Presentación

"Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora." Proverbio hindú

"Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca." Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

"Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que debo hacer." Alfonso V el Magnánimo (1394-1458) Rey de Aragón.

En este blog encontraréis reseñas, relatos, además de otras secciones de opinión, crítica, entrevistas, cine, artículos... Espero que os guste al igual de todo lo que vaya subiendo.
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viernes, 1 de diciembre de 2017

RESEÑA: Hotel Iris.

HOTEL IRIS

Título: Hotel Iris.

Autor: Yoko Ogawa (Okayama 1962), estudia en la Universidad de Waseda en Tokio y en 1986 inicia su carrera de escritora inspirada por sus lecturas de los clásicos japoneses, El Diario de Ana Frank y las obras de Kenzaburo Oé. Ya con su primera novela, Cuando la mariposa se descompone, obtiene en 1988 el prestigioso Premio Kaien, y desde entonces, su fama no ha hecho más que crecer en Japón y en el extranjero. En 1991 logra el gran Premio Akutagawa por El embarazo de mi hermana, el cual, se convierte inmediatamente en un best seller en su país. En 2003 publica La fórmula preferida del Profesor que obtiene varios premios, entre ellos el de la Sociedad Nacional de Matemáticas por haber mostrado la belleza de la disciplina. A raíz del éxito de la novela y de su posterior adaptación al cine, a la radio y al cómic, en 2005 coescribe con el matemático Mashiko Fujiwara Una introducción a las matemáticas más elegantes. Además de las novelas mencionadas, Ogawa también es autora de Perfume de hielo, La niña que iba en hipopótamo a la escuela, La residencia de estudiantes, La Piscina, Amores al margen, Los tiernos lamentos, El museo del Silencio y Bailando con elefante y gato. (Fuente. Funambulista).


Editorial: Funambulista.

Idioma: japonés.

Traductor: Juan Francisco Fernández Sánchez.

Sinopsis: Mari, una muchacha de diecisiete años que ayuda a su madre en la gestión de un modesto hotel familiar cerca de la playa, en la noche escucha gritos de una mujer que sale medio desnuda de una de las habitaciones imprecando a un hombre de avanzada edad. Este, imperdurable, le manda callar con unas palabras tajantes. La autoridad con que las pronuncia tiene el efecto de un hechizo en la joven, que se siente inmediata e irremediablemente atraída por él. Algunos días después, lo encuentra por casualidad y siente la necesidad de seguirlo. El hombre es un traductor del ruso con un pasado oscuro - su mujer murió en circunstancias extrañas - que vive en una solitaria villa de una isla casi desierta. A partir de ese encuentro, nace entre ellos una turbia relación, y la casa del hombre se convierte en un inquietante lugar de trasgresión sexual. (Fuente. Funambulista).

Su lectura me ha parecido: inquietante, algo lenta, psicológica, con pequeños detalles muy interesantes, ligeramente cinematográfica, precipitada en cuanto a su desenlace...Queridos lectores y lectoras, a nadie se le escapa que el boom de la literatura erótica esta experimentando su particular y dulce ocaso. Hace unos años las librerías se llenaban de novelas que, bajo el todopoderoso calificativo de "best seller", abordaban de una forma un tanto decepcionante historias enmarcadas en el género erótico. Dichas novelas se vendían como churros, tal fue su impacto entre el público que incluso hay quien se hizo de oro con las ventas, y no solo hablamos de los propios autores, mujeres en su aplastante mayoría. Muchas editoriales nacieron al calor de este género tan en auge y el nombre de E.L. James acabó formando parte de la memoria de muchos fans y no tan fans de las novelas eróticas. Sin embargo, todo tiene una subida, que en ocasiones es vertiginosa, y una bajada, que también puede ser precipitada. Y en el caso de este género literario ya es un hecho que ha perdido ese impulso del principio y que, una vez forradas editoriales y escritoras, solo queda esperar y observar cual es el legado que este nuevo capítulo en la historia de la literatura dejará para la posteridad. Mientras tanto, lo que se está empezando a apreciar es un repentino interés por los clásicos del género y por una revisión de esas historias eróticas ñoñas que tanto habían triunfado, una vuelta de tuerca necesaria y que muestra al lector como todo eso que se consideraba sexy o placentero no es más que una apología de la dominación y una defensa de los roles de género tradicionales. Libros como el que hoy tengo el placer de reseñar, son ejemplo de ello y de que en Japón también se escriben novelas eróticas. Hotel Iris: la rebeldía frustrada por la sumisión.


La historia de como Hotel Iris llegó a mis manos y a mi adorada estantería es muy sencilla. Esta tiene su principio, que no es otro que el descubrimiento de Yoko Ogawa. Antes lo poco que sabía de lo que se escribía en Japón tenía más que ver con el éxito arrollador de Murakami. Sin embargo, y gracias a mi primer acercamiento a esta escritora con el impactante libro Lecturas de los rehenes, aprecié otro estilo, menos occidental en cierto sentido y más próximo a una forma de escribir con más identidad y personalidad, algo que por otro lado define perfectamente la literatura japonesa. Tras esa lectura vinieron otras, no muchas lo confieso, pero si lo suficientemente interesantes como para que una servidora acabase por conocer un poco más la cultura y la literatura de un país tan importante como desconocido en ciertos ámbitos. Pues, Japón no son solo robots, rascacielos, consumo salvaje, los videojuegos o el Manga. Existe un Japón muy desconocido, el que no ofertan las guías de viajes y que tiene su reflejo más fiel en la literatura. Volviendo a Yoko Ogawa, lo cierto es que tras Lecturas de rehenes estaba dispuesta y abierta a volver a su literatura en cuanto me fuese posible. Reconozco que no es una de mis autoras favoritas, pero en ella encontré formas de narración bastante originales que me marcaron para bien en su momento. Esa oportunidad, como no podía ser de otra forma, llegó en forma de libro nuevo, esta vez bajo el enigmático título Hotel Iris. Tras leer su sinopsis no tardé mucho tiempo en hacerme con un ejemplar, el cual, esperó pacientemente a ser leído. A medida que pasaba el tiempo fui leyendo casi por casualidad varias reseñas al respecto, algunas tremendamente positivas y otras no tanto. Ante esta circunstancia, una servidora acaba por pensar lo siguiente: o es extremadamente bueno o es terriblemente malo, no hay termino medio. Y aunque esas críticas no influyeron en que iniciase su lectura más tarde de lo que hubiese querido, mientras lo leía si que mantuve ese ojo crítico, al fin y al cabo, no deja de ser un libro del que una podía formarse una impresión sincera. Tras finalizar su lectura constaté en primer lugar que acababa de concluir una de esas historias con pequeños matices importantes para una posible reflexión y en segundo lugar que Hotel Iris no estaba a la altura de la tremenda Lecturas de los rehenes.


En lo que respecta a la critica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Hotel Iris presenta una lectura amena, distendida, pero que en ocasiones, por ello, resulta ligeramente monótona. Si bien es cierto que a medida que avanzamos en su lectura descubrimos más aspectos de todos los personajes, en especial de Mari y el traductor, Yoko Ogawa parece no resolver bien la narración. Esta no es una novela que sorprenda por la forma en la que esta escrita, no es como Lecturas de los rehenes, cuya premisa impacta, al igual que ese planteamiento narrativo tan interesante como dramático. Hotel Iris nos cuenta una historia que el lector ya ha leído muchas veces y a la que le falta impulso para poder estar a la altura de su antecesora. Si por este aspecto no destaca, si que lo hace por el contrario en el terreno de la construcción de los personajes. Hotel Iris no es una novela de estilo, sino de personajes, cuya potencia marca sobre el lector. Este libro se compone de tres personajes fundamentales que conforman una interesante pero clásica estructura triangular. En primer lugar encontramos a Mari, una joven obligada a dejar los estudios para trabajar en el hotel que regenta su madre. Tras verse superada por el control enfermizo que ejerce ésta sobre ella, encuentra una vía de escape en la particular relación con un desconocido. Ese desconocido, en segundo lugar, resulta ser un traductor de ruso cuyo pasado lleno de oscuridad y su forma de ser acaban sometiendo a Mari, llevándola por un camino truculento, plagado de violencia y sumisión. Y por último, la madre de Mari, implacable dueña del hotel, es tal vez el personaje más interesante de la novela. Dominadora, chantajista y fría como el hielo. La relación con su hija, producto de la soledad y la costumbre, ha desembocado en algo cordial y sin a penas muestras de cariño. Los tres con personalidades tan diferentes entre si conforman un relato típico pero en el que lo truculento está siempre presente. Asfixia es sin duda la palabra que a uno se le viene a la mente al recordar la lectura de Hotel Iris, una sensación de incomodidad presente de principio a fin, incluso en las situaciones donde no debería estar presente. ésta surge y se mantiene flotando en el ambiente, atrapando a los presentes. El escenario en el que se desarrolla la acción también ayuda a que esa sensación de ahogo, incluso al aire libre. El calor, la humedad, el sudor, la tensión...Todas esas cosas producen sin quererlo que el lector se sienta cierto agobio, algo que visto lo visto, es lo que sin duda Yoko Ogawa pretendía en esta novela. Por último, Hotel Iris no es más que una muestra de lo que ya hizo en su día el Marqués de Sade, es decir, denunciar situaciones habituales en la sociedad a través de la práctica sexual llevada al extremo. Pero evidentemente, Hotel Iris no está a la altura de la literatura del Divino Marqués.


Para poner punto y final a la redacción de esta reseña, pondremos los pies en polvorosa y reflexionaremos sobre uno de esos temas tan actuales como incómodos, pero del que, como no podía ser de otra manera, tenemos que hablar. En Hotel Iris se respira agua salada, sudor, pero también el insoportable aroma de la sumisión más absoluta. Como ya evidencia la sinopsis de la novela, esta no deja de ser una historia en donde las fuerzas están notablemente descompensadas y en la que podemos apreciar, explícitamente, dos tipos de dominación. Primero la de la madre sobre la hija, la cual vemos simbólicamente representada en la obsesión de la madre por cepillar el pelo de su hija Mari. Es un acto cotidiano y que muy fácilmente puede pasar desapercibido, sin embargo, en la novela adquiere un tono siniestro asociarlo con ese control sobre la vida de su única hija. La cotidianeidad convertida en un acto enfermizo. Y en segundo lugar la de el traductor sobre la propia Mari, la cual tampoco se ve y pasa inadvertida. Esta vez nos topamos con una sumisión en el terreno sentimental y sexual. La superioridad intelectual sobre la inocencia. La experiencia sobre la sobreprotección. La autoridad sobre la debilidad. Con estas características lector  no andará desencaminado al asociarlas con una relación de contrapesos, en la que el hombre está por encima de la mujer y en la que probablemente exista violencia física y psicológica por en medio. Ambos modos de dominación, de poder al fin y al cabo, pasan por encima arrollando al único personaje, el de Mari, en el que todavía residía algo de pureza y de bondad, las cuales acaban difuminándose hasta terminar desapareciendo. De esta forma, leyendo este tipo de novelas, el lector acaba siendo consciente de que a nuestro alrededor todo está construido de forma desigual, en donde siempre hay un poder que somete a lo que culturalmente se ha considerado inferior. Tanto en las relaciones sociales como en las laborales, incluso en el terreno de las ideas, la economía o la política; en todos los sectores hay un dominador y un dominado. Y ya si en ese sistema de desigualdad se incorporan cuestiones de género, sexo, raza o físico entre otras, entonces ésta es todavía más sangrante. Es evidente que es algo asentado y que es muy difícil luchar contra todo ese sistema, pero hay que hacerlo, aunque sea mediante pequeños gestos cotidianos, desde el anonimato, con contundencia. Los resultados no son inmediatos, pero con paciencia y constancia se hace el camino. Porque no puede ser que todavía, a día de hoy, no existan vías de escapatoria posibles, como le pasa a Mari, protagonista de la novela, que tratando de escapar de un tipo de dominación acaba por meterse en la boca del lobo, y nunca mejor dicho, que resulta ser otro sendero oscuro donde la sumisión es prácticamente absoluta. Hotel Iris: una historia de sometimiento, escapatoria, mentiras, oscuros pasados, falta de libertad, obsesiones, sábanas limpias, humedad...Una novela que demuestra que en Japón también podemos encontrar literatura erótica.

Frases o párrafos favoritos:

"Me parecía que aún quedaba en ellos algo de calor del hombre, quien, sin dirigirme una mirada siguiera, salió y se alejó bajo la lluvia."

Película/Canción: como no hay noticias de una posible adaptación cinematográfica aquí os dejo la pieza de J.S. Bach que me ha acompañado durante la redacción de esta reseña. Simplemente excepcional y llena de matices.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

lunes, 17 de octubre de 2016

RESEÑA: Lecturas de los Rehenes.

LECTURAS DE LOS REHENES


Título: Lecturas de los Rehenes. 

Autor: Yoko Ogawa (Okayama 1962), estudia en la Universidad de Waseda en Tokio y en 1986 inicia su carrera de escritora inspirada por sus lecturas de los clásicos japoneses, El Diario de Ana Frank y las obras de Kenzaburo Oé. Ya con su primera novela, Cuando la mariposa se descompone, obtiene en 1988 el prestigioso Premio Kaien, y desde entonces, su fama no ha hecho más que crecer en Japón y en el extranjero. En 1991 logra el gran Premio Akutagawa por El embarazo de mi hermana, el cual, se convierte inmediatamente en un best seller en su país. En 2003 publica La fórmula preferida del Profesor que obtiene varios premios, entre ellos el de la Sociedad Nacional de Matemáticas por haber mostrado la belleza de la disciplina. A raíz del éxito de la novela y de su posterior adaptación al cine, a la radio y al cómic, en 2005 coescribe con el matemático Mashiko Fujiwara Una introducción a las matemáticas más elegantes. Además de las novelas mencionadas, Ogawa también es autora de Perfume de hielo, La niña que iba en hipopótamo a la escuela, La residencia de estudiantes, La Piscina, Amores al margen, Los tiernos lamentos, El museo del Silencio y Bailando con elefante y gato. 

Editorial: Funambulista. 

Idioma: japonés. 

Traductor: Juan Francisco González Sánchez. 

Sinopsis: un grupo terrorista toma como rehenes a unos turistas japoneses en un país extranjero. Después de una primera movilización de los medios de comunicación, pasa el tiempo y las negociaciones se vuelven más complicadas. La atención de la prensa internacional y de la opinión pública va decayendo y todo el mundo parece olvidar a los turistas secuestrados. Pasados los años, salen a la luz unas grabaciones de unas escuchas realizadas en la cabaña donde los terroristas habían recluido a sus victimas. En ellas están recogidas las historias que cada uno de los rehenes escribió y, luego, leyó en voz alta a los demás: una idea que, en un primer momento, sirvió para combatir el tedio y el abatimiento, y que luego se convirtió en una manera para vencer el miedo a un futuro incierto explorando un pasado que llevan en su interior y que nadie podría arrebatarles. 

Su lectura me ha parecido: intensa, dramática, fuerte, hipnótica, potente, penetrante, escalofriante, bien pensada, original, tremenda, perturbadora, bella a pesar de todo...Ya se que lo he dicho mil veces en este espacio, pero, hay ocasiones en las que te emocionas de verdad. Para un lector, un crítico literario o simplemente alguien con un mínimo de sentido común y de sensibilidad; encontrarse de repente con una joya es verdaderamente todo un acontecimiento. Esa sensación de estar ante algo único, de devorar cada una de sus páginas con gran admiración, siendo consciente de que todo ha cambiado, de que el corazón late a mil por hora, de que desearías de que una experiencia tan maravillosa no acabase jamás. Sin embargo, cuando dicho viaje llega a su fin, muchos no podemos evitar releer palabras, párrafos, capítulos o el libro entero de nuevo; todo con tal de volver a experimentar un recuerdo, un sentimiento, una experiencia lectora y de un libro que ya forma parte de nuestra vida. Hoy, queridos lectores y lectoras, me encuentro ante una novela, aunque más bien sería ante un libro de cuentos que hace relativamente poco que llegó a mis manos. Y como era de esperar, irremediablemente, su recuerdo se ha quedado conmigo y tendrá, dentro de esa amalgama de buenas lecturas, un hueco en el palco de honor. Un libro, un estilo, pero sobretodo, una escritora tan original ha conseguido que en un futuro quiera adentrarme en otro de sus escritos imperiosamente. Lecturas de los Rehenes: el desasosiego, lo hermoso y el compromiso literario cogidos de la mano.


La historia de como Lecturas de los Rehenes llegó a mis manos sucedió hace relativamente poco, de las que sin duda recordaré siempre. Como ya apunté en otra reseña reciente, tras el verano me encontraba en un momento muy poco habitual. Por un lado, me quedaba solamente una asignatura para finalizar el máster de especialización, lo que por un lado me beneficiaba de cara a llevar una investigación más pausada e intensa, pero por otro me veía en la obligación de no quedarme de brazos cruzados todo un año. Por todo ello, decidí, entre otras cosas, seguir mandando correos de colaboración a otras editoriales con las que me moría de ganas por entablar relación y conversación. Tras aquel primer envío masivo, cayeron dos, una fue Siruela como ya comenté, y la otra fue Funambulista, sin duda, una de mis favoritas. Desde hacía un tiempo, no muy lejano, una servidora ya le había echado el ojo a esta editorial, no sólo por la originalidad de sus portadas y de su impresión, sino por su nutrida variedad de autores y de títulos.Y fue así, a raíz de esta colaboración, como Lecturas de los Rehenes llegó a mis manos. Reconozco que hasta que no leí el título en el catálogo no había oído hablar ni del libro ni de la autora, aunque si bien es cierto que no es la primera vez que leo a un autor japonés, pues mi experiencia con Murakami sobretodo es muy extensa. Lecturas de los Rehenes me llegó junto con otro libro de la editorial, El enemigo en el Espejo, y tal como vino acabó quedándose no sólo en mi apreciada estantería, también en un privilegiado hueco de mi memoria.

Centrándonos ahora en realizar la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que Lecturas de los Rehenes presenta una lectura ligera, definida, fluida, que encauza muy bien al lector. Pero además de esto, lo que de verdad destacaría dentro de este apartado es su estructura. Desde hace un tiempo el lector asiste a una enorme e inesperada proliferación de libros de cuentos o relatos. Una tradición que viene de lejos, y que vivió auténticas edades de oro en el pasado, pero que en la actualidad regresa con mucha fuerza y con aires de renovación, muy en sintonía con los tiempos que corren. Lecturas de los Rehenes se podría incluir dentro de esta nueva generación de escritos que distan de considerarse, en mi más sincera opinión, una moda efímera, sino que más bien responderían a las necesidades del lector actual. Lo cierto, y lo que podido comprobar a lo largo de su lectura, es que me costó un poco adecuarme al "modo cuento-relato", sin embargo, enseguida le pille el ritmo y pude disfrutar de una lectura sin parangón. También hay que decir, que el tema principal y las premisas ayudan al lector a adecuarse a un formato clásico y novedoso al mismo tiempo. Por otro lado, en lo que respecta a la trama, tengo que decir que ya de por si, resulta lo suficientemente atrayente para el lector de a pie: los relatos ficticios de un grupo de rehenes custodiados en una cabaña por unos terroristas. Esta premisa, ya de cara, puede condicionar la lectura de este libro, una lectura morbosa en cierto sentido, que trata de satisfacer el apetito lector a través de lo que cuentan los personajes en una situación límite. Esa fue sinceramente, y tengo que ser sincera, la mirada y la inquietud que manifesté al principio. Sin embargo, pronto me di cuenta de que el morbo quedaba completamente fuera de este libro, prestándose a una lectura más sosegada, recreativa y de exploración de la psicología de estos personajes; algo que me sorprendió a la vez que se convertía en un aliciente para que devorase cada uno de los relatos. Finalmente, sólo cabe pronunciarse en favor de un estilo muy personal e interesante, proveniente de una pluma versada en la delicadeza, en el respeto, en la belleza en la oscuridad y en un compromiso sincero con la literatura en mayúsculas.


Para finalizar con la redacción de esta reseña, he dejado para este último párrafo lo mejor, y es que Yoko Ogawa en Lecturas de los Rehenes, aborda infinidad de temas universales, tales como el amor, la amistad, el arrepentimiento, la solidaridad, la tristeza o la desesperación. Sin embargo, en Lecturas de los Rehenes implícitamente emerge con gran fuerza otro tema universalmente abordado, pero que con respecto al resto, tal vez sea el que más destaque por encima de todos. Un tema que, cuando eres consciente de su abrumadora y perturbadora presencia, es capaz de erizar la piel del lector más curtido en desgracias. Hablamos claro está del valor. Creo recordar que en el tiempo que lleva este blog en activo, jamás habíamos abordado una reflexión sobre el valor, algo que sinceramente no está de más si la novela que tenemos entre nuestras manos es Lecturas de los Rehenes. Es el valor el elemento común de todas las historias que van narrándose por boca de los personajes, es el que los insta a desnudarse ante el lector, es el que hace que de sus labios broten las palabras, es el que permite que asistamos con gran interés al relato, el que consigue que empaticemos con ellos y el que además, logra mantener el equilibrio justo entre lo emocional y lo psicológico en una situación límite. Sin él, sin el valor, los personajes, los hombres y mujeres de carne y hueso al fin y al cabo, se derrumbarían literalmente, y sólo, entre las cuatro paredes cundiría el pánico, dejando la puerta abierta a que la mente humana muestre su más oscura faceta. Por eso, el valor como tal, nunca debe desaparecer de nuestra psique, no sólo en ocasiones donde nuestra vida peligre, también en el día a día debemos demostrar nuestra valentía bien entendida. Si somos valientes, ni nada ni nadie nos devorará, ni nos pisoteará, no se aprovechará de nosotros a pesar de encontrarnos entre la vida y la muerte.  Los protagonistas de Lecturas de los Rehenes lo demuestran con creces, pues la palabra en ocasiones puede con todo, incluso resultar un instrumento de absoluta e inquebrantable valentía ante la irracionalidad y el sinsentido que les rodea, tratando de hacer más llevadero la tortura y la lenta agonía a la que se ven sometidos. Lecturas de los Rehenes: unas historias de esperanza, desahogo, tristeza, promesas incumplidas, objetivos alcanzados, pequeñas anécdotas trascendentales, metas, deseos, sueños por cumplir...Un libro de relatos escrito desde el corazón y desde la inteligencia de una escritora excepcional. Léanla.

Párrafos o frases favoritas: 

"El futuro, viniera en la forma que viniera, no iba a arrebatarles el pasado que llevaban consigo en su interior."

Película/Canción: aunque desde aquí recomiendo a algún director que se anime con la adaptación de Lecturas de los Rehenes, de momento nos quedamos con la pieza clásica que me ha acompañado en la redacción de esta reseña. Una pieza que refleja muy bien el espíritu del libro, hermosa pero inevitablemente triste y melancólica al mismo tiempo.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Editorial Funambulista