viernes, 2 de diciembre de 2016

RESEÑA: Kathleen.

KATHLEEN


Título: Kathleen.

Autor: Christopher Morley (1890-1957) nació en Haverford, Pensilvania, y estudió en Haverford College, donde su padre trabajaba como profesor de matemáticas. Posteriormente, se matricula en la universidad inglesa de Oxford para estudiar historia moderna durante tres años - época que contaría en su novela autobiográfica de 1931 John Mistletone, y, en parte, en Kathleen -. En 1913, de vuelta a Estados Unidos, se instaló en Nueva York y comenzó a trabajar en la editorial Doubleday. Pocos años después se convertiría, recorriendo Estados Unidos como columnista y reportero, en uno de los periodistas más prestigiosos de su época. Su primera novela, La librería ambulante, fue publicada en 1917; en 1919 apareció su continuación, La librería encantada. Pero no fue hasta 1939 cuando se hizo mundialmente conocido por su novela Kitty Foyle, trasladada al cine con Ginger Rogers como protagonista. Sus dos grandes maestros fueron Walt Whitman y Mark Twain, e influenció en autores como Kingsley, Amis o Tom Wolfe.


Editorial: Periférica.

Idioma: inglés.

Traductor: Ángeles de los Santos.

Sinopsis: un grupo de bromistas, y a la vez románticos, estudiantes de la Universidad de Oxford - entre ellos un norteamericano - forman un club literario muy peculiar: se hacen llamar los Escorpiones. Su próximo reto será escribir una novela sobre personajes reales, dos nombres descubiertos en una carta encontrada por azar en una librería: Kathleen será la heroína y Joe será el héroe. Pero esto es sólo la primera parte del reto, pues enseguida comenzará la Gran Aventura Kathleen. conocer a la joven protagonista de su novela por los medios que haga falta.

Su lectura me ha parecido: deliciosa, divertida, juvenil, muy personal, ligeramente autobiográfica, nostálgica, clásica, cinematográfica...Queridos lectores y lectoras, se que lo digo muy a menudo y que muchos de vosotros estaréis cansados de leer siempre lo mismo, pero no puedo evitar reiterar lo que hoy por hoy es una realidad: el género humorístico ya no atrae. Todos estamos hartos de reírnos mientras visualizamos una película, una serie de televisión o cuando nos hayamos enfrascados en una de esas delirantes conversaciones que tanto nos hacen despichorrarnos de la risa. Sin embargo, en lo que respecta a la literatura, andamos últimamente escasos de libros que, más allá de sacarnos una sonrisa, nos hagan reír a lágrima viva. Las novela, la buena novela para ser más exactos, posee una serie de mecanismos intrínsecos, capaces de lograr cosas tan impresionantes como hacer llorar, sentir lástima, sufrir o ser capaces de ponernos en la piel de esos inmortales personajes de ficción. Pero no todo es tristeza, la novela también es capaz de emocionar, atrapar, conducir al lector a un final reconfortante y lleno de buenas vibraciones. Eso, entre otras muchas cosas, logra la novela de humor, tan importante a lo largo de la Literatura Universal y que actualmente no se le tiene mucho aprecio. La novela que hoy reseñamos además de tatuar una sonrisa perenne durante toda su lectura, profundiza y se inserta dentro de un modo de hacer literatura muy particular y que nos remite a tiempos pasados. Kathleen: el juego y los enredos al servicio del lector más nostálgico.


La historia de como Kathleen llegó a mis manos es muy sencilla. Sin embargo, es conveniente empezar por el verdadero principio, que no es otro que una verdadera historia de obsesión. Imagino que muchos de los que hoy leen estas líneas lo habrán experimentado, a decir verdad, todo gran amante de los libros, de la literatura y de la lectura sobretodo ha vivido ese momento en el que te topas con "el libro". Si "el libro" es aquel que cuando lo ves por primera vez expuesto no puedes evitar quedarte parado o parada ante él unos segundos que a ti te parecen horas. Es un momento casi mágico, como sacado de una novela nunca mejor dicho, y que a ojos de otras personas puede parecer raro o extravagante. Pero lo cierto es que en esos momentos te da igual lo que esté pasando a tu alrededor, y te importa un bledo lo que la gente piense sobre ti, sólo te importa observar su portada, leer su sinopsis, ojear algún párrafo, comprobar cuantas páginas tiene...Eso mismo, sin lugar a dudas, le sucedió a una servidora cuando en una conocida librería de mi ciudad decidieron colocar a Kathleen en la primera fila de las novedades. Desde entonces, cada vez que pasaba cerca lo miraba y lo miraba, no encuentro otra explicación, aquel libro me atraía tanto que esperaba algún día poder leerlo por fin. El destino quiso que, unos meses atrás, iniciase colaboración con un grupo que coordina a algunas de las editoriales entre las que se encuentra Periférica. No me era una editorial desconocida, de hecho he leído y reseñado un libro suyo con anterioridad, pero ésto me daba la oportunidad de satisfacer mi deseo de adentrarme en Kathleen. El resultado: un torrente de emociones, buenas reflexiones y deseando leer otros títulos de este genial autor norteamericano.


Iniciando el análisis crítico de esta novela, comenzaremos diciendo que Kathleen presenta una lectura ágil, sencilla, sin barroquismos, muy concreta y en la que las acciones adquieren un papel fundamental. Todo ello empapado de un estilo ágil y que deja al descubierto los muchos recursos de la literatura de humor, destacando sobre todos ellos, el magistral manejo de dos tipos: por un lado el clásico pero no por ello menos divertido humor inglés y el socarrón y más expresivo humor americano. Estos dos se complementan a la perfección, llegando incluso a unirse en uno solo que en las situaciones que expone el autor, llega a ser explosivo y provocar un atisbo de risa. Seguidamente, en Kathleen tienen mucha importancia otros recursos relacionados con lo teatral y cómico, pero que adquieren una interesante dimensión cuando pasan por el filtro de lo cinematográfico. Cuando te adentras en su lectura, tienes constantemente la sensación de que te encuentras ante la típica película muda o sonora de principios de siglo XX en la que los embrollos, los mensajes falsos, el uso de disfraces y la comedia de enredo son sinónimo de carcajadas y de respeto absoluto. Morley en Kathleen, como buen hijo de su tiempo, se deja influenciar por una serie de elementos característicos del mundo del cine para dar más vida si cabe a una historia en la que los personajes parecen sacados de una película clásica, que en ocasiones me llegó a recordar a las cintas de Chaplin o a la famosa Con faldas y a lo loco. Seguidamente, me ha encantado la caracterización de todos los personajes, en especial los miembros del particular club literario los Escorpiones, cuyas reflexiones y comportamientos me recuerdan irremediablemente a los protagonistas de la película El club de los Poetas Muertos. De nuevo, otra referencia cinematográfica, aunque más reciente en el tiempo. Para finalizar, indudablemente debemos mencionar que Kathleen no está exenta de grandes reflexiones referentes al amor, la amistad, la solidaridad, el honor, la familia, el poder de la literatura o la nostalgia entre otros. De éste último nos ocuparemos largo y tendido en el próximo párrafo. 


En lo que respecta a la reflexión personal, en esta ocasión y tratándose de Kathleen, he optado por reflexionar sobre el tema que a mi parecer subyace de esta excepcional novela, que no es otro que el de la nostalgia. Se que el de la literatura y su inquebrantable poder sobre los seres humanos es tal vez, el tema más notable, pero, Kathleen no sería Kathleen sin ese halo de meditación y de recuerdo persistente en cada una de sus páginas. Como he mencionado al principio de la reseña, esta novela, aunque disfrazada de lo cómico y disparatado, no deja de ser un relato de quien echa la vista atrás, de quien le gusta rememorar, de quien aunque ya ha pasado mucho tiempo, siempre atesorará con gran cariño ciertos pasajes de su juventud. A mucha gente seguro que le pasa, que en ciertos momentos de tu vida, no puedes evitar acordarte de ciertos momentos importantes, y los referentes a los años universitarios suelen ser los más importantes. Esa etapa de nuestra vida a la que dedicamos años de estudio, en la que hicimos nuevas amistades, en la que asistimos a clases magistrales, en la que los profesores se convirtieron en nuestros héroes particulares, en la que también eres testigo de injusticias, en la que puedes expresar tu opinión con total libertad, en la que el saber está al alcance de tu mano, en la que conoces a personas importantes dentro de tu campo de estudio, en la que estas en contacto con la vida, en la que fumas, corres, ríes, debates, bailas, comes, participas de actividades políticas o culturales, luchas, eres tu mismo...En pocas palabras, el momento en el que de verdad decidimos que queremos ser o hacer en la vida. En Kathleen se respira todo eso, toda esa nostalgia por ese ambiente y por unos años que pasaron demasiado deprisa. Ese carácter autobiográfico se palpa en cada una de las páginas, tal vez Christopher Morley quisiese hacer un homenaje a ese momento y a todos los que lo acompañaron en él. No se sabe hasta que punto la historia de intelectualidad y de competencia desleal por conocer a la idolatrada Kathleen es cierta, lo que si que podemos estar seguros es que Blair es Morley y que todos, incluida una servidora, no podremos olvidar aquellos maravillosos años universitarios. Kathleen: una historia de peripecias, lectura, escritura, juego, situaciones embarazosas, mentiras piadosas, divertidos malentendidos, desbordante imaginación, amor...Una historia para nostálgicos y para todo aquel que quiera pasar un buen rato con literatura de calidad.

Párrafos o frases favoritas: 

"En la cena se decidió que durante el día de descanso de Pascua los Escorpiones, todos ellos, irían a Wolverhampton con el objetivo de montar guardia en Bancorft Road y averiguar como era Kathleen realmente. Y entonces, después de cantar el viejos tiempos y el Dios salve ("Por los viejos tiempos" y "Dios salve al rey"), la reunión se disolvió y los miembros se dispersaron subprecipitadamente en varias direcciones para evitar a los supervisores."

Película/Canción: aunque no existe por el momento una adaptación de esta novela, he decidido adjuntaros una pieza de sobra conocida por todos y que me ha acompañado durante la redacción de esta reseña. Disfrútenla:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Editorial Periférica

6 comentarios:

  1. Lo compré la misma semana que salió, pero no he podido leerlo todavía, así que he pasado un poco de puntillas en la reseña que de este mes no pasa. Aun así he visto que la has disfrutado mucho, así que me han entrado ganas de adelantarla todo lo que pueda.

    ¡Besote!

    ResponderEliminar
  2. conocía esta novela de oídas pero no la he leído aun, aunque me gustaría hacerlo, siempre es bueno que una lectura te saque alguna carcajada.
    Yo guardo muy buen recuerdo de mi etapa universitaria, ha sido una de las mejores de mi vida, he conocido a mucha gente, he descubierto mi vocación y he aprendido mucho en la universidad. Me alegra conocer un libro de humor que trate de esos años mágicos en la vida de cualquier persona, los años de universidad son fantásticos.
    una reseña excelente, enhorabuena

    ResponderEliminar
  3. Hola! No conocía este libro pero no me llama mucho la atención así que lo dejo pasar. Muchas gracias por la reseña.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  4. Yo no lo conocía, es más, ni me había acercado a la editorial ahsta hace poco. Si ves en mi blog mi reseña de ayer era también de un periférica.
    Le echaré un vistazo en la biblioteca, vaya reseñaza!
    Besos.

    ResponderEliminar
  5. Hola bonita. No conocía el libro pero me lo apunto. Besos

    ResponderEliminar
  6. Tampoco conocía el libro y has sabido dejarme con muchas ganas.
    Besotes!!!

    ResponderEliminar