CARMILLA
Título: Carmilla.
Autor: Joseph Sheridan Le Fanu (Dublín 1814-1873) fue un escritor irlandés de novelas y cuentos. Sus historias de fantasmas representan uno de los primeros ejemplos del género del horror en su forma moderna, en la cual, no siempre triunfa la virtud ni se ofrece explicación sencilla a los fenómenos paranormales. Procedente de una familia hugonote, de abuelos dramaturgos y siendo pariente de la también exitosa escritora Rhoda Bourgton, estudió Derecho en el Trinity College de Dublín, donde fue nombrado auditor de la Sociedad Histórica. No fue hasta que se pasase al periodismo cuando comenzó a publicar sus primeros relatos en el Dublín University Magazine y en el Dublín Evening Mail. Entre sus obras más conocidas destacan Un episodio en la familia Tyrone - que inspiró a Emily Brontë para escribir Cumbres Borrascosas - Un vidrio misterioso, Tío Silas, Los papeles de Purcell, El vigilante y otras historias macabras, los relatos Té verde y El conocido y Carmilla. Convirtiéndose esta última en la más famosa e influyente. (Fuente: Alianza Editorial).
Editorial: Alianza Editorial.
Idioma: inglés.
Traductor: Emilio Olcina, revisada por Javier Martín Lalanda.
Sinopsis: Laura es una joven que vive con su padre y criados en un antiguo castillo en las lejanas tierras de Estiria, en Austria. Su vida da un giro cuando, delante del castillo en el que viven, el carruaje de una dama sufre un accidente, y su hija, que también viajaba en él, queda inconsciente. Ante las prisas de la dama por llegar a su destino, la hija pasa a hospedarse en el castillo hasta que su madre vuelva. Laura y la joven, Carmilla, traban amistad a pesar de que la inquilina muestra un comportamiento extraño: se despierta después de mediodía y se encierra en su cuarto sin dar señales de estar en él. (Fuente: Alianza Editorial).
Su lectura me ha parecido: intensa, romántica, importante en muchos aspectos, breve, bien escrita, pionera, adelantada a su tiempo, todo un descubrimiento...Hace unas semanas, durante la celebración de la edición número 50 del Festival de Cine Fantástico de Sitges, el conocido actor Frank Langella, quien recibiría un premio honorífico en reconocimiento a toda su carrera, pronunció unas palabras tan ciertas como muy pertinentes. En resumen, Langella criticó duramente al tipo de vampiro que desde hace unos años viene dominando la cartelera, tachándolo de "musculoso", "fuerte" y "tonto". Estas declaraciones podrían pasar totalmente desapercibidas para los que no conozcan la filmografía del norteamericano, entre la cual se encuentra una versión muy particular del Drácula de Bram Stoker estrenada en 1979. En ella, vemos a un Drácula misterioso, elegante, seductor, melancólico. La encarnación perfecta del héroe gótico sin excesos de sangre y violencia, convirtiéndose en una de las interpretaciones más humanas que se han hecho de este personaje literario. Las palabras de Langella no hacen más que confirmar lo que es una realidad, tanto en el cine como en la literatura, y es que la concepción de ciertos personajes míticos evoluciona sin descanso, adaptándose claro está a las necesidades de nuestro tiempo. Sin embargo, dentro de esta sociedad cada vez más consumista, es necesario que no olvidemos el verdadero origen de estos seres hoy convertidos en iconos culturales. Un origen que nace también de unas necesidades, las del XIX, pero en el que se aprecia más pureza por ser los primeros, los que configuraron los arquetipos clásicos de toda una tradición que continuaría siglos después, llegando hasta nuestros días. El libro que hoy tengo el placer de reseñar pertenece a esa primera generación, un título precursor en muchos aspectos y, según mi humilde opinión, sospechosamente ocultado a la sombra de otros títulos. Menos mal que el tiempo y la justicia devolvieron al lugar que se merece a Joseph Sheridan Le Fanu y su Carmilla: el mito de la mujer vampiro en todo su esplendor.
La primera vez que escuché hablar de Carmilla fue en una exposición oral que ofreció una compañera de clase en una asignatura de mi último año de carrera. El trabajo consistía en analizar qué aspectos de la visión de la mujer en la época antigua aparecían en una novela en concreto. Recuerdo que dicha explicación, la referente a Carmilla, fue breve pero instructiva. No obstante, y a pesar de que logró picarme ligeramente la curiosidad por esa novela, mi cabeza y mis intereses estaban puestos en otro tipo de lecturas, como la de Tess la de los d´Urberville, cuya lectura me fascinó, tanto que de ella surgió el trabajo oral para esa asignatura y una conferencia donde analizaba la situación de la mujer en el XIX. Por tanto, y debido también a muchos otros contratiempos relacionados con el estudio, aquella chispa se apagó por un tiempo. Desde entonces no volví a saber nada sobre Carmilla hasta que un día regresó a mi en forma de recomendación. Una de mis mejores amigas, a la que hacía mucho tiempo que no veía, me animó a que lo leyera. En aquellas fechas, encontrándome relativamente libre de trabajo y de estrés, e invadida aún por esa atmósfera gótica que desprende La abadía de Northanger, mi lectura en aquellos días, decidí darle una oportunidad. Gracias a Alianza Editorial pude hacerme con un ejemplar justo antes de que comenzasen las vacaciones de verano. Esto unido a las ganas que tenía de leerlo, fueron las dos razones por las que al final tomé la decisión de llevármelo conmigo de viaje. Junto con Los años ligeros. Crónicas de los Cazalet, Carmilla acompañó mis largas tardes en el campo y mis ratos de relativa tranquilidad, convirtiéndose en una lectura realmente socorrida. Sentía una necesidad de evadirme, de escapar, y la novela de Joseph Sheridan Le Fanu me salvó por decirlo de alguna manera. Además, no podía estar en un entorno más inspirador, en un pueblo en plena Sierra de Albarracín con el bosque a tiro de piedra, un entorno en el que poder perderse y dejarse llevar por la imaginación y el misterio que siempre he creído que esconde. De vuelta a la rutina y con ella todo lo que implica, el recuerdo de Carmilla no me abandonó, es más, todavía a día de hoy sigue despertando mi admiración e interés.
En lo que respecta a la reseña propiamente dicha, tenemos que comenzar diciendo que Carmilla presenta una lectura amena, rápida pero no por ello profunda. A pesar de que la novela tan sólo tenga 147 páginas, la verdad es que en ellas el autor consigue lo que se propone: crear una atmósfera lo suficientemente atrayente para que el lector quede embaucado y de paso, conectar de una manera muy sorprendente con sus personajes, en especial con los femeninos, sin duda los más importantes del libro. He leído opiniones al respecto de todo tipo, incluso hay quienes piensan que Le Fanu se quedó corto de páginas y que no hubiesen echado en falta unas cuantas más. En lo que a mi respecta pienso que el texto está perfecto tal y como está, con un planteamiento, un nudo y un desenlace bastante marcados, lo que nos lleva a pensar que el autor sabía muy bien lo que se traía entre manos. En lo que respecta a la historia, ésta no podía ser más sugerente e inquietante. Estiria, Laura y su padre enfermo ven perturbada su cotidianeidad con la aparición de una dama llamada Carmilla. Entre ambas jóvenes comienza a nacer una confianza que desembocará en una amistad que va más allá de las normas morales de la época, pero, algo comienza a perturbar el ambiente cuando Laura descubre que Carmilla es en realidad Mircalla y que lleva más de un siglo viva. Carmilla es en ese sentido fantasía pura, el sueño literario de muchos escritores del género, mezcla de realidad y elementos sobrenaturales que no hacen más que poner al lector en la disyuntiva de creer o no creer en lo que Le Fanu relata. Esta sensación de relativa tensión se complementa con una muy acertada narración en primera persona, logrando de esta manera que quedes absolutamente atrapado por la historia, sin poder despegar los ojos del papel. Mención especial en este sentido merecen las dos protagonistas. Por un lado tenemos a Laura, la perfecta encarnación de la inocencia y del ideal de belleza del momento. Dulce, delicada, servicial, siempre midiendo sus pasos, temerosa de lo desconocido y terriblemente sumisa. Sobre ella recae todo el peso de la historia al concederle el honor de ser su narradora. A través de sus ojos somos testigos de sus sentimientos reprimidos, de su ignorancia, pero también de sus inseguridades cuando de pronto todo su mundo y educación recibida se ven alterados por la actitud de su nueva amiga. Por otro lado, el deslumbrante personaje de Carmilla, cuya doble personalidad no deja indiferente a nadie. Tierna, inteligente y solícita, pero poseedora de un terrible secreto, su condición vampírica, que a medida que avanza la novela se vuelve cada vez más incontrolable, amen de su misteriosa belleza y de sus dotes para la seducción y la persuasión. En este sentido y si tenemos en cuenta las personalidades tan diferentes de las protagonistas, podemos apuntar la posibilidad de que Carmilla sea, en el fondo, una novela de aprendizaje e iniciación. Para Laura, Carmilla es esa mujer en la que poco a poco desea reflejarse, ansía parecerse a ella a pesar de que su relación no fuese bien vista socialmente y del comportamiento cada vez más extraño de ella. Y para Carmilla, Laura no deja de ser un trozo de carne que debe llevar a su terreno y que gracias a su inocencia, logra dominar. Un juego de poder y sumisión del que el lector es testigo hasta la catarsis final. Por otro lado, Carmilla se envuelve de una ambientación temporal y geográfica de ensueño, pero que inevitablemente no ha podido evitar caer en el estereotipo más simple. Un castillo, infinitos bosques oscuros, siniestros cementerios, espesa niebla, sugerentes bailes de mascaras, leyendas terroríficas...Si no fuese por la pureza que destila esta novela, podríamos caer en el error de catalogar a Carmilla como una novela de vampiros más. Para finalizar este párrafo, solamente diré que jamás de los jamases creía que acabaría leyendo un libro de este tipo y sinceramente, ha sido todo un descubrimiento.
Evidentemente, y como no podía ser de otra forma, Carmilla es uno de esos textos que sugieren al lector muchas cosas. Incluso el que tenga por costumbre ir más allá de la lectura más ligera, habrá descubierto que este libro es importante en muchos sentidos. Como he comentado antes, hablar de Carmilla es hablar de el principio, del uno de los orígenes más antiguos, de la forja de un mito literario y un género tan potente como es el de los vampiros. Tanto es así que con el tiempo se ha convertido en uno de los más revisados, adaptados y venerados de la literatura. Tras él vinieron otros títulos semejantes, aunque sin duda, el más importante fue el Drácula de Bram Stoker, cuya influencia ha traspasado el papel, instalándose rápidamente en el imaginario y en la cultura popular de nuestro tiempo. Sin embargo, tengo que ser crítica al respecto. Resulta sospechoso que la obra que puso las bases de una tradición literaria tan importante fuese relegado a una posición bastante secundaria, convirtiendo a Carmilla en un título poco valorado y casi desconocido para los lectores. Tal vez, y sólo tal vez, la explicación a esta injusticia la podamos encontrar en el hecho de que sus personajes fuesen mujeres que no se amoldasen al ideal femenino de su tiempo. En la época en la que Le Fanu escribió Carmilla, existió una concepción de feminidad muy idealizada y que se resume en el mito del llamado "ángel del hogar". Es decir, asociar mujer con una actividad cotidiana dentro del ámbito estrictamente privado. Velar por el bien del hogar y de los hijos eran las funciones que la mujer debía cumplir, y si se le ocurría traspasar la barrera de lo privado para ejercer una labor pública, se arriesgaba a que la sociedad la condenase de por vida. En la novela de Joseph Sheridan Le Fanu, existen dos posiciones antagónicas: la del ángel del hogar y la de la mujer que ha logrado traspasar esa línea. Dos universos que poco a poco van evolucionando hacia posiciones bastante avanzadas a su tiempo, por un lado encontramos como ese ángel del hogar va poco a poco abandonando ese comportamiento que le ha asignado la tradición y la sociedad, y por otro lado, observamos como esa mujer puede tener criterio, pensamiento, ideas, opiniones y defenderlas igual que los hombres. Por otro lado, no debemos pasar por alto que Carmilla es una obra también pionera en incluir el tema del lesbianismo en el género gótico. Un tema que obliga al autor a hacer más visible esa falta de libertad de las mujeres, también en el ámbito de la sexualidad. Esto añadido a ese cuestionamiento del modelo femenino seguramente condenaron a Carmilla, ya casi desde su publicación, a sufrir un semi olvido imperdonable por parte de los lectores de a pie. Algo que tampoco ayudó la publicación de Drácula, que siguiendo la tradición de Carmilla, también la protagoniza un vampiro atormentado, misterioso y seductor. El hombre una vez más pasando por encima de la mujer, las mismas actitudes que Carmilla manifestaba ahora el conde Drácula las hace suyas, y lo peor, son mejor vistas socialmente. Afortunadamente, los tiempos están cambiando, y aunque Le Fanu no escribió un relato completamente feminista, si que debemos atribuirle el mérito de atreverse a manifestar una gran verdad, que las mujeres podemos tomar la iniciativa, que podemos tener unas ideas propias y que podemos amar a quien queramos, sin importar el sexo. Carmilla: una historia de amor, deseo, misterio, miedo, oscuras leyendas, feminidad, sexo, vampiros...El terror más bello.
Frases o párrafos favoritos:
"Eres mía, serás mía y juntas seremos una para siempre."
"Cerca de morir, un amor cruel, un amor extraño capaz de arrebatarme la vida. El amor ha de tener sus sacrificios, y no hay sacrificio sin sangre."
Película/Canción: aunque existen algunas adaptaciones, de Carmilla, incluso existe una web serie en internet que trae el relato a la actualidad, hoy he decidido adjuntaros la pieza que me ha acompañado durante la redacción de la reseña y que creo que le va como anillo al dedo. Espero que os guste.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Alianza Editorial
conoci esta novela de un modo muy similar al tuyo, en una exposición de una clase a la que asistí, en mi caso de oyente. Sin embargo aun no me he atrevido con ella, si con Dracula. Espero poder leer Carmilla más pronto que tarde, pues el genero de vampiros siempre me ha gustado.
ResponderEliminaruna reseña muy interesante, en especial la reflexión fina.
En mi caso conocí este libro por estos mundos blogueros y me sorprendió muchísimo. Sobre todo me gustó mucho la atmósfera, inquietante, oscura. Y la historia.
ResponderEliminarBesotes!!!
Todavía tengo esta novela en la pila de pendientes. Gracias por recordármela. Un saludo.
ResponderEliminaral chle esta novela la conoci porque tenia que hacer una tarea a huevo sobre esta novela
ResponderEliminarUna reseña interesante. Me alegra que rescates esta obra y la pongas en valor. Quería destacar, no obstante, que hablas de que Le Fanu fue un pionero en la temática pero a la vez dices que cae en los estereotipos de siempre. Opino que en su momento no eran estereotipos, ya que estamos hablando del origen del género, de cuya fuente sin duda bebió "Drácula". La atmósfera que creó Le Fanu es la que se ha copiado en obras posteriores.
ResponderEliminar¿147 páginas? ¿De que tamaño era la letra? La versión que yo leí, y no me pareció cortada, no tiene más de 60 páginas.
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