RELOJES DE HUESO
Título: Relojes de Hueso.
Autor: David Mitchell (Southport 1969) es el autor de Escritos fantasma, El Atlas de las Nubes, El bosque del Cisne Negro y Mil otoños. En 2003 fue seleccionado por la revista Granta como uno de los veinte mejores jóvenes escritores británicos. En 2007 la revista Time lo incluyó en su lista de las cien personas más influyentes del mundo. Ha sido galardonado con diversos premios y dos de sus libros han optado al prestigioso Man Booker. Sus últimas obras han sido publicadas en España con un creciente éxito comercial y alabadas por la crítica. Su novela, El Atlas de las Nubes fue adaptada al cine en 2012 por los hermanos Wachowski y Tom Tykwer y protagonizada por Tom Hanks y Halle Berry. Relojes de Hueso es su primera novela en el sello Literatura Random House.
Editorial: Literatura Random House.
Idioma: inglés.
Traductor: Laura Salas Rodríguez.
Sinopsis: después de una pelea con su madre, Holly huye de su hogar. Cuando se adentra en la campiña inglesa, una extraña se cruza en su camino y le solicita asilo, una petición a la que la adolescente accede sin ser consciente de su significado. De repente, las extrañas visiones y voces que la acechaban de niña vuelven a perseguirla y alteran su mundo hasta adquirir un aura de pesadilla. A esto se añadirá la traumática desaparición de su hermano pequeño, un niño inquietante con una inteligencia inusual. Pasarán muchos años antes de que Holly entienda qué sucedió ese fin de semana.
Su lectura me ha parecido: pesada, amplia, tediosa, liosa, ambiciosa, tremenda, personal, inmensa, caótica, original a pesar de todo... Queridos lectores y lectoras, como todos muy bien sabréis, la genialidad y el trabajo bien hecho se logran a través de dos filtros muy bien definidos. Primero, la sinceridad, ese elemento tan importante y que muchas veces se echa en falta en determinados campos de estudio. Y segundo, la justificación, sin ella no podríamos jamás argumentar nuestro particular punto de vista. Sin sinceridad no hay justificación, y sin justificación no hay sinceridad, ambas deben ir cogidas de la mano si queremos presentar una labor perfectamente ejecutada. Si fuese al contrario, dicha faena o estudio perdería por completo toda su credibilidad. Centrándonos en el bello y a veces duro oficio de la crítica literaria, sinceridad y justificación siempre deben formar parte de cada una de las reseñas que se escriben, para bien o para mal, pero ésta debe palparse en cada una de las palabras y en cada uno de los párrafos. Toda esta breve disertación, aunque de seguro que a algunos os haya parecido aburrida, nos viene muy al pelo, pues, el libro que hoy presento y reseño ante vosotros, es uno de esos casos en los que ambos conceptos, sinceridad y justificación, deben aparecer si o si. Sobretodo si el libro en cuestión ha sido una de esas lecturas que una recordará para mal más que para bien. Y sin pelos en la lengua, aquí os traigo Relojes de Hueso: el ladrillo que me dejó totalmente exhausta.
La historia de como Relojes de Hueso llegó a formar parte de mi adorada y apreciada estantería es relativamente reciente. Sinceramente, no conocía ni había oído hablar ni de David Mitchell ni de su producción literaria hasta que se estrenó por todo lo alto El Atlas de las Nubes hace unos cuantos años. Aquella era la primera vez que adaptaban al cine un libro de este autor, y como era de esperar, las librerías se llenaron de ejemplares y ejemplares de El Atlas de las Nubes. Reconozco que a pesar de que el género fantástico no sea uno de mis predilectos, aquel libro si que logró en cambio llamar mi atención por unos instantes. No obstante, jamás me hice con él y tras conocer que la película no había tenido el éxito que se esperaba, acabé por olvidarme de este autor durante unos años. Y así, fue hasta que Relojes de Hueso se cruzó en mi camino. Fue a raíz de la colaboración con Penguin Random House, y tras realizar la reseña de El Comensal, cuando dicho título se presentó ante mi como algo más que un simple libro. Lo cierto es que tras aquella primera crítica para ellos me dieron a elegir entre tres libros, todos de género fantástico, sin embargo, de entre todos ellos Relojes de Hueso destacaba por la simple razón de que no parecía a priori un libro puramente fantástico, es más, en él parecían converger varios géneros. Tal fue esa la impresión que, como no podía ser de otra forma y viendo el panorama, acabé pidiéndoselo a la editorial. El libro me llegó al rededor del mes de febrero-marzo, sin embargo, no fue hasta mayo cuando pude por fin iniciar su lectura ¡Y que lectura! Lo cogía, lo dejaba, lo retomaba, lo apartaba, lo volvía a leer...Este es probablemente el resumen más ilustrativo de lo que fue experimenté. Tardé mucho tiempo en leerlo, y además, el sabor que me dejó Relojes de Hueso no es el que desde un primer momento me esperaba.
En lo que respecta a la reseña de esta novela, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. En primer lugar, comenzaremos diciendo que Relojes de Hueso presenta una lectura amplia, concienzuda, extremadamente ambiciosa, pero sin embargo, insoportablemente densa. En ningún momento cuestiono la originalidad de la novela, que es una de las pocas cosas que salvan al libro de recibir una crítica mucho más dura, sin embargo ¿hacían falta de verdad tantas páginas? Pero sobretodo ¿era necesario, señor Mitchell, prolongar la historia tanto en el tiempo? Esta bien llegar hasta donde llega, pero, si hubiese estado en su lugar hubiese ahorrado a la historia unas cuantas páginas. En segundo lugar, el libro se impregna de un estilo muy peculiar, mezclando extensas descripciones, con una mirada que se acerca a los personajes de forma interesante, como si el lector les estuviese observando desde una mirilla o desde una distancia prudencial, pero con la visión suficiente como para apreciar cada detalle que acontece. En tercer lugar, y esto es una obviedad, Relojes de Hueso es una novela de personajes, donde éstos tienen casi mayor importancia que la propia trama incluso. Sin embargo, cuando en una novela introduces muchos personajes, corres el riesgo de liar al lector, algo que en cierto modo a mi me ha sucedido. Son tantas las historias, tantos los caracteres, tantas problemáticas y tantos conflictos que inevitablemente tenías que releer una y otra vez ciertas partes del libro para poder continuar adelante, algo que me resultó verdaderamente molesto. No obstante, todas estas pequeñas historias tienen su papel y juegan a modo de rompecabezas literario dentro de la cabeza del lector, al cual, le corresponde la ardua tarea de hacerlos encajar. A esto hay que añadirle que, al contrario de algunas de las reseñas que he podido leer al respecto, no he podido empatizar con ninguno de los personajes, ni siquiera con Holly, la protagonista. Elemento que sin duda, resta puntos y revela mucho de esta colosal lectura. Por último, señalar que en Relojes de Hueso se abordan infinidad de temas, tales como el perdón, la redención, el egoísmo, las crisis familiares y el importante peso de las emociones humanas; aún así, David Mitchell no ha logrado que ante todo, considere a Relojes de Hueso con los adjetivos que sin duda mejor la definen: tediosa, pesada, inmensa e inabarcable.
Adentrándonos en la correspondiente reflexión final os confesaré, lectores y lectoras, que como todo en esta vida no es ni negro ni blanco, sino que existe un punto intermedio en el que podemos llegar a una especie de entendimiento mutuo. Con Relojes de Hueso, a pesar de que no ha sido la lectura que me esperaba ni por asomo, si que existe un aspecto que sin duda es para quitarse el sombrero y ejecutar una merecida reverencia. Y es que esta novela se erige como un ejemplo más de interdisciplinariedad literaria. Hay muchos ejemplos de ello, aunque sólo citaré el que más me ha gustado: El Nombre de la Rosa. En esta novela, el gran y ya fallecido Umberto Eco, logra juntar géneros en apariencia diferentes entre si, tales como el histórico y el policíaco. Sólo a una mente brillante se le ocurriría introducir una historia de asesinatos, de intriga y de misterio en un monasterio en tiempos de la Edad Media. Y lo mejor de todo, resolver la trama con contundencia, dejando un rastro de reflexión sobre cuestiones morales que ninguna otra novela ha sido capaz de hacer. En Relojes de Hueso, Mitchell nos plasma una historia en apariencia facilona y que ya hemos visto mil veces repetida a lo largo de los siglos, pero sin embargo, ésta pronto adquiere formas totalmente inesperadas. Oscilando entre el misterio y lo sobrenatural, pasando por tintes que recuerdan a la novela policíaca, por aspectos que señalan que estamos ante un libro de aventuras, para finalizar con un regusto ciertamente terrorífico aliñado con grandes dosis de recursos propios de la fantasía literaria. A eso, amigos y a amigas, se le llama no sólo novela interdisciplinar, también genialidad. Y aunque David Mitchell no haya logrado entusiasmarme con Relojes de Hueso, tengo que reconocer que imaginación e ingenio no le faltan y que podemos esperar de él en un futuro grandes historias que nos hagan fascinarnos, a un más si cabe, con las posibilidades ilimitadas de la literatura. Relojes de Hueso: una historia de egoísmo, amistad, aprendizaje, misterio, tiempo, fantasía, historias, experiencias, arrepentimiento... Un libro que, a pesar de su inmensidad narrativa y mi sincera opinión, os animo a leer.
Frases o párrafos favoritos:
"Aquí, en el mundo real las almas se quedan cada una en su cuerpo. Lo paranormal es siempre, pero siempre, un engaño."
Película/Canción: como no existen noticias ni rumores de una posible adaptación cinematográfica, he decidido adjuntaros la pieza que me ha acompañado durante la redacción de la reseña y que ha logrado transportarme de nuevo al interior de esta novela.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Literatura Random House
Su lectura me ha parecido: pesada, amplia, tediosa, liosa, ambiciosa, tremenda, personal, inmensa, caótica, original a pesar de todo... Queridos lectores y lectoras, como todos muy bien sabréis, la genialidad y el trabajo bien hecho se logran a través de dos filtros muy bien definidos. Primero, la sinceridad, ese elemento tan importante y que muchas veces se echa en falta en determinados campos de estudio. Y segundo, la justificación, sin ella no podríamos jamás argumentar nuestro particular punto de vista. Sin sinceridad no hay justificación, y sin justificación no hay sinceridad, ambas deben ir cogidas de la mano si queremos presentar una labor perfectamente ejecutada. Si fuese al contrario, dicha faena o estudio perdería por completo toda su credibilidad. Centrándonos en el bello y a veces duro oficio de la crítica literaria, sinceridad y justificación siempre deben formar parte de cada una de las reseñas que se escriben, para bien o para mal, pero ésta debe palparse en cada una de las palabras y en cada uno de los párrafos. Toda esta breve disertación, aunque de seguro que a algunos os haya parecido aburrida, nos viene muy al pelo, pues, el libro que hoy presento y reseño ante vosotros, es uno de esos casos en los que ambos conceptos, sinceridad y justificación, deben aparecer si o si. Sobretodo si el libro en cuestión ha sido una de esas lecturas que una recordará para mal más que para bien. Y sin pelos en la lengua, aquí os traigo Relojes de Hueso: el ladrillo que me dejó totalmente exhausta.
La historia de como Relojes de Hueso llegó a formar parte de mi adorada y apreciada estantería es relativamente reciente. Sinceramente, no conocía ni había oído hablar ni de David Mitchell ni de su producción literaria hasta que se estrenó por todo lo alto El Atlas de las Nubes hace unos cuantos años. Aquella era la primera vez que adaptaban al cine un libro de este autor, y como era de esperar, las librerías se llenaron de ejemplares y ejemplares de El Atlas de las Nubes. Reconozco que a pesar de que el género fantástico no sea uno de mis predilectos, aquel libro si que logró en cambio llamar mi atención por unos instantes. No obstante, jamás me hice con él y tras conocer que la película no había tenido el éxito que se esperaba, acabé por olvidarme de este autor durante unos años. Y así, fue hasta que Relojes de Hueso se cruzó en mi camino. Fue a raíz de la colaboración con Penguin Random House, y tras realizar la reseña de El Comensal, cuando dicho título se presentó ante mi como algo más que un simple libro. Lo cierto es que tras aquella primera crítica para ellos me dieron a elegir entre tres libros, todos de género fantástico, sin embargo, de entre todos ellos Relojes de Hueso destacaba por la simple razón de que no parecía a priori un libro puramente fantástico, es más, en él parecían converger varios géneros. Tal fue esa la impresión que, como no podía ser de otra forma y viendo el panorama, acabé pidiéndoselo a la editorial. El libro me llegó al rededor del mes de febrero-marzo, sin embargo, no fue hasta mayo cuando pude por fin iniciar su lectura ¡Y que lectura! Lo cogía, lo dejaba, lo retomaba, lo apartaba, lo volvía a leer...Este es probablemente el resumen más ilustrativo de lo que fue experimenté. Tardé mucho tiempo en leerlo, y además, el sabor que me dejó Relojes de Hueso no es el que desde un primer momento me esperaba.
En lo que respecta a la reseña de esta novela, como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. En primer lugar, comenzaremos diciendo que Relojes de Hueso presenta una lectura amplia, concienzuda, extremadamente ambiciosa, pero sin embargo, insoportablemente densa. En ningún momento cuestiono la originalidad de la novela, que es una de las pocas cosas que salvan al libro de recibir una crítica mucho más dura, sin embargo ¿hacían falta de verdad tantas páginas? Pero sobretodo ¿era necesario, señor Mitchell, prolongar la historia tanto en el tiempo? Esta bien llegar hasta donde llega, pero, si hubiese estado en su lugar hubiese ahorrado a la historia unas cuantas páginas. En segundo lugar, el libro se impregna de un estilo muy peculiar, mezclando extensas descripciones, con una mirada que se acerca a los personajes de forma interesante, como si el lector les estuviese observando desde una mirilla o desde una distancia prudencial, pero con la visión suficiente como para apreciar cada detalle que acontece. En tercer lugar, y esto es una obviedad, Relojes de Hueso es una novela de personajes, donde éstos tienen casi mayor importancia que la propia trama incluso. Sin embargo, cuando en una novela introduces muchos personajes, corres el riesgo de liar al lector, algo que en cierto modo a mi me ha sucedido. Son tantas las historias, tantos los caracteres, tantas problemáticas y tantos conflictos que inevitablemente tenías que releer una y otra vez ciertas partes del libro para poder continuar adelante, algo que me resultó verdaderamente molesto. No obstante, todas estas pequeñas historias tienen su papel y juegan a modo de rompecabezas literario dentro de la cabeza del lector, al cual, le corresponde la ardua tarea de hacerlos encajar. A esto hay que añadirle que, al contrario de algunas de las reseñas que he podido leer al respecto, no he podido empatizar con ninguno de los personajes, ni siquiera con Holly, la protagonista. Elemento que sin duda, resta puntos y revela mucho de esta colosal lectura. Por último, señalar que en Relojes de Hueso se abordan infinidad de temas, tales como el perdón, la redención, el egoísmo, las crisis familiares y el importante peso de las emociones humanas; aún así, David Mitchell no ha logrado que ante todo, considere a Relojes de Hueso con los adjetivos que sin duda mejor la definen: tediosa, pesada, inmensa e inabarcable.
Adentrándonos en la correspondiente reflexión final os confesaré, lectores y lectoras, que como todo en esta vida no es ni negro ni blanco, sino que existe un punto intermedio en el que podemos llegar a una especie de entendimiento mutuo. Con Relojes de Hueso, a pesar de que no ha sido la lectura que me esperaba ni por asomo, si que existe un aspecto que sin duda es para quitarse el sombrero y ejecutar una merecida reverencia. Y es que esta novela se erige como un ejemplo más de interdisciplinariedad literaria. Hay muchos ejemplos de ello, aunque sólo citaré el que más me ha gustado: El Nombre de la Rosa. En esta novela, el gran y ya fallecido Umberto Eco, logra juntar géneros en apariencia diferentes entre si, tales como el histórico y el policíaco. Sólo a una mente brillante se le ocurriría introducir una historia de asesinatos, de intriga y de misterio en un monasterio en tiempos de la Edad Media. Y lo mejor de todo, resolver la trama con contundencia, dejando un rastro de reflexión sobre cuestiones morales que ninguna otra novela ha sido capaz de hacer. En Relojes de Hueso, Mitchell nos plasma una historia en apariencia facilona y que ya hemos visto mil veces repetida a lo largo de los siglos, pero sin embargo, ésta pronto adquiere formas totalmente inesperadas. Oscilando entre el misterio y lo sobrenatural, pasando por tintes que recuerdan a la novela policíaca, por aspectos que señalan que estamos ante un libro de aventuras, para finalizar con un regusto ciertamente terrorífico aliñado con grandes dosis de recursos propios de la fantasía literaria. A eso, amigos y a amigas, se le llama no sólo novela interdisciplinar, también genialidad. Y aunque David Mitchell no haya logrado entusiasmarme con Relojes de Hueso, tengo que reconocer que imaginación e ingenio no le faltan y que podemos esperar de él en un futuro grandes historias que nos hagan fascinarnos, a un más si cabe, con las posibilidades ilimitadas de la literatura. Relojes de Hueso: una historia de egoísmo, amistad, aprendizaje, misterio, tiempo, fantasía, historias, experiencias, arrepentimiento... Un libro que, a pesar de su inmensidad narrativa y mi sincera opinión, os animo a leer.
Frases o párrafos favoritos:
"Aquí, en el mundo real las almas se quedan cada una en su cuerpo. Lo paranormal es siempre, pero siempre, un engaño."
Película/Canción: como no existen noticias ni rumores de una posible adaptación cinematográfica, he decidido adjuntaros la pieza que me ha acompañado durante la redacción de la reseña y que ha logrado transportarme de nuevo al interior de esta novela.
¡Un saludo y a seguir leyendo!
Cortesía de Literatura Random House
no es un libro que me llame la atención lo suficiente como para leerlo. Aun así te felicito por la valentia demostrada en esta reseña, pues la sinceridad, a veces, en el mundo de la critica literaria no está bien vista.
ResponderEliminarUna reseña excelente
Cómo me gusta una reseña sincera cuando es para ofrecer una opinión tirando a negativa (porque las reseñas positivas no requieren el mismo coraje). Le tenía echado el ojo a este libro hace tiempo pero no sé por qué me daba que irían los tiros por donde comentas. No lo tengo entre mis prioridades.
ResponderEliminar¡Besote!
MH
Hola! No conocía el libro pero no es de mi estilo así que esta vez lo dejo pasar. Muchas gracias por la reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Gracias por tu sinceridad. No era un libro que me llamara mucho la atención y por lo que cuentas, creo que finalmente lo dejaré pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola! No conocía el libro y aunque me llama la curiosidad por lo que comentas al final sobre su interdisciplinaridad, me cuesta mucho acabar un libro tedioso, sobretodo si me pasa como a ti (que seguro) y lo voy dejando. Gracias por tu sinceridad en esta reseña, a veces los bloggers son menos sinceros o no tan contundentes cuando el libro viene de una colaboración :)
ResponderEliminarUn abrazo!
Lo tenía medio anotado, pero me he ido enfriando con el tiempo. Ahora no creo que lo lea. Un beso ;)
ResponderEliminar¡Holaa! Ciertamente esos dos aspectos, la sinceridad y la justificación tienen que ir de la mano, no se puede hacer una reseña sin sinceridad, y menos si no se justifica la crítica. Así que bueno, no estoy tan segura de que este sería un libro para mí, el que sea tan denso, pesado, con contenido que sale sobrando, pues no. Ya llevo casi un mes con algunas lecturas, así que sí, no necesito más densidad jajaja. Lástima que la portada sea tan bonita :P
ResponderEliminar¡Un beso! :3