lunes, 3 de octubre de 2016

RESEÑA: Amsterdam.

AMSTERDAM


Título: Amsterdam. 

Autor: Ewan McEwan (1948), es uno de los miembros más destacados de la brillante generación de los conocidos como Young British Novelists. Este prolífico autor británico ha publicado dos libros de relatos: Primer amor, últimos Ritos (merecedor del premio Somerset Maugham) y Entre las sabanas. Así como las novelas El placer del ViajeroNiños en el Tiempo (ganadora del premio Whitbread y el premio Fémina), El InocenteLos perros Negros, Expiación, Solar, Operación Dulce, Sábado, La Ley del Menor, Chesil Beach, Amor perdurable o Amsterdam (premio Booker) entre otros.


Editorial: Anagrama.

Idioma: inglés.

Traductor: Jonathan Calpe.

Sinopsis: Molly Lane ha muerto a los cuarenta y seis años de edad. Era una mujer muy libre, muy seductora, y en su entierro se encuentran presentes los cuatro hombres más importantes de su vida: Clive Linley, músico famoso; Vernon Halliday, periodista y director de uno de los grandes periódicos del país; Geroge Lane, su poderoso y multimillonario marido, y Juilian Garmony, un notorio político de derechas, actual ministro de Asuntos Exteriores y candidato a primer ministro. Clive y Vernon son amigos desde los lejanos y felices años sesenta, y ambos fueron amantes de Molly cuando todos ellos eran jóvenes, idealistas y pobres. George, el marido, entró mucho más tarde en la vida de la fascinante mujer y jamás pudo poseerla del todo, excepto en el terrible periodo final, de descenso a los infiernos de la pérdida de memoria y la desintegración mental, en el que se convirtió en su implacable cuidador y carcelero. Y con respecto a Garmony, representante de la derecha más pura y dura y de todo lo que Vernon, Clive y Molly odiaron durante toda su vida, ni el periodista ni el músico pueden  explicarse qué era lo que Molly veía en él, qué extraña relación les unía. Pero lo descubrirán pocos días más tarde cuando George, el marido, le ofrece a Vernon unas espectaculares fotos del futuro primer ministro vestido con unas excitantes ropas de mujer. Fotos tomadas precisamente por Molly y que serán el disparo de salida a ésta feroz, cínica y mordiente fábula moral.

Su lectura me ha parecido: ácida, interesante, penetrante, imprevisible, crítica, letal, controvertida, ilustradora, reveladora, treméndamente reflexiva....¿Sabéis lectoras y lectores? En ocasiones, tengo la sensación de que la vida y otros factores, te ponen ciertos temas en bandeja. Tal vez no me haya explicado bien o os hayan parecido un tanto confusas mis palabras, pero creo que llevo razón cuando afirmo que a la luz de ciertos acontecimientos, ya sean esperados o inesperados, inmediatamente se conforma un discurso principal, pero que dependiendo del cristal con el que se mire, se construye una discusión u otra. Son momentos en que los planetas parecen alinearse, mostrándose como una revelación, el instante perfecto para expresar una opinión a través de cualquier medio, y las reseñas de libros, amigos y amigas, pueden cumplir esa función. Se que seguramente sea una especie de rareza lo que voy a decir y que algunos no estaréis de acuerdo, pero, pienso que las reseñas literarias, como tales, resultan un cauce de información no sólo para plasmar una opinión, sino que en ellas se puede abordar el debate de temas de rabiosa actualidad. Muchos diréis que es el periodismo el que tiene esa potestad, pero en mi más sincera opinión, pienso que las reseñas también pueden incitar a la discusión y al diálogo de los mismos temas. Si no buscamos la transversalidad, quedaremos irremediablemente anclados en el pasado y en las formas tradicionales. El libro que hoy tengo el placer de reseñar no versa sobre lo comentado, pero la decisión de publicar mi opinión al respecto en estos días es totalmente oportuna. Los recientes y agitados acontecimientos políticos, pero sobretodo, su forma de abordarlos, me han empujado a reseñar Amsterdam: una fábula moral en consonancia con el talento narrativo y el compromiso literario.


La historia de como Amsterdam llegó a mis manos es una de esas que recuerdas de vez en cuando con cierta nostalgia. Pero para contarla bien, tenemos que empezar por el principio, es decir, adelantarnos a la primavera de este mismo año 2016. Por aquellas fechas una servidora tuvo la suerte de hacer un viaje expres a La Haya, una preciosa ciudad holandesa. No se trató ni de un viaje por placer ni por vacaciones, el motivo fue algo mucho más importante. Junto con mi hermano habíamos cogido un avión y un tren hacia La Haya para que éste hiciese una audición en una escuela para poder seguir formándose como bailarín. Sin embargo, y aunque al final la cosa no saliese, eso no evitó que acabásemos la tarde de la audición haciendo turismo por una ciudad llena de canales, bicicletas, edificios pintorescos, verdes parques y monumentos realmente interesantes. Hasta tuvimos la suerte de poder entrar en el Mauritshuis y contemplar cuadros como Lección de anatomía de Rembrandt y La joven de la perla de Vermeer. Fue sin duda un viaje inolvidable y que rememoraré siempre. Lo que no esperaba fue que unas semanas más tarde, el recuerdo de La Haya me empujase a leer Amsterdam. Recuerdo que estaba echando un ojo a las novedades de la biblioteca de mi barrio cuando de pronto, me topé con ésta novela. La verdad y para seros sincera, no era la primera vez que la veía, incluso en ediciones más actualizadas, sin embargo, no se si fue porque me hizo gracia el título o porque en realidad deseaba recordar el paisaje de La Haya, aunque la acción no aconteciese en dicha ciudad, sino en Amsterdam presumiblemente. Lo cierto es que sin leerme la sinopsis, acabé llevándomelo prestado a casa, descubriendo a medida que me adentraba en sus páginas, que no rememoraría mucho mi estancia en tierras holandesas, pero que me hallaba ante una de esas novelas que sorprenden.


En lo que respecta a la critica de la novela, comenzaremos diciendo que Amsterdam presenta una lectura pausada, reposada, pero totalmente original. Esto último se debe al hecho de que el autor, Ian McEwan juega literalmente con el lector al establecer una línea narrativa bastante curiosa. El lector como tal, normalmente está acostumbrado a leer una historia lineal, es decir, con una sucesión de acontecimientos que pasan uno detrás de otro, sin que se altere para nada el ritmo narrativo y la trama. Si que es cierto que en este estilo, la trama puede regresar al pasado a modo de flash backs, todos lo sabemos, pero aún así, sigue un patrón determinado a través de una línea principal que comienza y se encuentra en un final en consonancia con ésta. Sin embargo, en Amsterdan, McEwan lo que hace es saltar por los aires dicho convencionalismo, presentándonos una novela en la que de repente se nos muestran escenas que suceden al mismo tiempo, que de pronto se remontan al pasado más lejano, como que explican lo sucedido unos instantes antes. Con todo esto nos topamos ante una lectura poco convencional en lo que respecta a la línea narrativa, un juego de tiempos que sorprendentemente no dificulta para nada el seguimiento de la trama y la comprensión de la historia. Por otro lado, Amsterdam es uno de los libros más impredecibles que me he leído. Es cierto que el iniciar su lectura sin haber leído previamente la sinopsis me proporcionó una predisposición más abierta, para nada condicionada, pero lo que no me esperaba era que la historia que McEwan nos narra con brillantez nos sugiera infinidad de temas. Cuando crees que te enfrentas ante una novela donde vislumbras el deterioro de una amistad, de pronto te encuentras con críticas a la generación de los años 60, al periodismo sensacionalista, al estilo de vida pasivo y despreocupado o referencias a ciertos dilemas morales de gran trascendencia. Y cuando ya crees que no puede caber nada más, un todavía más inesperado final te descoloca completamente, dejando un sabor realmente sorprendente. Por último, sólo apuntaré el hecho de que si, nos hayamos ante una novela de humor, pero no un humor que te incita a despichorrarte a carcajada limpia, sino que provoca más bien breves sonrisas irónicas en el lector. Un humor ácido sin dejar de lado la elegancia tan característica en la literatura de McEwan.

Centrándonos en este último párrafo en abordar la tradicional reflexión personal, os diré de buenas a primeras que en esta ocasión he tenido que escoger. Se que esto no le haría justicia al libro, lo se, pero dadas las circunstancias, el contexto en el que nos encontramos, la urgencia de abordar el tema, pero sobretodo, la cantidad de temas que Amsterdam sugiere; he tomado la decisión de abordar uno de sus principales temas, y que sin duda, merece toda nuestra especial atención. No es la primera vez que en este espacio hablamos sobre el periodismo amarillo, o lo que es lo mismo, del periodismo sensacionalista, ese que trata de ver morbo donde no lo hay y en el que en cuestiones tan serias, siempre es el que aporta menos información al espectador o lector. Es conocida su faceta tan detestable cuando la noticia son desapariciones, asesinatos, atentados, agresiones, enlaces, rupturas o demás temas relacionados. Pero sin duda, otra de sus caras más conocidas, y es sin duda, la que está más de actualidad, es la relacionada con la política, el sensacionalismo político. En los tiempos que corren, con el ambiente tan caldeado en el que se encuentra en esos momentos la política, prolifera un tipo de periodismo bastante feroz que logra acaparar gran parte del espacio informativo, un periodismo mordaz y puntilloso donde prima el escándalo y lo superfluo, un periodismo que dice con cinismo preocuparse por los lectores o espectadores y que ostenta tal poder de influencia que es capaz de hacer temblar los cimientos, mover a la opinión pública o, en el caso de que les convenga, lograr hundir o aupar la carrera del político de turno. El periodismo es necesario, eso no lo discuto, pero sinceramente, la política no se habría convertido en un círculo mediático entre otras cosas sin el respaldo del sensacionalismo y la polémica. En Amsterdam, además de otros muchos temas, se aborda una mordaz crítica a este tipo de periodismo, el cual corrompe, desprestigia a la política y deja a la altura del betún una profesión, la de periodista, hasta entonces muy respetada. Amsterdam: una historia de honor, amistad, pasado, recuerdos, ambición, dilemas morales, escándalo, promesas rotas...La novela más interesante de Ian McEwan que he leído hasta la fecha.

Frases o párrafos favoritos: 

"Quería alejarse, estar en el tren, rumbo al sur, lejos de Los Lagos. Quería volver al anonimato de la ciudad, al confinamiento de su estudio, y - había pensado en ello detenidamente - no le cabía la menor duda de que era la exaltación creativa la que hacía sentirse así, no la vergüenza."

Película/Canción: de momento no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica o televisiva. Hasta que eso ocurra, os dejo con un video que he encontrado en Youtube referente a la novela. Se trata de una especie de serie ilustrada en formato web, aquí os dejo el trailer:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

8 comentarios:

  1. Hola! No conocía el libro pero tiene buena pinta y me encanta la ambientación así que no lo descarto. Muchas gracias por la estupenda reseña!

    Un saludo!

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    1. Buenas tardes Beatriz!
      Me alegro de que te haya gustado el libro, espero que puedas leerlo más pronto que tarde.
      Un saludo y gracias por tu comentario!:)

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  2. Todavía no me he estrenado con este autor. Y desde luego, después de leerte, me queda claro que tengo que ponerle remedio.
    Besotes!!!

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    1. Buenas tardes Margari!
      Pues en ese caso ya estás poniendo remedio. McEwan es uno de esos autores complejos pero que merece la pena leer.
      Un beso y gracias por tu comentario! :)

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  3. He leido "Operación dulce" y "Solar" y me gustaron, más la primera que la segunda. "Amsterdam" parece muy buena. Tomo nota.

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    1. Buenas tardes JuanCarlosG!
      No he tenido la oportunidad de adentrarme en esas dos novelas, sin embargo, de las dos la que más me llama la atención en Solar, por el tema y porque se aleja un poco de lo que McEwan nos tiene acostumbrados.
      Un saludo y gracias por tu comentario! :)

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  4. ¡Hola!
    Me gusta lo que nos cuentas de esta novela, no me importaría darle una oportunidad.
    Besos.

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    1. Buenas tardes Inés!
      Me alegro de que te guste la reseña, espero que gracias a ella puedas apreciar un poco mejor de que va y las reflexiones de su lectura.
      Un beso y gracias por tu comentario! :)

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