martes, 31 de octubre de 2017

RESEÑA: Sweeney Todd. El collar de perlas

SWEENEY TODD
EL COLLAR DE PERLAS

Título: Sweeney Tood. El collar de perlas.

Autor: James Malcom Rymer (1814-1884) en colaboración con Thomas Peckett Prest (1910-1859¿?). El primero de ellos fue un escritor inglés del siglo XIX que escribía principalmente penny dreadfuls, historias de terror escabrosas y sensacionalistas que se vendían por entregas en la Inglaterra de mediados de siglo XIX por un penique. No hay mucha información sobre él. De ascendencia escocesa pero nacido en Londres en 1814, se cree que era un ingeniero civil y editor de Queen´s Magazine. Entre 1842 y 1867 escribió 15 novelas, incluyendo bestsellers como Ada, la traicionada, Varney, el vampiro y El collar de perlas, éstos dos últimos en colaboración con Thomas Peckett Prest. Se cree que este último nació en 1810 y murió en 1859. Fue un hack writer, es decir, un escritor de bajo estatus, capaz de producir textos rápidamente. Fue también periodista y músico. (Fuente. Biblioteca de Carfax).

Editorial: La Biblioteca de Carfax.

Idioma: inglés.

Traductor: Alberto Chessa.

Sinopsis: el sanguinario barbero de la calle Fleet hace su debut literario en esta novela, publicada por entregas entre noviembre de 1846 y marzo de 1847. La influencia literaria de este personaje ha sido amplia, y gracias al musical del compositor Stephen Sondheim en 1979, pasó a formar parte de la cultura popular moderna. La historia ha sido llevada al cine en múltiples ocasiones, la más reciente, basada en el mencionado musical de Broadway, fue la adaptación de Tim Burton en 2007, con Johnny Deep encarnando al despiadado barbero. (Fuente: Biblioteca de Carfax).

Su lectura me ha parecido: interesante, dinámica, rápida, irremediablemente icónica, muy sangrienta, a la altura de mis expectativas...Queridos lectores y lectoras, si algunos habéis leído las reseñas de lo que llevamos de año sabréis que una servidora visitó la capital británica en febrero. Y aunque acabé agotada de tanto trajín y visita a monumentos, más tarde reconocí que aquel viaje acabó aportándome conocimiento y mucho más de lo que hubiese imaginado. Un autentico punto de inflexión en mi relación con la historia y ciertos ámbitos culturales. Pues bien, en Londres existe una calle muy especial llamada Fleet. Su historia, como la de este tipo de lugares, está cargada de acontecimientos. Su nombre proviene del río Fleet y se extiende paralela al Támesis en la orilla izquierda. Históricamente constituye uno de los principales ejes de unión entre La City y Westminster. Sede de la prensa británica hasta 1980, la calle Fleet fue residencia de caballeros templarios y sus bajos acogieron a las primeras imprentas de la ciudad, dando lugar a la publicación en 1702 del Daily Courant, el primer periódico diario de la capital. Cerca de ella se encuentran edificios tan importantes jurídicamente como son las Cortes Reales de Justicia o el conocido como Old Bailey, el Tribunal Penal Central. Durante muchos años, Feelt Street fue famosa por sus cafés donde se reunía la élite política y literaria de la ciudad y quedó parcialmente arrasada tras el famoso incendio de 1666 que destruyó gran parte de la ciudad. Pero también, la calle Feelt es conocida sobre todo por uno de sus inquilinos literarios más celebres. Despiadado y sangriento, este inmortal personaje no dudaba en rebanar pescuezos tras el mostrador de la que es ya la barbería más famosa de la literatura en busca de venganza. Sweeney Todd. El collar de perlas: un best seller de su tiempo, un clásico recuperado en el presente.


La historia de como este libro llegó a mis manos y a mi estantería ocurrió por sorpresa. Como todos mis compañeros de generación, mi primera aproximación al personaje y a la historia de Sweeney Todd fue gracias a la película de Tim Burton. No fui de las que tuvo el privilegio de verla en el cine, pero si de poder disfrutarla unos meses más tarde desde el sofá del salón. Dicha cinta la recuerdo con bastante aprecio, incluso la primera vez que la vi sentí cierto miedo. Armado con su cuchilla y mostrando tal destreza degollando a la gente, normal que le cogiese un poco de miedo al pobre Johnny Deep encarnando dicho personaje. Aquella fue una película interesante en la carrera del director, muy de su estilo y que estuvo incluso nominada en los Premios Oscar de aquel año en algunas de las categorías más importantes. Un tiempo más tarde supe que aquella película se basó en una obra de teatro de Broadway tan aclamada como polémica por su puesta en escena no apta para todos los públicos. En mis años de actriz amateur tuve un pequeño acercamiento a esta obra por cuestiones de metodología. Tenía que interpretar a Madre Ubú en Ubú Rey y uno de los personajes que se acercaba ligeramente en su esencia era del de Mrs Lovett, la partener de Sweeney Todd en el musical y que tan bien encarnó Helena Bonham Carter en la gran pantalla. Tras aquello no volví a interesarme por Sweeney Todd hasta hace unos meses, cuando por casualidad, descubrí que aquel personaje cinematográfico y teatral era en su origen un personaje también literario. Fue gracias a una reseña como conocí a sus autores, James Malcom Pymer y Thomas Peckett Prest, de los que por cierto me ha sido imposible encontrar imagen en internet, y de como este personaje formó parte de un exitoso penny dreaful. Rastreé un poco en la red hasta dar con La Biblioteca de Carfax, una humilde editorial especializada en literatura de terror. Esto unido a mi reciente acercamiento a este tipo de literatura en el terreno de la escritura fueron suficientes como para que acabase entablando colaboración con La Biblioteca de Carfax y haciéndome, unas semanas después, con un ejemplar de Sweeney Todd. El collar de perlas. El resultado de su lectura no pudo ser más sorprendente e interesante al mismo tiempo


Centrándonos en la crítica propiamente dicha, comenzaremos por recalcar una cuestión. En lo que respecta a su lectura, "sorpresa" es tal vez la palabra que más se puede ajustar a mi experiencia con Sweeney Todd. El collar de perlas. Sorpresa en el sentido de que me encontré con un libro muy trepidante y fácil de leer. Las hojas volaban, una detrás de otra, a una velocidad sorprendentemente rápida, como si los autores no quisiesen que el lector se entretuviese demasiado. Cuesta creer que viniendo este texto del XIX se lea con una facilidad pasmosa, teniendo en este sentido más aspectos en común con los best sellers actuales que con la literatura que se producía en su tiempo. No obstante, es en el término best seller donde encontramos el encanto y el por qué de su éxito en el XIX. En relación con esto último, la otra palabra que define perfectamente a la novela es "aprendizaje", pues, pocas veces llegan a nosotros libros con los que puedes aprender ciertas curiosidades que la literatura ofrece. Si habéis leído las biografías que ofrece la editorial de los autores, veréis como Sweeney Todd. El collar de perlas lo presentan como uno de los más exitosos penny dreafuls. Pero, ¿qué es exactamente un penny dreadful? Además de dar nombre a una de las series más exitosas de los últimos tiempos, el penny dreadful fue un género literario muy popular durante la Inglaterra del siglo XIX. Sus características estilísticas son muy simples: rápidos de leer, con tramas bastante simples y en los que abunda lo escabroso y lo sangriento. "Cuanta más sangre mejor" ese parecía ser la regla que seguían este tipo de escritores.  El misterio que provoca un crimen atroz es el eje de la trama, y el hecho de que estas historias se vendiesen por entregas, aumentaba la ansiedad de los lectores aficionados al genero. Una sensación que solamente se puede comparar con el boom de las series de televisión actuales. Los periódicos en los que se publicaban estos libros organizaban autenticas campañas de publicidad para captar más lectores por un lado y por otro, irritar con la espera a quienes llevan tiempo esperando la siguiente entrega. Puro marketing atemporal. También cabe comentar que a los escritores de los penny dreadfuls se les exigía ser creativos, pero también rápidos con la escritura y en la confección de tramas. Algunos de ellos llegaron a hacerse de oro, como es el caso de James Malcom Rymer, de cuya pluma salieron los más famosos y exitosos. Tras esta breve explicación de la historia de los penny dreadfuls, comprendemos mejor por qué el libro que hoy reseñamos se ajusta a la perfección a esas máximas. Veloz, ligero, con una trama fácil, protagonizado por un asesino con una metodología bastante original, con unos secundarios muy fugaces y que en tan sólo 358 páginas te haces una idea de que la intención principal es la de entretener al lector. Este no es un libro que implique reflexiones filosóficas o antropológicas aparentemente, aunque podrían perfectamente rastrearse,  sin embargo, no podemos desprestigiar su valor por considerarse "lectura rápida" de la época. En lo que respecta a los personajes esta claro que Sweeney Todd es el más importante de todos. Este despiadado barbero se presenta en un principio como alguien al que, movido por la venganza, trata de hacer justicia. No obstante, y a medida que vamos avanzando en su lectura, somos testigos de como se corrompe, hasta el punto de llegar a matar por puro placer, cayendo irremediablemente en una espiral de locura refinada no exenta de estereotipo. Para mi, Sweeney Todd es un personaje que empieza muy bien la novela pero que la finaliza de la forma más apoteósica y sangrienta posible. Un autentico festival de sangre que no resulta real para los ojos del lector del siglo XX, tal vez por eso, su personaje y la historia funcionasen tan bien sobre las tablas. Con esto no estoy diciendo que Sweeney Todd no sea un gran personaje literario, precisamente ese halo siniestro y el exceso son los que lo han hecho inmortal. Por otro lado, los personajes secundarios, aparecen y desaparecen sin ton ni son. Y algunos que creías que iban a ser importantes, de pronto, se esfuman sin un por qué. Lo mismo sucede con algunas subtramas, las cuales, se quedan descolgadas o sin finalizar. Esto puede deberse al frenético trabajo del escritor en cuestión, que como ya hemos comentado, debía ser de todo menos relajado. Sin embargo, esto no lo libra de esta pequeña crítica. En resumen, Sweeney Todd. El collar de perlas se presenta como una novela de su tiempo, con algunos errores de trama, pero del que podemos aprender muchas cosas.


Lógicamente, y sabiendo que día es hoy, muchos esperabais una reflexión final relacionada con la festividad de Halloween o con la importancia del miedo en nuestro día a día. Sin embargo, siento decepcionaros, pero en esta ocasión la propia novela reseñada me ha llevado por otros derroteros más interesantes pero que, para que la decepción no sea mayúscula, tienen un poco que ver con el miedo. Como ya he comentado anteriormente, los penny dreadfuls fueron tal vez los mayores éxitos editoriales del XIX en Inglaterra, que no de la crítica especializada. Sus tramas tan truculentas convivían con otro tipo de literatura más del gusto de la élite intelectual. Fueron los tiempos del realismo inglés, del que Charles Dickens se alzaba como su máximo exponente. Y aunque en sus novelas se visibilizaran las duras condiciones de la clase obrera británica, su estilo era mucho más denso, descriptivo, refinado. Literatura de alto voltaje perfecta para la nueva burguesía que estaba surgiendo al calor de la revolución industrial o para quienes, críticos con ella, pretendían cambiar las cosas. Sin embargo, la lectura de los penny dredfuls, aunque había excepciones, era más común entre la masa más popular de la sociedad del momento, incluso es muy probable que muchos aprendiesen a leer gracias a este tipo de historias, tan sencillas como atrayentes. El morbo que provocaban sus tramas hizo que se extendiese este tipo de historias entre un sector de la población no especialmente boyante económicamente. Una vez tenemos clara estas dos corrientes literarias predominantes en la Inglaterra del XIX, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que existía una clara intención de separar a la élite del pueblo. La élite debía formarse intelectualmente, y que mejor que con libros más complejos y escritos por gente de su mismo círculo social. A los demás, al pueblo, interesaba mantenerlos en la ignorancia, con historias menos densas y en las que no se hable de política o cuestiones que tengan que ver con las ideas. Y lo peor de todo es que, además de ignorantes, los querían temerosos, de ahí que estas novelas estuviesen plagadas de asesinos en serie. No debemos olvidar que en los barrios de clase obrera la delincuencia y el crimen eran el pan de cada día. En el siglo de Jack el Destripador, el que situasen estas historias a un criminal sanguinario en lugares tan comunes como panaderías, callejones, burdeles, fábricas o barberías lo hacía más real si cabe. Callados, ignorantes, sumisos y con miedo. Así es como desde el poder se quería que fuese la masa, y que mejor mecanismo de reproducción del poder que la prensa escrita y el mundo editorial, ya que el analfabetismo poco a poco iba desapareciendo de la sociedad. Algo que, si os dais cuenta, sigue pasando en la actualidad, y eso si que da verdadero miedo. La desinformación, la manipulación, el poder de las grandes empresas, la confección de estereotipos sociales...¿Hemos hecho un viaje al pasado? No. En realidad, ni siquiera hemos despegado los pies del suelo. Sweeney Todd. El collar de perlas: una historia de venganza, sangre, crimen, miseria, clases sociales, intereses oscuros...Un libro con el que no pegaréis ojo esta noche.

Frases o párrafos favoritos:

"Antes de que la calle Fleet hubiera alcanzado la importancia que tiene hoy, cuando Jorge III era joven y las dos figuras golpeaban los carillones de la vieja iglesia de san Dunstan lucían en todo su esplendor, poniendo en un aprieto la tarea de los chicos de los recados, a la vez que dejaban boquiabiertas a las gentes del lugar, había cerca del recinto sagrado una pequeña barbería regentada por un hombre llamado Sweeney Todd."

Película/Canción: inevitablemente debemos finalizar con una de las piezas musicales de la última adaptación cinematográfica del personaje de Sweeney Todd. Estrenada en el 2007 y con Johnny Deep, Helena Boham Carter y el fallecido Alan Rickman en el reparto, Tim Burton adaptó el famoso musical a la gran pantalla logrando gran éxito de publico.


¡Un saludo y a seguir leyendo!


viernes, 27 de octubre de 2017

RESEÑA: La acusación. Cuentos prohibidos de Corea del Norte

LA ACUSACIÓN
CUENTOS PROHIBIDOS DE COREA DEL NORTE

Título: La acusación. Cuentos prohibidos de Corea del Norte.

Autor: Bandi, que en coreano significa "luciérnaga", es el pseudónimo de un autor que todavía vive en Corea del Norte. Por su propia seguridad, se sabe muy poco de él; en uno de los pocos textos en los que habla de sí mismo se ha descrito como "un autómata, un humano sometido al yugo". Consiguió que un manuscrito con algunos de sus escritos fuera sacado de Corea del Norte gracias a la mediación de un familiar; los cuentos incluidos en este manuscrito fueron publicados por primera vez en 2014 en Seúl bajo el título de La acusación. (Fuente: Libros del Asteroide).

Editorial: Libros del Asteroide.

Idioma: coreano.

Traductor: Héctor Bofill y Hye Young Yu.

Sinopsis: en el año 2013 un escritor norcoreano - que se oculta bajo el seudónimo de Bandi y del que poco se sabe - consiguió sacar fuera de su país un manuscrito que contenía unos cuentos que había escondido durante años. Poco después se publicaría en Seúl un libro con estos relatos, La acusación, un contundente retrato de la vida cotidiana en Corea del Norte. En ellos, un héroe de guerra y ferviente comunista planta un olmo en el jardín de su hogar para conmemorar el triunfo de la revolución. Un niño en Pyongyang llora ante el retrato de Karl Marx creyendo que es Obi, un monstruo de la mitología coreana. Una esposa intenta alimentar a su marido durante los años más duros de la hambruna de finales de los años ochenta. Un hombre trata de viajar a su pueblo natal para despedirse de su madre moribunda. Y una mujer en una situación peligrosa se encuentra con el mismísimo Gran Líder. (Fuente. Libros del Asteroide).

Su lectura me ha parecido: intensa, agobiante, tremenda, admirable, perversa, bastante representativa, muy importante...Como todos bien sabréis, nos encontramos en fechas próximas a la festividad de Halloween y al día de todos los santos. Una semana en la que los supermercados hacen el agosto vendiendo disfraces y en la que muchas familias se organizan para visitar en el cementerio a los que ya no están. Unos días en los que temas como la superstición, el poder arrollador de la globalización o el miedo copan algunos artículos de opinión en muchos tabloides. Y de entre todos es éste último, el del miedo, el que más abunda. Siempre asociado a una concepción romántica en su origen y que inevitablemente ha acabado por sucumbir al más burdo estereotipo. Si escribimos la palabra "miedo" en Google, y pinchamos en la sección de imágenes, descubrimos como este se ve representado por fotografías de mujeres en su mayoría mostrando autenticas caras de horror, el fotograma más famoso de El sexto sentido, el caracterizado rostro de Linda Blair en El exorcista, varios fantasmas, sombras tenebrosas tratando de atrapar a alguien, dibujos de la muerte portando la guadaña, bosques oscuros y algún que otro payaso diabólico. Pero, a veces nos olvidamos que el miedo, el auténtico, el de verdad, es real, más real y cotidiano de lo que podamos imaginar. El libro que hoy tengo el inmenso placer de presentar no hay ni zombis ni castillos embrujados, hay realidad, mérito y una labor editorial impagable, que aunque expresada a través del filtro de la ficción, es muy probable que estas y otras historias ocurrieron y siguen ocurriendo de verdad al otro lado del planeta. La acusación. Cuentos prohibidos de Corea del Norte: el horror de la cotidianeidad.


La historia de como este libro llegó a mis manos y a mi vida tiene su origen en la ignorancia más absoluta. En relación a la situación en la lejana Corea del Norte lo cierto es que no sentí prácticamente interés alguno hasta hace unos pocos años. Esto no quiere decir que desconociese por completo lo que allí pasaba, simplemente no le prestaba la atención que merecía. Por aquel entonces, encontrándome estudiando la carrera, estaba más pendiente de otros temas más interesantes para mi en ese momento que en las causas que tuvo el auge del comunismo en otros países asiáticos. Es más, la Guerra de Corea, germen de las actuales Corea del Norte y Corea del Sur, los profesores la pasaron de puntillas en las clases. Seguramente pensando que éste era un tema menor en comparación con otros más importantes y trascendentales. Mi despreocupación sobre el tema siguió así hasta que un documental despertó mi interés adormecido con una sonora bofetada. Aunque este tuviese una clara intención crítica y sensacionalista, lo cierto es que logró horrorizarme. No podía entender como existía un país tan similar a las novelas distópicas que tanto me gustan, en donde se adorase fervientemente a un líder y en el que las libertades estuviesen tan restringidas. Se que suena un tanto estúpido lo último que he escrito, pero fue eso exactamente lo que sentí. Desde entonces y hasta ahora, mi interés sobre este tema cambió por completo, considerándolo algo tremendamente importante no sólo en cuestiones de política internacional, también en relación con cuestiones más sociales y culturales. Fue en los últimos meses, coincidiendo con las temerarias acciones de Corea del Norte volvían a estar en el punto de mira del mundo entero, cuando me topé por casualidad con una noticia que aún a día de hoy sigue sorprendiéndome. Libros del Asteroide iba a publicar un volumen de relatos procedentes de un autor de Corea del Norte. La expresión de mi rostro lo dijo todo en ese momento y tuve que pellizcarme para darme cuenta de que aquella noticia era real. Desde entonces y hasta que pude hacerme con un ejemplar, estuve recabando información sobre el libro, los temas y por supuesto de su autor, quien se esconde bajo el seudónimo de "Bandi", literalmente luciérnaga en coreano. Tras haberme adentrado en sus páginas y una vez asumido todo lo que había leído, llegué a la conclusión de que, entre otras cosas, el autor, sea quien sea, no podía haber elegido mejor seudónimo.


Centrándonos en la crítica propiamente dicha, comenzaremos apuntando que La acusación presenta una estructura muy marcada y cuidadosamente ordenada. En todo libro de cuentos que se precie existe una especie de orden lógico que el autor establece en función de sus propios intereses personales. Sin embargo, lo que ocurre con este libro es que la sucesión de cuentos da igual, pues, todos responden a una estructura de extensión y estilo muy similar. Si bien es cierto que el primer y el último cuento son determinantes para atrapar al lector, el primero para dar un toque de atención y el que cierra el libro con la pretensión de asestar una durísima patada en el estómago de los lectores, pero el resto, esa amalgama de relatos imprescindibles podrían haberse colocado en otro orden que hubiese dado igual. El objetivo ya se cumple con creces. La acusación, por otro lado, no se entiende sin la historia que hay detrás, tan bien narrada en el breve prólogo que acompaña esta edición. Personalmente yo era una persona que antes no leía los prólogos de ningún libro, pero tras haber pasado cuatro años más uno estudiando Historia , una acaba por prestar la misma atención a todo. En el caso de este libro, el prólogo es de obligada lectura, nadie debe privarse de la historia de como este volumen de relatos acaba saliendo clandestinamente de Corea del Norte y como éste acaba llegando a los despachos de las editoriales, en especial a Libros del Asteroide, que es quien lo ha publicado y traducido por primera vez en España. No quiero haceros ningún spoiler pues lo que pretendo es que tras leer esta reseña corráis a compraros un ejemplar, pero si que os diré que la odisea fue tremenda y que ésta justifica de pleno que hoy estemos hablando de este libro y no de otro. Seguidamente, en lo que respecta a los relatos, diremos que La acusación se compone de siente relatos de una temática y un estilo muy similar entre si. En todos ellos se presentan situaciones donde domina la cotidianeidad, las acciones más rutinarias de la vida, el día a día al fin y al cabo. Pero también en ellos predomina la tensión, la fractura social, el sometimiento, la sumisión producidos por la abrumadora presencia del poder en todos los ámbitos. Y si algo sobrevuela sobre todos ellos es la representación de una forma de terror muy concreta, que tiene que ver directamente con esa cotidianeidad insoportable. Esa carga de denuncia social permite al lector no sólo posicionarse frente a la cuestión norcoreana, sino descubrir  ciertos aspectos desconocidos de la historia más reciente del país asiático. En mi caso, me sorprendió bastante conocer a través de uno de sus relatos más impactantes el contexto de la hambruna que padeció el país a finales de los años 80, o ser consciente de esa particular política de "memoria histórica" que llevan años llevando a cabo. También es importante comentar que La acusación se inicia con una advertencia, en la que Bandi pone en situación al lector, avisándole de lo que está a punto de presenciar. Y también, como no podía ser de otra forma, finaliza con unos versos dirigidos directamente al lector, implorando casi que estos relatos sean leídos. Esta estructura fácilmente nos puede llevar a pensar que existe un motivo político detrás que va más allá de lo convencional y que nos retrotrae a otras épocas del pasado que hoy muchos no quieren recordar. Por último, si hay algo que me ha chirriado de su lectura ha sido el carácter monótono y repetitivo de su estilo. Sin embargo, cuando aprecias el valor de este libro, esas pequeñas pegas estilísticas resultan nimiedades.


Nadie puede negar que el lector se encuentra ante un libro importante y que éste adquiere un protagonismo notorio que destaca por encima de todo lo que actualmente se publica. Y por eso, desde este espacio siento la necesidad de hacer justicia a su esencia, a la valentía que este destila, ofreciendo una pertinente reflexión al respecto. Como muchos bien sabréis, en Corea del Norte existe un gobierno comunista con un fuerte componente totalitario que en pleno siglo XXI no deja de resultar peligroso y hasta anacrónico según quien opine. En dicho régimen represor y de liderazgo hereditario, como en los que ha habido a lo largo de la historia, existe un fuerte culto a la personalidad del gobernante. Tanto Kim Jong-un como sus antecesores, su padre Kim Jong-il y su abuelo Kim Il-sung fueron adorados por su pueblo como si fueran autenticas divinidades. Esto, como muchos imaginareis, se logra a base de un constante y machacón mensaje de manipulación social, al que muchos se adhieren, o bien porque de verdad se creen la versión oficial y la historia que muy hábilmente se ha tejido entorno a esta familia o bien porque no les queda más remedio, porque quieren sobrevivir. La razón entonces es adulterada y puesta al servicio de un poder que abusa de él constantemente al someter a la sociedad a esa permanente adoración de estatuas, símbolos y objetos de poder que cada dos por tres enseñan con orgullo en los desfiles militares tantas veces retrasmitidos en la televisión. Pues bien, una vez sabemos todo esto y una vez horrorizados, cabe hacernos la siguiente pregunta: ¿acaso no existía este problema antes? ¿acaso es algo nuevo? ¿Cómo es posible que hasta hace unos meses nadie prestase atención a lo que en Corea del Norte sucedía? La respuesta es muy fácil, ahora tienen poder, antes no. Ahora poseen armamento, o lo que es lo mismo, un elemento con el que chantajear a las potencias más boyantes del resto del mundo. Antes simplemente no pasaba nada, y por lo tanto, no suponía una amenaza directa para los intereses del mundo occidental. Pero una cosa está clara: las torturas, el miedo, la sinrazón, el temor, la censura o la falta de libertades estaban ahí desde que se configuró el país como tal. Y lo peor de todo es que cada vez fueron a más. ¿No es esto suficiente motivo para, como ciudadanos, avergonzarnos de nuestra consentida e impuesta ignorancia? Todo el mundo sabía que se cometían violaciones a los derechos humanos en Corea del Norte, pero nadie hizo nada. Sólo ahora, en los últimos meses, gracias al conflicto que enfrenta a EEUU con Corea del Norte por el lanzamiento de una serie de misiles por parte de éste último, el mundo ha querido saber más cosas sobre el país asiático, y la respuesta ha sido la más escalofriante de todas. Con esto quiero poner de relieve dos cosas, en primer lugar, la hipocresía tan típica de nuestra sociedad, y en segundo lugar la reivindicación de libros como La acusación. Ni os imagináis lo que supone tener al alcance de todos los públicos un libro de estas características, tan necesario como ilustrativo. Desde sus entrañas, su autor nos ilumina una  Corea del Norte oprimida, en la que existen muchas sensibilidades a pesar de todo y para la que puede haber un futuro mejor si se escucha su clamor. La acusación: una historia de temor, manipulación, sometimiento, falta de libertades, supervivencia, solidaridad, identidades reprimidas...Un privilegio para todas las generaciones, las de hoy y las del mañana.

Frases o párrafos favoritos:

"Mis historias
son áridas como un desierto
rudas como una pradera salvaje
dañadas como un inválido
toscas como utillajes de piedra.
Lector, ¡te ruego que leas mis palabras!

Película/Canción: a falta de lo primero, os adjunto la pieza clásica que me ha acompañado durante la redacción de esta reseña. Hasta lo que parece bello tiene su lado oscuro.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Libros del Asteroide

viernes, 20 de octubre de 2017

RESEÑA: Carmilla.

CARMILLA

Título: Carmilla.

Autor: Joseph Sheridan Le Fanu (Dublín 1814-1873) fue un escritor irlandés de novelas y cuentos. Sus historias de fantasmas representan uno de los primeros ejemplos del género del horror en su forma moderna, en la cual, no siempre triunfa la virtud ni se ofrece explicación sencilla a los fenómenos paranormales. Procedente de una familia hugonote, de abuelos dramaturgos y siendo pariente de la también exitosa escritora Rhoda Bourgton, estudió Derecho en el Trinity College de Dublín, donde fue nombrado auditor de la Sociedad Histórica. No fue hasta que se pasase al periodismo cuando comenzó a publicar sus primeros relatos en el Dublín University Magazine y en el Dublín Evening Mail. Entre sus obras más conocidas destacan Un episodio en la familia Tyrone - que inspiró a Emily Brontë para escribir Cumbres Borrascosas - Un vidrio misterioso, Tío Silas, Los papeles de Purcell, El vigilante y otras historias macabras, los relatos Té verde y El conocido y Carmilla. Convirtiéndose esta última en la más famosa e influyente. (Fuente: Alianza Editorial).


Editorial: Alianza Editorial.

Idioma: inglés.

Traductor: Emilio Olcina, revisada por Javier Martín Lalanda.

Sinopsis: Laura es una joven que vive con su padre y criados en un antiguo castillo en las lejanas tierras de Estiria, en Austria. Su vida da un giro cuando, delante del castillo en el que viven, el carruaje de una dama sufre un accidente, y su hija, que también viajaba en él, queda inconsciente. Ante las prisas de la dama por llegar a su destino, la hija pasa a hospedarse en el castillo hasta que su madre vuelva. Laura y la joven, Carmilla, traban amistad a pesar de que la inquilina muestra un comportamiento extraño: se despierta después de mediodía y se encierra en su cuarto sin dar señales de estar en él. (Fuente: Alianza Editorial).

Su lectura me ha parecido: intensa, romántica, importante en muchos aspectos, breve, bien escrita, pionera, adelantada a su tiempo, todo un descubrimiento...Hace unas semanas, durante la celebración de la edición número 50 del Festival de Cine Fantástico de Sitges, el conocido actor Frank Langella, quien recibiría un premio honorífico en reconocimiento a toda su carrera, pronunció unas palabras tan ciertas como muy pertinentes. En resumen, Langella criticó duramente al tipo de vampiro que desde hace unos años viene dominando la cartelera, tachándolo de "musculoso", "fuerte" y "tonto". Estas declaraciones podrían pasar totalmente desapercibidas para los que no conozcan la filmografía del norteamericano, entre la cual se encuentra una versión muy particular del Drácula de Bram Stoker estrenada en 1979. En ella, vemos a un Drácula misterioso, elegante, seductor, melancólico. La encarnación perfecta del héroe gótico sin excesos de sangre y violencia, convirtiéndose en una de las interpretaciones más humanas que se han hecho de este personaje literario. Las palabras de Langella no hacen más que confirmar lo que es una realidad, tanto en el cine como en la literatura, y es que la concepción de ciertos personajes míticos evoluciona sin descanso, adaptándose claro está a las necesidades de nuestro tiempo. Sin embargo, dentro de esta sociedad cada vez más consumista, es necesario que no olvidemos el verdadero origen de estos seres hoy convertidos en iconos culturales. Un origen que nace también de unas necesidades, las del XIX, pero en el que se aprecia más pureza por ser los primeros, los que configuraron los arquetipos clásicos de toda una tradición que continuaría siglos después, llegando hasta nuestros días. El libro que hoy tengo el placer de reseñar pertenece a esa primera generación, un título precursor en muchos aspectos y, según mi humilde opinión, sospechosamente ocultado a la sombra de otros títulos. Menos mal que el tiempo y la justicia devolvieron al lugar que se merece a Joseph Sheridan Le Fanu y su Carmilla: el mito de la mujer vampiro en todo su esplendor.


La primera vez que escuché hablar de Carmilla fue en una exposición oral que ofreció una compañera de clase en una asignatura de mi último año de carrera. El trabajo consistía en analizar qué aspectos de la visión de la mujer en la época antigua aparecían en una novela en concreto. Recuerdo que dicha explicación, la referente a Carmilla, fue breve pero instructiva. No obstante, y a pesar de que logró picarme ligeramente la curiosidad por esa novela, mi cabeza y mis intereses estaban puestos en otro tipo de lecturas, como la de Tess la de los d´Urberville, cuya lectura me fascinó, tanto que de ella surgió el trabajo oral para esa asignatura y una conferencia donde analizaba la situación de la mujer en el XIX. Por tanto, y debido también a muchos otros contratiempos relacionados con el estudio, aquella chispa se apagó por un tiempo. Desde entonces no volví a saber nada sobre Carmilla hasta que un día regresó a mi en forma de recomendación. Una de mis mejores amigas, a la que hacía mucho tiempo que no veía, me animó a que lo leyera. En aquellas fechas, encontrándome relativamente libre de trabajo y de estrés, e invadida aún por esa atmósfera gótica que desprende La abadía de Northanger, mi lectura en aquellos días, decidí darle una oportunidad. Gracias a Alianza Editorial pude hacerme con un ejemplar justo antes de que comenzasen las vacaciones de verano. Esto unido a las ganas que tenía de leerlo, fueron las dos razones por las que al final tomé la decisión de llevármelo conmigo de viaje. Junto con Los años ligeros. Crónicas de los Cazalet, Carmilla acompañó mis largas tardes en el campo y mis ratos de relativa tranquilidad, convirtiéndose en una lectura realmente socorrida. Sentía una necesidad de evadirme, de escapar, y la novela de Joseph Sheridan Le Fanu me salvó por decirlo de alguna manera. Además, no podía estar en un entorno más inspirador, en un pueblo en plena Sierra de Albarracín con el bosque a tiro de piedra, un entorno en el que poder perderse y dejarse llevar por la imaginación y el misterio que siempre he creído que esconde. De vuelta a la rutina y con ella todo lo que implica, el recuerdo de Carmilla no me abandonó, es más, todavía a día de hoy sigue despertando mi admiración e interés.


En lo que respecta a la reseña propiamente dicha, tenemos que comenzar diciendo que Carmilla presenta una lectura amena, rápida pero no por ello profunda. A pesar de que la novela tan sólo tenga 147 páginas, la verdad es que en ellas el autor consigue lo que se propone: crear una atmósfera lo suficientemente atrayente para que el lector quede embaucado y de paso, conectar de una manera muy sorprendente con sus personajes, en especial con los femeninos, sin duda los más importantes del libro. He leído opiniones al respecto de todo tipo, incluso hay quienes piensan que Le Fanu se quedó corto de páginas y que no hubiesen echado en falta unas cuantas más. En lo que a mi respecta pienso que el texto está perfecto tal y como está, con un planteamiento, un nudo y un desenlace bastante marcados, lo que nos lleva a pensar que el autor sabía muy bien lo que se traía entre manos. En lo que respecta a la historia, ésta no podía ser más sugerente e inquietante. Estiria, Laura y su padre enfermo ven perturbada su cotidianeidad con la aparición de una dama llamada Carmilla. Entre ambas jóvenes comienza a nacer una confianza que desembocará en una amistad que va más allá de las normas morales de la época, pero, algo comienza a perturbar el ambiente cuando Laura descubre que Carmilla es en realidad Mircalla y que lleva más de un siglo viva. Carmilla es en ese sentido fantasía pura, el sueño literario de muchos escritores del género, mezcla de realidad y elementos sobrenaturales que no hacen más que poner al lector en la disyuntiva de creer o no creer en lo que Le Fanu relata. Esta sensación de relativa tensión se complementa con una muy acertada narración en primera persona, logrando de esta manera que quedes absolutamente atrapado por la historia, sin poder despegar los ojos del papel. Mención especial en este sentido merecen las dos protagonistas. Por un lado tenemos a Laura, la perfecta encarnación de la inocencia y del ideal de belleza del momento. Dulce, delicada, servicial, siempre midiendo sus pasos, temerosa de lo desconocido y terriblemente sumisa. Sobre ella recae todo el peso de la historia al concederle el honor de ser su narradora. A través de sus ojos somos testigos de sus sentimientos reprimidos, de su ignorancia, pero también de sus inseguridades cuando de pronto todo su mundo y educación recibida se ven alterados por la actitud de su nueva amiga. Por otro lado, el deslumbrante personaje de Carmilla, cuya doble personalidad no deja indiferente a nadie. Tierna, inteligente y solícita, pero poseedora de un terrible secreto, su condición vampírica, que a medida que avanza la novela se vuelve cada vez más incontrolable, amen de su misteriosa belleza y de sus dotes para la seducción y la persuasión. En este sentido y si tenemos en cuenta las personalidades tan diferentes de las protagonistas, podemos apuntar la posibilidad de que Carmilla sea, en el fondo, una novela de aprendizaje e iniciación. Para Laura, Carmilla es esa mujer en la que poco a poco desea reflejarse, ansía parecerse a ella a pesar de que su relación no fuese bien vista socialmente y del comportamiento cada vez más extraño de ella. Y para Carmilla, Laura no deja de ser un trozo de carne que debe llevar a su terreno y que gracias a su inocencia, logra dominar. Un juego de poder y sumisión del que el lector es testigo hasta la catarsis final. Por otro lado, Carmilla se envuelve de una ambientación temporal y geográfica de ensueño, pero que inevitablemente no ha podido evitar caer en el estereotipo más simple. Un castillo, infinitos bosques oscuros, siniestros cementerios, espesa niebla, sugerentes bailes de mascaras, leyendas terroríficas...Si no fuese por la pureza que destila esta novela, podríamos caer en el error de catalogar a Carmilla como una novela de vampiros más. Para finalizar este párrafo, solamente diré que jamás de los jamases creía que acabaría leyendo un libro de este tipo y sinceramente, ha sido todo un descubrimiento.


Evidentemente, y como no podía ser de otra forma, Carmilla es uno de esos textos que sugieren al lector muchas cosas. Incluso el que tenga por costumbre ir más allá de la lectura más ligera, habrá descubierto que este libro es importante en muchos sentidos. Como he comentado antes, hablar de Carmilla es hablar de el principio, del uno de los orígenes más antiguos, de la forja de un mito literario y un género tan potente como es el de los vampiros. Tanto es así que con el tiempo se ha convertido en uno de los más revisados, adaptados y venerados de la literatura. Tras él vinieron otros títulos semejantes, aunque sin duda, el más importante fue el Drácula de Bram Stoker, cuya influencia ha traspasado el papel, instalándose rápidamente en el imaginario y en la cultura popular de nuestro tiempo. Sin embargo, tengo que ser crítica al respecto. Resulta sospechoso que la obra que puso las bases de una tradición literaria tan importante fuese relegado a una posición bastante secundaria, convirtiendo a Carmilla en un título poco valorado y casi desconocido para los lectores. Tal vez, y sólo tal vez, la explicación a esta injusticia la podamos encontrar en el hecho de que sus personajes fuesen mujeres que no se amoldasen al ideal femenino de su tiempo. En la época en la que Le Fanu escribió Carmilla, existió una concepción de feminidad muy idealizada y que se resume en el mito del llamado "ángel del hogar". Es decir, asociar mujer con una actividad cotidiana dentro del ámbito estrictamente privado. Velar por el bien del hogar y de los hijos eran las funciones que la mujer debía cumplir, y si se le ocurría traspasar la barrera de lo privado para ejercer una labor pública, se arriesgaba a que la sociedad la condenase de por vida. En la novela de Joseph Sheridan Le Fanu, existen dos posiciones antagónicas: la del ángel del hogar y la de la mujer que ha logrado traspasar esa línea. Dos universos que poco a poco van evolucionando hacia posiciones bastante avanzadas a su tiempo, por un lado encontramos como ese ángel del hogar va poco a poco abandonando ese comportamiento que le ha asignado la tradición y la sociedad, y por otro lado, observamos como esa mujer puede tener criterio, pensamiento, ideas, opiniones y defenderlas igual que los hombres. Por otro lado, no debemos pasar por alto que Carmilla es una obra también pionera en incluir el tema del lesbianismo en el género gótico. Un tema que obliga al autor a hacer más visible esa falta de libertad de las mujeres, también en el ámbito de la sexualidad. Esto añadido a ese cuestionamiento del modelo femenino seguramente condenaron a Carmilla, ya casi desde su publicación, a sufrir un semi olvido imperdonable por parte de los lectores de a pie. Algo que tampoco ayudó la publicación de Drácula, que siguiendo la tradición de Carmilla, también la protagoniza un vampiro atormentado, misterioso y seductor. El hombre una vez más pasando por encima de la mujer, las mismas actitudes que Carmilla manifestaba ahora el conde Drácula las hace suyas, y lo peor, son mejor vistas socialmente. Afortunadamente, los tiempos están cambiando, y aunque Le Fanu no escribió un relato completamente feminista, si que debemos atribuirle el mérito de atreverse a manifestar una gran verdad, que las mujeres podemos tomar la iniciativa, que podemos tener unas ideas propias y que podemos amar a quien queramos, sin importar el sexo. Carmilla: una historia de amor, deseo, misterio, miedo, oscuras leyendas, feminidad, sexo, vampiros...El terror más bello.

Frases o párrafos favoritos:

"Eres mía, serás mía y juntas seremos una para siempre."

"Cerca de morir, un amor cruel, un amor extraño capaz de arrebatarme la vida. El amor ha de tener sus sacrificios, y no hay sacrificio sin sangre."

Película/Canción: aunque existen algunas adaptaciones, de Carmilla, incluso existe una web serie en internet que trae el relato a la actualidad, hoy he decidido adjuntaros la pieza que me ha acompañado durante la redacción de la reseña y que creo que le va como anillo al dedo. Espero que os guste.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Alianza Editorial

martes, 17 de octubre de 2017

RESEÑA: Rebelión en la granja.

REBELIÓN EN LA GRANJA

Título: Rebelión en la granja.

Autor: George Orwell (Motihari, India 1903- Londres 1950) poseyó una de las voces más lúcidas y ricas en matices del siglo XX: estudiante de Eton, policía imperial británico en Birmania, lavaplatos en París, librero en Londres, miliciano del POUM, corresponsal de la BBC, editor literario y columnista. Vertió toda su experiencia en crónicas, ensayos y novelas de lectura imprescindible. Entre sus obras más importantes destacan La Hija del Clérigo, Homenaje a Cataluña, Rebelión en la Granja o 1984 entre otras. (Fuente: Random House Mondadori).


Editorial: Random House Mondadori.

Idioma: ingles.

Traductor: Miguel Temprano García y Marcial Souto Tizón.

Sinopsis: los animales de una granja se sublevan victoriosamente contra sus dueños humanos, pero pronto surgen entre ellos ambiciones y rivalidades que hacen fracasar la rebelión. Siendo censurada en su época, Rebelión en la granja lanza un mensaje actual, abierto, sobre la corrupción que engendra el poder y una crítica contra los estados totalitarios. (Fuente: Random House Mondadori).

Su lectura me ha parecido: amena, lúcida, tremendamente original, aguda, controvertida, universal, plagada de simbolismos, valiente...Queridos lectores y lectoras, en mi vida como voraz lectora el descubrimiento de Gorge Orwell significó un antes y un después, un punto tremendo de inflexión que aún sigue acompañándome. Todo el mundo sabe quién es, sus obras más importantes, que estudió en el elitista Eton, que se unió a la Policía Imperial India en Birmania, que trabajó como lavaplatos en un prestigioso hotel de París, que se alistó en las Brigadas Internacionales para combatir en la Guerra Civil Española, que tras esa experiencia su opinión sobre el comunismo cambió para siempre, que acabó trabajando como periodista para la BBC durante la Segunda Guerra Mundial y que murió de tuberculosis un 21 de enero de 1950 en Londres. Su figura y su trepidante vida, digna de biopic hollywoodiense,  ha traspasado fronteras, convirtiéndose casi en un mito, y en ese sentido, su producción literaria no ha hecho más que alimentar esa imagen. No cabe duda que Orwell ha sido un personaje importante tanto en el ámbito de la historia como en el de la literatura, por lo que en ese sentido, estaba prácticamente predestinada como lectora a descubrirlo, admirarlo, disfrutarlo...Si la primera vez que os hablé de George Orwell en este espacio de crítica y opinión fue a propósito de la reseña de 1984, hoy vuelvo de nuevo a reencontrarme con un viejo y admirado conocido para reseñar la que es una de sus novelas más controvertidas y deslumbrantes al mismo tiempo. Rebelión en la granja: la Revolución Rusa y el Estalinismo para todos los públicos.


La historia de como Rebelión en la granja llegó por primera vez a mis manos, como ya habréis podido intuir, tiene su origen en mi absoluta admiración por Eric Arthur Blair, o lo que es lo mismo, por George Orwell. Mi incursión en la obra de este escritor inglés fue con la lectura de su obra más interpretada, mediática e influyente, que no es otra que 1984. Hasta ese momento no había leído nada parecido y con total certeza puedo decir que aquella fue la primera novela de género distópico que había leído. Fue un amor a primera vista prácticamente, además de una cascada imparable de reflexiones cada cual más pertinente y actuales. Me entusiasmó tanto que años más tarde 1984 aparecería analizado en mi trabajo final de grado, junto con otras novelas que gracias a esta acabaron pasando por mis manos, una tras otra, sin tregua, sin pausa. Desde entonces el género distópico se convirtió en uno de mis favoritos y Orwell en uno de mis escritores preferidos. En cuanto a Rebelión en la granja tardé un poco más en leerlo, otras lecturas habían copado mi tiempo. Pero afortunadamente y tras un pequeño respiro de trabajos universitarios, Rebelión en la granja se convirtió durante unas semanas en mi lectura nocturna. Recuerdo que el ejemplar fue prestado y que tras haberlo degustado como se merece, acabé por rendirme de nuevo ante el talento de Orwell. Tenía las expectativas muy altas, lo reconozco, pero sinceramente, aquella peculiar fábula política me había conquistado por completo. Un tiempo más tarde, para mi sorpresa, mientras ordenaba los libros que tengo por casa, descubrí que este libro precisamente, Rebelión en la granja, había estado reposando sobre una estantería desde hacía mucho tiempo. Una edición antiquísima de la editorial Destino se presentaba ante mis ojos como algo extraordinario, y aunque los años habían hecho mella en sus páginas, su contenido seguía intacto e igual de provocador. Hoy, mientras redacto estas líneas, éste antiguo ejemplar reposa a mi lado, sobre la mesa de trabajo, incorruptible y con una extraordinaria salud literaria.


Centrándonos en la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Rebelión en la granja presenta una lectura firme, decidida y que se lee prácticamente del tirón. Al contrario que 1984, Orwell no necesita de explicaciones meramente descriptivas para que el lector comprenda mejor en que terreno se va a mover. La simpleza y alguna que otra pincelada informativa, no muy extensa, bastan para preparar el escenario donde tendrá lugar la historia y la narración propiamente dicha. Orwell parece pretender de esta forma captar enseguida al lector y no soltarlo hasta el final. Huelga decir que el lector actual ya conoce de que va la novela por lo que es fácil que en ese sentido no sorprenda tanto, no obstante, hay que pensar que cuando este libro vio la luz fue algo novedoso y e incomodo al mismo tiempo, por lo que la sensación de aquellos primeros lectores sería cuanto menos curiosa. En lo que respecta a la historia, tengo que decir que es una autentica genialidad. Todavía no me explico cómo le vino la idea, la inspiración está muy clara, pero el cómo dio con la fórmula adecuada para llevar a cabo ese chispazo para mi es un misterio. La historia es sencilla: ante los abusos del dueño de la granja, Howard Jones, y siguiendo las palabras del "cerdo Mayor" antes de morir, consiguen expulsarlo por medio de una revolución, tras la cual, escriben en la pared una serie de reglas llamadas "Los siete mandamientos". Al poco de triunfar la revolución, los cerdos, quienes se habían autoerigido como líderes por su inteligencia, empiezan a abusar de su poder y a manipular los mandamientos a su antojo. Así hasta desembocar en un final tan sorprendente como predecible si uno conoce un poco de historia contemporánea universal. Con esta premisa,  a nadie se le escapa que, a pesar de que sus protagonistas son animales de granja, cada uno responde a un personaje o conjunto de personajes cruciales. Howard Jones es el Zar Nicolás II, el "cerdo Mayor" es Lenin (o Karl Marx según algunos estudios) y los cerdos Snowball y Napoleón se corresponden con Trotsky y Stalin, siendo éste último el personaje más carismático de la novela. A estos animales les acompañan otros igual de importantes y cargados de simbolismo, tales como Squealer o cerdo Chillón (el aparato propagandístico de la URSS), el trabajador caballo llamado Boxeador (en una clara referencia al proletariado ruso), las ovejas y gallinas analfabetas (el campesinado y principal masa que sigue al líder), el cuervo Moisés (representa a la iglesia ortodoxa), el burro Benjamín (el intelectual que especula), los perros (la policía secreta estalinista) o la yegua Mollie (representando a la malograda nobleza rusa). De entre todos ellos, para mi los más interesantes son Boxeador, Moisés y por supuesto Napoleón. El primero por representar esa sumisión de la clase obrera a sus líderes, el segundo por su actitud de bisagra entre los animales y los hombres, el tercero por su maquiavelismo y arrollador poder de convicción. Seguidamente, cabe resaltar la forma en la que se presenta esta trama, inspirada en las fábulas más clásicas y derivándola en algo más profundo, más crítico, más político. De esta forma, no sólo logra captar la atención del lector, sino que a esto, unido con la sencillez en su narrativa, convierte a Rebelión en la granja en un texto importante tanto a nivel literario como histórico. Por último, y ya para acabar, solamente recalcar el hecho de que hasta 1950 el público no conociese de la existencia de esta novela a pesar de publicarse en 1945, año sin lugar a dudas convulso en muchos aspectos.


Aunque Rebelión en la granja pueda parecer una simple fábula, lo cierto es que estamos ante un texto muy versátil, de cuya lectura se pueden extraer mil y un interpretaciones. Antes de comenzar la redacción de este último párrafo, estuve una tarde investigando las diferentes opiniones que a lo largo de todo este tiempo se han vertido sobre esta novela. Las hay de todo tipo, desde las referentes a el contexto en la que se publicó, hasta el significado de cada uno de los personajes, incluso alguna en la que se quiere ver en los escasos humanos que aparecen en el libro el fiel reflejo de otros actores principales de la historia como Churchill o Hitler. Tras haberme empapado de todas ellas, acabé concluyendo que, sea desde la posición que sea, lo importante es que Rebelión en la granja es un texto importante para la historia y para entender la historia. Evidentemente, no estamos ante una visión objetiva, pero no por ello menos interesante para el conocimiento. Rebelión en la granja en resumen es en primer lugar, una doble crítica. Por un lado a los regímenes totalitarios de su tiempo, a saber el comunismo y el nazismo. Y por otro a la corrupción y abuso de poder en el que pueden incurrir los líderes, ya no sólo de regímenes totalitarios, también en el seno de los partidos democráticos, destacando esa tremenda alusión al Partido Laborista de estos años que sobrevuela gran parte de la novela sin llegar a concretarse de forma explícita. En segundo lugar, además de ser una fábula donde los animales son los protagonistas de la trama, también es una alegoría. Es decir, una ficción en la que el autor pretende representar otra cosa, una idea concreta o un conjunto de ideas abstractas a través de otra forma o sentido. Ligado a la clásica metáfora, lo que pretende George Orwell es cargar de significado y reflejar la tiranía de estos gobiernos, además de la sumisión de la población a ellos. Y qué mejor forma de contarlo que a través de una fábula, uno de los géneros donde mejor se plasman las relaciones de poder y de jerarquía. En tercer lugar y en última instancia, Rebelión en la granja no deja de ser una explicación más de la Revolución Rusa. En la que apreciamos una primera fase dominada por la tiranía del granjero, después la revolución llevada a cabo e impulsada por las palabras del "cerdo Mayor", más tarde la aplicación de "Los siete mandamientos" con los que se consigue que la granja funcione perfectamente y en última instancia las luchas de poder para suceder al "cerdo Mayor" tras su muerte y como el abuso de poder comienza a hacer mella en la población y en los propios mandamientos, los cuales, son al final modificados en favor del último líder, el que logra imponerse tras haber despejado el camino. Ya lo reflejan los mandamientos, del "todos los animales son iguales" se pasa al "todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros". Lo que está claro es que en Rebelión en la granja queda patente la importancia de este acontecimiento histórico, tanto a nivel de política interior como exterior. Incluso los ámbitos económicos, sociales y culturales se vieron afectados por lo que acontecía en territorio ruso. Las consecuencias fueron absolutamente trascendentales, desde una revolución cultural sin precedentes,  hasta el inicio de la Guerra Fría años más tarde. Incluso el inicio de la Guerra Civil Española vino en parte motivado por el temor a que con el Frente Popular en el gobierno de la II República pudiese acontecer una revolución. Por todo ello, en lugar de demonizarla sin conocimiento, lo que deberíamos hacer todos, y más en el año de su centenario, es leer sobre el tema, leer libros entre los que deberíamos incluir esa fábula política, sólo así lograremos configurar una opinión instruida y por tanto más valida que cualquier otra que día si día también, se suelta por televisión. Rebelión en la granja: una historia crítica, ácida, directa, mordaz, importante, controvertida, inteligente, inmortal...Una novela que nunca morirá.

Frases o párrafos favoritos:

"Los animales, asombrados, pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo; y nuevamente del cerdo al hombre, pero ya era imposible distinguir quien era uno y quien era otro." 

Película/Canción: de esta novela solamente se conocen dos adaptaciones conocidas. La primera, de 1954, de dibujos animados y con un desenlace ligeramente diferente al de la novela. Y la segunda del año 1999 con animales de verdad, y de nuevo con un final diferente al libro por coincidir con el derrumbe de la URSS. Aquí os dejo un enlace al primero de los dos films:



¡Un saludo y a seguir leyendo!

miércoles, 11 de octubre de 2017

RESEÑA: Jurgen o la comedia de la justicia.

JURGEN O LA COMEDIA DE LA JUSTICIA

Título: Jurgen o la comedia de la justicia.

Autor: James Branch Cabell (Richmond, Virginia 1879-1958). Pertenecía a una familia bien situada en la siempre clasista sociedad sureña. Una circunstancia que le facilitó ser readmitido en la Universidad William and Mary, tras ser expulsado por tener una relación con un profesor considerada demasiado íntima por las autoridades universitarias. Tras licenciarse se dedicó a la literatura y al periodismo. Durante su vida publicó cincuenta y dos libros incluyendo novelas, relatos, poesía y recopilaciones de artículos. Su obra precursora del género fantástico, fue inmensamente popular, siendo Jurgen o la comedia de la justicia su libro más conocido. (Fuente: Defausta).

Editorial: Defausta.

Idioma: inglés.

Traductor: Susana Prieto Mori.

Sinopsis: en el antiguo reino de Poictesme, Jurgen, un prestamista en la cincuentena, sale una noche en defensa de un caballero oscuro. Como recompensa, el caballero hace desaparecer a Lisa, la exigente y parlanchina esposa de Jurgen. Obligado por su sentido del deber, Jurgen se embarca entonces en una aventura que lo llevará por una serie de reinos fantásticos en busca de su esposa. En este viaje se cruzará con toda clase de seres mitológicos, recuperará su juventud, se reencontrará con sus antiguos amores, se casará varias veces, explorará sus relaciones familiares y tratará de encontrar no solo a su esposa, sino también la justicia, la satisfacción personal y el motor de sus deseos. (Fuente: Defausta).

Su lectura me ha parecido: ágil, trepidante, satírica, tópica en cierto sentido, interesante desde el punto de vista interpretativo, con un humor socarrón...Queridos lectores y lectoras, ya es un hecho, la literatura fantástica nunca va a desaparecer. Todo lector o lectora lo sabe, y de hecho, muchos de vosotros tendréis entre vuestros predilectos a escritores o escritoras versados en estas lides. No importa los años transcurridos, ni la evolución que ha experimentado el género, ni su reciente conversión en objeto de consumo de masas, sus historias siempre acabarán importando a cualquier persona, incluso en algunos casos, como podemos comprobar en los tiempos que corren, a convertirse en una pasión que invada su vida por completo. Vivimos tiempos de cierto esplendor en este sentido. Los textos clásicos de fantasía se reeditan en espectaculares ediciones, nuevos títulos inundan las estanterías de las librerías más importantes, grupos de rol nacen al calor de estas historias míticas, hasta la televisión y el cine han logrado sacar tajada de esta fiebre por los dragones y demás animales fantásticos que parece no cesar. Y aunque existen muchos críticos de este género, tachándolo de superficial y sin calidad literaria, lo cierto es que el fantástico es uno de los géneros con más jugo del que aparenta. El truco, saber leer entre líneas e informarnos previamente de la época en la que se escribió. De esta forma, y os lo digo por experiencia, lograremos aprovechar cada página y cada novela de este tipo que pase por nuestras manos. El libro que hoy tengo el placer de presentaros pertenece a ese selecto club de clásicos del género, que a pesar de haber sido sepultado por otros títulos de mejor calidad literaria, no podemos ignorar la influencia que tuvo en futuros escritores y escritoras que contribuyeron a dar una vuelta de tuerca al género. Jurgen o la comedia de la justicia: un viaje, un atípico protagonista y mil y un seres maravillosos.


La historia de como Jurgen o la comedia de la justicia llegó a mis manos fue de lo más imprevista. Aunque deberíamos empezar nuestra narración partiendo del hecho de que no me considero una ávida lectora de novela fantástica. No es que tenga algo en contra de este tipo de libros o historias, simplemente, no me han llamado tanto la atención como otro tipo de novelas de otros géneros literarios. De hecho, cuando estaba en el colegio y ya más tarde en el instituto me consideraba una rara avis en ese sentido. Mientras mis compañeros de clase intentaban leer El Señor de los Anillos o se peleaban por el último ejemplar de Harry Potter o de Memorias de Idhún en la biblioteca, yo me entretenía con otras lecturas. Si bien es cierto que le di una oportunidad a algunos libros, la verdad es que por aquella época tuve muy claro que prefería las películas antes que los libros. La cosa no cambió con mi ingreso en la universidad, pues, las aventuras del joven mago y a la epopeya de Frodo Bolson fueron sustituidas por algo llamado Juego de Tronos, cuyas tramas plagas de sexo, violencia y dragones lograron acaparar a millones de personas primero frente a unas páginas, después frente a un ordenador y más tarde, los que podían permitírselo, delante del televisor. Este último fenómeno sigue aún en alza, y aunque le di una oportunidad al primer libro de la saga, el resultado fue el mismo, preferí mil veces, aunque con reticencias, la serie que el libro. Con el tiempo y en parte debido a esa nostalgia de la infancia y adolescencia, las películas de Harry Potter, que no los libros, acabaron por convertirse en algo importante para mi. Sin embargo, no lograba hacerme el animo y leer ya no los libros que se publicaban en esos momentos, sino los clásicos, esos de los que ha bebido gran parte de los autores de novela fantástica actual. Eso cambió hace un tiempo, cuando descubrí el terror sobrenatural de William Hope Hodgson en La casa en los confines de la tierra. A partir de ahí, y muy de vez en cuando, acabé desempolvando algunos títulos clásicos, incluso me llegué a leer El Hobbit con un sorprendente buen resultado. En el caso de Jurgen o la comedia de la justicia jamás había oído hablar de él, nunca, ni siquiera aparecía en los libros de literatura universal que tengo en casa. Sólo lo había visto, y de pasada, expuesto en los estantes de algunas librerías de mi ciudad. Cuando comencé a colaborar con Defausta recibí un paquete con dos libros, uno era La culpa de Kate Chopin, que tenía muchas ganas de leer, y el Jurgen de Branch Cabell, novedad de la editorial en aquel momento. Recuerdo que tardé mucho tiempo en hacerme el animo, no estaba muy convencida de su lectura, incluso llegué a achacarle muchos prejuicios, todos ellos infundados. Jurgen o la comedia de la justicia no era un libro que me llamase especialmente la atención en aquellos momentos. Sin embargo, cuando superé aquellos temores, descubrí un libro poco corriente y aunque no acabó por convertirse en uno de mis preferidos, si que merece toda nuestra atención en lo que respecta a algunos puntos de su trama.

En lo que respecta a la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Jurgen o la comedia de la justicia presenta una lectura rápida, ligera y tremendamente amena. Una narración en la que abundan los diálogos y descripciones las justas y necesarias. Tal vez, en lo que respecta a esto último, sea lo que más eche en falta. Las descripciones, queramos o no, en ocasiones son necesarias, y en el caso de la literatura fantástica resultan imprescindibles, sobre todo para que el lector se situé y pueda hacerse una idea del ambiente en el que nos vamos a mover. En lo referente a la historia que se narra nos topamos con una trama clásica y novedosa al mismo tiempo. Clásica al tratarse de una novela donde aparecen ciertos tópicos de la literatura fantástica, como son la inspiración medieval, la presencia de temas como el honor, el amor, el deber o el valor y la sobreabundancia de criaturas mágicas que van haciendo acto de presencia a lo largo de la historia. Si hay dos elementos que delatan esa clara influencia en las leyendas del pasado son la presencia de Merlín y la espada de Excalibur, personaje y objeto mundialmente conocidos y a los que en esta novela, Cabell parece hacerles un merecido homenaje. Por otro lado, decimos que es novedosa por una serie de cuestiones que se salen del canon habitual. Para empezar, Jurgen, el protagonista de la novela, no es el prototipo de héroe que se espera. Ni es joven, ni es fiel y por supuesto, se deja llevar en ocasiones por sus intereses. Tampoco responde al prototipo de esposa el personaje de Lisa, convirtiéndola en la no-amada. Sin embargo, lo que si apreciamos es la abrumadora presencia del deber, elemento clásico en la literatura de aventuras medievales, aunque Jurgen parece asumirlo más bien por obligación y por el peso de la tradición que por sus verdaderos sentimientos. En este sentido, Jurgen o la comedia de la justicia se trata probablemente de una ácida sátira a este género, muy cercano al estilo que mucho tiempo después hizo tan célebre al gran Terry Prachett. Parodia y ridiculez para llegar al lector menos inesperado. Seguidamente, cabe destacar el peculiar juego al que Cabell se suma a lo largo de las 334 páginas de la novela, y es que partiendo de lo sencillo y usando locos juegos de palabras, el autor trata de esconder lo complejo. De esta forma, el autor deja al lector solo ante las letras, obligándole a perderse entre los entresijos literarios para tratar de entender lo que ha querido decir en realidad. En relación con esto último, y como no podía ser de otra forma, Cabell guarda un as en la manga, que no es otro que una intensa crítica a la sociedad de su tiempo, sobre todo en cuestiones de moralidad. Tanto es así que esta novela fue llevada a juicio por la Liga de Nueva York por la Supresión del Vicio, algo que evidentemente realzó la popularidad del libro y de su protagonista en especial, convirtiéndolo en el azote y símbolo contra la tradición y la falta de libertades en cuanto a la sexualidad masculina y femenina. Por último, un pequeño apunte, pues no podemos pasar por alto las similitudes entre Jurgen y la comedia de la justicia con la Divina Comedia de Dante. Ya no sólo por su estructura en la que el protagonista pasa de un lugar a otro, también por esa búsqueda de lo más preciado. Un ascenso continuado hacia un objetivo tan idílico como posible.

Deteniéndonos unos instantes en la historia que esta novela narra, observamos como la justicia aparece de forma casi constante, acompañando cada paso de Jurgen. Incluso en el propio subtítulo aparece de forma bastante significativa, como otorgándole un peso necesario, vital para el entendimiento de lo que Cabell ha querido contarnos. En Jurgen o la comedia de la justicia, éste último término se presenta como el mayor atributo que por tradición debe poseer el héroe para lograr reponer el buen nombre o enmendar una traición, burla, violación o cualquier desacato que éste o los suyos hayan podido sufrir. Sin embargo, como ya hemos comentado, Jurgen no es un héroe al uso, por lo que a pesar de que la emplea desde un primer momento, éste no hace más que traicionarla constantemente, siendo él mismo el culpable de nuevas injusticias. En resumidas cuentas, Cabell, de forma irónica y con humor pretende hacernos ver que la virtud de la justicia idealizada puede engendrar más injustica. Pero, una vez finalizas su lectura, además de sentir cierto sosiego, una servidora por lo menos no ha podido evitar hacerse preguntas, todas ellas relacionadas con la justicia. ¿Qué entendemos por justicia? ¿Se consigue fácilmente? ¿Es igual para todos? ¿Tiene diferentes varas de medir? Según la RAE, por justicia se entiende como principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Más abajo nos topamos con una acepción que la define como conjunto de virtudes y otra como pena o castigo público. Una vez consultadas todas las definiciones, podemos confirmar que evidentemente seguimos aplicando al pie de la letra dicho significado. Por un lado la justicia como virtud favorable en una persona, algo que sin quererlo nos retrotrae a aquellos cantares de gesta, a aquellos poemas trovadorescos e incluso hasta el propio Quijote. La forma de expresarlo ha evolucionado evidentemente, pero seguimos valorando positivamente dicha forma de ser que puede en ocasiones traducirse en comportamiento. Y por otro lado, como ya observamos todos los días en los telediarios, la justicia sigue sin ser igual para todos. Ejemplos no faltan, sino que rebosan, colmando la paciencia de los que se ven perjudicados por ese lado oscuro. Es más, incluso en Jurgen o la comedia de la justicia, observamos como el proceso de búsqueda de su no-amada es lento, costoso, con muchos baches. Muy semejante al camino para lograr una verdadera justicia, lento, costoso y con muchos baches, muchos de ellos puestos a conciencia para dificultar el proceso. En fin, si algo nos enseña Jurgen o la comedia de la justicia es que la justicia puede parodiarse y ridiculizarse hasta límites insospechados. Convertirse precisamente en eso, en una comedia. Sin embargo, no podemos perder de vista que ésta, en el mundo real, es algo muy serio y que desgraciadamente, y por mucho que nos lo quieran hacer creer, ésta no es igual para todos. Jurgen o la comedia de la justicia: una historia de amor-odio, valentía, cobardía, traición, infidelidad, justica, monstruos, magos, combates, comprensión...Una novela fantástica para tiempos surrealistas.

Párrafos o frases favoritas:

"Hay una historia que se cuenta en Poictesme que dice: en los tiempos antiguos vivía un prestamista llamado Jurgen, pero su esposa lo llamaba a menudo cosas mucho peores. Era una mujer llena de vida, con poco talento para el silencio. Su nombre, dicen, era Adelais, pero la gente de ordinario la llamaba dama Lisa."

Película/Canción: a falta de una cosa y otra, os adjunto la pieza de música épica que me ha acompañado en la redacción de esta reseña.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Defausta Editorial

viernes, 6 de octubre de 2017

RESEÑA: Un día en la vida de una mujer sonriente.

UN DÍA EN LA VIDA DE UNA MUJER SONRIENTE

Título: Un día en la vida de una mujer sonriente.

Autor: Margaret Drabble (Shef-field, Yorkshire, 1933) hermana de la novelista A. S. Byatt y de la historiadora Helen Langdon. Fue la segunda hija del abogado y novelista John F. Drabble y de la maestra Kathleen Marie. Después de asistir al internado Mount School, en York, obtuvo una beca para estudiar letras en el Newham College, en Cambridge. Sus primeros intereses personales la llevaron al campo de la actuación, y en 1960 se unió a la Royal Shakespeare Company, donde llegó a estar bajo la tutela de Vanessa Redgrave. Poco después abandonó la compañía para dedicarse de lleno a la literatura. A Sumer Big Cage, publicada en 1963, narra la historia de las tensas relaciones entre dos hermanas. En 1965, le otorgaron el John Llewellyn Rhys Prize y empezó a recibir el reconocimiento de público y crítica que ya no la abandonaría jamás. Entre 1980 y 1982 presidió la National Book League. La Universidad de Cambridge la distinguió en 2006 con un doctorado honoris causa y en 2008 fue ascendida a Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico. Drabble ha publicado diecisiete novelas. Entre otras, Jerusalem the Golden, en 1967, con la que ganó el James Tait Black Memorial Prize. Aunque es reconocida fundamentalmente por su narrativa, Drabble también ha escrito guiones, obras de teatro y cuentos, así como obras de no ficción como A Writer´s Britain: Landscape and Literature y las biografías de Arnold Bennett y Angus Wilson. Sus trabajos de crítica literaria incluyen análisis de las obras de William Wordsworth y Thomas Hardy. Así mismo, se ha encargado de la edición de dos versiones de The Oxford Companion to English Literature. En 1982 se casó con el escritor y biógrafo Michael Holroyd. En la actualidad reside en Londres. (Fuente: Impedimenta).


Editorial: Impedimenta.

Idioma: inglés.

Traductor: Miguel Ros González.

Sinopsis: esposas sin maridos. Madres y hermanas. Mujeres que se debaten entre la vocación artística y las exigencias familiares. Científicas que han decidido dejar de teñirse el pelo y de ir por la vida disculpándose por cada paso que dan. Amor no consumado, vanidad y soledad. El poderosos universo ficcional de Margaret Drabble se concentra en estos cuentos que abarcan cuatro décadas de producción literaria. Una madre trabajadora que puede con todo y acaba sus enloquecidos días con una sonrisa. Una prestigiosa investigadora que acaba de recibir el Nobel por el descubrimiento del "gen de la vanidad". Una mujer que suspira aliviada cuando muere su esposo, y una romántica empedernida que busca el amor en los trenes. Trece relatos, la totalidad de la producción literaria de Drabble en este género. (Fuente: Impedimenta).

Su lectura me ha parecido: intensa, poderosa, a veces contundente, a veces lírica, honesta, reveladora en cuanto a planteamiento, abrumadoramente feminista...Queridos lectores y lectoras, os voy a revelar un secreto a voces, una confesión que, aunque obvia, creo recordar que nunca la había compartido con todos vosotros. Mi sueño, mi deseo, mi ilusión es llegar a ser escritora. Se que muchos de vosotros ya os lo habréis imaginado, el que me apasione leer y escribir reseñas literarias podía ser una pista. No obstante, y esto es cierto, cuando confiesas tu verdadera pasión en público, las reacciones son de lo más variopintas, hasta el punto de que hay quien lo ve como una tontería escudándose en los tiempos que corren, en que la situación económica y laboral es muy complicada. Ante estas situaciones una opta finalmente por callarse, tragarse su orgullo y asentir con la cabeza, creyéndote una estúpida, una ilusa que no sabe lo que dice y que vive en el mundo de la fantasía. Hasta que llega un día en el que tocas madera, avanzas con paso firme y comienzas a reivindicar sin tapujos tus ambiciones. Es obvio que la situación no es la mejor de todas, los que soñamos con escribir no estamos tan alejados de la realidad como la sociedad quiere hacer ver, pero con trabajo, constancia y seguridad, todo es posible. En ese largo y tortuoso camino en el que a veces se convierte la escritura, los libros siempre van a estar ahí, consolando tus días en blanco y ayudándote a confeccionar tu personalidad como escritor. Y en ese sentido, el libro que hoy tengo el placer de reseñar, me ha abierto las puertas a un estilo interesante, plagado de matices que atrapan y que ha acabado por convertirse en uno de esas lecturas imprescindibles en mi continuo aprendizaje en el terreno de la escritura. Un día en la vida de una mujer sonriente: trece cuentos de evolución y permanencia.


La historia de como Un día en la vida de una mujer sonriente llegó a mis manos y a mi vida es bien sencilla, aunque para hacerle justicia, deberíamos comenzar este párrafo por un hecho abrumador, y es que desde hace un tiempo, el cuento está viviendo una nueva edad de oro. No se exactamente a qué se debe, si el darle el premio Nobel de Literatura a Alice Munro, prolífica autora de cuentos canadiense, tuvo algo que ver o si por el contrario estamos ante una nueva moda impulsada por las grandes editoriales. Aunque también podríamos encontrar la explicación en el cambio social que han producido las nuevas tecnologías. Convirtiéndonos en unos lectores exigentes pero de consumo rápido. Y en ese sentido, el cuento, con todas sus posibilidades, se ha convertido en el vehículo perfecto para satisfacer esa nueva exigencia. Cuanto más cortos sean, mejor. Cuanto menos retóricos, más posibilidades de venta. Dejando a un lado las cuestiones meramente comerciales, lo cierto es que actualmente, los libros de cuentos no dejan de poblar los estantes de las librerías más importantes, ofreciendo al lector una amplia gama de temas y de estilos de lo más variopintos. Incluso algunas editoriales más pequeñas han aprovechado este tirón para editar grandes clásicos, que en ocasiones, han pasado totalmente desapercibidos a ojos del público. De esta forma, y gracias a mi paulatino interés por este género, es como llegue a dar con Un día en la vida de una mujer sonriente. Por aquellas fechas estaba asistiendo a un curso de escritura creativa, especializada en el relato corto y el microrrelato en concreto, y como cabía de esperar, fue lógico que por aquel entonces mis ojos diesen con esta publicación de Impedimenta. Su interesante perspectiva, la biografía de la autora y por supuesto, la propia portada, una clara declaración de intenciones por cierto, bastaron para que acabase por sucumbir a sus encantos. Antes de las vacaciones de verano logré hacerme con un ejemplar, y aunque si bien es cierto que su lectura la comencé ya casi en septiembre, la larga espera mereció la pena.


Centrándonos en la reseña propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Un día en la vida de una mujer sonriente se compone de trece relatos, todos ellos muy parecidos en su estructura y longitud y con un orden claro, lo que nos puede dar una idea de las intenciones de la editorial respecto a las relaciones entre este libro en concreto con los lectores. Los relatos se suceden cronológicamente, desde el primero de ellos, La torre de Hasán, escrito en 1966, hasta Rumbo al oeste, del 2000. Una ordenación a priori muy simple, pero que esconde un propósito detrás del que ahondaremos más detalladamente en la reflexión final. En lo que respecta al estilo, cabe señalar que Margaret Drabble puede considerarse una de las herederas directas de grandes y conocidas escritoras de la literatura inglesa. La ironía de Jane Austen, la profundidad psicológica de Virginia Woolf, los giros argumentales de Iris Murdoch o la concienciación de Doris Lessing. Todas ellas aparecen indirectamente en cada una de sus páginas. Nada puede hacernos descartar la posibilidad de un más que probable homenaje a todas esas escritoras tan fundamentales, pero lo que si que está claro es que Drabble pretende poner en tela de juicio la sociedad de su tiempo de una forma u otra. En relación con esto último y ya hablando del contenido de los propios cuentos, nos encontramos con historias cotidianas en la mayoría de los casos, en las cuales, Drabble decide inyectarles una potencia narrativa muy crítica pero sin desperdiciar esa calidad literaria que ha atesorado gracias a sus maestras. En ellas no hay un blanco o negro, todo se diluye en una paleta de matices grises. Nada es perfecto, nada está descrito al azar, ninguno de sus personajes se presenta totalmente plano, al contrario, sus numerosas aristas hacen que el lector conecte enseguida con ellos, en especial, con sus protagonistas. Una de las cosas que más llama la atención para bien de Un día en la vida de una mujer sonriente es que sus personajes principales se corresponden con voces femeninas de muy diferentes ámbitos profesionales y sociales. Algo que, sin duda, contribuye a incorporar más caras a ese pensamiento femenino que tantas veces, por desgracia, la sociedad misma logra hacerlo invisible. Llaman particularmente la atención los relatos titulados Victoria pírrica, en donde asistimos a una reflexión sobre la pérdida de autoestima de su protagonista, Cruzando los Alpes, en el que observamos como es posible levantarse y crecer ante la adversidad y por supuesto, el cuento que da nombre a este libro, protagonizado por una mujer que acaba la jornada con una sonrisa aunque por dentro sienta desangrarse. Todos y cada uno de ellos nos hablan de un tipo de mujer y de una sola al mismo tiempo, que directa o indirectamente nos confiesan sus sueños, sus pensamientos, pero también sus mayores temores y complejos. Por último, destacar la habilidad de Drabble para los cambios de guion, semejantes como ya hemos comentado a los de Iris Murdoch, pero que en la pluma de esta autora resultan más impactantes si cabe.  


Como hemos avanzado en el párrafo anterior, en literatura, y más tratándose de un volumen de cuentos, nada esta dispuesto al azar. Puede existir casos, no lo dudo, pero normalmente, existe un por qué detrás. En Un día en la vida de una mujer sonriente nos topamos con un orden cronológico, una disposición que va desde el relato más antiguo hasta el más reciente. Sin embargo, dentro de esta lógica se esconde una intención, en mi opinión bastante reveladora. Los cuentos fueron escritos entre los años 60 del pasado siglo hasta el año 2000, mucho tiempo ha llovido entre medias, tanto como experiencias y acontecimientos de gran relevancia. En cada uno de ellos observamos como las mujeres son las protagonistas absolutas. Mujeres que se enfrentan a la vida de formas muy distintas y que a medida que vamos avanzando en su lectura, nos damos cuenta que sus actitudes van evolucionando, cambiando, adaptándose a los nuevos tiempos. De unos años a otros comprobamos como todas esas mujeres de Un día en la vida de una mujer sonriente van dejando atrás sus complejos, sus inseguridades, sus miedos, sus roles tradicionales, aquello que se espera de ellas por el simple hecho de ser mujer. Comienzan a caminar con paso firme, a no dar explicaciones, a dejar de pedir perdón, a no dejarse vencer, a hacer con su vida lo que quieren, a no hacer caso a lo correcto, a negarse a acabar la jornada con una sonrisa de oreja a oreja...Pero, como he apuntado al principio de la reseña, este es un libro de cambios y permanencias, el cambio se produce en la actitud de las mujeres, pero ¿Qué es lo que permanece? la sociedad que las rodea. Una sociedad que juzga y prejuzga a estas mujeres por no comportarse como ésta les enseña desde la cuna. Un entorno que oprime y que no disimula en minusvalorar cada paso que éstas dan hacia delante o cada decisión que éstas puedan tomar. Un ambiente en el que en ocasiones, son las propias mujeres las peores enemigas, pues debido a esa educación tan encasillada, algunas son incapaces de apreciar ese cambio y se alinean contra él. En Un día en la vida de una mujer sonriente se evidencia algo realmente preocupante, y es que la mujer es la que avanza en su conquista por el respeto y la visibilidad, pero es el sistema el que sigue anquilosado en una serie de valores tradicionales que poco favor hacen a las mujeres y a sus derechos como tales. Tal vez es lo que se pretende criticar en esta lectura, ese significativo contraste entre quienes quieren avanzar y quienes hacen todo lo posible para que eso no suceda. Un día en la vida de una mujer sonriente: trece historias de superación, valentía, realidad, ejemplaridad, adversidades, amor, odio, satisfacción, alivio...Trece historias para leer y comprender.

Frases o párrafos favoritos:

"Al echar la vista atrás, recordaría ese día como una broma y una victoria, pero a costa de quién, y sobre quién, no sabría decirlo."

Película/Canción: todavía no hay noticias de que se produzca, aunque sinceramente, si algún director/a no anda muy inspirado últimamente, en este volumen de relatos la encontrará seguro. Hasta que eso ocurra, os adjunto la pieza clásica que me ha acompañado durante la redacción de esta reseña. Todo un descubrimiento.


¡Un saludo ya seguir leyendo!

Cortesía de Impedimenta