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En este blog encontraréis reseñas, relatos, además de otras secciones de opinión, crítica, entrevistas, cine, artículos... Espero que os guste al igual de todo lo que vaya subiendo.

martes, 3 de octubre de 2017

RESEÑA: La guardia.

LA GUARDIA

Título: La guardia.

Autor: Joydeep Roy-Bhattacharya (1971) estudió Filosofía y Política en Calcuta y en Pensilvania. Durante 1989 y 1990 viajó por toda Europa del Este y fue testigo de la Revolución de Terciopelo. En ese momento, dejó de lado su faceta académica y comenzó a centrarse en la narrativa. Con La guardia, Joydeep fue finalista de distintos premios en todo el mundo, entre ellos el Dublín Literary Award o el Boeke Prize de Sudáfrica. Sus novelas siempre muestran algún aspecto de los principales conflictos del siglo XXI. (Fuente: Sexto Piso).


Editorial: Sexto Piso.

Idioma: inglés.

Traductor: Magdalena Palmer.

Sinopsis: tras una larga noche de enfrentamientos, un grupo de soldados estadounidenses destinados en una remota base en Kandahar asiste a un extraño espectáculo: lo que parece ser una mujer cubierta por un burka avanza por la pista de tierra sobre una especie de carrito, ayudándose únicamente de la fuerza de sus brazos. Atrincherada en el exterior del fuerte bajo un sol abrasador, exige que le devuelvan  el cuerpo de su hermano, fallecido durante la batalla del día anterior, para poder darle sepultura de acuerdo con los ritos de su fe. Decidida a llevar a cabo la misión que se ha propuesto, se niega a abandonar aquel inhóspito lugar. Los soldados, exhaustos y tensos; irán tomando diversas posturas respecto de la extraña desconocida: algunos desconfían de ella, temerosos de que no sea más que un señuelo para una emboscada; otros creen que bajo el burka se esconde un terrorista suicida; algunos incluso barajan la hipótesis de que se trate de una espía. Pero ¿y si la mujer es quien dice ser? (Fuente: Sexto Piso).

Su lectura me ha parecido: interesante, original, atemporal, algo dispersa en su narración, contundente, rabiosamente actual...Queridos lectores y lectoras, vivimos tiempos convulsos e interesantes al mismo tiempo. Lo de convulsos ya todos lo sabemos, no hay más que poner la tele o echar un vistazo a la prensa tanto escrita como digital. Nadie duda que desde el 11S el mundo dejó de ser el que era, dando paso a un nuevo orden mundial y a un cambio en los intereses de los países dominantes. A eso se le añadió como no, la revolución de las nuevas tecnologías. Tal ha sido el cambio que éstas han supuesto que hoy en día no podemos vivir sin ellas. Gracias a ellas, nuestra forma de sociabilizarnos y de comunicarnos ha cambiado por completo, abriéndonos a un mundo de posibilidades y avances, pero también, de peligrosas consecuencias, las cuales, estamos empezando a pagar poco a poco. También, y esto es tal vez de lo más alarmante, estamos repitiendo los mismos errores que nuestros antepasados cometieron tan sólo un siglo antes. Dramáticas imágenes de huida y desesperación se suceden ante nuestros ojos mientras algunos entran triunfantes en las instituciones llevando por bandera ideologías cuanto menos peligrosas. Los fantasmas han vuelto a aparecer y aquellos a los que se les creía muertos, parecen resucitar con imagen renovada y con paso firme. Obviamente, todo este clima sirve como caldo de cultivo, favoreciendo la aparición de textos literarios en los que, a pesar de estar su trama ambientada en un pasado más o menos cercano, los temas que aborda son de tremenda actualidad, algunos de ellos incluso de intenso debate social, político e intelectual. Este es el caso de la novela que hoy tengo el placer de presentaros y reseñar, un libro que nos trasporta temporalmente, pero cuya vigencia nos hace temer a nuestros propios gobernantes. La guardia: la Antígona de Kandahar.


La historia de como este libro llegó a mis manos es bastante sencilla, se podría resumir en dos líneas. Sin embargo, creo que es conveniente que os confiese algo, y es que una servidora no es muy aficionada a la literatura bélica. Con esto no quiere decir que no me interesen las guerras, claro que me interesan, a lo largo de la carrera he dado las más importantes, desde las acontecidas en el mundo antiguo hasta las que tuvieron lugar a finales del XX. Lo que sucede es que en mi caso me he interesado más por otros aspectos que se salen de la historia militar pura y dura, a saber las consecuencias de dichos conflictos bélicos, la situación de la población civil, la relevancia de ciertos personajes que no pertenecen al mundo militar, las ideologías, la geografía o la violencia contra grupos concretos, sobretodo en lo que respecta a grupos étnicos, religiosos o las mujeres. Todos esos temas me han llamado la atención que las operaciones militares puras y duras. En lo que respecta a la literatura he leído algún libro de este estilo, algunos de ellos muy populares, pero que no han acabado de convencerme del todo. Películas si que he visto más, sin embargo, al igual que me pasa con la literatura, muy buena tenía que ser la cinta en cuestión como para que no despegase los ojos de la pantalla, como me ocurrió con La chaqueta Metálica o más recientemente con Dunkerque. La primera me enganchó por su mensaje pacifista y la dureza de su guion y la segunda por el trato delicado a la imagen y su particular narración, en la que deja claro una cosa, no hace falta sangre para narrar un episodio poco conocido de la II Guerra Mundial. En definitiva, salvando el caso de estas dos películas, no he sentido especial atracción por el género bélico, y mucho menos en lo que respecta al terreno de la literatura. Sin embargo, el día que se me cruzó La guardia en mi camino, tuve irremediablemente que darle una oportunidad. No fue ni el bonito diseño de su portada, ni su autor, cuyo nombre me resultaba desconocido. Su inspiración en la famosa tragedia griega Antígona fue lo que sin duda hizo que me ablandase. Como ya comenté en su reseña correspondiente, la tragedia de Sófocles significó mucho para mi, convirtiéndose en uno de esos textos que me ayudó a crecer como persona y a ganar más confianza en mi misma. Fue la puerta a unas sensaciones que jamás había experimentado y que de vez en cuando, invadida por la nostalgia, sueño con volverlas a vivir sobre un escenario. En cuanto pude y gracias a Sexto Piso, conseguí hacerme con un ejemplar de La guardia, cuya lectura formó parte de mis vacaciones de verano ¿El resultado de esta experiencia lectora? En el siguiente párrafo.


Centrándonos en la crítica propiamente dicha, comenzaremos diciendo que La guardia presenta una lectura amena, distendida, en ocasiones dura y muy interesante, sobre todo en lo que respecta a la narración. En lugar de quedarse con un sólo narrador, Joydeep le da la palabra a otros personajes, ofreciendo de este modo, los diferentes puntos de vista que discurren al rededor de un tema o acontecimiento determinado. Este es sin duda uno de los grandes aciertos de la novela, pues, de esta forma, el lector puede hacerse una idea de como esas voces tan plurales en su ideología y experiencia personal, ejercen como testigos del núcleo de la novela, que no es otro que el de la actitud de un personaje cuya presencia y actitud pone patas arriba todo lo planeado. No obstante, cabe señalar que Joydeep tiende a irse un poco por las ramas en algunas partes de la novela, sobre todo, en las partes en las que toman la palabra los soldados americanos. Pero si lo comparamos con el resto de aspectos, descubrimos como éste es sólo un pequeño defecto que se diluye a medida que el lector deja atrás una página tras otra. Seguidamente, un aspecto tan fundamental como es la inspiración en la literatura clásica. No hace falta ser un experto en la materia, pues, las influencias son claras y surgen en los momentos más adecuados. En La guardia, Joydeep acude a la Antígona de Sófocles para construir un relato de injusticia, derecho, guerra, pero también de valentía y sacrificio. En esta ocasión, Antígona es pastún y es obligada a cruzar la línea de fuego en un carrito, pues perdió sus pies en una bomba mientras asistía a una boda, con el único objetivo de enterrar a su hermano, fallecido momentos antes. La inspiración clásica no queda ahí, pues son numerosas las citas de Heródoto, Tucídides, Esquilo, Pericles o Tácito las que aparecen a lo largo de la novela, al igual que la alusión a la famosa adaptación cinematográfica de la obra de Sófocles interpretada por la gran Irene Papas. Incluso la presencia de esa mujer en medio del campo de batalla se podría considerar una especie de Caballo de Troya, un presente jugoso o envenenado según los diferentes puntos de vista. Por otro lado, la construcción de la novela introduce al lector en diferentes debates. Al prestarse atención a todos los narradores implicados en esta historia, incluyendo a nuestra particular Antígona, se aprecia el apogeo de dos discursos enfrentados, por un lado el de quienes creen que la presencia de la mujer es inofensiva y por tanto, se debería atender sus peticiones, y por otro los que opinan que bajo ese burka se esconde un espía o un terrorista capaz de inmolarse. Un médico, un intérprete local, un capitán, un sargento, y sobre todo, un teniente especialista en literatura clásica, todos ellos opinan acerca de esa presencia, dejando evidentes la tolerancia y respeto de unos y el fanatismo e islamofobia de otros. Con todo lo comentado podríamos concluir diciendo que La guardia no es una novela extremadamente original en cuanto a su planteamiento, pero si en su intencionalidad, al actualizar el clásico del 442 a. C. al siglo XXI.


Como no podía ser de otra forma, y menos tratándose de esta novela, la reflexión final debe discurrir entre dos temas absolutamente importantes. El primero de ellos, la guerra, es el más abrumador, el que más presencia tiene a ojos del lector y en el que inevitablemente pensamos tras haber leído un libro como La guardia. Siguiendo el discurso que ha marcado Joydeep, es decir, si tenemos en cuenta esa inspiración clásica que impregna cada página del libro, coincidirán conmigo en que la guerra, como concepto y acto, ha evolucionado mucho a lo largo de la historia. Homero, uno de los grandes escritores de todos los tiempos y al que todos deberíamos acudir varias veces a lo largo de nuestra vida, desplegó todo su conocimiento sobre la guerra en sus dos obras cumbre. Gracias a él supimos que para los griegos la guerra se regía por unos códigos de honor inquebrantables y sagrados, en donde un simple hombre podía alcanzar la gloria divina y el título de héroe gracias a sus afortunadas hazañas. Fue tal la cantidad de elementos que podemos encontrarnos en su obra, tanto retóricos como simbólicos, que tras la Ilíada fue misión casi imposible narrar una guerra con dignidad, sin el amparo de ese imprescindible texto. Ya en pleno siglo XXI, y conociendo el largo historial de guerras que la humanidad ha dejado atrás a lo largo de los siglos, comprendemos como en éstas, sobre todo las más cercanas al presente, ya no existen ni héroes elevados a semidioses ni rituales varios, sino dinero, pues es esto y no otra cosa lo que actualmente mueve el mundo, y por consiguiente, los conflictos bélicos. Se intenta más o menos disimular bajo una apariencia de estar combatiendo contra el mal, pero lo que de verdad importa es la superioridad económica, un imperialismo capitalista tan salvaje que arrebata la vida de más inocentes que culpables. El segundo tema tiene mucho que ver con lo comentado en las anteriores líneas, y es que, gracias a las guerras, las de antes y las de ahora, se contribuye a crear un discurso de feroz enfrentamiento, distinguiendo un nosotros y un ellos. No hace falta citar el conflicto más sangriento de la historia, pues, a raíz de los últimos acontecimientos, hasta en las democracias más avanzadas existen unos buenos y unos malos, identidades construidas a partir de unos intereses muy determinados y que sólo pretenden el enfrentamiento. En este sentido, la sociedad, pues esta visto que ciertos gobernantes viven en un mundo paralelo a la realidad, somos los que debemos contribuir a esterilizar este peligroso discurso mediante la tolerancia, el diálogo, el entendimiento y el respeto. Si no lo hacemos, estaremos dando alas a la discriminación y a la ignorancia más absoluta. En La guardia, se aprecia el gran enfrentamiento al que el mundo quiere abocarnos, el de occidente contra oriente, un discurso muy peligroso cuyas consecuencias estamos padeciendo hoy en día. La guardia: una historia de conflicto, discriminación, estereotipos, guerra, valentía, desconocimiento, sinrazón...Una tragedia griega terriblemente actual.

Frases o párrafos favoritos:

"Me quedo mirando el trapo del suelo, los tristes restos de mi orgulloso Yusuf. Muy pronto. Quizá yo misma me vea forzada al silencia, Quién sabe. Entretanto, esta claro que pretenden agotarme con su terminable procesión de interrogantes. Quieren quebrar mi resistencia, pero tanto en eso, como en sus intentos de convencerme para que me vaya, acabarán decepcionados. No me iré hasta haber cumplido mi deber."

Película/Canción: todavía no hay noticias de una posible adaptación a la gran o pequeña pantalla, aunque sinceramente, pienso que se debería llevar a cabo. Hasta que eso se produzca, os adjunto una escena de la famosa película griega Antígona. La misma que los soldados ven en uno de los pasajes de la novela.


¡Un saludo y a seguir leyendo!

Cortesía de Sexto Piso

3 comentarios:

  1. No soy yo mucho de este género, pero no estaría mal probar algo diferente. Lo tendré en cuenta por si lo veo por ahí y echarle un ojo.

    Besos.

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  2. No lo conocía. Un buen libro para conocer mejor los problemas a los que nos estamos enfrentando ahora. Lo apunto.
    Besotes!!!

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  3. he visto el libro en numerosas ocasiones y siempre me llama la atención, es increible el potencial que aun hoy tiene la tragedia de Sófocles a la hora de inspirar reflexiones profundas, ni siquiera Hegel consigió extraerle toda la sustancia y eso dice mucho del talento de Sófocles.
    De la guerra ¿qué decir? toda guerra es un fracaso, un fracaso de la especie humana en cuanto ser inteligente. Nunca ha habido una guerra pura, la de troya también fue por motivos economicos, Homero no ahce más que crear una fabula, del mismo modo que hizo Samuel P. Huntinton con aquello del "choque de civilizaciones" tantos siglos depues. al final toda guerra es eso, un absurdo derivado de la incapacidad de las partes por llegar a un entendimiento y reconocerse los unos a los otros como sujetos de derechos y iguales.
    una reseña excelente ya la luz de lo que esta pasando, fundamental

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