miércoles, 26 de octubre de 2016

RESEÑA: Relojes de Hueso.

RELOJES DE HUESO


Título: Relojes de Hueso. 

Autor: David Mitchell (Southport 1969) es el autor de Escritos fantasma, El Atlas de las Nubes, El bosque del Cisne Negro y Mil otoños. En 2003 fue seleccionado por la revista Granta como uno de los veinte mejores jóvenes escritores británicos. En 2007 la revista Time lo incluyó en su lista de las cien personas más influyentes del mundo. Ha sido galardonado con diversos premios y dos de sus libros han optado al prestigioso Man Booker. Sus últimas obras han sido publicadas en España con un creciente éxito comercial y alabadas por la crítica. Su novela, El Atlas de las Nubes fue adaptada al cine en 2012 por los hermanos Wachowski y Tom Tykwer y protagonizada por Tom Hanks y Halle Berry. Relojes de Hueso es su primera novela en el sello Literatura Random House. 


Editorial: Literatura Random House. 

Idioma: inglés. 

Traductor: Laura Salas Rodríguez. 

Sinopsis: después de una pelea con su madre, Holly huye de su hogar. Cuando se adentra en la campiña inglesa, una extraña se cruza en su camino y le solicita asilo, una petición a la que la adolescente accede sin ser consciente de su significado. De repente, las extrañas visiones y voces que la acechaban de niña vuelven a perseguirla y alteran su mundo hasta adquirir un aura de pesadilla. A esto se añadirá la traumática desaparición de su hermano pequeño, un niño inquietante con una inteligencia inusual. Pasarán muchos años antes de que Holly entienda qué sucedió ese fin de semana.

Su lectura me ha parecido: pesada, amplia, tediosa, liosa, ambiciosa, tremenda, personal, inmensa, caótica, original a pesar de todo... Queridos lectores y lectoras, como todos muy bien sabréis, la genialidad y el trabajo bien hecho se logran a través de dos filtros muy bien definidos. Primero, la sinceridad, ese elemento tan importante y que muchas veces se echa en falta en determinados campos de estudio. Y segundo, la justificación, sin ella no podríamos jamás argumentar nuestro particular punto de vista. Sin sinceridad no hay justificación, y sin justificación no hay sinceridad, ambas deben ir cogidas de la mano si queremos presentar una labor perfectamente ejecutada. Si fuese al contrario, dicha faena o estudio perdería por completo toda su credibilidad. Centrándonos en el bello y a veces duro oficio de la crítica literaria, sinceridad y justificación siempre deben formar parte de cada una de las reseñas que se escriben, para bien o para mal, pero ésta debe palparse en cada una de las palabras y en cada uno de los párrafos. Toda esta breve disertación, aunque de seguro que a algunos os haya parecido aburrida, nos viene muy al pelo, pues, el libro que hoy presento y reseño ante vosotros, es uno de esos casos en los que ambos conceptos, sinceridad y justificación, deben aparecer si o si. Sobretodo si el libro en cuestión ha sido una de esas lecturas que una recordará para mal más que para bien. Y sin pelos en la lengua, aquí os traigo Relojes de Hueso: el ladrillo que me dejó totalmente exhausta.


La historia de como Relojes de Hueso llegó a formar parte de mi adorada y apreciada estantería es relativamente reciente. Sinceramente, no conocía ni había oído hablar ni de David Mitchell ni de su producción literaria hasta que se estrenó por todo lo alto El Atlas de las Nubes hace unos cuantos años. Aquella era la primera vez que adaptaban al cine un libro de este autor, y como era de esperar, las librerías se llenaron de ejemplares y ejemplares de El Atlas de las Nubes. Reconozco que a pesar de que el género fantástico no sea uno de mis predilectos, aquel libro si que logró en cambio llamar mi atención por unos instantes. No obstante, jamás me hice con él y tras conocer que la película no había tenido el éxito que se esperaba, acabé por olvidarme de este autor durante unos años. Y así, fue hasta que Relojes de Hueso se cruzó en mi camino. Fue a raíz de la colaboración con Penguin Random House, y tras realizar la reseña de El Comensal, cuando dicho título se presentó ante mi como algo más que un simple libro. Lo cierto es que tras aquella primera crítica para ellos me dieron a elegir entre tres libros, todos de género fantástico, sin embargo, de entre todos ellos Relojes de Hueso destacaba por la simple razón de que no parecía a priori un libro puramente fantástico, es más, en él parecían converger varios géneros. Tal fue esa la impresión que, como no podía ser de otra forma y viendo el panorama, acabé pidiéndoselo a la editorial. El libro me llegó al rededor del mes de febrero-marzo, sin embargo, no fue hasta mayo cuando pude por fin iniciar su lectura ¡Y que lectura! Lo cogía, lo dejaba, lo retomaba, lo apartaba, lo volvía a leer...Este es probablemente el resumen más ilustrativo de lo que fue experimenté. Tardé mucho tiempo en leerlo, y además, el sabor que me dejó Relojes de Hueso no es el que desde un primer momento me esperaba.


En lo que respecta a la reseña de esta novela, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. En primer lugar, comenzaremos diciendo que Relojes de Hueso presenta una lectura amplia, concienzuda, extremadamente ambiciosa, pero sin embargo, insoportablemente densa. En ningún momento cuestiono la originalidad de la novela, que es una de las pocas cosas que salvan al libro de recibir una crítica mucho más dura, sin embargo ¿hacían falta de verdad tantas páginas? Pero sobretodo ¿era necesario, señor Mitchell, prolongar la historia tanto en el tiempo? Esta bien llegar hasta donde llega, pero, si hubiese estado en su lugar hubiese ahorrado a la historia unas cuantas páginas. En segundo lugar, el libro se impregna de un estilo muy peculiar, mezclando extensas descripciones, con una mirada que se acerca a los personajes de forma interesante, como si el lector les estuviese observando desde una mirilla o desde una distancia prudencial, pero con la visión suficiente como para apreciar cada detalle que acontece. En tercer lugar, y esto es una obviedad, Relojes de Hueso es una novela de personajes, donde éstos tienen casi mayor importancia que la propia trama incluso. Sin embargo, cuando en una novela introduces muchos personajes, corres el riesgo de liar al lector, algo que en cierto modo a mi me ha sucedido. Son tantas las historias, tantos los caracteres, tantas problemáticas y tantos conflictos que inevitablemente tenías que releer una y otra vez ciertas partes del libro para poder continuar adelante, algo que me resultó verdaderamente molesto. No obstante, todas estas pequeñas historias tienen su papel y juegan a modo de rompecabezas literario dentro de la cabeza del lector, al cual, le corresponde la ardua tarea de hacerlos encajar. A esto hay que añadirle que, al contrario de algunas de las reseñas que he podido leer al respecto, no he podido empatizar con ninguno de los personajes, ni siquiera con Holly, la protagonista. Elemento que sin duda, resta puntos y revela mucho de esta colosal lectura. Por último, señalar que en Relojes de Hueso se abordan infinidad de temas, tales como el perdón, la redención, el egoísmo, las crisis familiares y el importante peso de las emociones humanas; aún así, David Mitchell no ha logrado que ante todo, considere a Relojes de Hueso con los adjetivos que sin duda mejor la definen: tediosa, pesada, inmensa e inabarcable.


Adentrándonos en la correspondiente reflexión final os confesaré, lectores y lectoras, que como todo en esta vida no es ni negro ni blanco, sino que existe un punto intermedio en el que podemos llegar a una especie de entendimiento mutuo. Con Relojes de Hueso, a pesar de que no ha sido la lectura que me esperaba ni por asomo, si que existe un aspecto que sin duda es para quitarse el sombrero y ejecutar una merecida reverencia. Y es que esta novela se erige como un ejemplo más de interdisciplinariedad literaria. Hay muchos ejemplos de ello, aunque sólo citaré el que más me ha gustado: El Nombre de la Rosa. En esta novela, el gran y ya fallecido Umberto Eco, logra juntar géneros en apariencia diferentes entre si, tales como el histórico y el policíaco. Sólo a una mente brillante se le ocurriría introducir una historia de asesinatos, de intriga y de misterio en un monasterio en tiempos de la Edad Media. Y lo mejor de todo, resolver la trama con contundencia, dejando un rastro de reflexión sobre cuestiones morales que ninguna otra novela ha sido capaz de hacer. En Relojes de Hueso, Mitchell nos plasma una historia en apariencia facilona y que ya hemos visto mil veces repetida a lo largo de los siglos, pero sin embargo, ésta pronto adquiere formas totalmente inesperadas. Oscilando entre el misterio y lo sobrenatural, pasando por tintes que recuerdan a la novela policíaca, por aspectos que señalan que estamos ante un libro de aventuras, para finalizar con un regusto ciertamente terrorífico aliñado con grandes dosis de recursos propios de la fantasía literaria. A eso, amigos y a amigas, se le llama no sólo novela interdisciplinar, también genialidad. Y aunque David Mitchell no haya logrado entusiasmarme con Relojes de Hueso, tengo que reconocer que imaginación e ingenio no le faltan y que podemos esperar de él en un futuro grandes historias que nos hagan fascinarnos, a un más si cabe, con las posibilidades ilimitadas de la literatura. Relojes de Hueso: una historia de egoísmo, amistad, aprendizaje, misterio, tiempo, fantasía, historias, experiencias, arrepentimiento... Un libro que, a pesar de su inmensidad narrativa y mi sincera opinión, os animo a leer.

Frases o párrafos favoritos: 

"Aquí, en el mundo real las almas se quedan cada una en su cuerpo. Lo paranormal es siempre, pero siempre, un engaño."

Película/Canción: como no existen noticias ni rumores de una posible adaptación cinematográfica, he decidido adjuntaros la pieza que me ha acompañado durante la redacción de la reseña y que ha logrado transportarme de nuevo al interior de esta novela.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Literatura Random House

viernes, 21 de octubre de 2016

ENTREVISTAS A LECTORES: Inés.



¡Buenos días lectores/as! Continuamos entrevistando en la ya longeva sección "Entrevistas a Lectores" en Jimena de la Almena, donde nos hemos comprometido acercar al público algunos de los protagonistas de la blogsfera, para que sean conscientes el trabajo que significa administrar un espacio en la red, un espacio dedicado a los libros y a la literatura y que en ocasiones es difícil compaginar. Hoy, en esta ocasión, os presento a Inés, administradora del conocido blog Novelas que Apasionan. Un espacio dedicado especialmente a la novela romántica, pero en el que también nos podemos encontrar alguna que otra sorpresa en forma de críticas muy bien expuestas. Con ella hemos hablado sobre Clubs de lectura, novelas favoritas, calidad literaria e incluso del universo Harry Potter. En fin, he aquí la entrevista: 


¿Por qué decidiste abrir un blog?

De adolescente me gustaba leer pero fue en 2014 cuando nació mi gran amor por la lectura, sobre todo por la literatura romántica. Y cada vez mi necesidad de leer opiniones sobre novelas que me llamaban la atención y de dejar mi propia opinión fue creciendo. Por ello decidí crear un blog y gracias a la ayuda de mi marido y de varios tutoriales esta ilusión se hizo realidad.

“Novelas Que apasionan” es el nombre de tu espacio de reseñas y opinión. Háblanos un poco de él.

Es un blog dedicado sobre todo  a reseñas de novelas románticas, aunque en los últimos meses me he incorporado a tres clubs de lectura que me han motivado a leer otro tipo de géneros, algo que me ha venido bien para variar un poco. En mi rinconcito puedes encontrar reseñas que aunque breves son muy sinceras y hechas con mucho cariño. Intento no hacer nunca spoilers y explicar mis opiniones con la mayor naturalidad posible.

Como podemos comprobar, en tu blog podemos encontrar abundantes reseñas destinadas a la novela juvenil ¿Qué opinas de ella? ¿Crees que es la que más se acerca a las necesidades de los lectores?

Antes de nada quiero hacer una aclaración a título personal y es que en los últimos meses he descubierto que mi género favorito es el New Adult, y me sorprende que cataloguen ciertas novelas como juveniles cuando está claro que son para un público adulto por su contenido erótico. La novela juvenil que todo el mundo conoce me gusta mucho, sobre todo las que contienen fantasía y acción. Seguramente es un género muy demandado ya que si nos fijamos hay una proporción muy importante de lectores que están dentro de esta franja de edad, algo que me parece maravilloso. Pero si me centro en mí te puedo afirmar que lea lo que que lea siempre voy buscando su punto romántico, sea juvenil, drama o incluso con un thiller, ja, ja, no tengo remedio.

Vemos además que también participas o das promoción a algunos clubs literarios creados por otros blogs ¿Cuál crees tu que es la función de estas actividades? ¿Crees que en los últimos años están cayendo en desuso?

Como he comentado anteriormente participo en tres clubs de lectura y es una experiencia muy gratificante. Me hubiese gustado encontrar un Club en mi ciudad para poder quedar y hablar de nuestras lecturas de tú a tú pero por desgracia no existe, así que estos clubs son una opción estupenda ya que conoces a mucha gente, están organizados por blogueros muy comprometidos que hacen un trabajo fantástico y te dan la oportunidad de hacer amigos y compartir opiniones. Creo que estos Clubs hacen una gran labor, ya que ayudan a promocionar novelas de autores a veces no muy conocidos y a mí como lectora me han aportado mucho.

¿Algún autor del que no quieras  oír nombrar?

Ja, ja, es una pregunta difícil pero no, gracias a Dios no he tenido ninguna mala experiencia con ningún autor. Y si leo una novela que no me ha gustado nada no suelo repetir.

¿Qué libro consideras imprescindible, que recomendaríais siempre?

¿Sólo uno?...pues Edenbrooke de Julianne Donaldson.

¿Qué significa para ti administrar un blog? ¿Crees que hoy en día está valorado el trabajo que desempeñamos los críticos literarios a través de estas plataformas?

Para mí es poder hacer llegar mis opiniones sobre mis lecturas a gente que comparte mi amor por la lectura. Por supuesto no todos podemos opinar igual y eso es lo mejor, poder ver en los comentarios quién está de acuerdo contigo o quién ha tenido otras sensaciones con el libro en cuestión. Creo que está subestimado las horas que tienes que dedicar a un blog para que éste funcione. Yo soy madre de tres niños y trabajo fuera de casa y te aseguro que me es bastante difícil compaginar todas mis actividades. Pero amo mi blog y es un espacio con el que disfruto muchísimo aunque me quite a veces un tiempo que ni tengo.

¿Cuál ha sido el libro que menos te ha gustado este año?

Lo tengo claro, La Chica del tren de Paula Hawkins.

¿Qué piensas sobre las películas basadas en libros? ¿Cuál ha sido la mejor adaptación que has visto? ¿Y la peor?

Me encantan que lleven a la gran pantalla los libros que me han gustado, aunque es difícil que me hagan sentir lo mismo que mientras los leía. La mejor adaptación diría Mujercitas y la peor La reina de los condenados.

¿Qué autor crees que merece más atención de la que actualmente recibe?

Hay varias autoras españolas a las que creo que se les debería tener mucho en consideración y no es que no la tengan, pero para mí son imprescindibles, como pueden ser María Martínez, Nieves Hidalgo, Adriana Rubens y María Viqueira.

En “Novelas que apasionan” encontramos una variedad de títulos interesante ¿Qué crees que es lo que debería tener un buen blog de reseñas literarias?

Para mí lo importante es el contenido del blog, lógicamente el aspecto como todo en la vida importa, pero sobre todo que las reseñas sean claras, sinceras y hechas con mucho respeto ya que aunque no nos guste una novela siempre hay que pensar en el gran trabajo que hay detrás. También es importante que tenga el toque personal de la persona que lo administra, ya que cada uno de nosotros aportamos un distinto punto de vista de una lectura en particular, y por supuesto ¡no spoilers, please! En cuanto a mi blog me gustaría tener más secciones pero por falta de tiempo no es posible, quizás más adelante pueda sorprenderos.

En una entrevista a un conocido editorial, el escritor Ildefonso Falcones dijo lo siguiente: “la calidad literaria es subjetiva, lo que me interesa es que el lector se entretenga”. ¿Qué piensas al respecto? ¿Crees que se está abandonando el compromiso con la literatura en favor de una forma de hacer novela supeditada a las exigencias del negocio y el capitalismo? 

Yo lo tengo claro, para mí lo importante es que una novela me entretenga. Pero para ello por supuesto debe cumplir unas condiciones, como no tener faltas de ortografía, un buen ritmo en la narración, y que la historia tenga algo que me enganche. Si un libro está mal escrito difícilmente me va a gustar, pero ya que trate sobre A o B y a mí me guste aunque la historia cumpla con muchos clichés eso es cosa mía. El objetivo principal para cualquier lector es entretenerse pero si amas la literatura NO TODO vale.

¿Eres de las que sigue prefiriendo el papel antes que la pantalla para leer?

Definitivamente no. Casi todo lo leo en digital pero por un simple motivo COMODIDAD. Mi e-book pesa muy poco y fácilmente lo puedo transportar a todas partes. Aunque reconozco que leer en papel tiene mucho encanto, poder oler las páginas y notarlo al tacto es estupendo, por ello cuando una novela me gusta mucho la suelo comprar en papel aunque ya la haya leído.

Llevamos un mes de locura con el Universo Harry Potter. Tras el lanzamiento del octavo libro de la saga y con el estreno de Animales fantásticos y dónde encontrarlos cada vez más cerca ¿Crees que todo esto es necesario? ¿Crees que hace falta seguir explotando la franquicia?

No he leído esta saga, sólo he visto las películas y me parecen fantásticas. Pero opino que a veces se empeñan en alargar una saga innecesariamente y a veces lo que consiguen es que los verdaderos seguidores acaben muy hartos de tantos lanzamientos los cuáles a veces no tienen ningún sentido. Al final todo es negocio.

¿Cuál es el próximo libro que leerás?

El Silencio es un pez de colores de Annabel Pitcher junto a Folloner@s Club.

Antes de despedirme hasta la próxima entrada, lo primero, me gustaría agradecer a Inés por haberse prestado a contestar a las preguntas y por habernos ilustrado en cada una de ellas. Lo segundo, no puedo irme sin antes adjuntaros un enlace de Novelas que Apasionan, para que podáis echarle un vistazo: 


¡Un saludo y a seguir leyendo!

lunes, 17 de octubre de 2016

RESEÑA: Lecturas de los Rehenes.

LECTURAS DE LOS REHENES


Título: Lecturas de los Rehenes. 

Autor: Yoko Ogawa (Okayama 1962), estudia en la Universidad de Waseda en Tokio y en 1986 inicia su carrera de escritora inspirada por sus lecturas de los clásicos japoneses, El Diario de Ana Frank y las obras de Kenzaburo Oé. Ya con su primera novela, Cuando la mariposa se descompone, obtiene en 1988 el prestigioso Premio Kaien, y desde entonces, su fama no ha hecho más que crecer en Japón y en el extranjero. En 1991 logra el gran Premio Akutagawa por El embarazo de mi hermana, el cual, se convierte inmediatamente en un best seller en su país. En 2003 publica La fórmula preferida del Profesor que obtiene varios premios, entre ellos el de la Sociedad Nacional de Matemáticas por haber mostrado la belleza de la disciplina. A raíz del éxito de la novela y de su posterior adaptación al cine, a la radio y al cómic, en 2005 coescribe con el matemático Mashiko Fujiwara Una introducción a las matemáticas más elegantes. Además de las novelas mencionadas, Ogawa también es autora de Perfume de hielo, La niña que iba en hipopótamo a la escuela, La residencia de estudiantes, La Piscina, Amores al margen, Los tiernos lamentos, El museo del Silencio y Bailando con elefante y gato. 

Editorial: Funambulista. 

Idioma: japonés. 

Traductor: Juan Francisco González Sánchez. 

Sinopsis: un grupo terrorista toma como rehenes a unos turistas japoneses en un país extranjero. Después de una primera movilización de los medios de comunicación, pasa el tiempo y las negociaciones se vuelven más complicadas. La atención de la prensa internacional y de la opinión pública va decayendo y todo el mundo parece olvidar a los turistas secuestrados. Pasados los años, salen a la luz unas grabaciones de unas escuchas realizadas en la cabaña donde los terroristas habían recluido a sus victimas. En ellas están recogidas las historias que cada uno de los rehenes escribió y, luego, leyó en voz alta a los demás: una idea que, en un primer momento, sirvió para combatir el tedio y el abatimiento, y que luego se convirtió en una manera para vencer el miedo a un futuro incierto explorando un pasado que llevan en su interior y que nadie podría arrebatarles. 

Su lectura me ha parecido: intensa, dramática, fuerte, hipnótica, potente, penetrante, escalofriante, bien pensada, original, tremenda, perturbadora, bella a pesar de todo...Ya se que lo he dicho mil veces en este espacio, pero, hay ocasiones en las que te emocionas de verdad. Para un lector, un crítico literario o simplemente alguien con un mínimo de sentido común y de sensibilidad; encontrarse de repente con una joya es verdaderamente todo un acontecimiento. Esa sensación de estar ante algo único, de devorar cada una de sus páginas con gran admiración, siendo consciente de que todo ha cambiado, de que el corazón late a mil por hora, de que desearías de que una experiencia tan maravillosa no acabase jamás. Sin embargo, cuando dicho viaje llega a su fin, muchos no podemos evitar releer palabras, párrafos, capítulos o el libro entero de nuevo; todo con tal de volver a experimentar un recuerdo, un sentimiento, una experiencia lectora y de un libro que ya forma parte de nuestra vida. Hoy, queridos lectores y lectoras, me encuentro ante una novela, aunque más bien sería ante un libro de cuentos que hace relativamente poco que llegó a mis manos. Y como era de esperar, irremediablemente, su recuerdo se ha quedado conmigo y tendrá, dentro de esa amalgama de buenas lecturas, un hueco en el palco de honor. Un libro, un estilo, pero sobretodo, una escritora tan original ha conseguido que en un futuro quiera adentrarme en otro de sus escritos imperiosamente. Lecturas de los Rehenes: el desasosiego, lo hermoso y el compromiso literario cogidos de la mano.


La historia de como Lecturas de los Rehenes llegó a mis manos sucedió hace relativamente poco, de las que sin duda recordaré siempre. Como ya apunté en otra reseña reciente, tras el verano me encontraba en un momento muy poco habitual. Por un lado, me quedaba solamente una asignatura para finalizar el máster de especialización, lo que por un lado me beneficiaba de cara a llevar una investigación más pausada e intensa, pero por otro me veía en la obligación de no quedarme de brazos cruzados todo un año. Por todo ello, decidí, entre otras cosas, seguir mandando correos de colaboración a otras editoriales con las que me moría de ganas por entablar relación y conversación. Tras aquel primer envío masivo, cayeron dos, una fue Siruela como ya comenté, y la otra fue Funambulista, sin duda, una de mis favoritas. Desde hacía un tiempo, no muy lejano, una servidora ya le había echado el ojo a esta editorial, no sólo por la originalidad de sus portadas y de su impresión, sino por su nutrida variedad de autores y de títulos.Y fue así, a raíz de esta colaboración, como Lecturas de los Rehenes llegó a mis manos. Reconozco que hasta que no leí el título en el catálogo no había oído hablar ni del libro ni de la autora, aunque si bien es cierto que no es la primera vez que leo a un autor japonés, pues mi experiencia con Murakami sobretodo es muy extensa. Lecturas de los Rehenes me llegó junto con otro libro de la editorial, El enemigo en el Espejo, y tal como vino acabó quedándose no sólo en mi apreciada estantería, también en un privilegiado hueco de mi memoria.

Centrándonos ahora en realizar la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Lecturas de los Rehenes presenta una lectura ligera, definida, fluida, que encauza muy bien al lector. Pero además de esto, lo que de verdad destacaría dentro de este apartado es su estructura. Desde hace un tiempo el lector asiste a una enorme e inesperada proliferación de libros de cuentos o relatos. Una tradición que viene de lejos, y que vivió auténticas edades de oro en el pasado, pero que en la actualidad regresa con mucha fuerza y con aires de renovación, muy en sintonía con los tiempos que corren. Lecturas de los Rehenes se podría incluir dentro de esta nueva generación de escritos que distan de considerarse, en mi más sincera opinión, una moda efímera, sino que más bien responderían a las necesidades del lector actual. Lo cierto, y lo que podido comprobar a lo largo de su lectura, es que me costó un poco adecuarme al "modo cuento-relato", sin embargo, enseguida le pille el ritmo y pude disfrutar de una lectura sin parangón. También hay que decir, que el tema principal y las premisas ayudan al lector a adecuarse a un formato clásico y novedoso al mismo tiempo. Por otro lado, en lo que respecta a la trama, tengo que decir que ya de por si, resulta lo suficientemente atrayente para el lector de a pie: los relatos ficticios de un grupo de rehenes custodiados en una cabaña por unos terroristas. Esta premisa, ya de cara, puede condicionar la lectura de este libro, una lectura morbosa en cierto sentido, que trata de satisfacer el apetito lector a través de lo que cuentan los personajes en una situación límite. Esa fue sinceramente, y tengo que ser sincera, la mirada y la inquietud que manifesté al principio. Sin embargo, pronto me di cuenta de que el morbo quedaba completamente fuera de este libro, prestándose a una lectura más sosegada, recreativa y de exploración de la psicología de estos personajes; algo que me sorprendió a la vez que se convertía en un aliciente para que devorase cada uno de los relatos. Finalmente, sólo cabe pronunciarse en favor de un estilo muy personal e interesante, proveniente de una pluma versada en la delicadeza, en el respeto, en la belleza en la oscuridad y en un compromiso sincero con la literatura en mayúsculas.


Para finalizar con la redacción de esta reseña, he dejado para este último párrafo lo mejor, y es que Yoko Ogawa en Lecturas de los Rehenes, aborda infinidad de temas universales, tales como el amor, la amistad, el arrepentimiento, la solidaridad, la tristeza o la desesperación. Sin embargo, en Lecturas de los Rehenes implícitamente emerge con gran fuerza otro tema universalmente abordado, pero que con respecto al resto, tal vez sea el que más destaque por encima de todos. Un tema que, cuando eres consciente de su abrumadora y perturbadora presencia, es capaz de erizar la piel del lector más curtido en desgracias. Hablamos claro está del valor. Creo recordar que en el tiempo que lleva este blog en activo, jamás habíamos abordado una reflexión sobre el valor, algo que sinceramente no está de más si la novela que tenemos entre nuestras manos es Lecturas de los Rehenes. Es el valor el elemento común de todas las historias que van narrándose por boca de los personajes, es el que los insta a desnudarse ante el lector, es el que hace que de sus labios broten las palabras, es el que permite que asistamos con gran interés al relato, el que consigue que empaticemos con ellos y el que además, logra mantener el equilibrio justo entre lo emocional y lo psicológico en una situación límite. Sin él, sin el valor, los personajes, los hombres y mujeres de carne y hueso al fin y al cabo, se derrumbarían literalmente, y sólo, entre las cuatro paredes cundiría el pánico, dejando la puerta abierta a que la mente humana muestre su más oscura faceta. Por eso, el valor como tal, nunca debe desaparecer de nuestra psique, no sólo en ocasiones donde nuestra vida peligre, también en el día a día debemos demostrar nuestra valentía bien entendida. Si somos valientes, ni nada ni nadie nos devorará, ni nos pisoteará, no se aprovechará de nosotros a pesar de encontrarnos entre la vida y la muerte.  Los protagonistas de Lecturas de los Rehenes lo demuestran con creces, pues la palabra en ocasiones puede con todo, incluso resultar un instrumento de absoluta e inquebrantable valentía ante la irracionalidad y el sinsentido que les rodea, tratando de hacer más llevadero la tortura y la lenta agonía a la que se ven sometidos. Lecturas de los Rehenes: unas historias de esperanza, desahogo, tristeza, promesas incumplidas, objetivos alcanzados, pequeñas anécdotas trascendentales, metas, deseos, sueños por cumplir...Un libro de relatos escrito desde el corazón y desde la inteligencia de una escritora excepcional. Léanla.

Párrafos o frases favoritas: 

"El futuro, viniera en la forma que viniera, no iba a arrebatarles el pasado que llevaban consigo en su interior."

Película/Canción: aunque desde aquí recomiendo a algún director que se anime con la adaptación de Lecturas de los Rehenes, de momento nos quedamos con la pieza clásica que me ha acompañado en la redacción de esta reseña. Una pieza que refleja muy bien el espíritu del libro, hermosa pero inevitablemente triste y melancólica al mismo tiempo.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Editorial Funambulista 

jueves, 13 de octubre de 2016

EL RINCÓN DEL LECTOR: Premio Nobel de Literatura 2016.



¡Buenas tardes queridos lectores y lectoras! Hoy, desde Jimena de la Almena, me he visto en la obligación de redactar y en publicar una entrada en la ya conocida sección El Rincón del Lector. ¡Y no es para menos! No hace ni 24 horas que ya conocemos el nombre del Premio Nobel de Literatura de 2016. A pesar de que los nombres de Murakami, Adonis, Oates o Roth sonasen con mucha fuerza; hoy la academia sueca ha sorprendido con el anuncio, un anuncio y un nombre que no ha dejado indiferente a nadie. Nada más y nada menos que el cantautor estadounidense Bob Dylan ha sido el afortunado en ingresar en el selecto grupo de personalidades en recibirlo. Lo cierto es que los rumores y las teorías que ya venían fraguándose desde hacía unos años se han visto por fin cumplidas. Sin embargo, la noticia ha causado gran revuelo tanto en el mundo literario como en las redes sociales. Tanto es así que muchos se lo han tomado a humor o no han visto con buenos ojos que alguien procedente del mundo de la música haya pasado por encima de los eternos favoritos. Desde Jimena de la Almena queremos darle nuestra especial enhorabuena, además de plantear, para los lectores, la siguiente pregunta: 

¿Polémica decisión o un soplo de aire fresco en 
el panorama cultural y literario?



¡Un saludo y a seguir leyendo!

lunes, 10 de octubre de 2016

RESEÑA: El niño en la cima de la Montaña.

EL NIÑO ENCIMA DE LA MONTAÑA


Título: El niño en la cima de la Montaña. 

Autor: John Boyne (Dublín 1971). Se formó en el Trinity College y en la Universidad de East Anglia, en Norwich. Autor de otras cuatro novelas: The thief of the time, The Congress of Rough Riders, Crippen Next of Kin; El Niño con el Pijama de Rayas no sólo supuso la consecución de un éxito unánime en todos los países donde se ha publicado, sino que además en Irlanda se mantuvo en el número 1 de los libros más vendidos durante 57 semanas. Entre otros premios y reconocimientos El Niño con el Pijama de Rayas ha sido finalista en los premios Boders Original Voices y Ottakar´s Children´s Book Prize, y nominada al Premio Ungari Unicef entre otros. John Boyne también es autor de la novela La Casa del Propósito Especial, El increíble caso de Barnaby Brocket, Quedaos en la trinchera y luego corred o La Apuesta entre otros.


Editorial: Salamandra. 

Idioma: inglés. 

Traductor: Patricia Antón de Vez. 

Sinopsis: de padre alemán y madre francesa, Pierrot ha tenido una infancia no muy distinta de la de cualquier niño de su época. Sin embargo, nos hallábamos en París, corre el año 1935 y la guerra que se avecina trastocará el destino de millones de personas. Tras la muerte prematura de sus padres, Pierrot deberá separarse de su íntimo amigo Anshel y abandonar Francia para vivir con su tia Beatrix, que trabaja de ama de llaves en una mansión imponente erigida en lo alto de una montaña. Pero no es una casa cualquiera; se trata nada menos que el Berghof, la enorme residencia que Adolf Hitler posee en los Alpes de Baviera. Así, a sus siete años, alojado de manera involuntaria en el entorno íntimo del todopoderoso Fürer, Piettot se verá inmerso en un mundo tan extrañamente seductor como peligroso. 

Su lectura me ha parecido: ágil, entretenida, triste, concisa, fácil de leer, dramática, impactante, reflexiva, más de lo mismo, ausente de emoción lectora, original a pesar de todo...Queridos lectores y lectoras, hoy nos encontramos ante uno de esos libros, pero sobretodo, uno de esos autores que sin duda, ha marcado a toda una generación. Cuando salió a la luz su primera novela, el éxito fue rotundo, y lo mejor de todo es que el autor se lo merecía con creces, pues no se trató del típico best seller de turno, sino de un libro que se salía de la norma y que logró renovar una temática sobre explotada. Durante aquellos años en los que era una simple estudiante de instituto, no se hablaba de otra cosa, al igual que yo muchos de mis compañeros se habían hecho con un ejemplar, se hacían improvisadas tertulias de unos simples segundos para intercambiar opiniones, se convirtió en la lectura estrella en los trabajos de clase e incluso recuerdo como un compañero de clase confesó que aquel libro le había hecho llorar. Yo sinceramente no llegué a tanto, pero si que sentí una pena profunda, y ante la sensación de que aquel libro ya iba a formar parte de mi memoria para siempre. Aquel libro llevaba por título El niño con el Pijama de Rayas, y hoy, casi diez años después de aquello, nos topamos en las librerías con el libro que hoy tengo el placer de reseñar, el cual, a pesar de apreciar una pizca, pero sólo una pizca, de originalidad, no está a la altura de aquella novela que tanto marcó y que a tanta gente ayudó a iniciarse en la lectura. Sin duda, una auténtica pena. El niño en la cima de la Montaña: la sorpresa y la decepción en mayúsculas. 


La historia de como este libro llegó a mis manos es muy reciente, sin embargo, para contarla bien, debemos remontarnos algunos años atrás. Como ya he comentado en el primer párrafo, mi relación con John Boyne había sido de amor correspondido, gracias a El niño con el Pijama de Rayas, pero sin duda escasa en los últimos tiempos, pues no me he adentrado en otros libros suyos, algo a lo que pondré remedio espero más pronto que tarde. Por otro lado, durante aquellos años de instituto me empapé de información y de lecturas sobre el nazismo, el holocausto, la II Guerra Mundial y otros temas relacionados. Algo que provocó que durante mucho tiempo una servidora no leyese, salvo ocasiones meramente puntuales, algo referente a ese acontecimiento histórico. Ni siquiera, y esto tal vez es lo más fuerte, durante mis años cursando la la carrera de Historia, cuando se supone que se te abren las puertas a un millon de posibilidades para aprender, pero sobretodo para investigar. Pero sinceramente, había llegado a un punto en el que el nazismo y todo lo concerniente a esa etapa acabó por resultarme algo tediosa. Por decirlo de alguna forma, durante mis años de estudiante universitaria, me llamaron más la atención otros temas como la Historia de Género, las relaciones entre Historia y Literatura, La Guerra Fría, la Guerra Civil, el Franquismo, la Transición, la Amarican Way of Life o los aspectos relacionados con la memoria y los usos del pasado. Esa situación cambió este verano gracias a una serie de lecturas que próximamente reseñaré y que me han permitido mirar aquella época desde una órbita muy diferente e interesante. Y es en estos meses de retorno al interés por el tema cuando apareció ante mis narices El niño en la cima de la Montaña. Reconozco que al principio sentó cierto entusiasmo al contemplarlo por primera vez, sin embargo, al observar más detenidamente la portada, el título, y leer la sinopsis no pude evitar exclamar hacia mis adentros: "¡No, John Boyne! ¡Tú no! ¡Qué has hecho!". Cuando por fin pude hacerme con él, tras una larga espera y gracias a la biblioteca de mi barrio, comprobé que su lectura tenía aspectos buenos pero no evitó que se derrumbase ante mis ojos aquel autor que tanto admiré por El niño con el Pijama de Rayas


Continuando en este tercer apartado con la crítica, me gustaría en esta ocasión ser lo más concisa posible, pues de esta lectura hay muchas cosas que comentar. Para empezar, diremos que El niño en la cima de la Montaña presenta como ya he dicho una lectura sencilla, amena y que va directa al grano, recreándose solamente en lo necesario y en lo que se considera importante de cara a narración. Debemos destacar dentro de este punto que Boyne no duda en darle un toque de dramatismo, el mismo que ya usó en El niño con el Pijama de Rayas, con la misma inteligencia emocional, naturalizada y que consigue remover por dentro al lector. Seguidamente, el grueso de la cuestión, y que sin duda, es lo que de verdad me ha disgustado enormemente de su lectura, pero sobretodo su planteamiento. Esto se podría resumir en el calificativo que he usado al principio: más de lo mismo. Mismo espíritu, misma intención, mismo punto de vista, mismo niño, misma época, misma atmósfera, mismo volumen, mismo trato...Y por si no fuese suficiente, y para rematarlo todavía más: mismo estilo de portada y un título que inevitablemente recuerda al libro que le dio la fama mundial. Por eso exclamé aquello la primera vez que vi el libro, en cuanto me di cuenta de que John Boyne había sucumbido o bien a la falta de ideas o a las exigencias editoriales. Aunque también podría deberse a que, durante la promoción, no han repetido la misma fórmula que con El niño con el Pijama de Rayas. Es decir, no revelar la sinopsis del libro y jugar con el lector para que adivinase la época, el momento y quienes eran en realidad Bruno y Shmuel, provocando que nadie quisiese hacer spoilers, por lo que el secreto de su contenido quedaba a buen recaudo y consiguiendo que el lector quedase completamente impactado con la lectura. A lo mejor me estoy equivocando y Boyne ha escrito El niño en la cima de la Montaña con la intención de explorar el otro lado de la alambrada, pero sinceramente, pienso que las opciones expuestas no son tan descabelladas. Estas son las razones de la gran decepción que he tenido al respecto, sin embargo, hay que reconocer que no es todo terrible en lo referente a esta novela, pues. El autor irlandés sorprende a pesar de todo, con unos personajes muy empáticos y un entorno muy sobrecogedor, nada más y nada menos que en el Berghof. Un lugar que por cierto, existió de verdad, y que si buscáis en Google podéis informaros de su historia y de su relación con el despiadado dictador. Me ha gustado especialmente dos cosas sobretodo: la valentía de incluir a Hitler como un personaje más de la novela, con su psicología y su carga narrativa, despojándole de cualquier mito y estereotipo que suele rodear su figura; y la reflexión que se te queda tras finalizar la última página. A pesar de que en Pierrot y en Anshel no podía evitar ver también a Bruno y a Shmuel, lo cierto es que la sensación que deja esta lectura es de deja vu pero también de un trabajo realmente emotivo. 


Concluyendo esta reseña de la mejor manera posible, he decidido dejar para el último párrafo el imprescindible tratamiento de un aspecto crucial en la novela, y que sin duda, ayuda a entender además, no sólo un momento histórico concreto, sino otras situaciones que en la actualidad suceden a todas horas. Si en El niño con el Pijama de Rayas asistimos a una terrible inocencia que acaba de forma tan estrepitosa, con El niño en la cima de la Montaña, contemplamos directamente el truncamiento de la misma y a una existencia en un mundo dominado por el totalitarismo, el control y, en este caso, con la desgracia de vivir en el lugar donde acude vive temporalmente el mismísimo demonio en persona. Y la reflexión no viene precisamente de este hecho, sino de los diálogos tan interesantes como paradójicos y espeluznantes que mantienen el Fürer con el pequeño Pierrot. Es ahí cuando uno se da cuenta de la capacidad del ser humano para ser conmovido, hipnotizado, manipulado. Boyne, al hacer un retrato de Adolf Hitler tan humano y tan de estar por casa, sin descuidar por supuesto su abominable ideología y propósitos, obliga al lector a cuestionarse este tipo de cosas, de como un discurso, sea cual sea, que no tiene porque estar dirigido a grandes masas, puede llegar a captar la atención, y más, a la atención de un niño, cuya cabeza absorbe más que la de cualquier adulto. Por supuesto, hay que tener en cuenta que en la novela nos hayamos en plena época nazi, donde había que andar con mucho cuidado si pensabas diferente y donde unas ideas tan troces calaron en gran parte de la población. En un lugar, la Alemania de los años 30, donde protestar y manifestarse en contra significaba la muerte, la coacción y el lavado de cerebro acabó por calar en muchas mentes, sobretodo entre los niños. Muchos creyeron que era como un juego y que asociaciones como Las Juventudes Hitlerianas eran lugares de reunión, de excursiones y de diversión; pero bajo todo aquello se escondía una ideología perversa y de la que muchos de aquellos que fueron integrantes de ellas, se arrepintieron posteriormente. La manipulación estuvo y está a la orden del día, no hay más que ver un poco nuestra oferta de canales de televisión, prensa, radio, internet...Todos ellos bajo un signo y con la intención de crear una opinión determinada y que le satisfaga a los de arriba para que los de abajo no nos de por revelarnos y manifestarnos. Pierrot, aunque sea un personaje ficticio y viva en una época muy diferente a la nuestra, no se diferencia mucho de muchas personas que actualmente, vivimos bajo el yugo de la manipulación y del control de los poderosos. Una élite conservadora, que al igual que la del pasado, sólo busca su propio beneficio. El niño en la cima de la Montaña: una historia de tristeza, lavado de cerebro, amistad, guerra, ideología, compañerismo, complicidad, horror, comprensión, perdón, redención...Una novela que aunque se parezca más de la cuenta a su antecesora, merece la pena leer. 

Frases o párrafos favoritos: 

"-¿De qué clase de cosas te habla el Fürer!
-Es complicado. Tienen que ver con la historia y la política, y el Fürer dice que el cerebro femenino...
-Ponme a prueba. Me esforzaré al máximo para seguirte. 
-Hablamos sobre cómo nos han robado. 
-¿Nos? ¿A quienes se refiere ese "nos"? ¿A ti y a mi? ¿A ti y a todos?
-A todos nosotros. Al pueblo alemán. 
-Claro. Ahora eres alemán, se me había olvidado."

Película/Canción: no es de extrañar El niño en la cima de la Montaña se acabe convirtiendo en una película. Espero que con más suerte que la adaptación de El niño con el Pijama de Rayas. Hasta que eso ocurra os dejo con un video de John Boyne hablando sobre esta novela



¡Un saludo y a seguir leyendo!

viernes, 7 de octubre de 2016

RESEÑA: Lolly Willowes.

LOLLY WILLOWES


Título: Lolly Willowes. 

Autor: Sylvia Townsend Warner (Harrow, 1893-Maiden Newton 1978) fue una de las figuras indispensables de la disidencia literaria anglosajona del siglo XX, además de miembro del Partido Comunista y toda una autoridad en música inglesa antigua. Tras la aparición de Lolly Willowes, publicó cinco novelas más, siete libros de poesía, una traducción de Proust, catorce volumenes de relatos y una biografía de T. H. White. 


Editorial: Siruela. 

Idioma: inglés. 

Traductor: Celia Montolío. 

Sinopsis: Lolly Willowes, de veintiocho años, está aún soltera cuando tras la muerte de su adorado padre pasa a depender de sus hermanos. Tras ocuparse de todo durante demasiado tiempo, decide escapar de su constreñida existencia y se traslada a una pequeña aldea en Bedlfordshire. Allí, feliz y sin trabas, no tardará en descubrir su verdadera vocación: la brujería. Y junto a su gato y al más inesperado de los aliados, Lolly será, por fin, libre. 

Su lectura me ha parecido: crítica, repetitiva, desconcertante, bien escrita, muy feminista, fuerte, apabullante, irónica, descriptiva, demasiado reiterativa...Queridos lectores y lectoras, ¿no os ha pasado en ocasiones que os ha picado la curiosidad por entender por qué el autor o autora en cuestión escribe de una forma determinada? Estoy segura de que en más de una ocasión esa pregunta os ha rondado por la cabeza. En cuestiones de forma, hay que acudir siempre, siempre, siempre, al contexto histórico que vio nacer a la obra en cuestión. De él se puede extraer el lenguaje, las construcciones, los temas a tratar, e incluso la crítica. Por citar varios ejemplos: El Quijote de Miguel de Cervantes, cuyo lenguaje denota muchos rasgos de la época en la que fue escrito; La Divina Comedia de Dante, en la que su planteamiento narrativo corresponde al 100% con la ideología medieval del momento; Oliver Twist de Charles Dickens, obra en el que el tema del pauperismo se inserta dentro de una sociedad victoriana en la que los niños de clases marginales sufren lo indecible o Rebelión en la Granja de Gorge Orwell, libro en el que la crítica a la Revolución Rusa se sitúa en un contexto de plena agitación política e intelectual. Pues, bien, el libro que hoy tengo el placer de reseñar, y por consiguiente, de daros a conocer, es de esa clase precisamente. A pesar de los desencuentros que he tenido con su lectura, mirando el contexto en el que la autora lo escribió, entiendo en parte porque se nos presenta de esta forma. Aunque sinceramente, bajo mi punto de vista, existen otras muchas de expresar lo mismo. Lolly Willowes: la sorpresa, el descubrimiento y el desconcierto bajo el mismo techo.


La historia de como Lolly Willowes llegó a mis manos primero, y después, a mi adorada y apreciada estantería es del todo sencilla. Hacia finales de este verano aproximadamente, me encontraba en una situación que hasta el momento no había experimentado antes. Por un lado, me encontraba con solamente una asignatura que superar para poder tener el Máster de especialización en Historia Contemporánea, y por otro, con la posibilidad de ir abriendo camino, es decir, de ampliar un poco más mis expectativas, probar cosas nuevas, realizar algún curso de escritura, y por supuesto, seguir haciendo que este espacio siguiese creciendo profesionalmente. Esto último, y viendo que mi colaboración con editoriales había sido de lo más fructífera, me lancé a mandar correos a otras editoriales. Creo que estaba por aquel entonces muy ilusionada, pues mandé a todos lados, fuego a discreción por decirlo de alguna manera. Pero de todas ellas sólo hubieron dos que contestaron, entre ellas, Siruela, una editorial con la que tenía muchas ganas de entablar colaboración, ya que su variedad de títulos me resulta muy interesante, en los que espero adentrarme poco a poco y a medida que vaya avanzando el tiempo. En resumidas cuentas, que Lolly Willowes fue el libro que pedí a Siruela para estrenarme con ellos. Lo cierto es que no había leído críticas ni reseñas previas al respecto, sin embargo, lo que me empujó a leerlo fue verlo en todos lados, expuesto tan majestuosamente, en las librerías de mi ciudad. También la sinopsis tan alentadora me animo a pedirlo, aunque tras su lectura, comprobé muy a mi pesar que me encontraba ante una de esas lecturas complejas de exponer, pero sobretodo, de reseñar.


En lo que respecta a la crítica, empezaremos por comentar que Lolly Willowes me ha sorprendido, si, en el sentido de que no esperaba para nada una novela así. En lo que respecta al estilo no tengo nada que objetar: sosegado, pausado, rico en lenguaje, una novela muy bien escrita. Sin embargo, no puedo obviar el hecho de que nos encontremos ante un libro que parece ser una cosa en un primer momento, para luego, toparnos con una historia completamente diferente. Yo me imaginaba una novela en la que encontraría ante una historia más emocionante, pero sobretodo, ante una protagonista fuerte, decidida, luchadora y que se revela ante los convencionalismos sociales, algo que no ha sucedido. Con esto no quiero decir que el libro no me haya gustado, simplemente, me esperaba otra cosa. Seguidamente, encuentro que el mayor problema de esta novela es sin duda la estructura de la trama, con páginas y páginas en las que asistimos a una descripción exhaustiva y bastante lenta de del día a día de Lolly y en el que conocemos sus sentimientos, sus pensamientos y su actitud despreocupada por la vida en general. Todo ello para llegar al momento que se narra en la sinopsis, pero que para nuestra desgracia, transcurre en muy pocas páginas. Esta distribución tan desigual de la narración facilita una lectura más pausada, pero corre el peligro de que el lector acabe por dejar de lado el libro. Por otro lado, es necesario dedicar unas líneas al personaje principal del libro, a Lolly Willowes, cuya actitud en ciertos momentos del libro me pareció del todo desconcertante. No nos encontramos ante una mujer combativa, sino ante una mujer pasiva, tranquila, ausente, inmóvil en ciertos momentos. Elementos que forman parte del carácter y la psicología del personaje que me dificultaron conectar o ponerme en su piel, aunque he de confesar que cuando llega el momento en el que Lolly decide marcharse a vivir a Chiltern es realmente épico. En otro orden de cosas, es importante destacar que la novela está impregnada de espíritu feminista, demasiado apabullante para mi gusto. No quiero decir que no esté bien, de hecho, soy una amante de la novela feminista, pero lo que no ha acabado de convencerme es el tono condescendiente que en ocasiones tiene Townsend Warner con el lector, repitiendo hasta la saciedad la misma idea. Se que es un ejercicio de conciencia social muy necesario, pero literariamente, el "por si no os ha quedado claro" resulta realmente repetitivo. Finalmente, sólo me cabe reiterar su calidad en cuanto a la escritura y constatar que Sylvia Townsend Warner, a pesar de todo, resulta ser una escritora de su tiempo.


Para dar por finalizada la redacción de la reseña, he dejado lo mejor para el final, y es que no me puedo marchar hasta la semana que viene sin abordar, desde un tono más reflexivo, el tema principal de la novela Lolly Willowes. Como he nombrado antes, el libro está en su totalidad impregnado de un sentimiento feminista muy fuerte, a lo que además añadiría sin lugar a dudas el término "reivindicativo". No existe feminismo sin reivindicación, eso lo sabemos todos, como tampoco feminismo sin argumentos ni conciencia. He dicho también que Lolly Willowes, pero sobretodo su autora, si atendemos a la biografía, nos damos cuenta de que nos encontramos ante una novela muy marcada por el contexto histórico, político y social de la Inglaterra de mediados de los años 20, una época que en cuestiones de género hacía tiempo que estaba librando una ardua y esperanzadora batalla. Unos años antes, durante los años de la Primera Guerra Mundial, encontramos a figuras como Emmeline Pankhurst y a sus hijas Christabel y Sylvia liderando el conocido movimiento sufragista inglés que pedía el voto para las mujeres a través de la desobediencia civil o de acciones de tipo más violento. En 1918 el parlamento aprobó una ley que permitía votar a las mujeres de más de 30 años que tuviesen propiedades, que fueran arrendatarias o que hubiesen cursado estudios universitarios. Pero no fue hasta 1928, diez años después, cuando finalmente el estatus electoral cambió, equiparando las condiciones de hombres y mujeres y extendiendo el voto a todas las clases sociales. Y es en estos años, concretamente en 1926 donde encontramos a Sylvia Townsend Warner y su Lolly Willowes, en unos años de convulsión política y social tremenda, no tenemos que pasar por alto que durante los años 20 Europa asiste la transformación del concepto de "modernidad" con todas sus consecuencias, a una polarización de la sociedad civil y de la política. Por todo ello, teniendo en cuenta la tradición feminista anterior y que en aquella época, los años 20, la mujer todavía seguía considerándose inferior al varón en otros muchos aspectos, es normal que apareciese en el panorama literario una novela como Lolly Willowes. Un libro cargado de mucha crítica, ironía e insistencia que invita a reflexionar sobre el papel de la mujer en aquellos años, pues, pienso que Townsed Warner al idear un personaje tan pasivo como Lolly hasta el momento de su eclosión personal y ligera rebeldía, no ha sido producto del azar, probablemente sea una crítica a la sociedad en si, a los roles tradicionales, a ciertas actitudes sociales con respecto al tema de la familia-matrimonio o incluso una descripción de la mujer que la autora no quiere ser. Una mujer dejada, que no participa, que no lucha, que siente pero no habla hasta las últimas páginas del libro, cuando decide irse a una aldea ella sola para descubrir que su vocación es la brujería, algo que resulta totalmente irónico si conocemos un poco de historia medieval y moderna. Con esto, y a pesar de que la lectura no me haya satisfecho del todo, considero que nos encontramos ante un libro de su tiempo y ante una crítica, reiterativa, pero más que necesaria. Lolly Willowes: una historia de sentimientos, opiniones, tradición, familia, libertad, moldes, reivindicación, feminismo....Un ejercicio de conciencia y literario al mismo tiempo.

Frases o párrafos favoritos: 

"-¡Lolly! No puedo consentirlo. Eres mi hermana. Considero que estás a mi cargo. He de pedirte que renuncies a esta idea de una vez por todas.No es sensata. Ni conveniente.
-Ya te he recordado que tengo cuarenta y siete años. Si no tengo edad para saber qué es sensato y conveniente, jamás lo tendré."

Película/Canción: todavía no existe una adaptación de Lolly Willowes, aún así, os he adjuntado la pieza clásica que me ha acompañado durante la redacción de esta reseña:


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Siruela.

lunes, 3 de octubre de 2016

RESEÑA: Amsterdam.

AMSTERDAM


Título: Amsterdam. 

Autor: Ewan McEwan (1948), es uno de los miembros más destacados de la brillante generación de los conocidos como Young British Novelists. Este prolífico autor británico ha publicado dos libros de relatos: Primer amor, últimos Ritos (merecedor del premio Somerset Maugham) y Entre las sabanas. Así como las novelas El placer del ViajeroNiños en el Tiempo (ganadora del premio Whitbread y el premio Fémina), El InocenteLos perros Negros, Expiación, Solar, Operación Dulce, Sábado, La Ley del Menor, Chesil Beach, Amor perdurable o Amsterdam (premio Booker) entre otros.


Editorial: Anagrama.

Idioma: inglés.

Traductor: Jonathan Calpe.

Sinopsis: Molly Lane ha muerto a los cuarenta y seis años de edad. Era una mujer muy libre, muy seductora, y en su entierro se encuentran presentes los cuatro hombres más importantes de su vida: Clive Linley, músico famoso; Vernon Halliday, periodista y director de uno de los grandes periódicos del país; Geroge Lane, su poderoso y multimillonario marido, y Juilian Garmony, un notorio político de derechas, actual ministro de Asuntos Exteriores y candidato a primer ministro. Clive y Vernon son amigos desde los lejanos y felices años sesenta, y ambos fueron amantes de Molly cuando todos ellos eran jóvenes, idealistas y pobres. George, el marido, entró mucho más tarde en la vida de la fascinante mujer y jamás pudo poseerla del todo, excepto en el terrible periodo final, de descenso a los infiernos de la pérdida de memoria y la desintegración mental, en el que se convirtió en su implacable cuidador y carcelero. Y con respecto a Garmony, representante de la derecha más pura y dura y de todo lo que Vernon, Clive y Molly odiaron durante toda su vida, ni el periodista ni el músico pueden  explicarse qué era lo que Molly veía en él, qué extraña relación les unía. Pero lo descubrirán pocos días más tarde cuando George, el marido, le ofrece a Vernon unas espectaculares fotos del futuro primer ministro vestido con unas excitantes ropas de mujer. Fotos tomadas precisamente por Molly y que serán el disparo de salida a ésta feroz, cínica y mordiente fábula moral.

Su lectura me ha parecido: ácida, interesante, penetrante, imprevisible, crítica, letal, controvertida, ilustradora, reveladora, treméndamente reflexiva....¿Sabéis lectoras y lectores? En ocasiones, tengo la sensación de que la vida y otros factores, te ponen ciertos temas en bandeja. Tal vez no me haya explicado bien o os hayan parecido un tanto confusas mis palabras, pero creo que llevo razón cuando afirmo que a la luz de ciertos acontecimientos, ya sean esperados o inesperados, inmediatamente se conforma un discurso principal, pero que dependiendo del cristal con el que se mire, se construye una discusión u otra. Son momentos en que los planetas parecen alinearse, mostrándose como una revelación, el instante perfecto para expresar una opinión a través de cualquier medio, y las reseñas de libros, amigos y amigas, pueden cumplir esa función. Se que seguramente sea una especie de rareza lo que voy a decir y que algunos no estaréis de acuerdo, pero, pienso que las reseñas literarias, como tales, resultan un cauce de información no sólo para plasmar una opinión, sino que en ellas se puede abordar el debate de temas de rabiosa actualidad. Muchos diréis que es el periodismo el que tiene esa potestad, pero en mi más sincera opinión, pienso que las reseñas también pueden incitar a la discusión y al diálogo de los mismos temas. Si no buscamos la transversalidad, quedaremos irremediablemente anclados en el pasado y en las formas tradicionales. El libro que hoy tengo el placer de reseñar no versa sobre lo comentado, pero la decisión de publicar mi opinión al respecto en estos días es totalmente oportuna. Los recientes y agitados acontecimientos políticos, pero sobretodo, su forma de abordarlos, me han empujado a reseñar Amsterdam: una fábula moral en consonancia con el talento narrativo y el compromiso literario.


La historia de como Amsterdam llegó a mis manos es una de esas que recuerdas de vez en cuando con cierta nostalgia. Pero para contarla bien, tenemos que empezar por el principio, es decir, adelantarnos a la primavera de este mismo año 2016. Por aquellas fechas una servidora tuvo la suerte de hacer un viaje expres a La Haya, una preciosa ciudad holandesa. No se trató ni de un viaje por placer ni por vacaciones, el motivo fue algo mucho más importante. Junto con mi hermano habíamos cogido un avión y un tren hacia La Haya para que éste hiciese una audición en una escuela para poder seguir formándose como bailarín. Sin embargo, y aunque al final la cosa no saliese, eso no evitó que acabásemos la tarde de la audición haciendo turismo por una ciudad llena de canales, bicicletas, edificios pintorescos, verdes parques y monumentos realmente interesantes. Hasta tuvimos la suerte de poder entrar en el Mauritshuis y contemplar cuadros como Lección de anatomía de Rembrandt y La joven de la perla de Vermeer. Fue sin duda un viaje inolvidable y que rememoraré siempre. Lo que no esperaba fue que unas semanas más tarde, el recuerdo de La Haya me empujase a leer Amsterdam. Recuerdo que estaba echando un ojo a las novedades de la biblioteca de mi barrio cuando de pronto, me topé con ésta novela. La verdad y para seros sincera, no era la primera vez que la veía, incluso en ediciones más actualizadas, sin embargo, no se si fue porque me hizo gracia el título o porque en realidad deseaba recordar el paisaje de La Haya, aunque la acción no aconteciese en dicha ciudad, sino en Amsterdam presumiblemente. Lo cierto es que sin leerme la sinopsis, acabé llevándomelo prestado a casa, descubriendo a medida que me adentraba en sus páginas, que no rememoraría mucho mi estancia en tierras holandesas, pero que me hallaba ante una de esas novelas que sorprenden.


En lo que respecta a la critica de la novela, comenzaremos diciendo que Amsterdam presenta una lectura pausada, reposada, pero totalmente original. Esto último se debe al hecho de que el autor, Ian McEwan juega literalmente con el lector al establecer una línea narrativa bastante curiosa. El lector como tal, normalmente está acostumbrado a leer una historia lineal, es decir, con una sucesión de acontecimientos que pasan uno detrás de otro, sin que se altere para nada el ritmo narrativo y la trama. Si que es cierto que en este estilo, la trama puede regresar al pasado a modo de flash backs, todos lo sabemos, pero aún así, sigue un patrón determinado a través de una línea principal que comienza y se encuentra en un final en consonancia con ésta. Sin embargo, en Amsterdan, McEwan lo que hace es saltar por los aires dicho convencionalismo, presentándonos una novela en la que de repente se nos muestran escenas que suceden al mismo tiempo, que de pronto se remontan al pasado más lejano, como que explican lo sucedido unos instantes antes. Con todo esto nos topamos ante una lectura poco convencional en lo que respecta a la línea narrativa, un juego de tiempos que sorprendentemente no dificulta para nada el seguimiento de la trama y la comprensión de la historia. Por otro lado, Amsterdam es uno de los libros más impredecibles que me he leído. Es cierto que el iniciar su lectura sin haber leído previamente la sinopsis me proporcionó una predisposición más abierta, para nada condicionada, pero lo que no me esperaba era que la historia que McEwan nos narra con brillantez nos sugiera infinidad de temas. Cuando crees que te enfrentas ante una novela donde vislumbras el deterioro de una amistad, de pronto te encuentras con críticas a la generación de los años 60, al periodismo sensacionalista, al estilo de vida pasivo y despreocupado o referencias a ciertos dilemas morales de gran trascendencia. Y cuando ya crees que no puede caber nada más, un todavía más inesperado final te descoloca completamente, dejando un sabor realmente sorprendente. Por último, sólo apuntaré el hecho de que si, nos hayamos ante una novela de humor, pero no un humor que te incita a despichorrarte a carcajada limpia, sino que provoca más bien breves sonrisas irónicas en el lector. Un humor ácido sin dejar de lado la elegancia tan característica en la literatura de McEwan.

Centrándonos en este último párrafo en abordar la tradicional reflexión personal, os diré de buenas a primeras que en esta ocasión he tenido que escoger. Se que esto no le haría justicia al libro, lo se, pero dadas las circunstancias, el contexto en el que nos encontramos, la urgencia de abordar el tema, pero sobretodo, la cantidad de temas que Amsterdam sugiere; he tomado la decisión de abordar uno de sus principales temas, y que sin duda, merece toda nuestra especial atención. No es la primera vez que en este espacio hablamos sobre el periodismo amarillo, o lo que es lo mismo, del periodismo sensacionalista, ese que trata de ver morbo donde no lo hay y en el que en cuestiones tan serias, siempre es el que aporta menos información al espectador o lector. Es conocida su faceta tan detestable cuando la noticia son desapariciones, asesinatos, atentados, agresiones, enlaces, rupturas o demás temas relacionados. Pero sin duda, otra de sus caras más conocidas, y es sin duda, la que está más de actualidad, es la relacionada con la política, el sensacionalismo político. En los tiempos que corren, con el ambiente tan caldeado en el que se encuentra en esos momentos la política, prolifera un tipo de periodismo bastante feroz que logra acaparar gran parte del espacio informativo, un periodismo mordaz y puntilloso donde prima el escándalo y lo superfluo, un periodismo que dice con cinismo preocuparse por los lectores o espectadores y que ostenta tal poder de influencia que es capaz de hacer temblar los cimientos, mover a la opinión pública o, en el caso de que les convenga, lograr hundir o aupar la carrera del político de turno. El periodismo es necesario, eso no lo discuto, pero sinceramente, la política no se habría convertido en un círculo mediático entre otras cosas sin el respaldo del sensacionalismo y la polémica. En Amsterdam, además de otros muchos temas, se aborda una mordaz crítica a este tipo de periodismo, el cual corrompe, desprestigia a la política y deja a la altura del betún una profesión, la de periodista, hasta entonces muy respetada. Amsterdam: una historia de honor, amistad, pasado, recuerdos, ambición, dilemas morales, escándalo, promesas rotas...La novela más interesante de Ian McEwan que he leído hasta la fecha.

Frases o párrafos favoritos: 

"Quería alejarse, estar en el tren, rumbo al sur, lejos de Los Lagos. Quería volver al anonimato de la ciudad, al confinamiento de su estudio, y - había pensado en ello detenidamente - no le cabía la menor duda de que era la exaltación creativa la que hacía sentirse así, no la vergüenza."

Película/Canción: de momento no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica o televisiva. Hasta que eso ocurra, os dejo con un video que he encontrado en Youtube referente a la novela. Se trata de una especie de serie ilustrada en formato web, aquí os dejo el trailer:


¡Un saludo y a seguir leyendo!