jueves, 15 de febrero de 2018

RESEÑA: Invierno.

INVIERNO

Título: Invierno.

Autor: Christopher Nicholson (Londres 1956). Creció en Surrey y se educó en Tonbrisge School en Kent. Después de la universidad trabajó en Cornwall para una organización benéfica. Posteriormente fue guionista de radio y productor, realizó varios documentales para el Servicio Mundial de la BBC de Londres. Se casó con la artista y dibujante Catherine Nicholson, que falleció en 2011. Durante los últimos veinticinco años ha vivido en el campo, entre Wiltshire y Dorset. Además de Invierno (2015) ha publicado tres libros: The Fattest Man In America (2005), The Elephant Keeper (2009) y Among the Summer Snows (2017); estos dos últimos serán publicados próximamente por Gatopardo ediciones. (Fuente: Gatopardo)

Editorial: Gatopardo ediciones.

Idioma: inglés.

Traductor: Catalina Martínez Muñoz.

Sinopsis: una mortecina mañana del mes de noviembre, el anciano escritor Thomas Hardy y su esposa Florence Dugdale, esperan en su casa de campo la visita de Gertrude, la actriz principal de una adaptación amateur de la novela de Hardy Tess la de los d´Urberville. Sin embargo, la llegada de esta hermosa y joven actriz de teatro pronto perturbará el equilibrio de sus recluidas vidas campestres. (Fuente: Gatopardo).

Su lectura me ha parecido: interesante, original, reveladora, desmitificadora, psicológica, descriptiva, adictiva...Queridos lectores y lectoras, en ocasiones, los libros, obran verdaderos milagros. Todos somos humanos, cierto, y por eso no podemos evitar dejar al descubierto nuestro verdadero estado de animo, tanto en los buenos como en los malos momentos. Y es en éstos últimos especialmente cuando uno se siente verdaderamente echo polvo, físicamente y psicológicamente. No tienes ganas de hacer nada, te sientes inútil, te invade la impotencia y una sensación de angustia recorre tu cuerpo de arriba abajo. No quieres hablar, evitas mirar a la gente a los ojos, por tu boca sólo salen escuetas palabras, tienes ganas de llorar, no logras concentrarte en lo que tienes que hacer y encima te invade un tremendo sentimiento de culpa. Todos somos personas, de carne y hueso, a los que se puede hacer mucho daño si pulsamos sobre los botones más sensibles de nuestra personalidad. En los años que llevo administrando este blog me han sucedido cosas realmente maravillosas, pero eso no me ha librado de no sufrir episodios en los que solo deseaba desaparecer. Incluso ha habido veces en las que he hecho el esfuerzo de ponerme frente al ordenador y escribir, aunque me estuviese muriendo por dentro. El libro que hoy tengo el placer de reseñar llegó a mi vida justo cuando anímicamente más lo necesitaba, logrando levantarme el ánimo y evadirme de todo esa oscura niebla que inundaba mis pensamientos. Invierno: un triangulo de sueños, insatisfacción y vejez.


La historia de como este libro llegó a mis manos, al igual que en las películas, tiene dos partes. La primera de ellas tiene que ver con el descubrimiento de Thomas Hardy como novelista. Antes de leer algo de él yo desconocía por completo su existencia, jamás había oído hablar de este autor inglés y por aquel entonces me interesaba bastante poco lo que a clásicos se refería. Pero entonces, y casi por casualidad, Tess la de los d´Uberville apareció en mi vida como una especie de revelación casi divina. Me encantó, tanto que su lectura se convirtió en algo más para mi, constituyendo incluso la base de algún trabajo universitario, incluso el tema principal de una conferencia. A Tess la de los d´Urberville le siguió Los habitantes del bosque, que pese a no estar a la altura de Tess, la considero una buena e interesante novela. Después, vinieron años en los que no leí nada de Thomas Hardy. Aún así, aquella primera novela que leí permaneció en mi cabeza durante mucho tiempo, a día de hoy incluso todavía sigue estando muy presente. Por aquel entonces me había hecho una idea del autor bastante clara, me encantaba su manejo del lenguaje, sus largas descripciones, sus personajes femeninos, el tratamiento de temas polémicos en su época y esas ambientaciones rurales. Paisajes y más paisajes de campos de cultivo, bosques, pueblos entre extensas praderas...Hardy era capaz de trasladarte a ellos y de que el lector oliese la hierba mojada. Sin olvidar el dramatismo de la escena final de Tess la de los d´Urberville, con el monumento prehistórico Stonehenge como escenario para el trágico desenlace. ¡Inolvidable! Años después, y justo en el momento que más lo necesitaba, Thomas Hardy regresó a mi mesita de noche gracias a Gatopardo Ediciones y a Christopher Nicholson con Invierno. Aquellos fueron días complicados personalmente, en los que me sentía triste y con ganas de gritar, pero en los que al mismo tiempo, no podía desahogarme como es debido si no era en la más estricta soledad. Menos mal que esta novela, Invierno, que no es una novela de Thomas Hardy sino sobre Thomas Hardy, logró que recuperase poco a poco el ánimo. Aunque fuese por unos minutos, antes de acostarme.


En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Invierno, como he señalado en el párrafo anterior, no es una novela de Thomas Hardy, sino de Thomas Hardy. En otras palabras, que el autor se convierte en un personaje más dentro de la novela. Pero no en un sentido ficticio, todo lo contrario, pues en Invierno Nicholson pretende acercar al lector la figura de Hardy lo más fiel posible a la realidad. Sin cortapisas, sin medias tintas, tal y como en teoría se comportaba tanto en su faceta como escritor como en lo concerniente a su vida privada. En este sentido me ha encantado, pues siempre es de agradecer toparse con este tipo de novelas, en las que la línea que separa la ficción de la realidad es extremadamente delgada, y más si el protagonista de ésta es uno de tus escritores favoritos. Sin embargo, y en lo que se refiere a lo estrictamente personal, he de decir que me ha sorprendido toparme con un Thomas Hardy que dista bastante de lo que creía intuir en sus libros, sobre todo en lo que respecta a temas como el de la independencia femenina, tan importante en su producción literaria y tan escaso en su vida cotidiana. Esta novela, además de Thomas Hardy, se compone de dos personajes importantes, el de su segunda esposa,  Florence Dugdale, y el de Gertrude Bugler, una actriz amateur escogida para interpretar el papel de Tess en la primera adaptación teatral de la novela más importante de Hardy, Tess la de los d´Urberville. La primera, completamente enamorada de Thomas, sufre el desapego cotidiano de su marido. Lo hace en silencio, Florence, como muchas mujeres a lo largo de la historia, con el fantasma de la primera esposa de Hardy todavía presente, con la insatisfacción de no ser valorada ni apoyada por su marido en sus intentos por convertirse en escritora, viéndose relegada a ser su secretaria particular y con la amenaza de una mujer cuya juventud puede poner en peligro su matrimonio. La segunda de ellas, Gertrude, busca en Thomas Hardy el apoyo y el consejo de cara a su próximo proyecto teatral, en el que dará vida a la protagonista de ésta. Bella, joven y de carácter dicharachero, ansía cumplir sus sueños, aunque ello signifique separarse de su marido e hija durante unos meses, aunque dicha decisión sea percibida como irresponsable e inmoral por parte de algunas personas del pueblo. Los tres (escritor, esposa y actriz) conforman un triangulo tan perfecto estructuralmente como interesante a nivel de personajes. Un triangulo cuya arista más importante es aparentemente Thomas Hardy pero que en ocasiones ésta mengua o cede protagonismo a las mujeres de esta novela, en especial a Florence, cuya caracterización me ha parecido la mejor de todas. En Invierno asistimos, además de un excelente juego de poder e influencia en el ámbito privado, a una narración múltiple, en la que cada uno de los protagonistas cuenta, en primera persona, su versión de los hechos con un tono y mirada completamente diferente. A lo que se le añade, por si fuera poco, una descripción psicológica de cada uno de los personajes bastante exhaustiva. Esto ayuda a que el lector se situé en la historia y que ésta se enriquezca de una variedad de matices que ensalzan el valor de este libro. Por otro lado, como no podía ser de otra forma, el lector descubre a lo largo de su lectura ciertos aspectos de los últimos años de vida de Thomas Hardy realmente importantes, tales como sus manías al enfrentarse a un texto literario, su verdadera opinión de los temas de actualidad en aquella época, su amor por la naturaleza o lo más importante, cual fue el germen de Tess la de los d´Urberville. Por último, la historia que se narra en Invierno se envuelve de un paisaje tan privilegiado como hostil, el de la Inglaterra rural. Un entorno idílico para quienes buscan paz, tranquilidad o un lugar para escribir, pero que muestra su peor cara en cuanto la estación más fría del año hace acto de presencia. En ocasiones el lector, sobre todo el más familiarizado con la literatura de Hardy, no puede evitar sentirse sumergido en alguna de las novelas del escritor inglés, pues en ellas el contacto con la naturaleza es prácticamente continuo.


Centrándonos en la reflexión final, esta vez si, me gustaría hablaros de algo muy importante. El tema del que hoy versará el debate no tiene tanto que ver con la historia que se expone en Invierno como en lo que respecta al ámbito de las apariencias. Como ya he comentado antes, a medida que iba avanzando en su lectura, Christopher Nicholson iba desmitificando poco a poco la figura de Thomas Hardy, llevándolo a un terreno insospechado pero que en cierto sentido es del todo razonable. Algo que provocó que desde entonces, desde que di el libro por terminado, mi opinión sobre el autor británico cambiase bastante. En la novela, Nicholson sitúa la trama en los años 20 del pasado siglo y nos presenta a un Thomas Hardy en sus últimos años de vida: anciano, distante, asaltado por constantes episodios nostálgicos pero con las facultades e ingenio literario intactos. Un hombre cascarrabias, egoísta en ocasiones, cuyos silencios hablan por si solos y que ignora a su esposa prácticamente a diario. Sin embargo, como contrapunto, vemos como fuera del ámbito privado, Thomas Hardy es un hombre muy respetado, querido y aparentemente con muchos admiradores, los cuales, no dudan en trasladarle su entusiasmo a través de cartas, las cuales, Florence lee con bastante desdén. Consejos, preguntas, inquietudes...Hasta invitaciones para pronunciar conferencias en prestigiosas universidades británicas. Todo ello de cara a la galería, todo ello a espaldas de su verdadera naturaleza como ser humano, todo ello sin que nadie conozca su comportamiento en lo estrictamente privado. Si algo me ha hecho reflexionar tras la lectura de Invierno es que no conocemos del todo a las personas, y que probablemente, jamás lleguemos a saber si, como Thomas Hardy, existe un Thomas Hardy para la vida pública y un Thomas Hardy completamente diferente en el calor del hogar. Al leer sus libros uno no puede evitar penar que sus valores son bastante progresistas en algunos casos, y que por lógica, creer que en la vida real Thomas Hardy predica con el ejemplo. Pero nada más lejos de la realidad, pues, Hardy resulta ser al fin y al cabo como la mayoría de los hombres que vivieron el final del XIX y los primeros años del XX, algo que queda bastante claro si nos fijamos en como trata a su esposa y como ha minado sus sueños y aspiraciones. De hecho, hay un momento en la novela en donde la propia Florence tacha de hipócrita a Hardy tras leer una carta en la que una mujer se deshace en elogios con Hardy por comprender el alma femenina. Esas cosas, las del ámbito privado, nunca o muy pocas veces se conoce, y más si se trata de un escritor tan particular e idolatrado como Thomas Hardy. Tras leer Invierno me ha quedado claro una cosa, que cierto o no lo que se narra, Christopher Nicholson ha conseguido desmitificar su figura llevándosela a lo terrenal, dejarnos claro que la personalidad de un escritor no reside solo en sus escritos y que una servidora, quien encontró en Hardy una interesante vía de investigación, lea sus próximos libros con otra mirada, más crítica que antes pero sin perder la ilusión del primer día. Invierno: una historia de frustración, frío, sueños, ambiciones, celos, nostalgia, vejez, soledad, hastío...Una novela perfecta para leer al calor de las llamas.

Frases o párrafos favoritos:

"¿Dónde existe el pasado si no es en los recuerdos? Aterra pensarlo. pero ¿no es cierto?"

Película/Canción: aunque sinceramente este libro da para una buena película, la cual todavía ni está ni se le espera de momento, he decidido ponerle el broche final a esta reseña con una pieza de BSO que me ha acompañado durante la redacción de esta novela. En homenaje al fallecido Johánn Jóhansson y a todos esos momentos de inspiración que me has proporcionado con tu breve pero intensa carrera.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Gatopardo Ediciones

5 comentarios:

  1. Con tu reseña me ha entrado ganas de dos cosas, por un lado leer Invierno y por otro leer alguna novela de Hardy, un eterno pendiente. Espero hacer las dos cosas.
    Besos

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  2. Hola! No conocía este libro pero la verdad es que tiene buena pinta así que no descarto leerlo. Muchas gracias por la maravillosa reseña.

    Un saludo!

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  3. Me parece una lectura interesante, me lo apunto. Un beso

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  4. Es un libro que ya tenía apuntado por otras reseñas. Pero ya me confirmas que no debo dejarlo escapar. Y de paso, estrenarme también con Hardy! No tengo perdón...
    Besotes!!!

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  5. no es un libro que me llame especialmente la atención, tampoco es que Hardy me entusiasme demasiado. Aun así, felicitarte por la excelente reseña y coincido contigo, es muy difícil conocer bien a las personas en toda su complejidad y más cuando llevan más de cien años muertas y tienes que imaginártelas a través de los libros que escribieron.
    Una excelente reseña

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