HISTORIAS REALES
Título: Historias reales.
Autora: Helen Garner (Geelong, Australia, 1942) allí creció hasta ingresar en la Universidad de Melbourne. Dio clases en diferentes institutos, pero en 1972 fue despedida por responder a las preguntas de sus alumnos sobre sexo. Garner comenzó entonces a trabajar como periodista. Es autora de una amplia producción literaria tanto de ficción como de no ficción. Su primera novela, Monkey Grip (1977), ganó el National Book Council de Australia y fue adaptada al cine en 1982. Desde entonces, Garner ha publicado varias novelas, cuentos cortos, ensayos y reportajes. La habitación de invitados (2008) es su último título de ficción y uno de sus libros más reconocidos. Entre sus obras de no ficción destacan The First Stone (1995), un controvertido reportaje sobre un caso de abuso sexual en la Universidad de Melbourne; Historias reales (1996; Libros del Asteroide, 2018) y La casa de los lamentos (2014). En 2006 Helen Garner recibió el primer Melbourne Prize for Literature en reconocimiento a su carrera. (Fuente: Libros del Asteroide).
Editorial: Libros del Asteroide.
Idioma: inglés.
Traductora: Cruz Rodríguez Juiz.
Sinopsis: Helen Garner visita un depósito de cadáveres y se va de crucero en un barco ruso; la despiden de un colegio por hablar de sexo con sus alumnos; asiste a un parto y a una boda; escribe sobre cumplir los cincuenta, sobre su familia y sobre el revuelo causado por uno de sus libros. Garner vive y observa, y luego lo cuenta con inteligencia y compasión. Sus piezas de no ficción, escritas originalmente para prensa, abarcan los más diversos temas: «siempre vendrá una idea a salvarme justo cuando esté a punto de sentarme ante el abismo de comenzar una novela». En todas ellas encontramos aquello que solo la auténtica literatura es capaz de darnos: trozos de vida. Helen Garner es una de las más importantes escritoras australianas contemporáneas; Historias reales reúne sus principales piezas de no ficción, reportajes y artículos seleccionados por la propia autora entre los más destacados de su dilatada carrera. (sinopsis editorial).
Su lectura me ha parecido: amena, vocacional, con personalidad, veraz, sincera, en ocasiones autobiográfica, perfecta para una desconexión temporal de todo lo que huela a ficción inverosímil... Es un hecho, en Jimena de la Almena llevamos una racha importante de autoras australianas cuyos libros han sido reseñados en este espacio de crítica y opinión a lo largo del pasado mes de marzo. La casualidad, de nuevo, ha querido que mis investigaciones semanales se dirijan a uno de los países más remotos y fascinantes de la tierra, cuya historia no hace sino sorprenderme a cada nuevo dato que descubro. Sin embargo, y en un último intento por toparme con algo excepcional, decidí indagar en su literatura, faceta poco conocida de un lugar en el que las playas paradisíacas y el agreste paisaje conviven de una forma casi mágica. Cual fue mi sorpresa que, tras mirar en la Wikipedia (página a la que siempre acudo en primer lugar para extraer fuentes primarias sin mayores dificultades, sí, las que aparecen citadas y en ocasiones con enlaces justo debajo de la información), pude comprobar que en ésta sólo se nombraba a una mujer, Anna Maria Bunn, autora de The Guardian: a tale, considerada por muchos como la primera novela escrita y publicada por una mujer australiana. ¿El resto? Todo hombres, incluyendo su único Premio Nobel de literatura, concedido a Patrick White en el año 1973. A continuación tecleé el nombre de "Anna Maria Bunn" en Google. La respuesta que me dio el buscador me hirvió la sangre pues, no sólo me topé con una página de Wikipedia en inglés dedicada solo y exclusivamente a ella (repito, tuve que teclear su nombre, no seguir un enlace desde "Literatura de Australia"), sino que además, otros nombres de australianas ilustres del mundo de las letras se sucedieron ante mis ojos. Rosa Campbell Praed, Matilda Jane Evans, Louisa Lawson, Ethel Pedley, Louise Mack, Mary Gaunt, Louisa Atkinson, Jennings Carmichael y por supuesto Barbara Baynton (considerada por muchos críticos como la gran innovadora y renovadora dentro del panorama literario australiano y cuya obra más importante reseñamos la semana pasada). La cuestión entonces es bien sencilla. Me parece estupendo que tengan, la inmensa mayoría de ellas, página propia en el mayor portal de búsqueda de información, pero, ¿no sería lógico que también estuviesen presentes, junto con sus colegas masculinos, en "Literatura en Australia"? En vistas de esta tremenda injusticia y en relación con la reseña que nos ocupa, me gustaría recalcar que, si no es por estas pioneras, muchas escritoras australianas que lo están dando todo hoy en día y cuyas novelas han llegado por fortuna a nuestras estanterías, no existirían. Como tampoco existirían mujeres que, como Helen Garner, persiguen la verdad a golpe de pluma y buen periodismo. Historias reales: la tranquilidad de lo verídico.
La historia de como el libro de Helen Garner llegó a mis manos surgió debido a una imperiosa necesidad, a una urgencia lectora, a una desesperada búsqueda de lecturas enmarcadas dentro de la no ficción. De toda la vida, y esto la gente que me conoce lo podrá afirmar, me he sentido atraída por la ficción. Al principio desde todas sus ramas (incluyendo la más abstracta y fantástica), para ir con el paso del tiempo especializándome (hubo una época que sólo leía historias con marcado tinte social) y finalmente volver a abrirme a aquellos géneros a los que un día les cerré la puerta (incluyendo al terror y a la ciencia ficción de corte distópico, hoy por hoy, dos de mis géneros literarios favoritos). Con la conocida como "no ficción" reconozco, me costó más hacerme a ella, y eso que estudié Historia, una de esas carreras en las que tienes la obligación de leer, sí o sí, muchos ensayos. Durante los años que duró mi experiencia universitaria alterné la ficción con la no ficción siempre que pude. De hecho, hubo épocas en las que me agobiaba tanto que, como si de una medicina se tratase, necesitaba reencontrarme, aunque fuera con unas pocas líneas, con algo inventado, imaginado, salido de la mente de la autora/or y que aunque su inspiración fuese, yo que sé, la vida de una familia de clase burguesa durante el contexto de la Primera Guerra Mundial, me hiciera pensar en ese periodo desde otra perspectiva. Desde la de querer estar ahí y desde la de "me tengo que estudiar este mismo tema para los exámenes de junio". Casualmente, por esa época me dio por leer el Hobbit (toda una proeza teniendo en cuenta lo relativamente negada que he sido para la literatura fantástica). Ironías del destino, una vez acabada la carrera fue cuando me picó el gusanillo por la no ficción y los ensayos de corte histórico (y si abordaban los sujetos de estudio desde una perspectiva de género mucho mejor), así como algunas fuentes históricas que durante la carrera ni se me hubiera pasado por la cabeza adentrarme en ellas. Suspenso en coherencia amigas y amigos. De entre todos aquellos libros que pasaron por mis manos, si hubo uno en concreto que provocase que, muchos años después, tenga las Historias reales de Helen Garner entre mis manos, ese es Voces de Chernóbil, de la periodista, escritora y Premio Nobel de Literatura Alexandra Alexiévich. Era periodismo, sí, pero desde una mirada descontaminada, veraz, directa, impactante, con la intención de hacer reflexionar al lector, en donde no existe lugar para la indiferencia. Y lo más importante, elaborado a partir de testimonios que, desde una precisión que sonrojaría a más de uno que se considera "historiador", son tratados como lo que son, testimonios de un hecho, sin censura, bien escogidos, bien presentados, tal cual fueron confesados a la propia Alexiévich. Expuestos al lector, quien en última instancia es el que debe opinar sobre ellos desde una mirada critica y conocedora de los hechos. Aquel libro me dejó tan impactada que, no sólo acabé leyendo más libros de Alexiévich, sino que busqué insistentemente otros ensayos o crónicas periodísticas similares. Fue durante esa exhaustiva odisea cuando, de pronto, Helen Garner se alzó ante mis ojos como una oportunidad de seguir ampliando mis miras en un momento de ligero desencanto con la ficción (los finales inverosímiles de mis últimas lecturas tuvieron la culpa). Gracias a Libros del Asteroide pude hacerme con un ejemplar, llevármelo de viaje a Soria, leerlo entre migas y torreznos y ponerle punto y final una ve regresé a casa con la convicción de que existe el buen periodismo.
En lo que respecta a la reseña propiamente dicha, comenzaremos diciendo que son dos las palabras que mejor definen lo que el lector se va encontrar una vez inicie la lectura de Historias reales: relato y verdad. En primer lugar, y a pesar de que el libro de Garner se compone de una serie de artículos periodísticos publicados en diferentes medios de comunicación, su presentación es puramente literaria, muy cercana precisamente al cuento o a la narración breve. Agrupados bajo cuatro títulos muy peculiares (El señor Tiarapu, Canta por la cena, La chaqueta violeta y De crucero) que a su vez actúan como una especie de capítulos, cualquiera pensaría que está ante un libro de relatos que ante una serie de pequeñas crónicas periodísticas. Además de la disposición de estos textos, ese carácter literario también se traslada a la forma que tiene Garner de abordar las noticias, casi siempre partiendo de anécdotas personales, acontecimientos que le han marcado significativamente o simplemente a colación de una noticia en particular y con una versatilidad que la pone a la altura de las y los grandes cronistas. A la vez que vas dejando atrás cada una de sus páginas, el lector tiene la sensación de que no está leyendo un artículo de opinión novelizado, sino una historia con recursos literarios al uso y todo. Me llama especialmente la atención que además de "rigurosa" y "precisa" una de las citas que acompaña la presente edición de Libros del Asteroide la califique su prosa como "seca" (la del Wall Street Journal), algo que particularmente no entiendo. Pues, bajo mi punto de vista, siempre sujeto a cualquier debate o discrepancia, creo que "seca" no es el mejor adjetivo para definir su prosa. Seco, creo, es cuando en un texto sueltas las frases no con la intención de producir belleza o harmonía, sino para crear más tensión para que la relación con el lector sea algo más distante. Sin embargo, en Historias reales se aprecia más una calidez y un claro intento de no alejar tanto éste de lo que se está leyendo. Y eso, queridísima Garner, se agradece. En segundo lugar, lo que diferencia este libro de muchos otros de su estilo es la potente verdad que emanan cada una de sus historias, cumpliendo de este modo una de las máximas del periodismo. Vivimos tiempos donde la llamada "máquina del fango" está a pleno rendimiento, y no solo en el terreno de las fake news. Un fenómeno que no hace más que viciar el ambiente y, como consecuencia, permitir la caída de la credibilidad en los medios de comunicación por parte de la sociedad. Por eso, que el lector habitual de ensayos o crónicas periodísticas se encuentre con un libro como Historias reales permite una vía por la que poder respirar aire puro, sin contaminación, sin peligro a caer en sensacionalismos o mentiras para favorecer a los intereses del poder. Podría, en el caso de los artículos, detenerme en cada uno de ellos. Decir que en el titulado ¿Por qué sólo le duele a las mujeres? aborda con un ligero toque de humor la falta de educación sexual femenina en los colegios e institutos, que en Un álbum de recortes sienta a sus cuatro hermanas a hablar sobre los trapos sucios de su propia familia, que en Canta por la cena aborda su curiosa experiencia en su primer festival literario al que asistió como escritora o que en Matar a Daniel trata de esclarecer los porqués de un terrible asesinato (sin duda, el texto más impactante). Podría pasear, lentamente, y hablaros de cada uno de ellos. Sin embargo, una de las virtudes de este texto en concreto y en general del buen libro de crónicas periodísticas es que no te lo cuenten demasiado. Saber lo justo y necesario. Así cuando te haces el animo y lo tomas entre tus manos mientras te acomodas en la cama a la luz de la lamparita, el primer contacto puede ser más intenso, y por tanto, menos prejuicioso.
En los últimos años los lectores hemos apreciado como cada vez más y más estanterías se llenan de textos calificados con el término anglosajón "non fiction". Esto no es una novedad, ya que a lo largo de la historia de la literatura, las modas han ido yendo y viniendo, y la apuesta por los ensayos de toda la vida, al igual que sucedía con otra clase de libros, irrumpía en el panorama editorial con una fuerza descomunal para, al cabo de unos meses, evaporarse de los escaparates de la librerías más importantes del mundo. Sin embargo, y a diferencia de otras ocasiones, la venta de ensayos se ha disparado, forzando la aparición de una lista paralela a la que todas y todos conocemos, esa que enumera de mayor a menor los libros más vendidos en el terreno de la ficción. Ahora, los lectores de todo el globo pueden consultar que libro de "non fiction" o "no ficción" es el que más gente se lleva a sus casas. Lo cual es un gran paso. No obstante, dentro de esta tendencia cada vez más ascendente (la cual podría explicarse debido al contexto en el que estamos inmersos, donde la televisión comienza a verse como un medio contaminado por los intereses políticos y económicos de quienes de verdad gobiernan sobre nuestras vidas), hay un subgénero que está tomando la delantera, el llamado y conocido como "true crime". Tan desarrollado por algunas series norteamericanas de corte policíaco, ahora parece trasladarse al papel para seguir ganando legiones y legiones de fieles seguidores. Pero, ¿en qué consiste entonces el "true crime"? Muy sencillo, consiste en la elaboración de un ensayo periodístico a partir de un suceso que, por A o por B, ha conmocionado o conmocionó en su momento a la sociedad de un determinado país. Y tal y como revela el propio nombre de este popular subgénero, este suceso debe haber sucedido de verdad, de lo contrario, estaríamos ante una novela de misterio policíaca de toda la vida. Aunque durante la época victoriana algunos autores coquetearon con él (base más o menos verídica para luego dar rienda suelta a su imaginación y siempre influenciados por el sensacionalismo de los Penny Dreadfuls), no fue hasta mediados de siglo XX cuando nos topamos con el que probablemente sea el "true crime" más famoso de la literatura. Por supuesto, estamos hablando de A sangre fría escrita por Thruman Capote en 1965. La historia de aquel injustificable y sangriento asesinato a una familia en el tranquilo pueblo de Holcomb (Kansas) sacudió la opinión pública, lanzó una feroz crítica contra el sistema judicial estadounidense y dio una lección de talento periodístico a toda la profesión. Opiniones contrastadas antes que morbo. Literatura antes que amarillismo. Testimonio antes que prejuzgar. Creó escuela, eso no cabe duda, Muchos de las y los periodistas que le sucedieron trataron de ponerse a su altura, algunos con gran éxito (el caso de Gay Talese, Thomas Wolffe o la ya mencionada Premio Nobel Svetlana Alexiévich) y desde sus distintas sensibilidades periodísticas. Sin embargo, la falta de nombres femeninos dentro de este popular subgénero dentro de la crónica periodística no dejaba de ser escandalosa hasta hace unos años. Tuvieron que llegar entonces periodistas como Helen Garner, entre otras, para que el mundo supiera que las mujeres también escribían sobre sucesos. Aunque en Historias reales apreciamos más facetas de su autora, Garner es una consumada autora de "true crime" que, lejos de convertirse en superventas, consiguen hacer reflexionar al lector sobre cuestiones verdaderamente incómodas. El periodismo es una valiosa fuente primaria, y Garner lo sabe, por eso sus escritos, pegados a la realidad más palpable, nos enternecen, nos indignan, nos escuecen, nos duelen y por último nos estremecen. Historias reales: veintiocho crónicas cotidianas, extraordinarias, escalofriantes, reflexivas... Al fin y al cabo, veintiocho historias verídicas.
Frases o párrafos favoritos:
"Es de esos desconocidos que ves a veces en un lugar público con algo en su forma de comportarse que te dan ganas de abordarlos para decirles “Cuénteme la historia de su vida, por favor. Cuénteme todo lo que usted sabe y yo no”
Película/Canción: como no podía ser de otra manera, en esta ocasión, dejadme que os adjunte esta pieza tan divertida y original de Leroy Anderson. En mi cabeza siempre la he asociado con alguna escena en blanco y negro protagonizada por una intrépida o intrépido periodista.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Libros del Asteroide
No conocía este libro ni a la autora. Tomo buena nota, que creo que me puede gustar mucho.
ResponderEliminarBesotes!!!
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