la atrocidad de su trabajo y al temor constante a sentirse permanentemente vigilados y controlados. Winston Smith también acaba siendo un insumiso un hombre que se revela contra el poder establecido y que lucha por cambiar esa realidad que amordaza a la población. Con esto vengo a mostrar lectores y lectoras que Winston Smith representa un poco a una realidad muy cercana y que hoy en día está muy presente, además de que su personalidad es muy parecida a la de otro personaje literario, a Katnis, la heroína de Los Juegos del Hambre, lo cual nos puede hacer una idea de en quién podría haberse inspirado Suzanne Collins a la hora de crear su personaje principal.
En este último párrafo, lectoras y lectores, me gustaría plantear una de las reflexiones más inquietantes que este libro encierra, aunque he de avisaros que la cantidad de temas que toca 1984 da para escribir una reseña de tres páginas por lo menos. Queridos lectores y lectoras, podría hablaros del lado perverso y el lado influenciable del ser humano, podría llevar mi reflexión al terreno de la insumisión como respuesta al poder establecido, podría hablaros de la brutalidad de los cuerpos de seguridad de ese estado opresor o bien, podría reflexionar sobre el oficio de Winston Smith y de su relación con un mal que sigue azotando y perjudicando, contando la historia oficial y no la verdadera. Podría, pero sinceramente, prefiero guiar mi opinión al ámbito tal vez más controvertido, al más atemporal, justo el que ha conseguido que esta novela vuelva a interesar al lector. Ese ámbito, señoras y señores es el ámbito del férreo control de la población a través de la invasión en la vida privada. Georges Orwell, anticipándose a la realidad en la que vivimos y acertando maravillosamente de pleno, planteó en esta sociedad futurista, un modelo de terror implantado donde más duele, que es como no, en el terreno de nuestro día a día, incluso ahondando en nuestra faceta más íntima, sólo así este particular y ficticio gobierno podía controlar a la población obligándoles a acatar las normas impulsadas por el poder. Además, este sistema de espionaje indiscriminado también sirve a la hora de investigar posibles insumisos, y detenerlos casi de inmediato en el caso de que desobedecieran a la autoridad. Y es en este punto, amigas y amigos, cuando hablo de atemporalidad extraordinaria, pues el año pasado, gracias a Edward Snowden, se destapó un escandalo de espionaje masivo llevado a cabo por el gobierno de los Estados Unidos no sólo hacia los principales líderes de otros países, también llegaron a invadir la intimidad de millones de usuarios de las mayores redes sociales, lo cual desató la polémica a nivel mundial. Este fue el acontecimiento que llevó a que 1984 volviese a presidir los estantes más destacados de las librerías y a que se vendiese de nuevo como churros, sin embargo, y sin alejarnos demasiado de este paralelismo tan destacado, me gustaría plantearos la siguiente cuestión: ¿Cómo es posible que rechacemos el hecho de que el servicio de espionaje de un país nos espíe nuestros mensajes en las redes sociales cuando no hacemos más de que contarle al mundo entero lo que hacemos, lo que dejamos de hacer, nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestra ideología, nuestras nuevas amistades, nuestros cambios o nuestros movimientos inmortalizados instantáneas publicadas en Facebook? ¿Defendemos nuestra vida privada a la vez que la exponemos en internet a la vista de todos? Una paradoja muy interesante a la que quiero que deis vuestra más sincera opinión, pues al parecer, no existe el temor de que millones de Hermanos Mayores cotilleen tus intimidades en internet. 1984: una historia de amor, terror, injusticia, rebelión, impotencia, espionaje, control, política, ....Una historia cuya rabiosa atemporalidad inquieta y seguirá inquietando a las generaciones posteriores.
Frases o párrafos favoritos:
"Hasta que no tomen conciencia no se rebelarán, y sin rebelarse no podrán tomar conciencia".
Película/Canción: 1984 ha servido de inspiración para innumerables adaptaciones cinematográficas en los años 1956, 1973, 1984 y 1985, todas ellas muy dispares entre si. Además, esta novela también ha sido adaptada a la pequeña pantalla en el año 1954, al teatro de la mano del actor y director Tim Robbins, al genero operístico con una obra compuesta por Lorin Maazel y muchos músicos y cantantes han encontrado en 1984 su inspiración para crear nuevos temas, entre ellos figuran los nombres de David Bowie, Radiohead, Muse o Rage Against the Machine. En esta ocasión, os he adjuntado el tráiler de la película que más respeta la trama y el universo del libro, estrenada casualmente en 1984 y con las interpretaciones de John Hurt (V de Vendeta), Richard Burton (Cleopatra) y Suzanna Hamilton (Out of Africa) entre otros.
¡Un saludo y a seguir leyendo!